La columna de Elio Rossi / Scaloni, DT y aspirante a estandapero, debe seguir

En términos de “conducción táctica y estratégica” o de “manejo de grupos”, nada puede diferenciar para conducir al seleccionado, al actual entrenador de todos quienes lo precedieron y más aún, de los actuales figurones que pueblan el fútbol mundial con pasaporte argentino.

03 JUL 2019 - 20:19 | Actualizado

En términos de “conducción táctica y estratégica” o de “manejo de grupos”, nada (pero cuando digo nada es nada amigos), puede diferenciar para conducir al seleccionado argentino de fútbol, al actual entrenador Lionel Scaloni, alias, “el pito y el var nos cocinaron contra Brasil”, de todos quienes lo precedieron y más aún, de los actuales figurones que pueblan el fútbol mundial con pasaporte argentino. Hasta ganando en algunos casos o cambiando mentalidades después de un centenar de años (Pochettino o el Cholo Simeone).

Scaloni es igual a Pochettino (estoy hablando de conducir al seleccionado). Scaloni es igual a Gallardo e igual al que usted tenga entre sus gustos.

Si Messi no la mete perfecto en el ángulo a Allison en el Mineirao, tal como lo hizo en el Camp Nou con el brasileño atajando para el Liverpool, no es un tema que puedan resolver Scaloni/Pochettino/Simeone o el Muñeco Gallardo, por excelentes entrenadores que éstos sean.

Podemos entenderlo o no. O porfiar hasta la eternidad. No hallaremos respuestas válidas. Argentina, si se quiere, hizo un esfuerzo aceptable en la semifinal contra Brasil y hasta pudo haber generado una alegría sin fin.

Pero el travesaño contra el Kun, el palo contra Messi, Allison contra Messi, Roddy Zambrano sacando amarillas como poseído y el VAR usado a gusto y piaccere (y necesidad del local), hicieron parte del asunto. De visitante o ganas de local o sos boleta. Fuimos boleta.

La otra fue completada por los contrastes. Ellos tuvieron a un 10 (por características) jugando de 4 (Dani Alves), Argentina tuvo un 4 cuyo verdadero puesto es zaguero central (Foyth) y al que le faltan no menos de 30 partidos en la selección para que podamos estar seguros de si realmente tiene cualidades como para jugar en la selección. La defensa no hizo pié nunca en la Copa, excepto quizá por el lado de Tagliafico, rápidamente anulado por Roddy, el amarillento, apenas comenzar.

Si se vió como posible la llegada para quedarse de un grupo de pibes que son bien de éste tiempo, bien de Scaloni podría decirse en cuanto a depositar confianza en ellos y mantenerlos contra eventuales “mensajes en forma de corazón” del mismísimo Messi. (lo cual, por otro lado, no es nada grave). Lautaro Martínez, el Flaco De Paul o el 5 Paredes, parecen comenzar a dar la talla, al tiempo que se diluyen, lenta pero inexorablemente, los miembros de la “vieja guardia”. Hemos dejado dicho aquí que Scaloni hizo el “trabajo de limpieza” que se volvía imprescindible.

Y sin llegar a jugar bien, fue capaz de jugarle de igual a igual al mismísimo Brasil, al que Argentina no puede ganarle desde hace una pila de años. 2oo6, eliminatorias, con Román y Crespo como goleadores en el Monumental. Por eso, para atrás, TAMPOCO pierde en la comparación Scaloni.¿Quieren repasar? ¿En orden cronológico o metiendo mano en un copón y sacando papelitos al azar?

Passarella y el equipo zafaron gracias a Don Julio de ser “rajados” de la competencia cuando se demostró que le habían cortado la cara (esto NO es una metáfora) a un futbolista para lograr la desclasificación del adversario. Una vergüenza que el Kaiser Daniel Alberto superó cuando encabezó como presidente de River, la ida a la “B”. Pékerman, el lobo con piel de cordero por el que graznan un grupo de cacatúas mediáticas, sacó a Román cuando no tenía que sacarlo y no puso a Messi cuando tenía que ponerlo. Y marchamos humillados con el “papelito” de Jens Lehmann en Berlín.

¿Qué más? Le Cocó. El inefable Basile permitió que la selección se convirtiera en un bazar en el que algunos trabajaban para Telefé y otros para el Canal 13, gorritos incluidos. Cerrini (un chanta que se decía preparador físico), formó parte de su cuerpo técnico de facto y drogó a Maradona.

¿Algo más?. El mismo Maradona, alias, “a la altura la tenemos que cag…a goles”, antes de comerse 6 contra Bolivia en La Paz. Voluntarismo en estado químicamente puro. ¿Y Bielsa? El lado B de Ricardo CAruso Lombardi. Permítanme detenerme aquí si son tan amables. Belleza no es el “tiki tiki” ni el “contragolpe ofensivo” (una de las geniales definiciones en formato oxímoron del Bambino Veira). Belleza es ganar. Si perdés, además de la tremenda cara de bolú que te queda, el “tiki-tiki” no sirve para nada (pregúntenle a Cappa), y el “contragolpe ofensivo” se vuelve un chiste de televisión. Y Argentina no gana. Hace rato. Ha estado cerca, claro. En las anteriores copas América y, especialmente, aquí en Brasil también, en el 2014.

Pero no ocurrió. Por eso estamos en estado deliberativo del que solo se saldrá ganando. Todo lo demás, es “juego periodístico” o juego de intereses (Ruggeri pidiendo en vivo por tevé la cabeza de Menotti para reemplazarlo en su puesto; dos farabutes).

Por todo lo expresado, éste columnista cree imprescindible que Scaloni siga. Nada ni nadie podrá mejorar la calidad de los que saltan al verde césped. Hasta que aparezcan los reemplazantes. Normalmente pasan más de 20 años. Hasta Brasil, post Pelé, lo sufrió.

