Impulsan campaña para ayudar a una familia

Tres futbolistas de una Escuela en barrio Fuchs viven en condiciones extremas. Su entrenador los alojó en su casa y encabeza una “movida” para mejorar su calidad de vida.

14 JUL 2019 - 20:48 | Actualizado

Una humilde Escuela de fútbol barrial del barrio José Fuchs de Comodoro Rivadavia protagoniza una historia que resume un gesto de solidaridad poco común y que trasciende las barreras mismas del egoísmo y la superficialidad. La difícil situación social de una familia y la vinculación con la práctica deportiva terminaron generando una conmovedora campaña.

Tres pequeños jugadores miembros de una familia viven en condiciones humildes y a pesar de residir en el “corazón” del barrio, carecen de servicios y duermen junto a su madre en una casa deteriorada y de reducidas dimensiones. Por sobre el deporte y la pasión por la pelota, trascendió un valor superior: el interés por la necesidad ajena.

“Se acercaron dos hermanitos que tenían una gran habilidad y que siempre veíamos, se la pasaban jugando en la calle. Son muy tímidos y educados, después se sumó su hermanita. Desde el primer día que se acercaron notamos que ésta familia tenía necesidades. De a poquito se fueron “abriendo” y nos fueron contando pero un día faltaron a entrenamiento y mi señora se acercó para ver qué les pasaba. Cuando la mamá nos permitió entrar a su casa, comprobamos muchas más necesidades de las que nosotros pensábamos”, dijo Gustavo Yauco, exfutbolista.

“Rápidamente nos pusimos en campaña para darle una mano a éstos chicos que eran siete y realmente estaban mal. No tenían pisos en algunas habitaciones, tampoco calefacción. Todo esto nos sorprendió y nos dejó helados”. El entrenador reconoció el grado de preocupación que reflejaba este cuadro y del mismo modo, valoró la decisión y la ayuda de quienes rápidamente, entendieron la misión. “Entre padres, colaboradores y allegados pusieron manos a la obra y en pocos días, se comenzó a ayudar desde la acción. Se portaron diez puntos viendo la realidad de ésta familia. Muchos conocidos a partir de ahí, se fue comprometiendo”.

El primer paso resultó el arreglo general para que los habitantes puedan vivir en condiciones más dignas. Aunque la casa está situación en el centro neurálgico del José Fuchs, donde los servicios y la conectividad no suelen ser un limitante, sorprendía el grado de deterioro. “Vamos a empezar haciéndole cloacas y el contrapiso de la vivienda. También se refaccionará el techo y las instalaciones eléctricas. El clima resulta en ésta época, un condicionante para poder avanzar más rápido”. Yauco detalló que el aporte del titular de Comodoro Deportes, Othar Macharashvili sirvió para visibilizar el caso y en particular, para reconocer el proyecto de la Escuelita de Fútbol.

“Los tres chiquitos con la autorización de la madre, se vinieron para mi casa. Yo tengo cuatro hijos y estoy desocupado desde hace bastante pero no importa si se trata de ayudar a quienes lo necesitan. Mi casa no es grande, pero acá se divierten con mis hijos, juegan todo el día y tienen la posibilidad de dormir calentitos. Eran siete en una casa muy chiquita”, agregó el “profe” solidario.

Además de elogiar las cualidades futbolísticas de sus alumnos, como genuinos productos del potrero Yauco reflexiona que no siempre se conoce cómo vive cada familia y que a veces, la falta de un pedido o la vergüenza, evitan que se pueda llegar antes con algún tipo de asistencia. “Le agradecemos a los amigos de mi papá Raúl que respondieron al pedido que hicimos nosotros”, destacó. El caso se expuesto en las redes sociales y reflejó detalles sensibles: la madre trabaja y recibe un subsidio pero carecen de gas; utilizan un baño en el exterior a punto de desmoronarse y contaban con cables eléctricos sueltos con riesgo de colapso. La reducida vivienda contaba con una pequeña cocina y una habitación con piso de tierra.

La Escuelita del Fuchs comenzó con dos horas de lunes a jueves y se expandió el doble incluyendo a las nenas. “Empezamos en enero con la Escuela, mi viejo me ayudó; armamos un proyecto, siempre estuve con mi familia ligado al fútbol y mi anhelo era trabajar con chicos. Ya empecé a estudiar en la Escuela de Técnicos de Menotti entendiendo que no se trata solamente de patear una pelota sino que hay que estar preparado”. Para Gustavo Yauco quien llegó a jugar en Primera División para distintos clubes locales, la mirada trasciende la frontera del deporte. “Yo hace tres años que estoy desocupado pero afortunadamente tengo lo que necesito y puedo vivir tranquilo. Me criaron así y por eso estoy dispuesto siempre a ayudar. Soy casado y tengo cuatro chicos. Y ahora con los tres que llegaron somos siete en mi casa pero no importa. Entre todos tenemos que cambiar la realidad. Siempre hay que sumar sin mirar con rencor”, dijo.

