El reencuentro de Yolanda y Walter, 37 años después de la Guerra de Malvinas

Ella vive en Puerto Madryn. Él es uno de los soldados que llegó en el "Canberra" en 1982 y fue cobijado por la familia Zevallos tras arribar al puerto local. “Ellos necesitaban mucho cariño”, recuerda Yolanda, quien junto a su marido dieron comida y contención a cinco excombatientes. “Dios me dio otro hijo del corazón”.

Pintos se reencontró ayer con Yolanda y un fotógrafo de Jornada captó el emotivo momento. (Foto: Juan José De Focatiis)
21 JUN 2019 - 19:57 | Actualizado

Pasaron 37 años y fue en la misma ciudad, en las mismas calles, donde Walter y Yolanda se reencontraron. Aquel chico que volvía de la guerra de Malvinas y esa madre de cuatro hijas mujeres que junto a su esposo cobijaron en su casa a los pibes que venían del frío, del dolor de ver morir a sus hermanos y que tenían miedo de ser rechazados.

El reencuentro se concretó la tarde del jueves 20 de junio. 37 años y un día después, justamente cuando todo el país recordaba al General Manuel Belgrano, el excombatiente Walter Pintos pudo cerrar una parte de su historia y Yolanda Zevallos pudo volver a ver la cara de aquel chico que un día llegó a su casa como tantos que la comunidad de Puerto Madryn recibió en la recordada jornada de 1982, cuando la ciudad “se quedó sin pan”.

“Dios me dio otro hijo del corazón”, contó Yolanda, quien hace siete años enviudópero recuerda como si fuera ayer cuando, junto a su marido y sus tres hijas mayoresiban a las barracas de la firma SAIEVA a compartir mates con los soldados que habían vuelto de la guerra. “Llevábamos tortas fritas y yo hacía buñuelos, me acuerdo que mi hija mayor llevaba la guitarra e íbamos a compartir con ellos los sábados a la tarde o los domingos. Necesitaban mucho afecto, mucha contención”.

“Por alguna razón siempre tuvimos muy presentes a Walter, más allá de que fueron cinco los soldados que pasaron por casa. Hay dos también que para mí son hijos del corazón, uno lamentablemente ya no está con nosotros, pero ellos no habían ido a las islas”.

“Es una alegría tremenda haberlo encontrado después de tantos años, siempre nos quedó muy presente junto con otros dos muchachos, Víctor y Julio”, dijo Yolanda en una entrevista que dio ayer al programa “Suban el Volumen”, que se emite por Cadena Tiempo.

Reencuentro especial

Walter llegó a Puerto Madryn hace algunos días para participar de las actividades organizadas por los 37 años del arribo de los veteranos de la guerra de Malvinas al puerto local, a bordo del buque británico “Canberra”. El contingente, con soldados argentinos que eran prisioneros de guerra y heridos del conflicto armado en el Atlántico Sur, fue subido a camiones y pese a que las autoridades militares habían pedido a la población civil no tener contacto con los soldados, los vecinos de Puerto Madryn se lanzaron a las calles para recibir a quienes habían defendido la soberanía nacional.

Aquella jornada del 19 de junio de 1982, conocida popularmente como “El día que Madryn se quedó sin pan”, quedó plasmada en un mural que se inauguró el pasado miércoles en el acceso al muelle Storni, pero además está grabada en el inconsciente popular a través de cientos de imágenes que la comunidad atesora como parte de su patrimonio histórico y cultural.

Una de las fotografías más conocidas de aquel día muestra la parte posterior de un camión del ejército y a varios excombatientes recibiendo pan de parte de los vecinos. Uno de ellos es Pintos, quien arribó a Chubut con un deseo especial: reencontrarse con la familia que lo cobijó en su casa, le dio de comer y le brindó contención.

Tras varios días en Puerto Madryn finalmente pudo contactarse con esa familia y particularmente con Yolanda. “Estos días casi no dormí, pero la encontramos. Con la ayuda de los muchachos, de toda la gente del pueblo, con las redes, llegamos hasta la casa de Yoli”.

“No tengo palabras para agradecerles otra vez. Este pueblo está bendecido, cuando se estrecha su fuerza tiene el poder impresionante porque todos se movilizan por el ser humano, es muy lindo”.

Tras contactar por teléfono a Yolanda, junto a dos personas que trabajan en un documental sobre el tema “empezamos a buscar la dirección, íbamos despacio por la calle con el auto, hicimos como tres cuadras y la llamamos. Nos dijo que venía caminando y me paré en una esquina. Nosotros estábamos caminando y cuando apareció y la vi de cerca, hice juego de luces con el auto y me levantó la mano, me di cuenta que era ella”, dijo Walter.

