Estudiante no vidente pide un semáforo sonoro en el cruce de la Universidad en Comodoro

Brenda Pilar Gómez es una estudiante no vidente que cursa la carrera de Humanidades y que impulsó desde las redes sociales, una campaña para instalar semáforos inteligentes en el acceso a la sede de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco” cuyas autoridades se hicieron eco del pedido, trasladándolo a la Municipalidad y al Concejo Deliberante.

25 AGO 2019 - 20:23 | Actualizado

“Esto surgió a mediados del año 2018 cuando lanzamos con un grupo de compañeros y compañeras una petición a través de la plataforma Chance.org en la que hasta el momento, hemos reunido casi 30 mil firmas y quizás algunas más”.

Desde su discapacidad visual, la estudiante destacó el avance significativo que representó en el año 2014 la instalación de Semáforos Sonoros en diversos puntos estratégicos del ejido urbano.

Mediante estos artefactos, las personas ciegas o disminuídas visuales, al finalizar los tres sonidos que hace el semáforo, tienen la independencia y autonomía de poder cruzar de manera segura y sin la asistencia de los transeúntes. “Lamentablemente no han sido reparados los semáforos sonoros ya existentes y mucho menos han instalado uno en la Universidad, ubicada en Km. 4. Por lo que se me dificulta enormemente el cruce de la ruta hacia la Universidad y viceversa”, explicó la joven.

El pedido escrito por Brenda apunta a una ciudad más inclusiva e integradora, desde una perspectiva muy amplia. “Espero que puedan hacerse eco de mi solicitud para que los semáforos sonoros vuelvan a sonar con fuerza para todos los que nos beneficiamos con su servicio”.

Brenda agregó que hace algunos meses presentó en la Facultad en el Departamento de Licenciatura en Comunicación Social, una nota para que desde la Facultad, se alentara el semáforo en cuestión en este tramo de la Ruta Provincial Nº 1, frente a la parada de colectivos de la zona sur. “Esperé algunos meses hasta que me llegó un mensaje de WhatsApp con la foto de la resolución del Consejo Directivo, a través de la cual se elevaba mi nota y la moción para Tránsito o Municipalidad y Concejo para que se tome alguna acción al respecto”.

“La ciudad –generalizó Rocío- si hay que ponerla en una palabra es poco accesible, difícil. Transitar por sus veredas todos los días es muy complejo porque quienes no tenemos visión nos cuesta mucho, inclusive lo sufren quienes tienen todos sus sentidos y pueden desplazarse normalmente. Los autos que estacionan en el lugar de las rampas; los que circulan en sillas de ruedas no se pueden manejar porque las veredas son un verdadero desastre. Igual uno busca las herramientas porque no podemos quedarnos encerrados en nuestras casas”.

Finalmente diferenció la solidaridad y los gestos de la gente. “Siempre tienen predisposición a ayudar sobre todo en los cruces esquinas que habitualmente suelen ser concurridas. Por miedo a que te pase algo te agarran de cualquier lado, siempre pido que me llevan del brazo o del hombro. Para subir al colectivo, suelo preguntarle a la gente; me guían y los choferes que ya me conocen suelen avisarme de la parada”.

Recordó que existe una ordenanza del año 1996 luego promulgada en noviembre del 2016 que indicaba que Comodoro se iba a transformar en una ciudad accesible. “Hasta el momento no es algo que se haya ocurrido. Espero que alguna vez esto suceda”, finalizó recordando que este semáforo sonoro en la Universidad resultaría un “antecedente” beneficioso a futuro.

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25 AGO 2019 - 20:23

“Esto surgió a mediados del año 2018 cuando lanzamos con un grupo de compañeros y compañeras una petición a través de la plataforma Chance.org en la que hasta el momento, hemos reunido casi 30 mil firmas y quizás algunas más”.

Desde su discapacidad visual, la estudiante destacó el avance significativo que representó en el año 2014 la instalación de Semáforos Sonoros en diversos puntos estratégicos del ejido urbano.

Mediante estos artefactos, las personas ciegas o disminuídas visuales, al finalizar los tres sonidos que hace el semáforo, tienen la independencia y autonomía de poder cruzar de manera segura y sin la asistencia de los transeúntes. “Lamentablemente no han sido reparados los semáforos sonoros ya existentes y mucho menos han instalado uno en la Universidad, ubicada en Km. 4. Por lo que se me dificulta enormemente el cruce de la ruta hacia la Universidad y viceversa”, explicó la joven.

El pedido escrito por Brenda apunta a una ciudad más inclusiva e integradora, desde una perspectiva muy amplia. “Espero que puedan hacerse eco de mi solicitud para que los semáforos sonoros vuelvan a sonar con fuerza para todos los que nos beneficiamos con su servicio”.

Brenda agregó que hace algunos meses presentó en la Facultad en el Departamento de Licenciatura en Comunicación Social, una nota para que desde la Facultad, se alentara el semáforo en cuestión en este tramo de la Ruta Provincial Nº 1, frente a la parada de colectivos de la zona sur. “Esperé algunos meses hasta que me llegó un mensaje de WhatsApp con la foto de la resolución del Consejo Directivo, a través de la cual se elevaba mi nota y la moción para Tránsito o Municipalidad y Concejo para que se tome alguna acción al respecto”.

“La ciudad –generalizó Rocío- si hay que ponerla en una palabra es poco accesible, difícil. Transitar por sus veredas todos los días es muy complejo porque quienes no tenemos visión nos cuesta mucho, inclusive lo sufren quienes tienen todos sus sentidos y pueden desplazarse normalmente. Los autos que estacionan en el lugar de las rampas; los que circulan en sillas de ruedas no se pueden manejar porque las veredas son un verdadero desastre. Igual uno busca las herramientas porque no podemos quedarnos encerrados en nuestras casas”.

Finalmente diferenció la solidaridad y los gestos de la gente. “Siempre tienen predisposición a ayudar sobre todo en los cruces esquinas que habitualmente suelen ser concurridas. Por miedo a que te pase algo te agarran de cualquier lado, siempre pido que me llevan del brazo o del hombro. Para subir al colectivo, suelo preguntarle a la gente; me guían y los choferes que ya me conocen suelen avisarme de la parada”.

Recordó que existe una ordenanza del año 1996 luego promulgada en noviembre del 2016 que indicaba que Comodoro se iba a transformar en una ciudad accesible. “Hasta el momento no es algo que se haya ocurrido. Espero que alguna vez esto suceda”, finalizó recordando que este semáforo sonoro en la Universidad resultaría un “antecedente” beneficioso a futuro.


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