Editorial / Una tormenta de verano que pondrá a prueba la fortaleza de todo el Gobierno

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Dar la cara. Esta vez fue el ministro Antonena quien salió a hablar.
04 ENE 2020 - 20:21 | Actualizado

Duró poco la “paz social” que tanto se reclamó desde varios sectores de la sociedad en los momentos más álgidos del año pasado, con cuatro meses de paro docente y rutas cortadas por doquier. Tras el cambio de Gobierno (en realidad, de algunos actores de ese poder dominante, porque la esencia venía de atrás), y aún a sabiendas de que si el Gobierno tenía problemas para pagar los salarios dentro del mes también los iba a tener para juntar en diciembre una masa salarial y media para hacer frente al medio aguinaldo, daba la sensación de que se podía atravesar el comienzo del año con una tensa calma, sin que la sangre llegue al río.

Pero la semana que se inicia mañana, la primera de cinco días hábiles tras los feriados y asuetos por las Fiestas, pondrá a prueba la solidez del nuevo-viejo Gobierno. Desde mañana, algunos de los principales gremios de estatales volverán a las calles, los medios y, algunos, amenazan con ir también a las rutas a sacudir la tranquilidad de los veraneantes. La movida pondrá a prueba al Gobierno de Mariano Arcioni y Ricardo Sastre. Si no enfrentan lo que viene juntos el temporal los mojará a los dos.

Una aspirina

El jueves, cuando tuvo que poner la cara por todo el Gobierno para dar la mala noticia, el ministro de Economía, Oscar Antonena, dijo la verdad sin medias tintas: no está la plata para pagar los aguinaldos de los empleados públicos activos (los jubilados ya cobraron antes de fin de año) y recién esta semana tratarán de conseguirla mediante un nuevo endeudamiento de corto plazo, que es una aspirina para el dolor de cabeza pero de ninguna manera calmará los males de fondo.

Antonena habló después de una reunión con el gobernador Mariano Arcioni, que sin embargo no se dejó ver como para apaciguar la pequeña campaña que le hicieron sus enemigos políticos de adentro y de afuera en las redes sociales, dando a entender que estaba de vacaciones en el exterior sin los aguinaldos pagos. Inclusive, algunos dirigentes vinculados al poder político de Puerto Madryn postearon fotos de Dubai, con mensajes tan irónicos que no eran necesarios explicar.

Si alguno cree que a veintisiete días de asumir el nuevo gobierno hay margen para hacer alguna zancadilla y que sólo se caiga Arcioni, no comprende los peligros que ese juego perverso puede terminar significando.

Es verdad, también, que el Gobierno provincial ha venido exponiendo varios puntos flacos en todo este tiempo pero el de la comunicación es uno de los imperdonables. Comunicar para mostrar lo que se hace está bien pero es como jactarse de lo sencillo. Lo realmente importante en términos de comunicación es entender cómo funciona el poder y tener la muñeca suficiente como para anticiparse a las consecuencias que puede traer lo que no se prometió y no se va a poder hacer en tiempo y forma.

Dónde hay un mango

Las gestiones que Antonena realizará esta semana en Buenos Aires para colocar más Letras de corto plazo para poder hacerse de los casi 1.400 millones que faltan para pagar el aguinaldo no serán suficientes porque a esta altura también hay que tener alguna certeza sobre el cronograma de pagos de los sueldos de diciembre que hay que pagar en enero, que significan otros 4.000 millones.

En la caja hay nada más de 500 millones de pesos, que fue el adelanto que le dio el Gobierno nacional de la coparticipación.

Por eso Arcioni también irá a Buenos Aires para mantener reuniones con funcionarios lo más cercano posible a Alberto Fernández. El martes, el gobernador espera poder obtener un salvataje del Gobierno nacional que lo ayude, al menos, a salir de este atolladero de corto plazo.

Es claro que la Casa Rosada no lo va a dejar a pie pero, con seguridad, le pasarán alguna factura por la operación mediática que algún funcionario de Fontana 50 armó con un diario del Valle (que no es Jornada, por supuesto), para instalar la idea de que el plan económico de Alberto Fernández para salir lo más rápido de la crisis en la que hundió al país Mauricio Macri le iba a costar a Chubut unos $ 12.500 millones este año. O utilizaron un ábaco para hacer las cuentas o, decididamente, alguien quiso embarrar la cancha.

Los menos optimistas estiman que la disminución de ingresos por las retenciones al petróleo podría llegar a $ 2.000 millones, que es “nada” al lado de los $ 2.500 que se fueron por la canaleta del inesperado “populismo” al que apeló Cambiemos tras la paliza electoral en las PASO, que entre otras cosas congeló el precios de los combustibles y perjudicó a las provincias productoras como Chubut.

Los $ 2.000 millones que se podrían perder como mucho ahora se podrán recuperar en la mesa de negociaciones que el Gobierno nacional prometió armar para discutir las compensaciones por los desfasajes fiscales del plan que impulsó.

Chubut necesita afinar la relación con Nación pero también avanzar de manera decidida en un “reperfilamiento” de su deuda de mediano y largo plazo. Este año, por ejemplo, tiene que hacer frente a fuertes vencimientos: en enero, sin ir más lejos, hay que levantar 17 millones de dólares que se vencen por bonos emitidos en 2010 y 2016. Pero a lo largo del año hay otros 13.000 millones de pesos que si no se reestructuran serán una tonelada de plomo intentando flotar arriba de un bote. Y el bote somos todos nosotros, por si algún distraído no entiende la metáfora.

