Un “Lobo” suelto en bosque ajeno

Jorge Newbery sorprendió con su pragmatismo en el Barrio Industrial. Fue un “pescador” de oportunidades y superó a Huracán en un debut a cancha llena. Rivera en contra en el PT y Ariel Bazán sobre el final, materializaron un festejado 2-0.

02 FEB 2020 - 21:39 | Actualizado

No siempre gana el mejor, el dueño de la pelota y el que en la suma de situaciones, se cansó de llegar.

El triunfo de Jorge Newbery en el clásico comodorense ante Huracán en el mismísimo César Muñóz tiene que ver con ésta consigna futbolera. Al “Lobo” le alcanzó con defenderse criteriosamente; con “tirarle” la presión al rival y capitalizar las pocas chances que dispuso: de hecho festejó un gol en contra en el primer tiempo y sobre la hora, después de una maratón de rebotes lo cerró con el grito de un defensor.

Huracán en el plano de los merecimientos debió llevarse algo más. Pero el bajón pronunciado en el segundo tiempo, la falta de “tiza” para definir y un par de producciones individuales que estuvieron por debajo de sus posibilidades, lo fueron dejando sin nafta en los momentos de quiebre.

El “Globo” pareció ser más ambicioso. Chiquichano movió el poste tras un rebote a la salida de un corner a los 38’ y parecía que la localía estimulaba por sobre los nervios del debut. Asomó Valdéz como un refuerzo para mirar; algunas ráfagas de Chiquichano y cierta pelea solitaria de Linares para redondear un buen arranque. También Garino intentó sumarse a ese círculo virtuoso que pareció encerrar al Lobo en su territorio y limitarlo a esperar su oportunidad en la contra. Inclusive un cabezazo de Zúñiga llegó a ponerlo de cara al gol.

El equipo de Guerreiro entendió rápido cuál era el negocio: esfuerzo para marcar; concentración extrema; un plus de aguante y un 4-4-2 sostenido a rajatabla. Mauro Villegas parecía guardarse el boleto de la contra aunque con poca pista para despegar.

La fortaleza de Newbery empezó en su defensa, con un tarde sólida de Barrientos –un kit de seguridad- y Ariel Rubio más una idea bien aplicada de no tomar riesgos innecesarios; complicándose lo menos posible y frustrando a un rival que sostenía su posesión pero lejos del arco.

Antes de que se duerma el PT, desbordó Dzaja por izquierda; Villegas aguantó el espacio y con el arquero pasado, Mariano Rivero terminó venciendo su propia valla en un intento de cierre desafortunado.

Un 1-0 que representó para uno, un golpe duro antes del descanso y quizás, un premio excesivo para el otro cuando se cumplían 46 minutos. Y hasta Newbery se quedó con la última, cuando Marchant asistió a Villegas para que éste desperdicie una chance segura.

Con ventaja el pizarrón de Newbery se hizo inamovible. Porque a la transpiración le sumó ideas; los centrales siguieron nutriéndose de aciertos y el equipo entendió que en lo colectivo estaba la llave. Por eso, los volantes terminaron de completar un rompecabezas perfecto. Huracán se quedó sin intérpretes para jugar; perdió profundidad y careció de ideas para “golpear” las puertas de un rival metido en su propósito y fortalecido con el tanteador.

El “Globo” igual, nunca dejó de intentarlo. Puso en cancha la totalidad de sus recursos. Mandó a Matías Jara y Jesús Molina para apretar ahí arriba e intimidar con un trío que pocas veces logró complementarse. Molina conmovió el palo nuevamente cuando parecía que el empate era un opción pero enseguida, la realidad volvió a marcar las realidades: El local acusó el impacto y aunque el público terminó premiando su esfuerzo, nunca pudo romper el cerco aún mereciendo mejor suerte.

Barrientos, caudillo defensivo, se quedó con los pocos intentos que tuvo Huracán en su desesperación, cuando el reloj terminó de condicionarlo y el resultado se hacía ilevantable. En el medio, hubo tres expulsados: Valdéz por doble amarilla y Rivera (H) y Villegas (H) por un encontronazo que les valió la roja.

