"Las pequeñas editoriales están renovando el ambiente de lectura del país"

Horacio González (Buenos Aires, 1944) asegura que su preocupación central como responsable del Fondo de Cultura Económica en la Argentina es que el legado de la editorial "siga actuando como una memoria activa en el presente", en un contexto en el que indica que son las pequeñas editoriales las que están renovando el ambiente de lectura del país.

09 JUL 2019 - 18:14 | Actualizado

Durante la entrevista, el autor de numerosos títulos como "Restos pampeanos", "Las redacciones cautivas" y "Besar a la muerta" analiza el escenario del mundo editorial y caracteriza el rol del Fondo de Cultura Económica en esta coyuntura.

- ¿Cómo ve el escenario editorial en la Argentina?

-En esta crisis tan honda que vive el libro, se le agrega la cuota singular que tiene la Argentina en materia de crisis económica. En 3 o 4 años el libro perdió un 50 por ciento de su total de venta. Es milagroso no solo que muchas editoras pequeñas y medianas no hayan quebrado, aunque estén al borde del abismo, sino que hayan surgido muchas pequeñas editoriales que están renovando el ambiente de lectura del país.

Con ediciones más pequeñas y menor tiraje revelan que el libro de papel está lejos de desaparecer. Esta crisis de naturaleza económica no es una crisis de la lectura o del libro en el formato clásico, aunque esté acompañada por todas las variantes de lectura del mundo digital.

- En esta coyuntura, ¿cuál diría que es el desafío para el sello en Argentina?

-Mantener abierta la veta latinoamericana, humanística del Fondo y comenzar a explorar las publicaciones de índole popular, que exige un esfuerzo de redefinición de lo que es la cultura popular y el lector popular. Puede ser muy original si lo hacemos con una interpretación muy precisa de lo que es hoy el mercado editorial en la Argentina, que si bien está achicado el lector no está atemorizado.

Si se robustece el cuerpo de lectores del país hay posibilidades de salir de esta crisis general. El Fondo tiene un respaldo de su historia conocida que proviene de México pero donde los argentinos y españoles han tenido una participación fundamental. Mi preocupación central en este momento es que ese legado tan importante siga actuando como una memoria activa en el presente. Todos esos son motivos de conversaciones con la casa matriz de México.

- El ensayo es un género clave en el catálogo del Fondo y es un género del que es referente. ¿Cuál diría que es su riqueza?

-Es el ámbito especifico en el que se expresa el pensamiento sobre una sociedad, sus problemas y personajes o sus formas expresión artísticas, políticas. La tradición argentina del Fondo, y también la mexicana, es ensayistica pero con un intermedio entre el ensayo y el trabajo académico.

Los últimos libros que ha publicado son investigaciones que no tienen un carácter ensayístico absorbente pero pueden cotejarse ensayos, investigaciones sobre los años 60, sobre las izquierdas en la Argentina, investigaciones de tipo académico con un fuerte rigor archivístico. Eso puede ser considerado un cierto tipo de ensayo.

Un Martínez Estrada se acabó porque introduciría un debate que ya pasó en la Argentina y que no se saldó nunca. Se trata del que invita a pensar qué es escribir en la academia, qué es utilizar el recurso ensayístico que es caracterológico, que se basa menos en los archivos, en el rigor de la investigación que en las opiniones bien formuladas por un escritor notable.

Esa definición cabe a muy pocas personas en nuestro país y una de ellas es Martínez Estrada, cuyo caso difícilmente se vuelva a producir en las condiciones en las que se realiza hoy el trabajo intelectual.

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09 JUL 2019 - 18:14

Durante la entrevista, el autor de numerosos títulos como "Restos pampeanos", "Las redacciones cautivas" y "Besar a la muerta" analiza el escenario del mundo editorial y caracteriza el rol del Fondo de Cultura Económica en esta coyuntura.

- ¿Cómo ve el escenario editorial en la Argentina?

-En esta crisis tan honda que vive el libro, se le agrega la cuota singular que tiene la Argentina en materia de crisis económica. En 3 o 4 años el libro perdió un 50 por ciento de su total de venta. Es milagroso no solo que muchas editoras pequeñas y medianas no hayan quebrado, aunque estén al borde del abismo, sino que hayan surgido muchas pequeñas editoriales que están renovando el ambiente de lectura del país.

Con ediciones más pequeñas y menor tiraje revelan que el libro de papel está lejos de desaparecer. Esta crisis de naturaleza económica no es una crisis de la lectura o del libro en el formato clásico, aunque esté acompañada por todas las variantes de lectura del mundo digital.

- En esta coyuntura, ¿cuál diría que es el desafío para el sello en Argentina?

-Mantener abierta la veta latinoamericana, humanística del Fondo y comenzar a explorar las publicaciones de índole popular, que exige un esfuerzo de redefinición de lo que es la cultura popular y el lector popular. Puede ser muy original si lo hacemos con una interpretación muy precisa de lo que es hoy el mercado editorial en la Argentina, que si bien está achicado el lector no está atemorizado.

Si se robustece el cuerpo de lectores del país hay posibilidades de salir de esta crisis general. El Fondo tiene un respaldo de su historia conocida que proviene de México pero donde los argentinos y españoles han tenido una participación fundamental. Mi preocupación central en este momento es que ese legado tan importante siga actuando como una memoria activa en el presente. Todos esos son motivos de conversaciones con la casa matriz de México.

- El ensayo es un género clave en el catálogo del Fondo y es un género del que es referente. ¿Cuál diría que es su riqueza?

-Es el ámbito especifico en el que se expresa el pensamiento sobre una sociedad, sus problemas y personajes o sus formas expresión artísticas, políticas. La tradición argentina del Fondo, y también la mexicana, es ensayistica pero con un intermedio entre el ensayo y el trabajo académico.

Los últimos libros que ha publicado son investigaciones que no tienen un carácter ensayístico absorbente pero pueden cotejarse ensayos, investigaciones sobre los años 60, sobre las izquierdas en la Argentina, investigaciones de tipo académico con un fuerte rigor archivístico. Eso puede ser considerado un cierto tipo de ensayo.

Un Martínez Estrada se acabó porque introduciría un debate que ya pasó en la Argentina y que no se saldó nunca. Se trata del que invita a pensar qué es escribir en la academia, qué es utilizar el recurso ensayístico que es caracterológico, que se basa menos en los archivos, en el rigor de la investigación que en las opiniones bien formuladas por un escritor notable.

Esa definición cabe a muy pocas personas en nuestro país y una de ellas es Martínez Estrada, cuyo caso difícilmente se vuelva a producir en las condiciones en las que se realiza hoy el trabajo intelectual.


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