El veterano de guerra reconoce que el momento del reencuentro “fue una emoción tremenda y con muchos sentimientos encontrados. Me acordé de mis compañeros que quedaron allá, cuando volvimos en el barco, su familia, sus hijas y estuvimos en su casa, no solo yo sino otro grupo más; es una persona especial, digna representante de Puerto Madryn”.

Señales del destino

Como si el reencuentro no hubiese sido emotivo, un dato particular dimensionó aún más el momento en que Walter y Yolanda volvieron a verse las caras tras 37 años. “Como son las casualidades, las cosas de Dios, porque acá estuvo Dios y fíjate que en la esquina donde nos encontramos, hay un cartel de esos azules que marcan las calles. Uno de los carteles no está, pero el otro dice calle Islas Malvinas”.

“Esto no era una cosa preparada ni nada” aclara el excombatiente, y asegura que en ese momento se dio cuenta “de la presencia de Dios, o de algún mensaje que está queriendo dejar Dios en todo eso”.

Walter Pintos volvió a reencontrarse ayer con Yolanda Zevallos y compartieron la entrevista. Afirmó que “acá hay amor, la guerra quedó atrás, esto es un nuevo nacimiento cuando nosotros llegamos acá en el Canberra”.

Mucha emoción

Yolanda confiesa que no estaba al tanto de la presencia de Walter en Puerto Madryn. “El otro día fui a la casa de mi hija y me comentó ella; estábamos charlando y yo la verdad que no tenía ni idea de todo esto del mural, salgo poco y fue ella que me comentó porque se había enterado por otra de mis hijas. Entonces ella intentó comunicarse, mandó mensajes y no podía contactarlo. Yo volví a mi casa a la noche, intenté llamarlo pero no pude comunicarlo. Recién ayer (por el jueves) a las dos de la tarde me llamó ella y me dijo:‘Mamá ponete contenta, localizamos a Walter”.

“Al rato nos encontramos allá en la esquina esa, fue una alegría tremenda volver a encontrarme con él. Dios me dio otro hijo del corazón, estoy muy contenta, muy emocionada”, dijo Yolanda, con la voz casi quebrada por los recuerdos que afloran después de tantos años.

Hijo del corazón

Reconoce que no imaginaba volver a verlo, “más a la edad mía, nunca pensé que lo íbamos a encontrar al igual que los otros chicos también. Ellos nos buscaron, ya le digo que con uno de ellos hasta el día de hoy nos hablamos porque él no vive acá, pero él me llama para ver como estoy. Para él soy su mama Yolanda y ahora tengo hijo más del corazón, que son un amor”.#

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Pintos se reencontró ayer con Yolanda y un fotógrafo de Jornada captó el emotivo momento. (Foto: Juan José De Focatiis)
21 JUN 2019 - 19:57

Pasaron 37 años y fue en la misma ciudad, en las mismas calles, donde Walter y Yolanda se reencontraron. Aquel chico que volvía de la guerra de Malvinas y esa madre de cuatro hijas mujeres que junto a su esposo cobijaron en su casa a los pibes que venían del frío, del dolor de ver morir a sus hermanos y que tenían miedo de ser rechazados.

El reencuentro se concretó la tarde del jueves 20 de junio. 37 años y un día después, justamente cuando todo el país recordaba al General Manuel Belgrano, el excombatiente Walter Pintos pudo cerrar una parte de su historia y Yolanda Zevallos pudo volver a ver la cara de aquel chico que un día llegó a su casa como tantos que la comunidad de Puerto Madryn recibió en la recordada jornada de 1982, cuando la ciudad “se quedó sin pan”.

“Dios me dio otro hijo del corazón”, contó Yolanda, quien hace siete años enviudópero recuerda como si fuera ayer cuando, junto a su marido y sus tres hijas mayoresiban a las barracas de la firma SAIEVA a compartir mates con los soldados que habían vuelto de la guerra. “Llevábamos tortas fritas y yo hacía buñuelos, me acuerdo que mi hija mayor llevaba la guitarra e íbamos a compartir con ellos los sábados a la tarde o los domingos. Necesitaban mucho afecto, mucha contención”.

“Por alguna razón siempre tuvimos muy presentes a Walter, más allá de que fueron cinco los soldados que pasaron por casa. Hay dos también que para mí son hijos del corazón, uno lamentablemente ya no está con nosotros, pero ellos no habían ido a las islas”.

“Es una alegría tremenda haberlo encontrado después de tantos años, siempre nos quedó muy presente junto con otros dos muchachos, Víctor y Julio”, dijo Yolanda en una entrevista que dio ayer al programa “Suban el Volumen”, que se emite por Cadena Tiempo.

