En este segundo semestre justamente, se ha incorporado también a competir el club Independiente de Trelew, gracias al acompañamiento brindado desde la Municipalidad de Trelew, sumándose de este modo al circuito de encuentros de cada sábado, algo que la institución Rojinegra no hacía desde hace años.
Durante el mes de agosto ya se disputaron tres fechas en las que los pequeños no solamente tuvieron la posibilidad de compartir con sus pares de otros clubes la chance de jugar, divertirse y sentirse protagonistas de un encuentro, sino también de afianzar vínculos dentro del ámbito de la “anaranjada” compartiendo tras los partidos un tercer tiempo.
Aprender fundamentos del básquet mientras se divierten y se empapan de todo lo vinculado a la disciplina es uno de los primeros pasos que se desarrollan en esta etapa de la vida de los niños, desde los 6 años hasta los 12, oportunidad en la que empiezan a relacionarse ya con una etapa superior vinculada con la previa a la competencia formal, establecida desde los 14 años en adelante. El objetivo del juego en el mini básquet, incluso superior a la competitividad, es la enseñanza y pedagogía, tanto individual como colectiva.
Y la necesidad de que se organice en cada encuentro un tercer tiempo es para fomentar que se pueda compartir un momento de juego o de camaradería, que ayuda a recuperar el espíritu de esta etapa de juego y aprendizaje. Por otra parte enseñar también algunos hábitos deportivos y de vida saludable, en el que además puede ser un momento propicio para ofrecer conocimientos en aspectos nutricionales de un deportista.
En este segundo semestre justamente, se ha incorporado también a competir el club Independiente de Trelew, gracias al acompañamiento brindado desde la Municipalidad de Trelew, sumándose de este modo al circuito de encuentros de cada sábado, algo que la institución Rojinegra no hacía desde hace años.
Durante el mes de agosto ya se disputaron tres fechas en las que los pequeños no solamente tuvieron la posibilidad de compartir con sus pares de otros clubes la chance de jugar, divertirse y sentirse protagonistas de un encuentro, sino también de afianzar vínculos dentro del ámbito de la “anaranjada” compartiendo tras los partidos un tercer tiempo.
Aprender fundamentos del básquet mientras se divierten y se empapan de todo lo vinculado a la disciplina es uno de los primeros pasos que se desarrollan en esta etapa de la vida de los niños, desde los 6 años hasta los 12, oportunidad en la que empiezan a relacionarse ya con una etapa superior vinculada con la previa a la competencia formal, establecida desde los 14 años en adelante. El objetivo del juego en el mini básquet, incluso superior a la competitividad, es la enseñanza y pedagogía, tanto individual como colectiva.
Y la necesidad de que se organice en cada encuentro un tercer tiempo es para fomentar que se pueda compartir un momento de juego o de camaradería, que ayuda a recuperar el espíritu de esta etapa de juego y aprendizaje. Por otra parte enseñar también algunos hábitos deportivos y de vida saludable, en el que además puede ser un momento propicio para ofrecer conocimientos en aspectos nutricionales de un deportista.