Editorial / Las otras pandemias de Chubut

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14 MAR 2020 - 20:37 | Actualizado

Sobre llovido, mojado. Si algo le faltaba a la inestable situación política, económica, financiera y social de Chubut, era entrar en una emergencia sanitaria debido al coronavirus.

Está demás decir qué es lo verdaderamente importante ahora, cuando de salud pública se trata, pero habrá que ir viendo cómo evoluciona la situación del Covid-19 (el nombre técnico de los que todos llamamos “coronavirus”) para saber qué le puede deparar a la crisis crónica de la Provincia.

El Gobierno provincial puso rápidamente en marcha los operativos de control para imponer las medidas preventivas –y de restricción- que hay que tomar para evitar una dispersión del virus, que se estima que las próximas ocho a diez semanas afectará a una parte importante de los argentinos, aunque muchos atravesarán ese ciclo de manera asintomática: es decir, sin síntomas que requieran una atención especial.

Será inevitable y muy difícil de controlar la situación de alarma generada por el bombardeo que hacen muchos medios de comunicación, más preocupados por sumar puntos de rating o directamente dañar la política sanitaria del nuevo Gobierno nacional.

Hípercontrolados

En el caso de Chubut, los controles que comenzaron este fin de semana y se profundizarán a lo largo de los días son inclusive más estrictos que los lanzados por el Gobierno nacional.

Aunque se aclaró que estos controles “no serán prohibitivos pero sí restrictivos”, ya comenzaron las quejas por la fiscalización, que incluirá desde un breve cuestionario a los asistentes de los bares, boliches, pubs, casinos y bingos, hasta protocolos de permanencia en lugares cerrados, que impiden la permanencia de más de una persona cada dos metros cuadrados.

Más allá de estos controles, que lo tendrán al siempre activo ministro de Seguridad, Federico Massoni, como un actor principal, también el Gobierno dispuso a través del titular de la cartera de Salud, Fabián Puratich, la puesta en funcionamiento de una la línea (0800-222-2676), que hará las veces de canal de comunicación abierto a toda la comunidad.

Sin embargo, por ahora y siguiendo la línea que bajó Nación, en Chubut tampoco se suspenderán las clases. Todo puede cambiar con el correr de los días, pero se entiende que al ámbito escolar puede ser un espacio menos peligroso para una comunidad de riesgo bajo, como son los niños y jóvenes.

Tampoco se puede soslayar otro dato no menor: son muchos los chicos que comen en las escuelas y sacarlos de ahí por exagerada precaución podría generar otros problemas.

El paro docente, por si hace falta recordarlo, igualmente ya ha dejado a miles de chicos fuera de las aulas.

Malditos especuladores

Como suele ocurrir cada vez que ocurre alguna emergencia, sobre todo sanitaria, los especuladores salen de sus madrigueras y se expanden a la misma velocidad que los virus. Por eso resultó importante que el viernes pasado la Dirección General de Defensa y Protección de Consumidores y Usuarios de Chubut comenzara a trabajar en el control de los puntos de venta y de los precios de alcohol en gel, barbijos y otros insumos denominados “críticos” cuando de una emergencia sanitaria se trata.

El primer paso lo había dado el Gobierno nacional, cuando ordenó retrotraer de forma transitoria el precio de venta del alcohol en gel a los valores vigentes al 15 de febrero. Además, estableció que los precios de venta no podrán ser alterados por 90 días.

En el caso de Chubut, en apenas dos días ya se comenzaron a notificar infracciones, en muchos casos detectando precios muy superiores por encima del valor regular de mercado. Así como se suele exponer públicamente a otros infractores, bien se podría comunicar el listado de quienes violan las reglamentaciones de precios en situaciones de emergencia. Ellos también son una “pandemia” a la que hay que combatir.

Un ojo en el crudo

El derrumbe del precio internacional del petróleo es otra de las consecuencias de la expansión del coronavirus. Claro que en este caso hay que sumarles cuestiones de geopolítica, como las disputas en la OPEP y la “guerra comercial” entre Rusia y Arabia Saudita.

Ese movimiento del precio internacional puso en riesgo a las inversiones petroleras en la Argentina y ya le significó un duro golpe a la producción de Vaca Muerta, la “joya de la abuela” del país.

