No puede dormir por los "traca traca" de las camas y gritos de placer porque vive pegado a un motel

Desde hace una década, Jorge Ruiz no puede dormir bien ni invitar gente a su casa, en la ciudad de La Plata. El hombre vive al lado de un hotel alojamiento muy concurrido. Debido al mal sueño, perdió su trabajo.

28 AGO 2019 - 21:36 | Actualizado

La propiedad de Jorge Ruiz está pegada a una de las habitaciones del albergue, que nunca está vacía. Todos los días, escucha los gemidos, gritos de placer y golpes de la cama contra la pared.

Cansado de esta situación, inició una demanda por ruidos molestos. Aunque la Justicia falló a su favor, el establecimiento no quiere indemnizarlo.

La pesadilla de Jorge comenzó en 2008. Pero al no tener ninguna respuesta del lugar, decidió llevar su caso ante un Tribunal en 2014. Su PH comparte la medianera de la pieza 22 del hotel, ubicado en la calle 1 entre la 61 y la 62 de la capital provincial.

Lluvia de preservativos

Además de los constantes ruidos sexuales de los clientes del albergue, el vecino denunció que su patio se convirtió en un basural. "Desde la terraza del lugar caen preservativos, latas de gaseosas, vasos de plásticos, sobres de jabones y fundas de almohadones", relató en una entrevista a Telefé Noticias.

Como si fuera poco, Jorge también tiene que soportar los sonidos de un lavarropas que utiliza el personal del hotel para limpiar la ropa de cama. Recién cinco años después de iniciar la demanda civil, la Justicia comprobó que su queja estaba en lo cierto: el ruido superaba los decibeles permitidos.

Indemnizado con $700.000

Por este motivo,la jueza que intervino en el caso ordenó que el albergue lo indemnizara por $ 500 mil más intereses, lo que transformaría la multa en $ 700 mil. Sin embargo, los propietarios del hotel se niegan a pagar esa cifra.

Según consta en el expediente judicial, Jorge sufrió severas consecuencias a raíz de este tema. Como no puede dormir bien, padece altos niveles de estrés, acidez y problemas en la alimentación.

A su vez, perdió su trabajo porque no llegaba a horario al no descansar durante la noche. Su calvario continúa sin solución.

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28 AGO 2019 - 21:36

La propiedad de Jorge Ruiz está pegada a una de las habitaciones del albergue, que nunca está vacía. Todos los días, escucha los gemidos, gritos de placer y golpes de la cama contra la pared.

Cansado de esta situación, inició una demanda por ruidos molestos. Aunque la Justicia falló a su favor, el establecimiento no quiere indemnizarlo.

La pesadilla de Jorge comenzó en 2008. Pero al no tener ninguna respuesta del lugar, decidió llevar su caso ante un Tribunal en 2014. Su PH comparte la medianera de la pieza 22 del hotel, ubicado en la calle 1 entre la 61 y la 62 de la capital provincial.

Lluvia de preservativos

Además de los constantes ruidos sexuales de los clientes del albergue, el vecino denunció que su patio se convirtió en un basural. "Desde la terraza del lugar caen preservativos, latas de gaseosas, vasos de plásticos, sobres de jabones y fundas de almohadones", relató en una entrevista a Telefé Noticias.

Como si fuera poco, Jorge también tiene que soportar los sonidos de un lavarropas que utiliza el personal del hotel para limpiar la ropa de cama. Recién cinco años después de iniciar la demanda civil, la Justicia comprobó que su queja estaba en lo cierto: el ruido superaba los decibeles permitidos.

Indemnizado con $700.000

Por este motivo,la jueza que intervino en el caso ordenó que el albergue lo indemnizara por $ 500 mil más intereses, lo que transformaría la multa en $ 700 mil. Sin embargo, los propietarios del hotel se niegan a pagar esa cifra.

Según consta en el expediente judicial, Jorge sufrió severas consecuencias a raíz de este tema. Como no puede dormir bien, padece altos niveles de estrés, acidez y problemas en la alimentación.

A su vez, perdió su trabajo porque no llegaba a horario al no descansar durante la noche. Su calvario continúa sin solución.


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