Sabor agridulce para la “Academia”
Racing Club logró vencer a Lácar en el inicio de las semifinales del Clasificatorio. Pero el 1-0, fruto de la imposibilidad local de superar el firme cerrojo defensivo visitante, dejó la serie abierta. Al final del partido, el “Albirrojo” erró un penal.
Por Francisco Caputo
En el comienzo de las semifinales del Clasificatorio Patagónico, hay una sensación agridulce para Racing Club.
La “Academia” logró la victoria ante Lácar de San Martín de Los Andes por 1-0. Pero el exiguo marcador, fruto de que el anfitrión no supo doblegar el cerrojo defensivo propuesto por el oponente, mantuvo la llave abierta.
En el inicio del partido, Racing Club comenzó a estrellarse contra la muralla de Lácar. El adversario reconoció su inferioridad respecto de la “Academia” y adoptó una postura ultraconservadora en el césped.
Javier Muradián, técnico visitante, desplegó un sistema con una línea de cinco zagueros, que en determinados momentos era integrada por seis hombres.
La telaraña defensiva se completaba con cuatro mediocampistas defensivos y un solo delantero, donde imperaba la solidaridad y el ataque era una cuestión terciaria. De hecho, el elenco de San Martín de Los Andes no generó una sola situación nítida de gol.
Garay, el iluminado
Por ello, el “Albirrojo”, pese a emplear tres futbolistas en ataque (Bartolomé Martínez, Brian Castillo y Kevin Garay), no lograba incomodar a la férrea visita.
Durante el primer tramo del encuentro, la única ocasión clara de gol fue un tiro libre de Facundo Larreguy despejado por Nicolás Weyers, arquero visitante, a los siete minutos.
No había claridad ofensiva ni conexiones entre los futbolistas racinguistas. Solamente la voluntad y las incursiones de Garay causaban preocupación a un cerrojo ordenado que parecía impenetrable.
Esa tenacidad individual le permitió a Racing Club abrir el marcador en un primer tiempo sin luces. A los 34 minutos, el enganche dolavense, tras una soberbia maniobra individual, ingresó al área visitante y efectuó un remate cruzado, que impactó en el segundo poste de Weyers antes de besar la red. Garay tuvo una segunda oportunidad a los 43, pero su tiro dentro del área fue bloqueado por un mar de piernas visitantes. Pese al tanto, Lácar no modificó su postura en el campo de juego. Su aspiración era bien nítida: si no se podía ganar o empatar, perder por escasa diferencia era la misión. Al sonar el silbatazo del entretiempo, era evidente la satisfacción de los futbolistas visitantes.
Cerrojo eficaz
En el comienzo del periodo final, Racing Club seguía sin vulnerar la voluminosa maraña visitante. Entre los seis y los siete minutos, dispuso de dos ocasiones para ampliar la diferencia.
En primera instancia, un tiro libre de Marcos Rivadeneira, desviado en un zaguero de Lácar, fue enviado al corner por Weyers. En la acción posterior, Facundo Larreguy envió un centro a Pablo Schmidt, cuyo cabezazo salió desviado por milímetros
Salvo esas ocasiones, Lácar se las ingenió para resistir sin elegancia pero con eficacia . Al igual que en el primer tiempo, Garay era el esperanza racinguista, por su inspiración.
El ingreso de Martín Bataller no aportaba los frutos deseados. Al final del partido, el “Piojo” retrocedió y se ubicó como lateral por izquierda. Había insistencia, pero no nitidez.
A los 26, tras una incursión de Larreguy por derecha, Castillo no pudo rematar por precisión. En la siguiente acción, la defensa visitante despejó el balón en la línea.
Serie abierta
La cadencia no se modificó en el segmento final, donde la “Academia” tuvo una inmejorable oportunidad para duplicar la ventaja. A los 44, Alejandro Galdamez fue derribado en el área visitante por Hugo Vázquez. Pero Wyers, el futbolista más destacado de la visita, detuvo el penal a Marcos Rivadeneira.
La serie quedó abierta dado que la ventaja es mínima para viajar a Junín de Los Andes, sede de la revancha.
