El auto del pueblo: hace 50 años llegaba el Panizza

Fue construido en Córdoba y corrió en TC con Mario Tarducci y Ángel Monguzzi como pilotos. En 1969 fue adquirido por la peña “Negro el 13” de Trelew. Mario Velasco lo hizo debutar y ganar en Gaiman hace medio siglo y compartió la historia de ese auto con Jornada.

07 AGO 2019 - 11:32 | Actualizado

A fines de la década de 1960 el automovilismo deportivo argentino vivió uno de sus momentos de mayor esplendor y desarrollo, con el advenimiento de nuevos modelos en el mercado automotor de nuestro país, la inserción de las terminales en la provisión de autos y motores, pero especialmente el arrojo de preparadores y pilotos para probar nuevas soluciones, tanto en estructuras como en aerodinamia.

Odilfo Víctor Panizza, un carrocero cordobés, había construido en su taller de Villa María un auto para el TC, sobre un chasis Torino, un potente motor Tornado y una carrocería realmente innovadora. Con la experiencia de haber colaborado con Oreste Berta en el desarrollo de una segunda evolución de las famosas Liebre, concretó una máquina que erogaba alrededor de 340 hp y que tuvo su debut nacional con su coterráneo Mario Tarducci, y también supo manejar otro cordobés: Ángel Rubén Monguzzi.

El Panizza en plena etapa de construcción, en Villa María (Córdoba). Foto foro Historia del TC

Aquel año 1.969, el mismo del “Cordobazo”, la llegada del hombre a la Luna en el Apolo XI y la “Misión Argentina” con los Torino a Nürburgring, también en la Patagonia se respiraba automovilismo y empezaban a llegar a la región –especialmente a Santa Cruz – muchos de los autos que iban quedando fuera del TC, ya que el desarrollo constante de los modelos hacía que entre carreras surgieran nuevos diseños y prestaciones.

La peña "Negro el 13"

En Trelew un grupo de aficionados al automovilismo, varios de ellos pilotos, además de dirigentes y colaboradores, se unió con el objetivo de adquirir un auto que le permitiera a los volantes destacados de la zona competir de igual a igual con los corredores de Comodoro y las provincias vecinas. Aquella peña “Negro el 13” fue el impulso para poder concretar a través de distintas acciones y con el aporte de los hermanos Velasco la adquisición de una máquina que tuviera las condiciones requeridas, y aunque en primera instancia la idea era comprar un Ford, apareció el Panizza – Tornado de Tarducci como la opción más favorable.

El propio Mario Velasco junto a Benito Calvo y “Pocho” Alcarraz viajaron a Buenos Aires y allí vieron el auto, pero debieron trasladarse hasta Córdoba para cerrar la operación con el propio Tarducci.

Ángel Monguzzi pica en punta con el Panizza -Tornado en el autódromo de Buenos Aires. Foto foro Historia del TC

El auto, que estaba listo para correr en el autódromo “Oscar Cabalén” con Monguzzi como piloto, fue desafectado de esa competencia y se lo preparó para el viaje a Trelew, donde llegó pocos días antes de la competencia programada para el día 27 de julio en el circuito de Automoto Club e Hípico “Sargento Cabral” de Gaiman.

La llegada del auto a nuestra ciudad causó una verdadera revolución, tanto cuando fue bajado en la casa de la familia Velasco sobre la calle Paraguay, como cuando fue presentado en la concesionaria “Miguel Hermanos Automotores” que por aquel entonces funcionaba en Trelew.

La máquina, sobre la que iban a competir Mario y su hermano Jorge Velasco, fue bendecida por el cura párroco Román Dumrauf según la crónica de Diario Jornada por aquellos días y el propio constructor Odilfo Panizza, un aficionado al aeromodelismo y que contaba con apenas 30 años por aquel entonces, se encontraba en la ciudad para asesorar a los nuevos dueños del auto.

El auto había sido terminado en septiembre del año anterior y había corrido apenas tres competencias cuando llegó a Chubut. Tarducci lo había manejado en dos ocasiones y había abandonado por problemas mecánicos, mientras que Monguzzi lideraba una carrera del TC en Buenos Aires cuando la rotura del cigüeñal lo marginó de la prueba.Diario Jornada reflejaba la llegada del Panizza a Trelew y entrevistaba al constructor Orfilio Panizza. foto Archivo Jornada

Los datos técnicos aportados por el propio Panizza daban cuenta de un auto construido sobre una plataforma Torino –chasis y carrocería – pero modificada, al igual que su suspensión, con 4,64 metros de largo y una altura del piso al techo de apenas 1,25m. Su motor Tornado preparado por los hermanos Batelli, con carburador 4 bocas y una caja de 4 velocidades permitían transmitir al piso cerca de 340 HP.

Debut triunfal

El domingo 27 de julio de 1969 se realizó en Gaiman un evento tuerca con las categorías Picada Libre, 800cc y Turismo Carretera, en la cual debutó y ganó Mario Velasco al volante del Panizza Tornado. Las crónicas de la época daban cuenta de una verdadera multitud en el trazado valletano, e incluso arriestaban números por encima de las 5.000 personas.

