Una ventana a la vida de los migrantes del VIRCh

Se publicó en internet un trabajo documental denominado “Trayectos Migrantes”. A través de fotografías e información permite conocer la vida y trabajo de las familias de origen boliviano que desde más de tres décadas se dedican a la producción agropecuaria desde 28 de Julio hasta Rawson.

Labor. El informe centra su atención en la vida y trabajo de los migrantes de origen boliviano
23 FEB 2020 - 20:20 | Actualizado

Durante tres años un equipo integrado por Nancy Esther Calfín, Lucas Britapaja y Noelia Otero recorrió las chacras del Valle Inferior del Río Chubut buscando historias. Si bien la elección de las chacras fue aleatoria, el objetivo era claro y concreto: retratar en imágenes y obtener datos sobre los migrantes de origen boliviano que desde principios de la década de 1980 se han asentado en la zona para dedicarse a la producción rural.

El trabajo se llama “Trayectos Migrantes” y se define como un informe documental con base en la fotografía, pero también con un importante cúmulo de información obtenida a través de horas de trabajo junto a las familias que viven a los largo del valle irrigado por el río Chubut, desde 28 de Julio hasta Rawson.

Vida y trabajo en el VIRCh

La presentación del trabajo asegura que más allá de la historia de los pueblos originarios, y la inmigración galesa, “ya hace más de tres décadas que es sostenido fundamentalmente por el trabajo de inmigrantes e hijos de personas provenientes de Bolivia. La historia galesa perdura en las denominaciones de las localidades aledañas, la cartelería vial y las escuelas. Pero hacia dentro de muchas de las chacras son los migrantes de origen boliviano quienes viven, trabajan, producen y comercializan lo que nace de esta tierra”.

En diálogo con Cadena Tiempo, Noelia Otero contó que “Trayectos Migrantes” se basa en la historia de los productores rurales de origen boliviano en la Patagonia, y la idea surgió “a partir del debate con amigos, de ver una realidad de sociedad, y poder volcar un saber común que es la fotografía”.

“Lo que nos une es la fotografía, pero también una mirada del mundo, de la sociedad,y algunas preocupaciones” dijo Lucas por su parte. Y aseguró que al ser conocedores “del poder de la fotografía, de la fuerza que tiene, empezamos este trabajo que mezcla fotoperiodismo, tiene también algo de etnográfico y si bien no somos antropólogos, la idea era un poco eso, tratar de resaltar una historia oculta”.

El objetivo de retratar a los migrantes de origen boliviano que se dedican a la producción de verduras de hojas, hortalizas y otro tipos de productos de la tierra, “porque en definitiva son parte fundamental de nuestra vida; si hablamos de las verduras que forman parte de nuestra dieta básica, en su gran mayoría son producidas por personas migrantes” expresó Britapaja en relación al objetivo del trabajo.

Uno de los abordajes que propone el trabajo que ya se puede explorar en internet, y al cual se accede a través de las redes sociales como Trayectos Migrantes, es de qué manera se refleja a quienes son el eje del trabajo. “Nosotros elegimos utilizar una distinción de migrantes de origen boliviano, porque ya la mayoría tienen Documento de Identidad argentino, y vienen de dos o tres generaciones de hijos argentinos; son bolivianos y argentinos, pero es un tema que estaba un poco subalternizado, una historia oculta en la sociedad, entonces queremos contribuir con un granito de arena”.

Una tarea compleja

“Cuando arrancamos no era fácil porque nosotros no formamos parte de su comunidad” recuerda Lucas, y aseguró que tuvieron que golpear puertas, “explicar lo que queríamos hacer, que ellos permitieran que hicieran el trabajo, que les copara el proyecto y como todo al principio había dudas, suspicacias, como a cualquier persona que quiera entrar a tu casa para sacarte fotos y contar tu historia”.

Noelia en tanto, sostuvo que la experiencia “fu todo un camino, un trayecto, de aprender a respetarlos, de entender sus tiempos, de entregar las fotos en papel como una gentileza para que vieran lo que hacíamos, de construir un vínculo desde el respeto, el cariño y así de a poco ir entrando”.