Habrá que observar que ocurre cuando Lácar asuma una postura más ofensiva en condición de local, dado que debe igualar la serie.
Pero el único hecho concreto es que en esta semifinal no hay nada resuelto.#
Por Francisco Caputo
En el comienzo de las semifinales del Clasificatorio Patagónico, hay una sensación agridulce para Racing Club.
La “Academia” logró la victoria ante Lácar de San Martín de Los Andes por 1-0. Pero el exiguo marcador, fruto de que el anfitrión no supo doblegar el cerrojo defensivo propuesto por el oponente, mantuvo la llave abierta.
En el inicio del partido, Racing Club comenzó a estrellarse contra la muralla de Lácar. El adversario reconoció su inferioridad respecto de la “Academia” y adoptó una postura ultraconservadora en el césped.
Javier Muradián, técnico visitante, desplegó un sistema con una línea de cinco zagueros, que en determinados momentos era integrada por seis hombres.
La telaraña defensiva se completaba con cuatro mediocampistas defensivos y un solo delantero, donde imperaba la solidaridad y el ataque era una cuestión terciaria. De hecho, el elenco de San Martín de Los Andes no generó una sola situación nítida de gol.
Garay, el iluminado
Por ello, el “Albirrojo”, pese a emplear tres futbolistas en ataque (Bartolomé Martínez, Brian Castillo y Kevin Garay), no lograba incomodar a la férrea visita.
Durante el primer tramo del encuentro, la única ocasión clara de gol fue un tiro libre de Facundo Larreguy despejado por Nicolás Weyers, arquero visitante, a los siete minutos.
No había claridad ofensiva ni conexiones entre los futbolistas racinguistas. Solamente la voluntad y las incursiones de Garay causaban preocupación a un cerrojo ordenado que parecía impenetrable.
Esa tenacidad individual le permitió a Racing Club abrir el marcador en un primer tiempo sin luces. A los 34 minutos, el enganche dolavense, tras una soberbia maniobra individual, ingresó al área visitante y efectuó un remate cruzado, que impactó en el segundo poste de Weyers antes de besar la red. Garay tuvo una segunda oportunidad a los 43, pero su tiro dentro del área fue bloqueado por un mar de piernas visitantes. Pese al tanto, Lácar no modificó su postura en el campo de juego. Su aspiración era bien nítida: si no se podía ganar o empatar, perder por escasa diferencia era la misión. Al sonar el silbatazo del entretiempo, era evidente la satisfacción de los futbolistas visitantes.
Cerrojo eficaz
En el comienzo del periodo final, Racing Club seguía sin vulnerar la voluminosa maraña visitante. Entre los seis y los siete minutos, dispuso de dos ocasiones para ampliar la diferencia.
En primera instancia, un tiro libre de Marcos Rivadeneira, desviado en un zaguero de Lácar, fue enviado al corner por Weyers. En la acción posterior, Facundo Larreguy envió un centro a Pablo Schmidt, cuyo cabezazo salió desviado por milímetros
Salvo esas ocasiones, Lácar se las ingenió para resistir sin elegancia pero con eficacia . Al igual que en el primer tiempo, Garay era el esperanza racinguista, por su inspiración.
El ingreso de Martín Bataller no aportaba los frutos deseados. Al final del partido, el “Piojo” retrocedió y se ubicó como lateral por izquierda. Había insistencia, pero no nitidez.
A los 26, tras una incursión de Larreguy por derecha, Castillo no pudo rematar por precisión. En la siguiente acción, la defensa visitante despejó el balón en la línea.
Serie abierta
La cadencia no se modificó en el segmento final, donde la “Academia” tuvo una inmejorable oportunidad para duplicar la ventaja. A los 44, Alejandro Galdamez fue derribado en el área visitante por Hugo Vázquez. Pero Wyers, el futbolista más destacado de la visita, detuvo el penal a Marcos Rivadeneira.
La serie quedó abierta dado que la ventaja es mínima para viajar a Junín de Los Andes, sede de la revancha.
Habrá que observar que ocurre cuando Lácar asuma una postura más ofensiva en condición de local, dado que debe igualar la serie.
Pero el único hecho concreto es que en esta semifinal no hay nada resuelto.#