Se realizaron tres series a 15 vueltas cada una, y el vencedor se determinaba por suma de tiempos, aunque en esa oportunidad el piloto valletano se imponía en todos los parciales sobre sus competidores. En la pista de Gaiman estaban frente el crédito local Willie Kank (Coupé Ford –Tornado); Domingo López Oribe (Falcon-F100); José María Aristizabal (Liebre I-Tornado); Benito Calvo (Liebre 1 ½-Tornado) y Mario Piedrabuena (Peugeot 404).

El triunfo del Panizza en Gaiman fue título principal de la edición de Jornada el lunes 28 de julio de 1.969

Aquella fue la primera de varias competencias que el Panizza – Tornado corrió en la región, hasta que fue vendido por Velasco a un vecino de Trelew, mientras que se construía integrante en la ciudad otro auto, que también llevaría el nombre del construir cordobés ya que se encargó del trabajo del carrozado y esa máquina tenía mecánica original del primero, aunque por sus dimensiones se desempeñaba en categorías de sport prototipo.

Olvido y reconstrucción

Después de competir en la zona y transitar las calles de Trelew como un curioso vehículo, durante muchos años el destino del Torino - Panizza fue una incógnita para la mayor parte del ambiente tuerca de la región, incluso para el propio Velasco.

Unas fotos del auto en estado de abandono y un llamado teléfonico hace poco más de un lustro le dieron forma a los recuerdos. Desde Santiago del Estero, un persona vinculada al entorno del por entonces gobernador Gerardo Zamora se comunicó con Mario Velasco para confirmar si era él aquel piloto del sur que supo correr el Panizza en la Patagonia y tras confirmar el dato le contó que el auto había sido encontrado y estaba en proceso de restauración.

El auto abandonado antes del inicio de la restauración en Córdoba

Una firma de la provincia de Córdoba – la misma donde se construyó el auto- había puesto manos a la obra sobre lo que quedaba de aquel modelo, y a partir de fotografías, dibujos y algún testimonio recabado, restauró el vehículo a su estilo original, con la misma decoración que Tarducci y Monguzzi exhibieron en las tres competencias del TC.

Meses después Mario Velasco pudo viajar hasta Termas de Río Hondo para participar del descubrimiento del Panizza – Tornado en el Museo del Automóvil que se encuentra dentro del predio del Autódromo Internacional, e incluso junto a uno de los responsables de la restauración, volvió manejarlo como hace medio siglo y se reencontró en el afecto y la emoción con aquel viejo compañero de pistas, que de su mano ganó por primera vez en la lejana Patagonia, y se convirtió para todos, en el auto del pueblo.

El Panizza - Tornado está exhibido en el Museo del Automóvil de Termas de Río Hondo (foto gentileza Museo Termas de Río Hondo).

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07 AGO 2019 - 11:32

A fines de la década de 1960 el automovilismo deportivo argentino vivió uno de sus momentos de mayor esplendor y desarrollo, con el advenimiento de nuevos modelos en el mercado automotor de nuestro país, la inserción de las terminales en la provisión de autos y motores, pero especialmente el arrojo de preparadores y pilotos para probar nuevas soluciones, tanto en estructuras como en aerodinamia.

Odilfo Víctor Panizza, un carrocero cordobés, había construido en su taller de Villa María un auto para el TC, sobre un chasis Torino, un potente motor Tornado y una carrocería realmente innovadora. Con la experiencia de haber colaborado con Oreste Berta en el desarrollo de una segunda evolución de las famosas Liebre, concretó una máquina que erogaba alrededor de 340 hp y que tuvo su debut nacional con su coterráneo Mario Tarducci, y también supo manejar otro cordobés: Ángel Rubén Monguzzi.

El Panizza en plena etapa de construcción, en Villa María (Córdoba). Foto foro Historia del TC

Aquel año 1.969, el mismo del “Cordobazo”, la llegada del hombre a la Luna en el Apolo XI y la “Misión Argentina” con los Torino a Nürburgring, también en la Patagonia se respiraba automovilismo y empezaban a llegar a la región –especialmente a Santa Cruz – muchos de los autos que iban quedando fuera del TC, ya que el desarrollo constante de los modelos hacía que entre carreras surgieran nuevos diseños y prestaciones.

La peña "Negro el 13"

En Trelew un grupo de aficionados al automovilismo, varios de ellos pilotos, además de dirigentes y colaboradores, se unió con el objetivo de adquirir un auto que le permitiera a los volantes destacados de la zona competir de igual a igual con los corredores de Comodoro y las provincias vecinas. Aquella peña “Negro el 13” fue el impulso para poder concretar a través de distintas acciones y con el aporte de los hermanos Velasco la adquisición de una máquina que tuviera las condiciones requeridas, y aunque en primera instancia la idea era comprar un Ford, apareció el Panizza – Tornado de Tarducci como la opción más favorable.

El propio Mario Velasco junto a Benito Calvo y “Pocho” Alcarraz viajaron a Buenos Aires y allí vieron el auto, pero debieron trasladarse hasta Córdoba para cerrar la operación con el propio Tarducci.

