Argentina: el paciente hipertenso

Muchas personas suelen afirmar que “el gobierno sube el dólar” como si se tratara de una decisión unilateral de este agente económico. Analizar el movimiento en el precio de la divisa requiere de la comprensión de un abanico de variables que la influyen.

17 AGO 2019 - 17:48 | Actualizado

Por Federico Michi,Magíster en Finanzas.

Si me permiten avanzar en un sentido simplista, y por ello quizá más figurativo, me gustaría que pensemos la política monetaria del tipo de cambio flotante como un tensiómetro para medir la presión arterial de una persona. Dejar librado el valor de la divisa a las fuerzas del mercado, indica constantemente el valor de la presión arterial de la economía. Una suba de valor del dólar está evidenciando una mayor demanda que oferta de esta moneda, lo cual lleva a preguntarse inmediatamente por las posibles causas que generan esta escasez. Así, podríamos mencionar numerosos ejemplos como: 1) un déficit comercial importante y sostenido en el tiempo, lo cual a su vez lleva a un alto endeudamiento en dólares y por ende, a la necesidad de obtener dólares para pagar esas deudas, 2) falta de confianza de los ahorristas y del mundo para colocar su dinero en el país y dentro del sistema financiero argentino, 3) una sequía importante en el sector agrario, el cual es nuestro principal generador de divisas, 4) una suba de tasas de interés de la Reserva Federal (Banco Central de Estados Unidos), 5) una moneda local constantemente deteriorada por procesos inflacionarios; y muchos más.

Sin embargo, adoptar una política de tipo de cambio fijo, es decir, sostener el valor del dólar a una determinada cotización sin dejar que fluctúe libremente, implicaría un posible elevado uso de reservas por parte del Banco Central. Esas reservas, cuando existen periodos donde no se tiene acceso a financiamiento externo y/o la balanza comercial arroja déficit, corren riesgo de escasear, desencadenando medidas de restricción de compras de dólares, con la posterior distorsión del verdadero valor de la divisa.

Ejemplo de lo que digo es la existencia de lo que hemos conocido como dólar Blue, el cual representó durante algunos años el valor al que verdaderamente el mercado, es decir la gente, podía comprar y vender dólares. Entonces, una política cambiaria de este tipo, sería equivalente en nuestra analogía médica a no medirnos la presión arterial frecuentemente, lo cual no quiere decir que no esté alta, sino que estaríamos evitando ver el número en una pantalla que diagnostique la situación.

Entonces, fijar el valor de dólar, impidiendo que la suba provoque posteriores consecuencias negativas sobre variables inflacionarias y de pérdida de salario real, desarrolla la existencia de mercados paralelos (el mercado) de dónde podemos obtener la verdadera presión arterial de la economía.

Por supuesto que, medir la presión arterial de la economía permanentemente, en un país que es hipertenso o que sufre de escasez de dólares en reiteradas ocasiones, genera un constante estado de alerta e inestabilidad emocional de sus ciudadanos.

¿Cómo ingresan esos dólares al país? Lo hacen principalmente por tres vías: 1) por las exportaciones, entendiendo que el superávit comercial es positivo para sanear esta sobredemanda de dólares; 2) por el ingreso de inversiones financieras y/o reales, 3) Toma de deuda externa en dólares.

¿Qué está generando el egreso de dólares del país? Principalmente, los capitales extranjeros que han colocado su dinero aquí los retiran ante una percepción de inseguridad económica e institucional. Toda persona que tenga ahorros y con ellos invierta, quita su dinero de donde no obtiene la confianza suficiente para depositarlos. La razón de esa desconfianza se puede discutir en otro plano que no interesa a los efectos del texto que nos reúne, pero sí ha sido demostrado que el efecto eleccionario ha provocado una corrida cambiaria fortísima.

Nuestra provincia se encuentra atravesando una crisis enorme por un incremento del gasto público durante el primer semestre del 2019, partiendo incluso de una situación deficitaria previa. Por lo tanto, las decisiones políticas han sometido a la situación financiera de la provincia a una mayor vulnerabilidad.

Como nuestra provincia tiene una elevada deuda en moneda extranjera, la depreciación podría complicar aún más la situación; para ello es importante contrastar el análisis con el volumen de ingresos dolarizados que recibimos por regalías petroleras.

Entonces, la génesis del problema fiscal se encuentra en no comprender que un Estado no puede gastar por encima de lo que le ingresa por un tiempo excesivamente prolongado. En este momento, cuesta imaginar un equilibrio fiscal en el corto plazo que no provenga de un “salvavidas” desde Nación, que dependería de la confirmación del resultado elecctoral.

De cualquier manera, y dado que la provincia del Chubut es exportadora de petróleo, lana, turismo y pesca, hace posible inferir que tenemos elementos que, en principio, parecieran suficientes para afrontar la crisis que atraviesa el país por la estrecha vinculación al dólar en los ingresos de estas actividades.

Sería negar la realidad decir que la violencia con la que se han movido los mercados durante la semana pasada no se funda en razones políticas y por temor de parte de los ahorristas, ya sean locales o internacionales, a dejar su dinero en el país ante el regreso del populismo. Sería un error negar que esta devaluación no traerá más inflación. Sería un error negar que, la desconfianza de los mercados de capitales, no nos encaminan a defaultear nuestra deuda si no damos un mensaje claro hacia el mundo que reduzca el riesgo país de aquí a principios del próximo año.