Sin embargo, para el caso del petróleo de Chubut hay otras particularidades y la caída del precio del barril hasta los 30 dólares requiere de medidas de ayuda distintas a las que el resto de las provincias petroleras está exigiendo.

Lo que muchos operadores del negocio, con la provincia del Neuquén a la cabeza, vienen reclamando a gritos es el regreso del denominado “barril criollo”, con un valor fijado de referencia que garantice la rentabilidad de las inversiones.

Pero para Chubut, la reimplantación de un precio sostén no sería suficiente. Todas las partes (Gobierno provincial, operadoras, gremios y empresas de servicios) coinciden en que además de un “barril criollo”, para sostener la industria hidrocarburífera de Chubut será fundamental tomar medidas que también incluyan a las exportaciones. Precisamente, porque es la única provincia exportadora de petróleo del país.

Si no se toman medidas conjuntas para sostener el precio del crudo que se exporta (retenciones “cero” e incentivos fiscales, para comenzar), difícilmente las operadoras de Chubut puedan producir el excedente del crudo Escalante que se destina a la exportación.

El riesgo es que si esto no se corrige (es decir, que haya una salida para todo el negocio petrolero pero con beneficios particulares para el caso chubutense), toda la actividad quedará expuesta a una virtual crisis que no sólo tendría impacto en los equipos de perforación y en la liquidación de las regalías que cobran la Provincia y los municipios, sino en la continuidad de la mano de obra en general.

A nadie le conviene producir para exportar con un barril a 30 dólares, que además tiene retenciones y una carga impositiva importante, dicen tanto entre las operadoras como en el Gobierno provincial.

Un dato importante lo aportó el ministro de Hidrocarburos, Martín Cerdá, quien reveló que en la actualidad los ingresos por regalías hidrocarburíferas para Chubut trepan a unos 1.000 millones de pesos mensuales. Si el precio internacional no se recupera rápido o si las medidas para contener el impacto interno no llegan a tiempo, las consecuencias para Chubut podrían ser graves.

Como si algo le faltara a todo ese estado de gravedad en el que vive la provincia hace tiempo.#

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14 MAR 2020 - 20:37

Sobre llovido, mojado. Si algo le faltaba a la inestable situación política, económica, financiera y social de Chubut, era entrar en una emergencia sanitaria debido al coronavirus.

Está demás decir qué es lo verdaderamente importante ahora, cuando de salud pública se trata, pero habrá que ir viendo cómo evoluciona la situación del Covid-19 (el nombre técnico de los que todos llamamos “coronavirus”) para saber qué le puede deparar a la crisis crónica de la Provincia.

El Gobierno provincial puso rápidamente en marcha los operativos de control para imponer las medidas preventivas –y de restricción- que hay que tomar para evitar una dispersión del virus, que se estima que las próximas ocho a diez semanas afectará a una parte importante de los argentinos, aunque muchos atravesarán ese ciclo de manera asintomática: es decir, sin síntomas que requieran una atención especial.

Será inevitable y muy difícil de controlar la situación de alarma generada por el bombardeo que hacen muchos medios de comunicación, más preocupados por sumar puntos de rating o directamente dañar la política sanitaria del nuevo Gobierno nacional.

Hípercontrolados

En el caso de Chubut, los controles que comenzaron este fin de semana y se profundizarán a lo largo de los días son inclusive más estrictos que los lanzados por el Gobierno nacional.

Aunque se aclaró que estos controles “no serán prohibitivos pero sí restrictivos”, ya comenzaron las quejas por la fiscalización, que incluirá desde un breve cuestionario a los asistentes de los bares, boliches, pubs, casinos y bingos, hasta protocolos de permanencia en lugares cerrados, que impiden la permanencia de más de una persona cada dos metros cuadrados.

Más allá de estos controles, que lo tendrán al siempre activo ministro de Seguridad, Federico Massoni, como un actor principal, también el Gobierno dispuso a través del titular de la cartera de Salud, Fabián Puratich, la puesta en funcionamiento de una la línea (0800-222-2676), que hará las veces de canal de comunicación abierto a toda la comunidad.

