Editorial / Nunca es triste la verdad

Leé La Columna del Domingo, el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

05 OCT 2019 - 21:19 | Actualizado

“…lo que no tiene es remedio”, escribió el genial Joan Manuel Serrat. Deberían entenderlo todos los actores de la crisis de Chubut para que de una vez por todas barajen lo poco que queda del mazo y repartan de nuevo las cartas de una partida en la que deberían perder todos.

Hace rato que gran parte de la sociedad exige que sus gobernantes y los dirigentes de los gremios estatales asuman cada cual sus errores. No hay dudas de que gran parte de la responsabilidad por lo que está pasando le cabe al Gobierno provincial. A este que intenta terminar -a los tumbos- Mariano Arcioni. Y también al del extinto Mario Das Neves, porque a esta altura nadie va a bajar de ningún pedestal al fallecido líder pero tampoco ninguno puede negar que la tormenta arrancó mucho antes de que el actual gobernador ocupara el principal despacho de Fontana 50.

Tibiamente en lo discursivo pero más claramente en los hechos, el desvencijado gobierno de Arcioni viene haciendo su “mea culpa” por haber empeorado la situación que heredó de Das Neves. También algunos sectores gremiales, como el mayoritario de ATE que lidera Guillermo Quiroga o los gremios de la Salud, han comenzado a levantar el pie del acelerador y a entender que no hay dinero suficiente para que todos cobren en tiempo y forma. Al menos por ahora.

Si todas las partes asumieran eso, evitarían seguir cometiendo todo tipo de irracionalidades como las que se han cometido hasta ahora. ¿Tan difícil es aceptar que en este tipo de conflictos gremiales ninguna de las partes puede aspirar sólo a ganar?

A nadie sorprende ya la poca muñeca política de muchos de los funcionarios del Gobierno. Pero a algunos dirigentes gremiales también pareciera faltarle un golpe de horno. Creen que subir la apuesta y estirar el conflicto los hará recuperar el beneplácito de las bases, que hace rato se manejan por las suyas.

Que no se corte

Hay sectores que eligieron tensar al extremo una cuerda a la que cada vez le quedan menos hilos. Los docentes liderados por Santiago Goodman (ATECh), por ejemplo, clavaron el viernes la decimosegunda semana de paro (van a completar 84 días de huelga), aún después de saber que se había depositado el primer rango de sueldos hasta $ 40.000; que el viernes que viene terminarán de cobrar todos los docentes; y que el Gobierno le hiciera una nueva propuesta para pagar en menos tiempo los retroactivos que se adeudan.

El Gobierno, además, le prometió el jueves pasado a Goodman la elaboración de un polémico proyecto de ley para crear un nuevo “impuesto rural” cuyo objetivo es engrosar un fondo para infraestructura escolar. En una provincia en crisis no parece atinado que se piense en crear nuevos impuestos. Porque, ya se sabe y se explicó varias veces en esta misma Columna, el mayor problema de Chubut no son los ingresos sino los enormes gastos a los que debe hacer frente el Estado.

Escuchar al líder de ATECh hablar de un “impuesto a los terratenientes” como si recién bajara de Sierra Maestra, no hizo más que enardecer otro poco a la gran mayoría de los ciudadanos de a pie, muchos de los cuales ganan bastante menos que el promedio de los docentes, que hace casi tres meses no pueden mandar a sus hijos a la escuela y que ya están cansados de que Goodman corra el arco un poco más todas las semanas.

Éramos pocos

Esta semana, los viales volvieron a cortar tres rutas a la vez para impedir entrar o salir de Rawson y todo se convirtió en un caos. ¿Por los salarios? No, para pedir que echen a presidente de Vialidad Provincial, Nicolás Cittadini.

A esta altura, esa pelea de perro y gato que mantienen el funcionario provincial y el líder de los viales, Carlos Milani, ya se pasó de la raya. Acusaciones cruzadas, irracionalidad en extremo y una actuación de la Justicia poco feliz.

Llamó la atención que el procurador Jorge Miquelarena y los fiscales Omar Rodríguez y Alex Williams, que intentaban pasar el viernes por el piquete de la Ruta 25 para poder llegar a la audiencia del veredicto de “El Embrujo”, fueran meros espectadores de un flagrante delito.

Por si hacía falta algo más, apareció en escena el “superhéroe judicial”, el juez de Familia de Rawson Martin Alesi, que en su momento ganó notoriedad y cierto respeto por sus fallos inusuales e innovadores pero que de un tiempo a esta parte parece estar pensando más en cómo llamar la atención para zafar de los diversos juicios políticos que debe enfrentar.

Alesi también se olvidó que cortar una ruta es un delito y fue hasta allá a prometerles a los viales que si se iban, él abriría con celeridad una causa por presunto acoso laboral a dos empleadas de Vialidad por parte de Cittadini, algo de lo que los viales nunca habían hablado hasta ahora.

Un poco de cordura ayudaría pero se necesitará mucho más que eso para salir del atolladero y de la locura en la que se ha convertido esta crisis de Chubut.