Y por otra parte sería un error pensar que no pagar deudas es una decisión inteligente y que no tiene consecuencias como las que estamos viviendo hoy.

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17 AGO 2019 - 17:48

Por Federico Michi,Magíster en Finanzas.

Si me permiten avanzar en un sentido simplista, y por ello quizá más figurativo, me gustaría que pensemos la política monetaria del tipo de cambio flotante como un tensiómetro para medir la presión arterial de una persona. Dejar librado el valor de la divisa a las fuerzas del mercado, indica constantemente el valor de la presión arterial de la economía. Una suba de valor del dólar está evidenciando una mayor demanda que oferta de esta moneda, lo cual lleva a preguntarse inmediatamente por las posibles causas que generan esta escasez. Así, podríamos mencionar numerosos ejemplos como: 1) un déficit comercial importante y sostenido en el tiempo, lo cual a su vez lleva a un alto endeudamiento en dólares y por ende, a la necesidad de obtener dólares para pagar esas deudas, 2) falta de confianza de los ahorristas y del mundo para colocar su dinero en el país y dentro del sistema financiero argentino, 3) una sequía importante en el sector agrario, el cual es nuestro principal generador de divisas, 4) una suba de tasas de interés de la Reserva Federal (Banco Central de Estados Unidos), 5) una moneda local constantemente deteriorada por procesos inflacionarios; y muchos más.

Sin embargo, adoptar una política de tipo de cambio fijo, es decir, sostener el valor del dólar a una determinada cotización sin dejar que fluctúe libremente, implicaría un posible elevado uso de reservas por parte del Banco Central. Esas reservas, cuando existen periodos donde no se tiene acceso a financiamiento externo y/o la balanza comercial arroja déficit, corren riesgo de escasear, desencadenando medidas de restricción de compras de dólares, con la posterior distorsión del verdadero valor de la divisa.

Ejemplo de lo que digo es la existencia de lo que hemos conocido como dólar Blue, el cual representó durante algunos años el valor al que verdaderamente el mercado, es decir la gente, podía comprar y vender dólares. Entonces, una política cambiaria de este tipo, sería equivalente en nuestra analogía médica a no medirnos la presión arterial frecuentemente, lo cual no quiere decir que no esté alta, sino que estaríamos evitando ver el número en una pantalla que diagnostique la situación.

Entonces, fijar el valor de dólar, impidiendo que la suba provoque posteriores consecuencias negativas sobre variables inflacionarias y de pérdida de salario real, desarrolla la existencia de mercados paralelos (el mercado) de dónde podemos obtener la verdadera presión arterial de la economía.

Por supuesto que, medir la presión arterial de la economía permanentemente, en un país que es hipertenso o que sufre de escasez de dólares en reiteradas ocasiones, genera un constante estado de alerta e inestabilidad emocional de sus ciudadanos.

¿Cómo ingresan esos dólares al país? Lo hacen principalmente por tres vías: 1) por las exportaciones, entendiendo que el superávit comercial es positivo para sanear esta sobredemanda de dólares; 2) por el ingreso de inversiones financieras y/o reales, 3) Toma de deuda externa en dólares.

¿Qué está generando el egreso de dólares del país? Principalmente, los capitales extranjeros que han colocado su dinero aquí los retiran ante una percepción de inseguridad económica e institucional. Toda persona que tenga ahorros y con ellos invierta, quita su dinero de donde no obtiene la confianza suficiente para depositarlos. La razón de esa desconfianza se puede discutir en otro plano que no interesa a los efectos del texto que nos reúne, pero sí ha sido demostrado que el efecto eleccionario ha provocado una corrida cambiaria fortísima.

Nuestra provincia se encuentra atravesando una crisis enorme por un incremento del gasto público durante el primer semestre del 2019, partiendo incluso de una situación deficitaria previa. Por lo tanto, las decisiones políticas han sometido a la situación financiera de la provincia a una mayor vulnerabilidad.

Como nuestra provincia tiene una elevada deuda en moneda extranjera, la depreciación podría complicar aún más la situación; para ello es importante contrastar el análisis con el volumen de ingresos dolarizados que recibimos por regalías petroleras.

Entonces, la génesis del problema fiscal se encuentra en no comprender que un Estado no puede gastar por encima de lo que le ingresa por un tiempo excesivamente prolongado. En este momento, cuesta imaginar un equilibrio fiscal en el corto plazo que no provenga de un “salvavidas” desde Nación, que dependería de la confirmación del resultado elecctoral.

De cualquier manera, y dado que la provincia del Chubut es exportadora de petróleo, lana, turismo y pesca, hace posible inferir que tenemos elementos que, en principio, parecieran suficientes para afrontar la crisis que atraviesa el país por la estrecha vinculación al dólar en los ingresos de estas actividades.

Sería negar la realidad decir que la violencia con la que se han movido los mercados durante la semana pasada no se funda en razones políticas y por temor de parte de los ahorristas, ya sean locales o internacionales, a dejar su dinero en el país ante el regreso del populismo. Sería un error negar que esta devaluación no traerá más inflación. Sería un error negar que, la desconfianza de los mercados de capitales, no nos encaminan a defaultear nuestra deuda si no damos un mensaje claro hacia el mundo que reduzca el riesgo país de aquí a principios del próximo año.

Y por otra parte sería un error pensar que no pagar deudas es una decisión inteligente y que no tiene consecuencias como las que estamos viviendo hoy.


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