Editorial / La crisis de Chubut no cederá hasta que no haya un diálogo político, económico y social

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31 AGO 2019 - 19:59 | Actualizado

Después de varias semanas sin ponerse personalmente al frente de la crisis y mandando a negociar a distintos interlocutores, el gobernador Mariano Arcioni dio el viernes un paso al frente. Se sentó él mismo con los gremios estatales en la Sala de Situación de la Casa de Gobierno y detalló una especie de “plan de crisis”, dando algunas certezas (no muchas) sobre los sueldos, la deuda con la obra social Seros y el Transporte Educativo Gratuito (TEG), tres temas claves en la actual crisis.

El resultado, por ahora, no fue muy bueno. La ATECh, el principal gremio docente de Chubut, le respondió con un paro de 144 horas (seis días) que arranca mañana y concluye el sábado. Será la séptima semana sin clases y la novena si se tiene en cuenta las dos de las vacaciones de invierno. Ninguna provincia es viable con ese panorama educativo.

Por supuesto que el tema salarial es central. Los 61.570 sueldos que tiene que pagar el Gobierno (según el dato oficial, sumados los activos y los pasivos) seguirán determinando el perfil del conflicto. Pero si el viernes terminó de pagar todos los sueldos de julio y ya anunció que el 11 de septiembre abonará $ 30.000 de los de agosto a todos los empleados públicos, no se entiende cómo el Gobierno se fue de la reunión del viernes sin ninguna certeza sobre la continuidad de las medidas de fuerza.

La falta de liderazgo político que hubo en la primer parte de la crisis se está pagando ahora con incertidumbre, falta de respuestas y una sensación de que nada de lo que haga parece ser suficiente.

Diálogo de pocos

Arcioni sigue hablando de “diálogo” pero no lo convoca. No es claro a la hora de tomar decisiones y parece creer que el único problema que tiene Chubut son los sueldos de los empleados públicos.

Ya está más que claro que por un tiempo importante (seis meses dicen los optimistas del Gobierno; no menos de un año, advierten los observadores realistas) los salarios de los empleados estatales serán difíciles de pagar en tiempo y forma.

La Provincia es mucho más que la importante cantidad de empleados públicos. Por eso es necesario convocar a un diálogo político, económico y social de manera urgente, con muchos actores en una mesa y asumiendo que la crisis llegó para quedarse y que no habrá una poción mágica que ayude a eludirla.

Los problemas para pagar los sueldos son apenas la punta de un iceberg que en las profundidades oculta dificultades mucho más complejas. Fueron varios los gobiernos responsables de engordar al Estado hasta límites insospechados. Entre 2003 y 2019, la cantidad de salarios públicos pasó de 23 mil a 61 mil.

Es obvio que ahora no se puede tirar a la gente por la ventana. Pero es indispensable sentar las bases de una nueva etapa industrial de Chubut, no sólo basada en los hidrocarburos. Hay que convencer a las nuevas generaciones que ser empleado del Estado no es la única salvación laboral.

Gremios contra gremios

La crisis no la tienen que pagar los trabajadores ni tampoco el resto de la sociedad, que está paralizada por las dificultades internas y muy golpeada por la crisis nacional causada por el impresentable gobierno de Mauricio Macri.

En el actual contexto, los gremios tienen que ser parte activa de la solución y esa solución no se encontrará si las internas entre los dirigentes son más importantes que el conflicto en sí mismo.

Las diferencias entre Guillermo Quiroga, el líder ATE, y los popes de la Mesa de Unidad Sindical, no ayudan. Tampoco que Quiroga dirima en las calles de Trelew la interna de ATE, dividiendo a un puñado de jóvenes que cobran el Estacionamiento Medido y que quedaron en medio de una lucha entre facciones.

Los cortes de rutas no pueden seguir siendo la única respuesta a la impericia e inacción del Gobierno. Porque, en definitiva, sigue enfrentando a trabajadores contra trabajadores. El caso de Comodoro Rivadavia es el mejor ejemplo: miles de petroleros marcharon la semana pasada para defender sus puestos de trabajo, contra el Gobierno nacional y para pedirle a otros gremios que liberen los piquetes porque los trabajadores petroleros no pueden llegar a los yacimientos.

Los problemas de Chubut van mucho más allá de los sueldos públicos. No darse cuenta de lo que está pasando es una miopía política que puede costar muy cara.