Y Dios, amigos míos, NO es argentino.#

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03 JUL 2019 - 20:19

En términos de “conducción táctica y estratégica” o de “manejo de grupos”, nada (pero cuando digo nada es nada amigos), puede diferenciar para conducir al seleccionado argentino de fútbol, al actual entrenador Lionel Scaloni, alias, “el pito y el var nos cocinaron contra Brasil”, de todos quienes lo precedieron y más aún, de los actuales figurones que pueblan el fútbol mundial con pasaporte argentino. Hasta ganando en algunos casos o cambiando mentalidades después de un centenar de años (Pochettino o el Cholo Simeone).

Scaloni es igual a Pochettino (estoy hablando de conducir al seleccionado). Scaloni es igual a Gallardo e igual al que usted tenga entre sus gustos.

Si Messi no la mete perfecto en el ángulo a Allison en el Mineirao, tal como lo hizo en el Camp Nou con el brasileño atajando para el Liverpool, no es un tema que puedan resolver Scaloni/Pochettino/Simeone o el Muñeco Gallardo, por excelentes entrenadores que éstos sean.

Podemos entenderlo o no. O porfiar hasta la eternidad. No hallaremos respuestas válidas. Argentina, si se quiere, hizo un esfuerzo aceptable en la semifinal contra Brasil y hasta pudo haber generado una alegría sin fin.

Pero el travesaño contra el Kun, el palo contra Messi, Allison contra Messi, Roddy Zambrano sacando amarillas como poseído y el VAR usado a gusto y piaccere (y necesidad del local), hicieron parte del asunto. De visitante o ganas de local o sos boleta. Fuimos boleta.

La otra fue completada por los contrastes. Ellos tuvieron a un 10 (por características) jugando de 4 (Dani Alves), Argentina tuvo un 4 cuyo verdadero puesto es zaguero central (Foyth) y al que le faltan no menos de 30 partidos en la selección para que podamos estar seguros de si realmente tiene cualidades como para jugar en la selección. La defensa no hizo pié nunca en la Copa, excepto quizá por el lado de Tagliafico, rápidamente anulado por Roddy, el amarillento, apenas comenzar.

Si se vió como posible la llegada para quedarse de un grupo de pibes que son bien de éste tiempo, bien de Scaloni podría decirse en cuanto a depositar confianza en ellos y mantenerlos contra eventuales “mensajes en forma de corazón” del mismísimo Messi. (lo cual, por otro lado, no es nada grave). Lautaro Martínez, el Flaco De Paul o el 5 Paredes, parecen comenzar a dar la talla, al tiempo que se diluyen, lenta pero inexorablemente, los miembros de la “vieja guardia”. Hemos dejado dicho aquí que Scaloni hizo el “trabajo de limpieza” que se volvía imprescindible.

Y sin llegar a jugar bien, fue capaz de jugarle de igual a igual al mismísimo Brasil, al que Argentina no puede ganarle desde hace una pila de años. 2oo6, eliminatorias, con Román y Crespo como goleadores en el Monumental. Por eso, para atrás, TAMPOCO pierde en la comparación Scaloni.¿Quieren repasar? ¿En orden cronológico o metiendo mano en un copón y sacando papelitos al azar?

Passarella y el equipo zafaron gracias a Don Julio de ser “rajados” de la competencia cuando se demostró que le habían cortado la cara (esto NO es una metáfora) a un futbolista para lograr la desclasificación del adversario. Una vergüenza que el Kaiser Daniel Alberto superó cuando encabezó como presidente de River, la ida a la “B”. Pékerman, el lobo con piel de cordero por el que graznan un grupo de cacatúas mediáticas, sacó a Román cuando no tenía que sacarlo y no puso a Messi cuando tenía que ponerlo. Y marchamos humillados con el “papelito” de Jens Lehmann en Berlín.

¿Qué más? Le Cocó. El inefable Basile permitió que la selección se convirtiera en un bazar en el que algunos trabajaban para Telefé y otros para el Canal 13, gorritos incluidos. Cerrini (un chanta que se decía preparador físico), formó parte de su cuerpo técnico de facto y drogó a Maradona.

¿Algo más?. El mismo Maradona, alias, “a la altura la tenemos que cag…a goles”, antes de comerse 6 contra Bolivia en La Paz. Voluntarismo en estado químicamente puro. ¿Y Bielsa? El lado B de Ricardo CAruso Lombardi. Permítanme detenerme aquí si son tan amables. Belleza no es el “tiki tiki” ni el “contragolpe ofensivo” (una de las geniales definiciones en formato oxímoron del Bambino Veira). Belleza es ganar. Si perdés, además de la tremenda cara de bolú que te queda, el “tiki-tiki” no sirve para nada (pregúntenle a Cappa), y el “contragolpe ofensivo” se vuelve un chiste de televisión. Y Argentina no gana. Hace rato. Ha estado cerca, claro. En las anteriores copas América y, especialmente, aquí en Brasil también, en el 2014.

Pero no ocurrió. Por eso estamos en estado deliberativo del que solo se saldrá ganando. Todo lo demás, es “juego periodístico” o juego de intereses (Ruggeri pidiendo en vivo por tevé la cabeza de Menotti para reemplazarlo en su puesto; dos farabutes).

Por todo lo expresado, éste columnista cree imprescindible que Scaloni siga. Nada ni nadie podrá mejorar la calidad de los que saltan al verde césped. Hasta que aparezcan los reemplazantes. Normalmente pasan más de 20 años. Hasta Brasil, post Pelé, lo sufrió.

Y Dios, amigos míos, NO es argentino.#


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