Violencia durante el primer aniversario de los "chalecos amarillos"

La violencia en las calles de París y una baja movilización marcaron hoy el primer aniversario de los denominados "chalecos amarillos", el movimiento ciudadano variopinto nacido un año atrás en rechazo al alza de los combustibles que logró poner en jaque al gobierno liberal de Emmanuel Macron.

17 NOV 2019 - 12:10 | Actualizado

A la baja desde hace varios meses, la convocatoria de este 53er. sábado consecutivo de protestas estuvo lejos de las 282.000 personas que habían manifestado en la primera jornada de movilizaciones y sólo agrupó a unos pocos miles de ciudadanos en las calles francesas.

La violencia fue, una vez más, la protagonista del día, principalmente en París, epicentro de las protestas.

La plaza de Italia, situada en el sureste de la capital, fue durante horas escenario de choques entre la policía y manifestantes radicales, que vestidos de negro y con el rostro cubierto levantaron barricadas, incendiaron autos y motos, además de destruir mobiliario urbano y comercios.

Los uniformados, por su parte, reprimieron con gases lacrimógenos y camiones hidrantes mientras los exaltados les lanzaban adoquines y todo tipo de objetos, informó la agencia de noticias EFE.

Ante estos excesos, la prefectura de Policía decidió anular una marcha que debía salir desde esa plaza para evitar que los disturbios se extendieran a su paso.

Otras dos manifestaciones pudieron recorrer la ciudad, fuera de los barrios donde por precaución se había prohibido cualquier acto de protesta durante el fin de semana.

Una prohibición que incluía los Campos Elíseos, la catedral de Notre Dame, la Asamblea Nacional, la torre Eiffel, la explanada de Trocadero, el palacio de Matignon -residencia oficial del primer ministro- y la zona de los grandes almacenes en torno a la estación ferroviaria de Saint Lazare.

Decenas de personas que trataron de saltarse esa prohibición fueron multadas.

En una de las marchas convocadas se produjeron también enfrentamientos esta mañana en el noroeste de la capital, cuando "chalecos amarillos" bloquearon el tráfico en la autopista de circunvalación parisina y la policía procedió a dispersarlos.

Asimismo, algunos grupos de manifestantes perseguidos por agentes se dispersaron y causaron desperfectos a su paso, por ejemplo en el centro comercial de Les Halles a última hora de la tarde.

En total, 147 personas fueron detenidas en París por los altercados, según informó la Prefectura de Policía de la capital.

Los violentos eran principalmente jóvenes "exaltados", mientras que la gran mayoría de los manifestantes eran personas mayores de 40, en general pacíficas, venidas de otras provincias para celebrar este aniversario, según el diario Le Monde.

La respuesta policial fue criticada por su desmesura. Un periodista denunció en Twitter que un colega fue herido con una granada explosiva en la cara cuando el reglamento indica que deben tirarse al suelo.

La también conocida como "revuelta de las rotondas" -en referencia a los piquetes instalados en toda Francia- no tuvo en su primer aniversario la fuerza que hace un año le permitió poner al gobierno de Macron en jaque.

Las protestas supusieron entonces un parón en el ritmo de reformas del mandatario, que se vio obligado a lanzar diversas medidas sociales para calmar los ánimos.

Si bien las figuras más conocidas del movimiento admiten que el número de personas que protesta se ha reducido, subrayan que las autoridades aun no han respondido a sus demandas.

"No deberíamos necesitar estar en la calle un año después", señaló Priscillia Ludosky, una empresaria cuya petición en línea contra los altos precios del combustible dio impulso al movimiento.

Decidido a continuar con su programa para modernizar el país, Macron pretende sacar adelante una reforma al sistema jubilatorio.

El 5 de diciembre, el gobernante enfrentará otra prueba de fuego en las calles en una huelga convocada por los sindicatos contra la reforma previsional prevista por un gobierno que ya ha logrado flexibilizar el mercado laboral por decreto.

17 NOV 2019 - 12:10

A la baja desde hace varios meses, la convocatoria de este 53er. sábado consecutivo de protestas estuvo lejos de las 282.000 personas que habían manifestado en la primera jornada de movilizaciones y sólo agrupó a unos pocos miles de ciudadanos en las calles francesas.

La violencia fue, una vez más, la protagonista del día, principalmente en París, epicentro de las protestas.

La plaza de Italia, situada en el sureste de la capital, fue durante horas escenario de choques entre la policía y manifestantes radicales, que vestidos de negro y con el rostro cubierto levantaron barricadas, incendiaron autos y motos, además de destruir mobiliario urbano y comercios.

Los uniformados, por su parte, reprimieron con gases lacrimógenos y camiones hidrantes mientras los exaltados les lanzaban adoquines y todo tipo de objetos, informó la agencia de noticias EFE.

Ante estos excesos, la prefectura de Policía decidió anular una marcha que debía salir desde esa plaza para evitar que los disturbios se extendieran a su paso.

Otras dos manifestaciones pudieron recorrer la ciudad, fuera de los barrios donde por precaución se había prohibido cualquier acto de protesta durante el fin de semana.

Una prohibición que incluía los Campos Elíseos, la catedral de Notre Dame, la Asamblea Nacional, la torre Eiffel, la explanada de Trocadero, el palacio de Matignon -residencia oficial del primer ministro- y la zona de los grandes almacenes en torno a la estación ferroviaria de Saint Lazare.

Decenas de personas que trataron de saltarse esa prohibición fueron multadas.

En una de las marchas convocadas se produjeron también enfrentamientos esta mañana en el noroeste de la capital, cuando "chalecos amarillos" bloquearon el tráfico en la autopista de circunvalación parisina y la policía procedió a dispersarlos.

Asimismo, algunos grupos de manifestantes perseguidos por agentes se dispersaron y causaron desperfectos a su paso, por ejemplo en el centro comercial de Les Halles a última hora de la tarde.

En total, 147 personas fueron detenidas en París por los altercados, según informó la Prefectura de Policía de la capital.

Los violentos eran principalmente jóvenes "exaltados", mientras que la gran mayoría de los manifestantes eran personas mayores de 40, en general pacíficas, venidas de otras provincias para celebrar este aniversario, según el diario Le Monde.

La respuesta policial fue criticada por su desmesura. Un periodista denunció en Twitter que un colega fue herido con una granada explosiva en la cara cuando el reglamento indica que deben tirarse al suelo.

La también conocida como "revuelta de las rotondas" -en referencia a los piquetes instalados en toda Francia- no tuvo en su primer aniversario la fuerza que hace un año le permitió poner al gobierno de Macron en jaque.

Las protestas supusieron entonces un parón en el ritmo de reformas del mandatario, que se vio obligado a lanzar diversas medidas sociales para calmar los ánimos.

Si bien las figuras más conocidas del movimiento admiten que el número de personas que protesta se ha reducido, subrayan que las autoridades aun no han respondido a sus demandas.

"No deberíamos necesitar estar en la calle un año después", señaló Priscillia Ludosky, una empresaria cuya petición en línea contra los altos precios del combustible dio impulso al movimiento.

Decidido a continuar con su programa para modernizar el país, Macron pretende sacar adelante una reforma al sistema jubilatorio.

El 5 de diciembre, el gobernante enfrentará otra prueba de fuego en las calles en una huelga convocada por los sindicatos contra la reforma previsional prevista por un gobierno que ya ha logrado flexibilizar el mercado laboral por decreto.


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