El desequilibrio del año fiscal 2019 que concluyó en septiembre, como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB), pasó de 3,8% en 2018 a 4,6% este año, de acuerdo con la información oficial citada por la agencia EFE.
Esta alza se produce pese a las promesas del presidente estadounidense, Donald Trump, de reducir el desequilibrio en las cuentas públicas y tras una reforma de impuestos que incluyó notables recortes para las empresas y, en menor medida, para los trabajadores.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca en enero de 2017, el déficit creció de manera sostenida y con él la abultada deuda del país, de manera que los ingresos fiscales aumentaron 4% mientras que los desembolsos crecieron 8%, según las cifras del Tesoro.
De esta manera, tras sus tres primeros años de mandato, el déficit de los Estados Unidos se elevó casi 50%, a pesar de contar con un tasa de desempleo en mínimos de hace casi medio siglo y un crecimiento económico sostenido por encima de 2% anual.
En 2017 el desequilibrio presupuestario fue de US$ 666.000 millones, y el año pasado ascendió a 779.000 millones, reseñó EFE.
El récord del déficit se alcanzó en 2009 con US$ 1,4 billones en plena crisis económica tras el estallido de la burbuja financiera y en medio del multimillonario estímulo fiscal aportado por el Gobierno de Obama para reflotar la economía.
Cuando Obama dejó la Casa Blanca, el déficit se había reducido paulatinamente hasta los US$ 585.000 millones en 2016.
El desequilibrio del año fiscal 2019 que concluyó en septiembre, como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB), pasó de 3,8% en 2018 a 4,6% este año, de acuerdo con la información oficial citada por la agencia EFE.
Esta alza se produce pese a las promesas del presidente estadounidense, Donald Trump, de reducir el desequilibrio en las cuentas públicas y tras una reforma de impuestos que incluyó notables recortes para las empresas y, en menor medida, para los trabajadores.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca en enero de 2017, el déficit creció de manera sostenida y con él la abultada deuda del país, de manera que los ingresos fiscales aumentaron 4% mientras que los desembolsos crecieron 8%, según las cifras del Tesoro.
De esta manera, tras sus tres primeros años de mandato, el déficit de los Estados Unidos se elevó casi 50%, a pesar de contar con un tasa de desempleo en mínimos de hace casi medio siglo y un crecimiento económico sostenido por encima de 2% anual.
En 2017 el desequilibrio presupuestario fue de US$ 666.000 millones, y el año pasado ascendió a 779.000 millones, reseñó EFE.
El récord del déficit se alcanzó en 2009 con US$ 1,4 billones en plena crisis económica tras el estallido de la burbuja financiera y en medio del multimillonario estímulo fiscal aportado por el Gobierno de Obama para reflotar la economía.
Cuando Obama dejó la Casa Blanca, el déficit se había reducido paulatinamente hasta los US$ 585.000 millones en 2016.