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31 AGO 2019 - 19:59

Después de varias semanas sin ponerse personalmente al frente de la crisis y mandando a negociar a distintos interlocutores, el gobernador Mariano Arcioni dio el viernes un paso al frente. Se sentó él mismo con los gremios estatales en la Sala de Situación de la Casa de Gobierno y detalló una especie de “plan de crisis”, dando algunas certezas (no muchas) sobre los sueldos, la deuda con la obra social Seros y el Transporte Educativo Gratuito (TEG), tres temas claves en la actual crisis.

El resultado, por ahora, no fue muy bueno. La ATECh, el principal gremio docente de Chubut, le respondió con un paro de 144 horas (seis días) que arranca mañana y concluye el sábado. Será la séptima semana sin clases y la novena si se tiene en cuenta las dos de las vacaciones de invierno. Ninguna provincia es viable con ese panorama educativo.

Por supuesto que el tema salarial es central. Los 61.570 sueldos que tiene que pagar el Gobierno (según el dato oficial, sumados los activos y los pasivos) seguirán determinando el perfil del conflicto. Pero si el viernes terminó de pagar todos los sueldos de julio y ya anunció que el 11 de septiembre abonará $ 30.000 de los de agosto a todos los empleados públicos, no se entiende cómo el Gobierno se fue de la reunión del viernes sin ninguna certeza sobre la continuidad de las medidas de fuerza.

La falta de liderazgo político que hubo en la primer parte de la crisis se está pagando ahora con incertidumbre, falta de respuestas y una sensación de que nada de lo que haga parece ser suficiente.

Diálogo de pocos

Arcioni sigue hablando de “diálogo” pero no lo convoca. No es claro a la hora de tomar decisiones y parece creer que el único problema que tiene Chubut son los sueldos de los empleados públicos.

Ya está más que claro que por un tiempo importante (seis meses dicen los optimistas del Gobierno; no menos de un año, advierten los observadores realistas) los salarios de los empleados estatales serán difíciles de pagar en tiempo y forma.

La Provincia es mucho más que la importante cantidad de empleados públicos. Por eso es necesario convocar a un diálogo político, económico y social de manera urgente, con muchos actores en una mesa y asumiendo que la crisis llegó para quedarse y que no habrá una poción mágica que ayude a eludirla.

Los problemas para pagar los sueldos son apenas la punta de un iceberg que en las profundidades oculta dificultades mucho más complejas. Fueron varios los gobiernos responsables de engordar al Estado hasta límites insospechados. Entre 2003 y 2019, la cantidad de salarios públicos pasó de 23 mil a 61 mil.

Es obvio que ahora no se puede tirar a la gente por la ventana. Pero es indispensable sentar las bases de una nueva etapa industrial de Chubut, no sólo basada en los hidrocarburos. Hay que convencer a las nuevas generaciones que ser empleado del Estado no es la única salvación laboral.

Gremios contra gremios

La crisis no la tienen que pagar los trabajadores ni tampoco el resto de la sociedad, que está paralizada por las dificultades internas y muy golpeada por la crisis nacional causada por el impresentable gobierno de Mauricio Macri.

En el actual contexto, los gremios tienen que ser parte activa de la solución y esa solución no se encontrará si las internas entre los dirigentes son más importantes que el conflicto en sí mismo.

Las diferencias entre Guillermo Quiroga, el líder ATE, y los popes de la Mesa de Unidad Sindical, no ayudan. Tampoco que Quiroga dirima en las calles de Trelew la interna de ATE, dividiendo a un puñado de jóvenes que cobran el Estacionamiento Medido y que quedaron en medio de una lucha entre facciones.

Los cortes de rutas no pueden seguir siendo la única respuesta a la impericia e inacción del Gobierno. Porque, en definitiva, sigue enfrentando a trabajadores contra trabajadores. El caso de Comodoro Rivadavia es el mejor ejemplo: miles de petroleros marcharon la semana pasada para defender sus puestos de trabajo, contra el Gobierno nacional y para pedirle a otros gremios que liberen los piquetes porque los trabajadores petroleros no pueden llegar a los yacimientos.

Los problemas de Chubut van mucho más allá de los sueldos públicos. No darse cuenta de lo que está pasando es una miopía política que puede costar muy cara.


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