Al final, Newbery lo redondeó enfrente con otro gol que no estaba en los planes. En descuento y cuando casi no quedaba resto, otra vez Villegas peleó un centro; Alcaín no terminó de resolver y Ariel Bazán, apareciendo libre por el fondo, solamente debió tocarla hacia la red para habilitar el festejo que resonó en otro extremo de la zona oeste.#

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02 FEB 2020 - 21:39

No siempre gana el mejor, el dueño de la pelota y el que en la suma de situaciones, se cansó de llegar.

El triunfo de Jorge Newbery en el clásico comodorense ante Huracán en el mismísimo César Muñóz tiene que ver con ésta consigna futbolera. Al “Lobo” le alcanzó con defenderse criteriosamente; con “tirarle” la presión al rival y capitalizar las pocas chances que dispuso: de hecho festejó un gol en contra en el primer tiempo y sobre la hora, después de una maratón de rebotes lo cerró con el grito de un defensor.

Huracán en el plano de los merecimientos debió llevarse algo más. Pero el bajón pronunciado en el segundo tiempo, la falta de “tiza” para definir y un par de producciones individuales que estuvieron por debajo de sus posibilidades, lo fueron dejando sin nafta en los momentos de quiebre.

El “Globo” pareció ser más ambicioso. Chiquichano movió el poste tras un rebote a la salida de un corner a los 38’ y parecía que la localía estimulaba por sobre los nervios del debut. Asomó Valdéz como un refuerzo para mirar; algunas ráfagas de Chiquichano y cierta pelea solitaria de Linares para redondear un buen arranque. También Garino intentó sumarse a ese círculo virtuoso que pareció encerrar al Lobo en su territorio y limitarlo a esperar su oportunidad en la contra. Inclusive un cabezazo de Zúñiga llegó a ponerlo de cara al gol.

El equipo de Guerreiro entendió rápido cuál era el negocio: esfuerzo para marcar; concentración extrema; un plus de aguante y un 4-4-2 sostenido a rajatabla. Mauro Villegas parecía guardarse el boleto de la contra aunque con poca pista para despegar.

La fortaleza de Newbery empezó en su defensa, con un tarde sólida de Barrientos –un kit de seguridad- y Ariel Rubio más una idea bien aplicada de no tomar riesgos innecesarios; complicándose lo menos posible y frustrando a un rival que sostenía su posesión pero lejos del arco.

Antes de que se duerma el PT, desbordó Dzaja por izquierda; Villegas aguantó el espacio y con el arquero pasado, Mariano Rivero terminó venciendo su propia valla en un intento de cierre desafortunado.

Un 1-0 que representó para uno, un golpe duro antes del descanso y quizás, un premio excesivo para el otro cuando se cumplían 46 minutos. Y hasta Newbery se quedó con la última, cuando Marchant asistió a Villegas para que éste desperdicie una chance segura.

Con ventaja el pizarrón de Newbery se hizo inamovible. Porque a la transpiración le sumó ideas; los centrales siguieron nutriéndose de aciertos y el equipo entendió que en lo colectivo estaba la llave. Por eso, los volantes terminaron de completar un rompecabezas perfecto. Huracán se quedó sin intérpretes para jugar; perdió profundidad y careció de ideas para “golpear” las puertas de un rival metido en su propósito y fortalecido con el tanteador.

El “Globo” igual, nunca dejó de intentarlo. Puso en cancha la totalidad de sus recursos. Mandó a Matías Jara y Jesús Molina para apretar ahí arriba e intimidar con un trío que pocas veces logró complementarse. Molina conmovió el palo nuevamente cuando parecía que el empate era un opción pero enseguida, la realidad volvió a marcar las realidades: El local acusó el impacto y aunque el público terminó premiando su esfuerzo, nunca pudo romper el cerco aún mereciendo mejor suerte.

Barrientos, caudillo defensivo, se quedó con los pocos intentos que tuvo Huracán en su desesperación, cuando el reloj terminó de condicionarlo y el resultado se hacía ilevantable. En el medio, hubo tres expulsados: Valdéz por doble amarilla y Rivera (H) y Villegas (H) por un encontronazo que les valió la roja.

Al final, Newbery lo redondeó enfrente con otro gol que no estaba en los planes. En descuento y cuando casi no quedaba resto, otra vez Villegas peleó un centro; Alcaín no terminó de resolver y Ariel Bazán, apareciendo libre por el fondo, solamente debió tocarla hacia la red para habilitar el festejo que resonó en otro extremo de la zona oeste.#


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