Violó a dos menores, le dieron salidas, le hallan droga y lo condenan

Guillermo Andrada ató a dos chicas en Playa Unión para un abuso atroz. Ya tenía antecedentes y en 2016 lo condenaron. Pero el juez Gustavo Castro lo benefició con salidas laborales de Trelew a Puerto Madryn. En su primer viaje lo sorprendieron con marihuana para 351 porros. Volvieron a sentenciarlo.

29 DIC 2019 - 20:39 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

El 21 de septiembre de 2014, Guillermo Ezequiel “Eze” Andrada violó en Playa Unión a dos menores de 16 años que salían de una fiesta por el Día de la Primavera. Las obligó a entrar en una obra en construcción, las ató e hizo lo que quiso con ellas.

El 17 de agosto de 2016 fue condenado a 8 años de cárcel efectiva y declarado reincidente: ya tenía prontuario por delitos menos graves. Según el Registro Nacional, en junio de 2008 un tribunal de Mar del Plata le había impuesto a Andrada la pena única de 9 años de prisión: sintetizaba tres años que arrastraba desde mayo de 2006 en una causa correccional y siete años de octubre de 2007 por robo agravado por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio. A su nueva sentencia en Chubut la firmaron las juezas Ana Laura Servent, Patricia Asaro y Marcela Pérez.

Debía quedar libre en abril de 2022. Pero el 26 de noviembre de 2018 el juez Gustavo Castro aprobó incorporar a “Eze” en el régimen de semilibertad con el sistema de control electrónico. Lo autorizó a viajar desde el Centro de Detención de Trelew a Puerto Madryn para trabajar los lunes, miércoles y viernes.

Andrada debía retornar luego de cada jornada. En su primera salida le encontraron 8 bochas de marihuana. Por esa causa, este mes la jueza federal de Comodoro Rivadavia, Nora Cabrera de Monella, lo condenó ahora a 2 años y 6 meses de cárcel efectiva y lo declaró reincidente por segunda vez.

En el caso del abuso, la fiscal Griselda Encina y el defensor público Damián D’ Antonio acordaron un juicio abreviado. “Eze” reconoció que aquel Día de la Primavera siguió a las dos chicas, que salían de un salón de eventos sobre la doble trocha a Playa. Eran las 6 e iban a la casa del padre de una de ellas.

Les faltaba media cuadra cuando Andrada las abordó por atrás y les pidió todo. A una le apoyó en la espalda algo que parecía ser un arma. Las hizo avanzar hasta una obra sin puertas ni ventanas, en una esquina.

Atadas

Entregaron sus carteras. Las tiró boca abajo. A una la ató con el cordón de un zapato; a la otra la golpeó en la cabeza cuando intentó escapar y le anudó las manos con la cadena de una de las carteras, la boca con un alambre y le tapó el rostro con la media de su amiga. Abusó de ellas, las tapó con un nylon de la construcción, les robó los celulares y desapareció hasta que fue detenido y juzgado.

Dos años y tres meses después de su condena, el juez Castro permitió las salidas laborales para “Eze”, que hoy tiene 35 años.

Primer día laboral

En su primer paso por la terminal de ómnibus de Madryn, la mañana del 26 de diciembre del año pasado, la Policía Federal notó nervioso al violador, que llevaba su GPS en un tobillo e iba de bermudas de jean. Un operativo de control lo revisó y le descubrió ocho envoltorios de droga en un morral.

Andrada declaró que no podía ingresar de vuelta con marihuana al Centro de Detención, ni con dinero. Se quedó dormido rumbo al trabajo y lo despertó el chofer. “Iba a trabajar y la droga se la pasó gratis un amigo en el camino se la pasó gratis”.

No había ido nunca al lugar de trabajo pero conocía a su patrón. “En el momento que lo paró la Policía le dijo que esa marihuana era suya, era para fumar, es adicto y hace 3 años que va a tratamiento al Centro de Día”.

“Eze” pidió que le hicieran un análisis para verificar su consumo de marihuana. Aseguró que la droga no era para vender y que se la habían pasado ya fraccionada. “Pidió un par de faso a un amigo y le pasó eso. No lo quiere comprometer”. Aseguró que veía policías todos los días y que no lo ponían nervioso.

Según la versión policial, el hombre estaba sobre la plataforma. Al intentar identificarlo se lo notó intranquilo y maniobró su bolso varias veces para ocultarlo. Llevaba 8 envoltorios de látex como globos y en su interior, otro envoltorio de nylon con marihuana. Era suficiente para armar 351 porros.

La tarjeta de memoria de su celular tenía un video donde él mismo enseñaba cómo armar un cigarrillo. E imágenes de envoltorios de nylon negro con marihuana. Le preguntaron por qué llevaba tobillera.

Beneficio en duda

La jueza Monella concluyó que “Eze” había salido del Centro de Detención de Trelew pero no llegó a su trabajo porque se desvió del recorrido autorizado.

“Estaba en falta, se le había autorizado la primera salida para trabajar y se había desviado del camino, estaba en un lugar donde no debía, y con droga, y justo aparece la Policía queriéndolo identificar. De allí el nerviosismo y los movimientos tratando de esconder el bolso que portaba que los policías observaron”.