Reencuentro especial

Walter llegó a Puerto Madryn hace algunos días para participar de las actividades organizadas por los 37 años del arribo de los veteranos de la guerra de Malvinas al puerto local, a bordo del buque británico “Canberra”. El contingente, con soldados argentinos que eran prisioneros de guerra y heridos del conflicto armado en el Atlántico Sur, fue subido a camiones y pese a que las autoridades militares habían pedido a la población civil no tener contacto con los soldados, los vecinos de Puerto Madryn se lanzaron a las calles para recibir a quienes habían defendido la soberanía nacional.

Aquella jornada del 19 de junio de 1982, conocida popularmente como “El día que Madryn se quedó sin pan”, quedó plasmada en un mural que se inauguró el pasado miércoles en el acceso al muelle Storni, pero además está grabada en el inconsciente popular a través de cientos de imágenes que la comunidad atesora como parte de su patrimonio histórico y cultural.

Una de las fotografías más conocidas de aquel día muestra la parte posterior de un camión del ejército y a varios excombatientes recibiendo pan de parte de los vecinos. Uno de ellos es Pintos, quien arribó a Chubut con un deseo especial: reencontrarse con la familia que lo cobijó en su casa, le dio de comer y le brindó contención.

Tras varios días en Puerto Madryn finalmente pudo contactarse con esa familia y particularmente con Yolanda. “Estos días casi no dormí, pero la encontramos. Con la ayuda de los muchachos, de toda la gente del pueblo, con las redes, llegamos hasta la casa de Yoli”.

“No tengo palabras para agradecerles otra vez. Este pueblo está bendecido, cuando se estrecha su fuerza tiene el poder impresionante porque todos se movilizan por el ser humano, es muy lindo”.

Tras contactar por teléfono a Yolanda, junto a dos personas que trabajan en un documental sobre el tema “empezamos a buscar la dirección, íbamos despacio por la calle con el auto, hicimos como tres cuadras y la llamamos. Nos dijo que venía caminando y me paré en una esquina. Nosotros estábamos caminando y cuando apareció y la vi de cerca, hice juego de luces con el auto y me levantó la mano, me di cuenta que era ella”, dijo Walter.

El veterano de guerra reconoce que el momento del reencuentro “fue una emoción tremenda y con muchos sentimientos encontrados. Me acordé de mis compañeros que quedaron allá, cuando volvimos en el barco, su familia, sus hijas y estuvimos en su casa, no solo yo sino otro grupo más; es una persona especial, digna representante de Puerto Madryn”.

Señales del destino

Como si el reencuentro no hubiese sido emotivo, un dato particular dimensionó aún más el momento en que Walter y Yolanda volvieron a verse las caras tras 37 años. “Como son las casualidades, las cosas de Dios, porque acá estuvo Dios y fíjate que en la esquina donde nos encontramos, hay un cartel de esos azules que marcan las calles. Uno de los carteles no está, pero el otro dice calle Islas Malvinas”.

“Esto no era una cosa preparada ni nada” aclara el excombatiente, y asegura que en ese momento se dio cuenta “de la presencia de Dios, o de algún mensaje que está queriendo dejar Dios en todo eso”.

Walter Pintos volvió a reencontrarse ayer con Yolanda Zevallos y compartieron la entrevista. Afirmó que “acá hay amor, la guerra quedó atrás, esto es un nuevo nacimiento cuando nosotros llegamos acá en el Canberra”.

Mucha emoción

Yolanda confiesa que no estaba al tanto de la presencia de Walter en Puerto Madryn. “El otro día fui a la casa de mi hija y me comentó ella; estábamos charlando y yo la verdad que no tenía ni idea de todo esto del mural, salgo poco y fue ella que me comentó porque se había enterado por otra de mis hijas. Entonces ella intentó comunicarse, mandó mensajes y no podía contactarlo. Yo volví a mi casa a la noche, intenté llamarlo pero no pude comunicarlo. Recién ayer (por el jueves) a las dos de la tarde me llamó ella y me dijo:‘Mamá ponete contenta, localizamos a Walter”.

“Al rato nos encontramos allá en la esquina esa, fue una alegría tremenda volver a encontrarme con él. Dios me dio otro hijo del corazón, estoy muy contenta, muy emocionada”, dijo Yolanda, con la voz casi quebrada por los recuerdos que afloran después de tantos años.

Hijo del corazón

Reconoce que no imaginaba volver a verlo, “más a la edad mía, nunca pensé que lo íbamos a encontrar al igual que los otros chicos también. Ellos nos buscaron, ya le digo que con uno de ellos hasta el día de hoy nos hablamos porque él no vive acá, pero él me llama para ver como estoy. Para él soy su mama Yolanda y ahora tengo hijo más del corazón, que son un amor”.#


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