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Dar la cara. Esta vez fue el ministro Antonena quien salió a hablar.
04 ENE 2020 - 20:21

Duró poco la “paz social” que tanto se reclamó desde varios sectores de la sociedad en los momentos más álgidos del año pasado, con cuatro meses de paro docente y rutas cortadas por doquier. Tras el cambio de Gobierno (en realidad, de algunos actores de ese poder dominante, porque la esencia venía de atrás), y aún a sabiendas de que si el Gobierno tenía problemas para pagar los salarios dentro del mes también los iba a tener para juntar en diciembre una masa salarial y media para hacer frente al medio aguinaldo, daba la sensación de que se podía atravesar el comienzo del año con una tensa calma, sin que la sangre llegue al río.

Pero la semana que se inicia mañana, la primera de cinco días hábiles tras los feriados y asuetos por las Fiestas, pondrá a prueba la solidez del nuevo-viejo Gobierno. Desde mañana, algunos de los principales gremios de estatales volverán a las calles, los medios y, algunos, amenazan con ir también a las rutas a sacudir la tranquilidad de los veraneantes. La movida pondrá a prueba al Gobierno de Mariano Arcioni y Ricardo Sastre. Si no enfrentan lo que viene juntos el temporal los mojará a los dos.

Una aspirina

El jueves, cuando tuvo que poner la cara por todo el Gobierno para dar la mala noticia, el ministro de Economía, Oscar Antonena, dijo la verdad sin medias tintas: no está la plata para pagar los aguinaldos de los empleados públicos activos (los jubilados ya cobraron antes de fin de año) y recién esta semana tratarán de conseguirla mediante un nuevo endeudamiento de corto plazo, que es una aspirina para el dolor de cabeza pero de ninguna manera calmará los males de fondo.

Antonena habló después de una reunión con el gobernador Mariano Arcioni, que sin embargo no se dejó ver como para apaciguar la pequeña campaña que le hicieron sus enemigos políticos de adentro y de afuera en las redes sociales, dando a entender que estaba de vacaciones en el exterior sin los aguinaldos pagos. Inclusive, algunos dirigentes vinculados al poder político de Puerto Madryn postearon fotos de Dubai, con mensajes tan irónicos que no eran necesarios explicar.

Si alguno cree que a veintisiete días de asumir el nuevo gobierno hay margen para hacer alguna zancadilla y que sólo se caiga Arcioni, no comprende los peligros que ese juego perverso puede terminar significando.

Es verdad, también, que el Gobierno provincial ha venido exponiendo varios puntos flacos en todo este tiempo pero el de la comunicación es uno de los imperdonables. Comunicar para mostrar lo que se hace está bien pero es como jactarse de lo sencillo. Lo realmente importante en términos de comunicación es entender cómo funciona el poder y tener la muñeca suficiente como para anticiparse a las consecuencias que puede traer lo que no se prometió y no se va a poder hacer en tiempo y forma.

Dónde hay un mango

Las gestiones que Antonena realizará esta semana en Buenos Aires para colocar más Letras de corto plazo para poder hacerse de los casi 1.400 millones que faltan para pagar el aguinaldo no serán suficientes porque a esta altura también hay que tener alguna certeza sobre el cronograma de pagos de los sueldos de diciembre que hay que pagar en enero, que significan otros 4.000 millones.

En la caja hay nada más de 500 millones de pesos, que fue el adelanto que le dio el Gobierno nacional de la coparticipación.

Por eso Arcioni también irá a Buenos Aires para mantener reuniones con funcionarios lo más cercano posible a Alberto Fernández. El martes, el gobernador espera poder obtener un salvataje del Gobierno nacional que lo ayude, al menos, a salir de este atolladero de corto plazo.

Es claro que la Casa Rosada no lo va a dejar a pie pero, con seguridad, le pasarán alguna factura por la operación mediática que algún funcionario de Fontana 50 armó con un diario del Valle (que no es Jornada, por supuesto), para instalar la idea de que el plan económico de Alberto Fernández para salir lo más rápido de la crisis en la que hundió al país Mauricio Macri le iba a costar a Chubut unos $ 12.500 millones este año. O utilizaron un ábaco para hacer las cuentas o, decididamente, alguien quiso embarrar la cancha.

Los menos optimistas estiman que la disminución de ingresos por las retenciones al petróleo podría llegar a $ 2.000 millones, que es “nada” al lado de los $ 2.500 que se fueron por la canaleta del inesperado “populismo” al que apeló Cambiemos tras la paliza electoral en las PASO, que entre otras cosas congeló el precios de los combustibles y perjudicó a las provincias productoras como Chubut.

Los $ 2.000 millones que se podrían perder como mucho ahora se podrán recuperar en la mesa de negociaciones que el Gobierno nacional prometió armar para discutir las compensaciones por los desfasajes fiscales del plan que impulsó.

Chubut necesita afinar la relación con Nación pero también avanzar de manera decidida en un “reperfilamiento” de su deuda de mediano y largo plazo. Este año, por ejemplo, tiene que hacer frente a fuertes vencimientos: en enero, sin ir más lejos, hay que levantar 17 millones de dólares que se vencen por bonos emitidos en 2010 y 2016. Pero a lo largo del año hay otros 13.000 millones de pesos que si no se reestructuran serán una tonelada de plomo intentando flotar arriba de un bote. Y el bote somos todos nosotros, por si algún distraído no entiende la metáfora.


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