Enterate de las noticias de PROVINCIA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.

Las más leídas

05 OCT 2019 - 21:19

“…lo que no tiene es remedio”, escribió el genial Joan Manuel Serrat. Deberían entenderlo todos los actores de la crisis de Chubut para que de una vez por todas barajen lo poco que queda del mazo y repartan de nuevo las cartas de una partida en la que deberían perder todos.

Hace rato que gran parte de la sociedad exige que sus gobernantes y los dirigentes de los gremios estatales asuman cada cual sus errores. No hay dudas de que gran parte de la responsabilidad por lo que está pasando le cabe al Gobierno provincial. A este que intenta terminar -a los tumbos- Mariano Arcioni. Y también al del extinto Mario Das Neves, porque a esta altura nadie va a bajar de ningún pedestal al fallecido líder pero tampoco ninguno puede negar que la tormenta arrancó mucho antes de que el actual gobernador ocupara el principal despacho de Fontana 50.

Tibiamente en lo discursivo pero más claramente en los hechos, el desvencijado gobierno de Arcioni viene haciendo su “mea culpa” por haber empeorado la situación que heredó de Das Neves. También algunos sectores gremiales, como el mayoritario de ATE que lidera Guillermo Quiroga o los gremios de la Salud, han comenzado a levantar el pie del acelerador y a entender que no hay dinero suficiente para que todos cobren en tiempo y forma. Al menos por ahora.

Si todas las partes asumieran eso, evitarían seguir cometiendo todo tipo de irracionalidades como las que se han cometido hasta ahora. ¿Tan difícil es aceptar que en este tipo de conflictos gremiales ninguna de las partes puede aspirar sólo a ganar?

A nadie sorprende ya la poca muñeca política de muchos de los funcionarios del Gobierno. Pero a algunos dirigentes gremiales también pareciera faltarle un golpe de horno. Creen que subir la apuesta y estirar el conflicto los hará recuperar el beneplácito de las bases, que hace rato se manejan por las suyas.

Que no se corte

Hay sectores que eligieron tensar al extremo una cuerda a la que cada vez le quedan menos hilos. Los docentes liderados por Santiago Goodman (ATECh), por ejemplo, clavaron el viernes la decimosegunda semana de paro (van a completar 84 días de huelga), aún después de saber que se había depositado el primer rango de sueldos hasta $ 40.000; que el viernes que viene terminarán de cobrar todos los docentes; y que el Gobierno le hiciera una nueva propuesta para pagar en menos tiempo los retroactivos que se adeudan.

El Gobierno, además, le prometió el jueves pasado a Goodman la elaboración de un polémico proyecto de ley para crear un nuevo “impuesto rural” cuyo objetivo es engrosar un fondo para infraestructura escolar. En una provincia en crisis no parece atinado que se piense en crear nuevos impuestos. Porque, ya se sabe y se explicó varias veces en esta misma Columna, el mayor problema de Chubut no son los ingresos sino los enormes gastos a los que debe hacer frente el Estado.

Escuchar al líder de ATECh hablar de un “impuesto a los terratenientes” como si recién bajara de Sierra Maestra, no hizo más que enardecer otro poco a la gran mayoría de los ciudadanos de a pie, muchos de los cuales ganan bastante menos que el promedio de los docentes, que hace casi tres meses no pueden mandar a sus hijos a la escuela y que ya están cansados de que Goodman corra el arco un poco más todas las semanas.

Éramos pocos

Esta semana, los viales volvieron a cortar tres rutas a la vez para impedir entrar o salir de Rawson y todo se convirtió en un caos. ¿Por los salarios? No, para pedir que echen a presidente de Vialidad Provincial, Nicolás Cittadini.

A esta altura, esa pelea de perro y gato que mantienen el funcionario provincial y el líder de los viales, Carlos Milani, ya se pasó de la raya. Acusaciones cruzadas, irracionalidad en extremo y una actuación de la Justicia poco feliz.

Llamó la atención que el procurador Jorge Miquelarena y los fiscales Omar Rodríguez y Alex Williams, que intentaban pasar el viernes por el piquete de la Ruta 25 para poder llegar a la audiencia del veredicto de “El Embrujo”, fueran meros espectadores de un flagrante delito.

Por si hacía falta algo más, apareció en escena el “superhéroe judicial”, el juez de Familia de Rawson Martin Alesi, que en su momento ganó notoriedad y cierto respeto por sus fallos inusuales e innovadores pero que de un tiempo a esta parte parece estar pensando más en cómo llamar la atención para zafar de los diversos juicios políticos que debe enfrentar.

Alesi también se olvidó que cortar una ruta es un delito y fue hasta allá a prometerles a los viales que si se iban, él abriría con celeridad una causa por presunto acoso laboral a dos empleadas de Vialidad por parte de Cittadini, algo de lo que los viales nunca habían hablado hasta ahora.

Un poco de cordura ayudaría pero se necesitará mucho más que eso para salir del atolladero y de la locura en la que se ha convertido esta crisis de Chubut.


NOTICIAS RELACIONADAS