Editorial / Chubut en su laberinto

En un par de semanas la administración del Gobierno de Mariano Arcioni tendrá que afrontar otra vez el pago de salarios a los empleados públicos. Cerca del día 20 no hay, aun, certeza de cuándo puede finalizar el abono de haberes de junio. Y con este panorama resulta por lo menos difícil sostener una esperanza de un reacomodamiento a tiempo récord para revertir esta cadencia.

16 JUL 2019 - 20:36 | Actualizado

El abono de los sueldos no es, además, el único problema: los gremios se quejan de que no se está respetando lo acordado en paritarias y esto va a disparar más medidas. En rigor, ya las disparó. En educación, mientras tanto, persisten los problemas edilicios que han provocado la pérdida de decenas de días de clases en distintos establecimientos de la provincia. Cómo se reunirá dinero para afrontar las reparaciones, cuando casi todo el esfuerzo del mes se aboca a reunir fondos para pagar salarios, es una pregunta que no tiene ninguna respuesta. Los sindicatos que nuclean a los docentes podrían plantear en estas horas la continuidad del paro desde el lunes, cuando deberían volver del receso escolar. Más incómodo aun es cuestionarse sobre los días perdidos y la capacidad de recuperarlos.

El panorama, que ayer se graficó con cortes de rutas, quema de cubiertas, oficinas públicas semitomadas o sin atención, no permite esperanzarse con un cambio profundo. No rápidamente.

Chubut tiene, además, extraordinarias deudas que debe afrontar y que, este año, prácticamente empatan con una masa salarial: es como si pagara 14 sueldos y no 13 (doce meses más los dos medio aguinaldos), algo que claramente conspira contra las posibilidades de relajar las cuentas.

Queda, además de todo esto, el gobierno y sus obligaciones más allá de ser simplemente un receptor de dinero para trasladarlo a los trabajadores en función de los salarios que deben percibir, lógicamente. Porque para gobernar, más allá de sabiduría e imaginación, se necesita dinero.

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16 JUL 2019 - 20:36

El abono de los sueldos no es, además, el único problema: los gremios se quejan de que no se está respetando lo acordado en paritarias y esto va a disparar más medidas. En rigor, ya las disparó. En educación, mientras tanto, persisten los problemas edilicios que han provocado la pérdida de decenas de días de clases en distintos establecimientos de la provincia. Cómo se reunirá dinero para afrontar las reparaciones, cuando casi todo el esfuerzo del mes se aboca a reunir fondos para pagar salarios, es una pregunta que no tiene ninguna respuesta. Los sindicatos que nuclean a los docentes podrían plantear en estas horas la continuidad del paro desde el lunes, cuando deberían volver del receso escolar. Más incómodo aun es cuestionarse sobre los días perdidos y la capacidad de recuperarlos.

El panorama, que ayer se graficó con cortes de rutas, quema de cubiertas, oficinas públicas semitomadas o sin atención, no permite esperanzarse con un cambio profundo. No rápidamente.

Chubut tiene, además, extraordinarias deudas que debe afrontar y que, este año, prácticamente empatan con una masa salarial: es como si pagara 14 sueldos y no 13 (doce meses más los dos medio aguinaldos), algo que claramente conspira contra las posibilidades de relajar las cuentas.

Queda, además de todo esto, el gobierno y sus obligaciones más allá de ser simplemente un receptor de dinero para trasladarlo a los trabajadores en función de los salarios que deben percibir, lógicamente. Porque para gobernar, más allá de sabiduría e imaginación, se necesita dinero.


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