Andrada fue condenado por tenencia simple de estupefacientes a dos años y seis meses de prisión efectiva, una multa de $ 225 y las costas del juicio incluyendo el costo de la pericia química. La magistrada lo declaró reincidente por segunda vez.

Una copia del fallo federal le fue enviada al juez Castro. Deberá decidir si el violador sigue con su beneficio de salidas laborales.

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29 DIC 2019 - 20:39

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

El 21 de septiembre de 2014, Guillermo Ezequiel “Eze” Andrada violó en Playa Unión a dos menores de 16 años que salían de una fiesta por el Día de la Primavera. Las obligó a entrar en una obra en construcción, las ató e hizo lo que quiso con ellas.

El 17 de agosto de 2016 fue condenado a 8 años de cárcel efectiva y declarado reincidente: ya tenía prontuario por delitos menos graves. Según el Registro Nacional, en junio de 2008 un tribunal de Mar del Plata le había impuesto a Andrada la pena única de 9 años de prisión: sintetizaba tres años que arrastraba desde mayo de 2006 en una causa correccional y siete años de octubre de 2007 por robo agravado por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio. A su nueva sentencia en Chubut la firmaron las juezas Ana Laura Servent, Patricia Asaro y Marcela Pérez.

Debía quedar libre en abril de 2022. Pero el 26 de noviembre de 2018 el juez Gustavo Castro aprobó incorporar a “Eze” en el régimen de semilibertad con el sistema de control electrónico. Lo autorizó a viajar desde el Centro de Detención de Trelew a Puerto Madryn para trabajar los lunes, miércoles y viernes.

Andrada debía retornar luego de cada jornada. En su primera salida le encontraron 8 bochas de marihuana. Por esa causa, este mes la jueza federal de Comodoro Rivadavia, Nora Cabrera de Monella, lo condenó ahora a 2 años y 6 meses de cárcel efectiva y lo declaró reincidente por segunda vez.

En el caso del abuso, la fiscal Griselda Encina y el defensor público Damián D’ Antonio acordaron un juicio abreviado. “Eze” reconoció que aquel Día de la Primavera siguió a las dos chicas, que salían de un salón de eventos sobre la doble trocha a Playa. Eran las 6 e iban a la casa del padre de una de ellas.

Les faltaba media cuadra cuando Andrada las abordó por atrás y les pidió todo. A una le apoyó en la espalda algo que parecía ser un arma. Las hizo avanzar hasta una obra sin puertas ni ventanas, en una esquina.

Atadas

Entregaron sus carteras. Las tiró boca abajo. A una la ató con el cordón de un zapato; a la otra la golpeó en la cabeza cuando intentó escapar y le anudó las manos con la cadena de una de las carteras, la boca con un alambre y le tapó el rostro con la media de su amiga. Abusó de ellas, las tapó con un nylon de la construcción, les robó los celulares y desapareció hasta que fue detenido y juzgado.

Dos años y tres meses después de su condena, el juez Castro permitió las salidas laborales para “Eze”, que hoy tiene 35 años.

Primer día laboral

En su primer paso por la terminal de ómnibus de Madryn, la mañana del 26 de diciembre del año pasado, la Policía Federal notó nervioso al violador, que llevaba su GPS en un tobillo e iba de bermudas de jean. Un operativo de control lo revisó y le descubrió ocho envoltorios de droga en un morral.

Andrada declaró que no podía ingresar de vuelta con marihuana al Centro de Detención, ni con dinero. Se quedó dormido rumbo al trabajo y lo despertó el chofer. “Iba a trabajar y la droga se la pasó gratis un amigo en el camino se la pasó gratis”.

No había ido nunca al lugar de trabajo pero conocía a su patrón. “En el momento que lo paró la Policía le dijo que esa marihuana era suya, era para fumar, es adicto y hace 3 años que va a tratamiento al Centro de Día”.

“Eze” pidió que le hicieran un análisis para verificar su consumo de marihuana. Aseguró que la droga no era para vender y que se la habían pasado ya fraccionada. “Pidió un par de faso a un amigo y le pasó eso. No lo quiere comprometer”. Aseguró que veía policías todos los días y que no lo ponían nervioso.

Según la versión policial, el hombre estaba sobre la plataforma. Al intentar identificarlo se lo notó intranquilo y maniobró su bolso varias veces para ocultarlo. Llevaba 8 envoltorios de látex como globos y en su interior, otro envoltorio de nylon con marihuana. Era suficiente para armar 351 porros.

La tarjeta de memoria de su celular tenía un video donde él mismo enseñaba cómo armar un cigarrillo. E imágenes de envoltorios de nylon negro con marihuana. Le preguntaron por qué llevaba tobillera.

Beneficio en duda

La jueza Monella concluyó que “Eze” había salido del Centro de Detención de Trelew pero no llegó a su trabajo porque se desvió del recorrido autorizado.

“Estaba en falta, se le había autorizado la primera salida para trabajar y se había desviado del camino, estaba en un lugar donde no debía, y con droga, y justo aparece la Policía queriéndolo identificar. De allí el nerviosismo y los movimientos tratando de esconder el bolso que portaba que los policías observaron”.

Andrada fue condenado por tenencia simple de estupefacientes a dos años y seis meses de prisión efectiva, una multa de $ 225 y las costas del juicio incluyendo el costo de la pericia química. La magistrada lo declaró reincidente por segunda vez.

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