Ángel Monguzzi pica en punta con el Panizza -Tornado en el autódromo de Buenos Aires. Foto foro Historia del TC

El auto, que estaba listo para correr en el autódromo “Oscar Cabalén” con Monguzzi como piloto, fue desafectado de esa competencia y se lo preparó para el viaje a Trelew, donde llegó pocos días antes de la competencia programada para el día 27 de julio en el circuito de Automoto Club e Hípico “Sargento Cabral” de Gaiman.

La llegada del auto a nuestra ciudad causó una verdadera revolución, tanto cuando fue bajado en la casa de la familia Velasco sobre la calle Paraguay, como cuando fue presentado en la concesionaria “Miguel Hermanos Automotores” que por aquel entonces funcionaba en Trelew.

La máquina, sobre la que iban a competir Mario y su hermano Jorge Velasco, fue bendecida por el cura párroco Román Dumrauf según la crónica de Diario Jornada por aquellos días y el propio constructor Odilfo Panizza, un aficionado al aeromodelismo y que contaba con apenas 30 años por aquel entonces, se encontraba en la ciudad para asesorar a los nuevos dueños del auto.

El auto había sido terminado en septiembre del año anterior y había corrido apenas tres competencias cuando llegó a Chubut. Tarducci lo había manejado en dos ocasiones y había abandonado por problemas mecánicos, mientras que Monguzzi lideraba una carrera del TC en Buenos Aires cuando la rotura del cigüeñal lo marginó de la prueba.Diario Jornada reflejaba la llegada del Panizza a Trelew y entrevistaba al constructor Orfilio Panizza. foto Archivo Jornada

Los datos técnicos aportados por el propio Panizza daban cuenta de un auto construido sobre una plataforma Torino –chasis y carrocería – pero modificada, al igual que su suspensión, con 4,64 metros de largo y una altura del piso al techo de apenas 1,25m. Su motor Tornado preparado por los hermanos Batelli, con carburador 4 bocas y una caja de 4 velocidades permitían transmitir al piso cerca de 340 HP.

Debut triunfal

El domingo 27 de julio de 1969 se realizó en Gaiman un evento tuerca con las categorías Picada Libre, 800cc y Turismo Carretera, en la cual debutó y ganó Mario Velasco al volante del Panizza Tornado. Las crónicas de la época daban cuenta de una verdadera multitud en el trazado valletano, e incluso arriestaban números por encima de las 5.000 personas.

Se realizaron tres series a 15 vueltas cada una, y el vencedor se determinaba por suma de tiempos, aunque en esa oportunidad el piloto valletano se imponía en todos los parciales sobre sus competidores. En la pista de Gaiman estaban frente el crédito local Willie Kank (Coupé Ford –Tornado); Domingo López Oribe (Falcon-F100); José María Aristizabal (Liebre I-Tornado); Benito Calvo (Liebre 1 ½-Tornado) y Mario Piedrabuena (Peugeot 404).

El triunfo del Panizza en Gaiman fue título principal de la edición de Jornada el lunes 28 de julio de 1.969

Aquella fue la primera de varias competencias que el Panizza – Tornado corrió en la región, hasta que fue vendido por Velasco a un vecino de Trelew, mientras que se construía integrante en la ciudad otro auto, que también llevaría el nombre del construir cordobés ya que se encargó del trabajo del carrozado y esa máquina tenía mecánica original del primero, aunque por sus dimensiones se desempeñaba en categorías de sport prototipo.

Olvido y reconstrucción

Después de competir en la zona y transitar las calles de Trelew como un curioso vehículo, durante muchos años el destino del Torino - Panizza fue una incógnita para la mayor parte del ambiente tuerca de la región, incluso para el propio Velasco.

Unas fotos del auto en estado de abandono y un llamado teléfonico hace poco más de un lustro le dieron forma a los recuerdos. Desde Santiago del Estero, un persona vinculada al entorno del por entonces gobernador Gerardo Zamora se comunicó con Mario Velasco para confirmar si era él aquel piloto del sur que supo correr el Panizza en la Patagonia y tras confirmar el dato le contó que el auto había sido encontrado y estaba en proceso de restauración.

El auto abandonado antes del inicio de la restauración en Córdoba

Una firma de la provincia de Córdoba – la misma donde se construyó el auto- había puesto manos a la obra sobre lo que quedaba de aquel modelo, y a partir de fotografías, dibujos y algún testimonio recabado, restauró el vehículo a su estilo original, con la misma decoración que Tarducci y Monguzzi exhibieron en las tres competencias del TC.

Meses después Mario Velasco pudo viajar hasta Termas de Río Hondo para participar del descubrimiento del Panizza – Tornado en el Museo del Automóvil que se encuentra dentro del predio del Autódromo Internacional, e incluso junto a uno de los responsables de la restauración, volvió manejarlo como hace medio siglo y se reencontró en el afecto y la emoción con aquel viejo compañero de pistas, que de su mano ganó por primera vez en la lejana Patagonia, y se convirtió para todos, en el auto del pueblo.

El Panizza - Tornado está exhibido en el Museo del Automóvil de Termas de Río Hondo (foto gentileza Museo Termas de Río Hondo).


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