Sin embargo, por ahora y siguiendo la línea que bajó Nación, en Chubut tampoco se suspenderán las clases. Todo puede cambiar con el correr de los días, pero se entiende que al ámbito escolar puede ser un espacio menos peligroso para una comunidad de riesgo bajo, como son los niños y jóvenes.

Tampoco se puede soslayar otro dato no menor: son muchos los chicos que comen en las escuelas y sacarlos de ahí por exagerada precaución podría generar otros problemas.

El paro docente, por si hace falta recordarlo, igualmente ya ha dejado a miles de chicos fuera de las aulas.

Malditos especuladores

Como suele ocurrir cada vez que ocurre alguna emergencia, sobre todo sanitaria, los especuladores salen de sus madrigueras y se expanden a la misma velocidad que los virus. Por eso resultó importante que el viernes pasado la Dirección General de Defensa y Protección de Consumidores y Usuarios de Chubut comenzara a trabajar en el control de los puntos de venta y de los precios de alcohol en gel, barbijos y otros insumos denominados “críticos” cuando de una emergencia sanitaria se trata.

El primer paso lo había dado el Gobierno nacional, cuando ordenó retrotraer de forma transitoria el precio de venta del alcohol en gel a los valores vigentes al 15 de febrero. Además, estableció que los precios de venta no podrán ser alterados por 90 días.

En el caso de Chubut, en apenas dos días ya se comenzaron a notificar infracciones, en muchos casos detectando precios muy superiores por encima del valor regular de mercado. Así como se suele exponer públicamente a otros infractores, bien se podría comunicar el listado de quienes violan las reglamentaciones de precios en situaciones de emergencia. Ellos también son una “pandemia” a la que hay que combatir.

Un ojo en el crudo

El derrumbe del precio internacional del petróleo es otra de las consecuencias de la expansión del coronavirus. Claro que en este caso hay que sumarles cuestiones de geopolítica, como las disputas en la OPEP y la “guerra comercial” entre Rusia y Arabia Saudita.

Ese movimiento del precio internacional puso en riesgo a las inversiones petroleras en la Argentina y ya le significó un duro golpe a la producción de Vaca Muerta, la “joya de la abuela” del país.

Sin embargo, para el caso del petróleo de Chubut hay otras particularidades y la caída del precio del barril hasta los 30 dólares requiere de medidas de ayuda distintas a las que el resto de las provincias petroleras está exigiendo.

Lo que muchos operadores del negocio, con la provincia del Neuquén a la cabeza, vienen reclamando a gritos es el regreso del denominado “barril criollo”, con un valor fijado de referencia que garantice la rentabilidad de las inversiones.

Pero para Chubut, la reimplantación de un precio sostén no sería suficiente. Todas las partes (Gobierno provincial, operadoras, gremios y empresas de servicios) coinciden en que además de un “barril criollo”, para sostener la industria hidrocarburífera de Chubut será fundamental tomar medidas que también incluyan a las exportaciones. Precisamente, porque es la única provincia exportadora de petróleo del país.

Si no se toman medidas conjuntas para sostener el precio del crudo que se exporta (retenciones “cero” e incentivos fiscales, para comenzar), difícilmente las operadoras de Chubut puedan producir el excedente del crudo Escalante que se destina a la exportación.

El riesgo es que si esto no se corrige (es decir, que haya una salida para todo el negocio petrolero pero con beneficios particulares para el caso chubutense), toda la actividad quedará expuesta a una virtual crisis que no sólo tendría impacto en los equipos de perforación y en la liquidación de las regalías que cobran la Provincia y los municipios, sino en la continuidad de la mano de obra en general.

A nadie le conviene producir para exportar con un barril a 30 dólares, que además tiene retenciones y una carga impositiva importante, dicen tanto entre las operadoras como en el Gobierno provincial.

Un dato importante lo aportó el ministro de Hidrocarburos, Martín Cerdá, quien reveló que en la actualidad los ingresos por regalías hidrocarburíferas para Chubut trepan a unos 1.000 millones de pesos mensuales. Si el precio internacional no se recupera rápido o si las medidas para contener el impacto interno no llegan a tiempo, las consecuencias para Chubut podrían ser graves.

Como si algo le faltara a todo ese estado de gravedad en el que vive la provincia hace tiempo.#


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