El trabajo aborda distintos tópicos de la vida de los migrantes, desde la estigmatización por su origen o su progreso económico, hasta la dependencia del consumo de hojas de coca y como esto influyó en algún momento para que muchos volvieran a su zona de origen.

El desarrollo de las técnicas de cultivo, la fortaleza física para el trabajo rural y la organización de las familias en función de la producción también son parte del extenso trabajo que puede consultarse en internet, además de una galería de imágenes, tanto en color como en blanco y negro.

A lo largo del texto, se asegura que la mayoría de los productores migrantes que habitan nuestra zona llegaron procedente de Sucre y que el arribo de nuevos integrantes de la comunidad se dio a partir de una red “de información y vinculación a partir del parentesco o de relaciones de paisanaje; es decir: la información sobre esta zona de trabajo y posibilidades económicas se transmite en Bolivia entre personas de una misma zona geográfica, quienes luego van replicando la experiencia de migrar” asegura el trabajo.

De principio a fin

Algunos llegaron al VIRCh desde otras zonas de Argentina, donde estuvieron anteriormente, en tanto que otros vinieron directamente desde Bolivia.

Las historias se fueron armando con el tiempo. “La selección de las chacras fue aleatoria” en los inicios del trabajo, de manera que “íbamos ingresando y nos fue pasando que a medida que se empezaban a soltar y entendían cuál era nuestro propósito, nos fueron indicando quiénes eran las personas importantes”.

“Así llegamos a una de las historias sobre Donato, a quien el resto reconocen como el más antiguo migrante de origen boliviano en la zona” cuentan los realizadores. Si bien no hay fechas concretas, se afirma que su llegada al VIRCh ocurrió a principios de la década de 1980, pero es complejo establecer un momento exacto porque no hay estudios.

De esa manera, y a medida que “se van soltando, uno va armando un rompecabezas, por lo cual el escenario en el que estamos se sigue moviendo” y por eso tanto Noelia como Lucas aseguran que no es un informe cerrado, sino que se va a ir enriqueciendo con el tiempo.

Tras horas de hablar y fotografiar a los vecinos del Valle, la producción propia también está a disposición de la gente, que a través de la mirada de Nancy, Noelia y Lucas podrán conocer un poco más sobre la vida de los vecinos de las áreas productivas bajo riego en la zona del Valle Inferior del Río Chubut.

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Labor. El informe centra su atención en la vida y trabajo de los migrantes de origen boliviano
23 FEB 2020 - 20:20

Durante tres años un equipo integrado por Nancy Esther Calfín, Lucas Britapaja y Noelia Otero recorrió las chacras del Valle Inferior del Río Chubut buscando historias. Si bien la elección de las chacras fue aleatoria, el objetivo era claro y concreto: retratar en imágenes y obtener datos sobre los migrantes de origen boliviano que desde principios de la década de 1980 se han asentado en la zona para dedicarse a la producción rural.

El trabajo se llama “Trayectos Migrantes” y se define como un informe documental con base en la fotografía, pero también con un importante cúmulo de información obtenida a través de horas de trabajo junto a las familias que viven a los largo del valle irrigado por el río Chubut, desde 28 de Julio hasta Rawson.

Vida y trabajo en el VIRCh

La presentación del trabajo asegura que más allá de la historia de los pueblos originarios, y la inmigración galesa, “ya hace más de tres décadas que es sostenido fundamentalmente por el trabajo de inmigrantes e hijos de personas provenientes de Bolivia. La historia galesa perdura en las denominaciones de las localidades aledañas, la cartelería vial y las escuelas. Pero hacia dentro de muchas de las chacras son los migrantes de origen boliviano quienes viven, trabajan, producen y comercializan lo que nace de esta tierra”.

En diálogo con Cadena Tiempo, Noelia Otero contó que “Trayectos Migrantes” se basa en la historia de los productores rurales de origen boliviano en la Patagonia, y la idea surgió “a partir del debate con amigos, de ver una realidad de sociedad, y poder volcar un saber común que es la fotografía”.

“Lo que nos une es la fotografía, pero también una mirada del mundo, de la sociedad,y algunas preocupaciones” dijo Lucas por su parte. Y aseguró que al ser conocedores “del poder de la fotografía, de la fuerza que tiene, empezamos este trabajo que mezcla fotoperiodismo, tiene también algo de etnográfico y si bien no somos antropólogos, la idea era un poco eso, tratar de resaltar una historia oculta”.