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14 JUL 2019 - 20:48

Una humilde Escuela de fútbol barrial del barrio José Fuchs de Comodoro Rivadavia protagoniza una historia que resume un gesto de solidaridad poco común y que trasciende las barreras mismas del egoísmo y la superficialidad. La difícil situación social de una familia y la vinculación con la práctica deportiva terminaron generando una conmovedora campaña.

Tres pequeños jugadores miembros de una familia viven en condiciones humildes y a pesar de residir en el “corazón” del barrio, carecen de servicios y duermen junto a su madre en una casa deteriorada y de reducidas dimensiones. Por sobre el deporte y la pasión por la pelota, trascendió un valor superior: el interés por la necesidad ajena.

“Se acercaron dos hermanitos que tenían una gran habilidad y que siempre veíamos, se la pasaban jugando en la calle. Son muy tímidos y educados, después se sumó su hermanita. Desde el primer día que se acercaron notamos que ésta familia tenía necesidades. De a poquito se fueron “abriendo” y nos fueron contando pero un día faltaron a entrenamiento y mi señora se acercó para ver qué les pasaba. Cuando la mamá nos permitió entrar a su casa, comprobamos muchas más necesidades de las que nosotros pensábamos”, dijo Gustavo Yauco, exfutbolista.

“Rápidamente nos pusimos en campaña para darle una mano a éstos chicos que eran siete y realmente estaban mal. No tenían pisos en algunas habitaciones, tampoco calefacción. Todo esto nos sorprendió y nos dejó helados”. El entrenador reconoció el grado de preocupación que reflejaba este cuadro y del mismo modo, valoró la decisión y la ayuda de quienes rápidamente, entendieron la misión. “Entre padres, colaboradores y allegados pusieron manos a la obra y en pocos días, se comenzó a ayudar desde la acción. Se portaron diez puntos viendo la realidad de ésta familia. Muchos conocidos a partir de ahí, se fue comprometiendo”.

El primer paso resultó el arreglo general para que los habitantes puedan vivir en condiciones más dignas. Aunque la casa está situación en el centro neurálgico del José Fuchs, donde los servicios y la conectividad no suelen ser un limitante, sorprendía el grado de deterioro. “Vamos a empezar haciéndole cloacas y el contrapiso de la vivienda. También se refaccionará el techo y las instalaciones eléctricas. El clima resulta en ésta época, un condicionante para poder avanzar más rápido”. Yauco detalló que el aporte del titular de Comodoro Deportes, Othar Macharashvili sirvió para visibilizar el caso y en particular, para reconocer el proyecto de la Escuelita de Fútbol.

“Los tres chiquitos con la autorización de la madre, se vinieron para mi casa. Yo tengo cuatro hijos y estoy desocupado desde hace bastante pero no importa si se trata de ayudar a quienes lo necesitan. Mi casa no es grande, pero acá se divierten con mis hijos, juegan todo el día y tienen la posibilidad de dormir calentitos. Eran siete en una casa muy chiquita”, agregó el “profe” solidario.

Además de elogiar las cualidades futbolísticas de sus alumnos, como genuinos productos del potrero Yauco reflexiona que no siempre se conoce cómo vive cada familia y que a veces, la falta de un pedido o la vergüenza, evitan que se pueda llegar antes con algún tipo de asistencia. “Le agradecemos a los amigos de mi papá Raúl que respondieron al pedido que hicimos nosotros”, destacó. El caso se expuesto en las redes sociales y reflejó detalles sensibles: la madre trabaja y recibe un subsidio pero carecen de gas; utilizan un baño en el exterior a punto de desmoronarse y contaban con cables eléctricos sueltos con riesgo de colapso. La reducida vivienda contaba con una pequeña cocina y una habitación con piso de tierra.

La Escuelita del Fuchs comenzó con dos horas de lunes a jueves y se expandió el doble incluyendo a las nenas. “Empezamos en enero con la Escuela, mi viejo me ayudó; armamos un proyecto, siempre estuve con mi familia ligado al fútbol y mi anhelo era trabajar con chicos. Ya empecé a estudiar en la Escuela de Técnicos de Menotti entendiendo que no se trata solamente de patear una pelota sino que hay que estar preparado”. Para Gustavo Yauco quien llegó a jugar en Primera División para distintos clubes locales, la mirada trasciende la frontera del deporte. “Yo hace tres años que estoy desocupado pero afortunadamente tengo lo que necesito y puedo vivir tranquilo. Me criaron así y por eso estoy dispuesto siempre a ayudar. Soy casado y tengo cuatro chicos. Y ahora con los tres que llegaron somos siete en mi casa pero no importa. Entre todos tenemos que cambiar la realidad. Siempre hay que sumar sin mirar con rencor”, dijo.


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