La canadiense Andreescu venció a Serena Williams y se quedó con el US Open

La joven tenista conquistó el Abierto de los Estados Unidos, cuarto y último Grand Slam de la temporada, al vencer en la final a la local Serena Williams en dos sets, 6-3 y 7-5, en una hora y cuarenta minutos.

Andreescu derrota a Serena y conquista su primer US Open en su cuarto torneo de Grand Slam.
07 SEP 2019 - 19:22 | Actualizado

Bianca Andreescu, de 19 años, ganó de esta manera el primer Grand Slam de su corta carrera, en los que solo había jugado tres.

Serena, por su parte, sigue sin poder alcanzar el récord histórico de la australiana Margaret Court, que se quedó con 24 Grand Slams, recordó un cable de la agencia alemana dpa.

La estadounidense, de 37 años y actualmente en el puesto ocho del ranking de la WTA, también había perdido la final del US Open el año pasado, en esa ocasión con la japonesa Naomi Osaka.

Williams llegaba a la final sólida, perdiendo solo un set en seis partidos disputados y empatando el récord de 101 victorias de la legendaria Chris Evert. Ahora se quedó, una vez más, a uno de igualar a Margaret Court en el número de Grand Slams.

Andreescu llegaba a la final invicta (9-0) ante jugadoras top 10... Y Serena no pudo cambiar eso.

Eficacia

La estadounidense arrancó el partido con un ace, poco después de entregar el servicio con una doble falta ante una Andreescu que cometía pocos errores y estaba sacando muy bien.

No fue un golpe de suerte, en el primer set, la canadiense puso en aprietos de nuevo a la multicampeona en el séptimo game con cinco chances de quiebre -que supo salvar Williams-, antes de sí romperle para llevarse el primer set por 6-3, también con doble falta.

Mientras el primer saque de la estadounidense salía con mucha fuerza pero en falta o a la malla, la canadiense se movía tranquila por la cancha, haciendo correr de un lado a otro a su rival, que temprano comenzó a desesperar.

En su primer chance en el segundo set, otra vez dejó escapar su saque -de nuevo, doble falta- ante la sorpresa de la cancha central Arthur Ashe y de la propia Serena, que veía al cielo como pidiendo una explicación divina.

"¡Vamos Serena!", gritaban desde el público, donde estaban personalidades como la duquesa Megan Markle y el director de cine Spike Lee.

Control y golpe final

El primer quiebre llegó en el tercer game de la segunda manga: Andreescu, que ya había salvado quiebre el primer set, terminó cediendo a la cuarta amenaza en ese game, pero Williams no pudo ratificarlo, una vez más con un saque que no quería entrar a la primera y un retorno deficiente, por lo general largo.

Después de quebrar en el cuarto y sexto, entregó su saque teniendo punto para partido (40-30), con Williams rehusándose a entregar todos los récords que estaban en juego.

Y ahí se intercambiaron los papeles. Serena fue la Serena que todos querían ver en el octavo y al reducir la ventaja a 5- 3 se llevó una gran ovación, de quienes no estaban listos para irse ya, y se levantaron de sus asientos solo para aplaudirla cuando quebró, cómoda por fin, en 0-40, el siguiente.

El saque comenzó a entrar, aunque no del todo, pero la precisión volvió y sobre todo la confianza, pero ya había mucho daño y fue imposible remontar. Rompiéndole el servicio, como comenzó, se llevó el título y acabó con el sueño de su rival, que por segundo año consecutivo se va de Flushing Meadows con las manos vacías.

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Andreescu derrota a Serena y conquista su primer US Open en su cuarto torneo de Grand Slam.
07 SEP 2019 - 19:22

Bianca Andreescu, de 19 años, ganó de esta manera el primer Grand Slam de su corta carrera, en los que solo había jugado tres.

Serena, por su parte, sigue sin poder alcanzar el récord histórico de la australiana Margaret Court, que se quedó con 24 Grand Slams, recordó un cable de la agencia alemana dpa.

La estadounidense, de 37 años y actualmente en el puesto ocho del ranking de la WTA, también había perdido la final del US Open el año pasado, en esa ocasión con la japonesa Naomi Osaka.

Williams llegaba a la final sólida, perdiendo solo un set en seis partidos disputados y empatando el récord de 101 victorias de la legendaria Chris Evert. Ahora se quedó, una vez más, a uno de igualar a Margaret Court en el número de Grand Slams.

Andreescu llegaba a la final invicta (9-0) ante jugadoras top 10... Y Serena no pudo cambiar eso.

Eficacia

La estadounidense arrancó el partido con un ace, poco después de entregar el servicio con una doble falta ante una Andreescu que cometía pocos errores y estaba sacando muy bien.

No fue un golpe de suerte, en el primer set, la canadiense puso en aprietos de nuevo a la multicampeona en el séptimo game con cinco chances de quiebre -que supo salvar Williams-, antes de sí romperle para llevarse el primer set por 6-3, también con doble falta.

Mientras el primer saque de la estadounidense salía con mucha fuerza pero en falta o a la malla, la canadiense se movía tranquila por la cancha, haciendo correr de un lado a otro a su rival, que temprano comenzó a desesperar.

En su primer chance en el segundo set, otra vez dejó escapar su saque -de nuevo, doble falta- ante la sorpresa de la cancha central Arthur Ashe y de la propia Serena, que veía al cielo como pidiendo una explicación divina.

"¡Vamos Serena!", gritaban desde el público, donde estaban personalidades como la duquesa Megan Markle y el director de cine Spike Lee.

Control y golpe final

El primer quiebre llegó en el tercer game de la segunda manga: Andreescu, que ya había salvado quiebre el primer set, terminó cediendo a la cuarta amenaza en ese game, pero Williams no pudo ratificarlo, una vez más con un saque que no quería entrar a la primera y un retorno deficiente, por lo general largo.

Después de quebrar en el cuarto y sexto, entregó su saque teniendo punto para partido (40-30), con Williams rehusándose a entregar todos los récords que estaban en juego.

Y ahí se intercambiaron los papeles. Serena fue la Serena que todos querían ver en el octavo y al reducir la ventaja a 5- 3 se llevó una gran ovación, de quienes no estaban listos para irse ya, y se levantaron de sus asientos solo para aplaudirla cuando quebró, cómoda por fin, en 0-40, el siguiente.

El saque comenzó a entrar, aunque no del todo, pero la precisión volvió y sobre todo la confianza, pero ya había mucho daño y fue imposible remontar. Rompiéndole el servicio, como comenzó, se llevó el título y acabó con el sueño de su rival, que por segundo año consecutivo se va de Flushing Meadows con las manos vacías.


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