El objetivo de retratar a los migrantes de origen boliviano que se dedican a la producción de verduras de hojas, hortalizas y otro tipos de productos de la tierra, “porque en definitiva son parte fundamental de nuestra vida; si hablamos de las verduras que forman parte de nuestra dieta básica, en su gran mayoría son producidas por personas migrantes” expresó Britapaja en relación al objetivo del trabajo.

Uno de los abordajes que propone el trabajo que ya se puede explorar en internet, y al cual se accede a través de las redes sociales como Trayectos Migrantes, es de qué manera se refleja a quienes son el eje del trabajo. “Nosotros elegimos utilizar una distinción de migrantes de origen boliviano, porque ya la mayoría tienen Documento de Identidad argentino, y vienen de dos o tres generaciones de hijos argentinos; son bolivianos y argentinos, pero es un tema que estaba un poco subalternizado, una historia oculta en la sociedad, entonces queremos contribuir con un granito de arena”.

Una tarea compleja

“Cuando arrancamos no era fácil porque nosotros no formamos parte de su comunidad” recuerda Lucas, y aseguró que tuvieron que golpear puertas, “explicar lo que queríamos hacer, que ellos permitieran que hicieran el trabajo, que les copara el proyecto y como todo al principio había dudas, suspicacias, como a cualquier persona que quiera entrar a tu casa para sacarte fotos y contar tu historia”.

Noelia en tanto, sostuvo que la experiencia “fu todo un camino, un trayecto, de aprender a respetarlos, de entender sus tiempos, de entregar las fotos en papel como una gentileza para que vieran lo que hacíamos, de construir un vínculo desde el respeto, el cariño y así de a poco ir entrando”.

El trabajo aborda distintos tópicos de la vida de los migrantes, desde la estigmatización por su origen o su progreso económico, hasta la dependencia del consumo de hojas de coca y como esto influyó en algún momento para que muchos volvieran a su zona de origen.

El desarrollo de las técnicas de cultivo, la fortaleza física para el trabajo rural y la organización de las familias en función de la producción también son parte del extenso trabajo que puede consultarse en internet, además de una galería de imágenes, tanto en color como en blanco y negro.

A lo largo del texto, se asegura que la mayoría de los productores migrantes que habitan nuestra zona llegaron procedente de Sucre y que el arribo de nuevos integrantes de la comunidad se dio a partir de una red “de información y vinculación a partir del parentesco o de relaciones de paisanaje; es decir: la información sobre esta zona de trabajo y posibilidades económicas se transmite en Bolivia entre personas de una misma zona geográfica, quienes luego van replicando la experiencia de migrar” asegura el trabajo.

De principio a fin

Algunos llegaron al VIRCh desde otras zonas de Argentina, donde estuvieron anteriormente, en tanto que otros vinieron directamente desde Bolivia.

Las historias se fueron armando con el tiempo. “La selección de las chacras fue aleatoria” en los inicios del trabajo, de manera que “íbamos ingresando y nos fue pasando que a medida que se empezaban a soltar y entendían cuál era nuestro propósito, nos fueron indicando quiénes eran las personas importantes”.

“Así llegamos a una de las historias sobre Donato, a quien el resto reconocen como el más antiguo migrante de origen boliviano en la zona” cuentan los realizadores. Si bien no hay fechas concretas, se afirma que su llegada al VIRCh ocurrió a principios de la década de 1980, pero es complejo establecer un momento exacto porque no hay estudios.

De esa manera, y a medida que “se van soltando, uno va armando un rompecabezas, por lo cual el escenario en el que estamos se sigue moviendo” y por eso tanto Noelia como Lucas aseguran que no es un informe cerrado, sino que se va a ir enriqueciendo con el tiempo.

Tras horas de hablar y fotografiar a los vecinos del Valle, la producción propia también está a disposición de la gente, que a través de la mirada de Nancy, Noelia y Lucas podrán conocer un poco más sobre la vida de los vecinos de las áreas productivas bajo riego en la zona del Valle Inferior del Río Chubut.


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