Doble femicidio: el detenido dio detalles de como asesinó a su ex pareja y a la hija de ella

Abel Romero, detenido por estar acusado del doble femicidio de su ex pareja y la hija de ella de 7 años ocurrido en la localidad bonaerense de Monte Chingolo, dio este lunes detalles ante el fiscal de la causa de cómo asesinó a Cristina Iglesias y a Ada, de 7 años.

30 MAR 2020 - 14:04 | Actualizado

El sábado pasado Romero se adjudicó el doble crimen ante la Policía que lo detuvo, pero esa autoincriminación no tiene validez si no es en sede judicial.

Este mediodía, el apresado fue indagado por el fiscal de la causa, Jorge Grieco, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 descentralizada de Lanús, quien lo imputó por doble homicidio triplemente agravado por haber mediado violencia de género (femicidio), por el vínculo (en el caso de su pareja) y por alevosía (en el caso de la niña), delito que prevé una pena de prisión perpetua.

En ese sentido, fuentes judiciales indicaron que Romero reveló que asesinó a ambas con la cuchilla de la casa -ya es´ta secuestrada-, que lavó y después guardó, y que actuó solo.

Posteriormente, sostuvo que las enterró y luego limpió toda la casa, al tiempo que el día del hecho habían tomado pastillas del psicofármaco Rivotril y habían fumado marihuana.

Asimismo, confesó que la discusión se inició porque Iglesias quería mantener relaciones sexuales y él se negaba y que ante ello, su pareja comenzó a agredirlo y que fue ella quien agarró la cuchilla que él le quitó y con la que después cometió el doble asesinato.

Además, relató que a la nena la mató porque se despertó y empezó a gritar al ver a su madre tirada, pero los investigadores creen que la asesinó cuando dormía.

También reconoció que se deshizo del teléfono celular de su pareja y que para intentar desvincularse introdujo como sospechoso a un ex vecino que tenía antecedentes por narcotráfico porque sabía que se había mudado al interior del país.

El primer informe forense indicó que Iglesias presentaba entre cinco y siete puñaladas y su hija dos o tres heridas de arma blanca y signos de asfixia.

Romero quedó formalmente detenido el sábado pasado gracias a la intervención de Bruno, el perro weimaraner integrante de la división canina de la Secretaría de Seguridad de Escobar, que ya fue famoso por su rol en otros casos policiales.

Luego del hallazgo de los cadáveres, se cortó un trozo de la sábana que envolvía el cuerpo de la nena y los entrenadores se le dieron al can que, en la comisaría, fue directo a marcar al imputado.

Iglesias y su hija fueron vistas por última vez el miércoles pasado y al día siguiente su familia radicó la denuncia por búsqueda de paradero en la comisaría Lanús 6ta., luego de haber ido a la casa y notar que faltaban sus cosas, que los ambientes estaban revueltos y que alguien había estado limpiando.

"Bruno", el waimaraner considerado "el Messi de los perros"

El can Bruno, quien incriminó al sospechoso Abel Romeroes considerado por varios investigadores judiciales como “el Messi de los perros” y ya colaboró con su olfato clave en otras investigaciones policiales resonantes.

Bruno es uno de los integrantes de la División Canes de la Secretaría de Seguridad del municipio bonaerense de Escobar, pero su fama hizo que varios fiscales de otros departamentos judiciales lo convoquen para sus investigaciones.

“Bruno tiene 6 años. Es un waimaraner y lo que él hace es rastro específico. Es capaz de identificar y seguir el olor de personas vivas. El olor de una persona es único, como una huella digital”, comentó a Télam Raquel Peralta, la adiestradora de Bruno, quien trabaja también junto al instructor Diego Tula.

“Se lo regalaron a una amiga y como no podía tenerlo, me lo regaló a mí”, contó la entrenadora.

Sobre la actuación en esta causa, relató que ni bien le dieron a olfatear el recorte de sábana que envolvía el cadáver de la niña, Bruno, en la comisaría, “marcó al sospechoso” Romero.

“Había otros detenidos y Bruno se plantó al lado de este Abel y comenzó a ladrar”, contó la adiestradora, lo que significa que el imputado dejó su rastro olorífero en esa sábana, lo que será tomado como un indicio en su contra.

Peralta explicó que el sábado Bruno no trabajó solo, sino también con Max, un ovejero belga malinois, adiestrado en el rastro de cadáveres, quien fue el que detectó el sector del fondo de la propiedad donde fueron hallados los cuerpos enterrados.

Uno de los casos más resonantes en los que actuó Bruno fue el crimen de Anahí Benítez, la adolescente hallada asesinada el 4 de agosto de 2017 en la reserva de Santa Catalina, en el partido de Lomas de Zamora.

Luego de olfatear ropas de la víctima, el perro marcó el rastro de la adolescente de 16 años en la casilla del imputado Marcos Bazán, a 300 metros de donde hallaron el cadáver, lo que indicó para los investigadores que la víctima estuvo en su casa antes de ser asesinada.

También participó en la búsqueda de Araceli Fulles, la joven de 22 años que desapareció el 2 de abril de 2017 luego de ser vista por última vez en una plaza de José León Suárez y cuyo cuerpo apareció 25 días más tarde enterrado en la casa del principal sospechoso del asesinato.

Otro caso fue el de un profesor de inglés, Matías Vélez, que el 17 de noviembre de 2017 fue secuestrado en la localidad de Mariano Acosta, partido de Merlo, por una banda que le robó el auto y lo dejó abandonado, atado de pies y manos y con su rostro tapado con un buzo en un descampado de Marcos Paz.

Allí, tras 27 horas de búsqueda, Bruno lo rastreó, lo encontró y así le salvó la vida, ya que la víctima estaba deshidratada y al estar atada sólo había podido comer algo de pasto.

Bruno lo encontró al seguir el rastro olorífero de una ojota, una sábana y una prenda de vestir que el docente había usado un día antes.

En noviembre de 2015, Bruno fue uno de los perros rastreadores que buscó a Mía, una nena de 6 años que fue la única sobreviviente del doble crimen de su madre y su hermano de 3 años, cometido en El Palomar.

La niña fue secuestrada por el homicida tras el crimen y fue encontrada con vida en la terminal de micros de Junín, hasta donde rastrearon y detuvieron al sospechoso.

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30 MAR 2020 - 14:04

El sábado pasado Romero se adjudicó el doble crimen ante la Policía que lo detuvo, pero esa autoincriminación no tiene validez si no es en sede judicial.

Este mediodía, el apresado fue indagado por el fiscal de la causa, Jorge Grieco, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 descentralizada de Lanús, quien lo imputó por doble homicidio triplemente agravado por haber mediado violencia de género (femicidio), por el vínculo (en el caso de su pareja) y por alevosía (en el caso de la niña), delito que prevé una pena de prisión perpetua.

En ese sentido, fuentes judiciales indicaron que Romero reveló que asesinó a ambas con la cuchilla de la casa -ya es´ta secuestrada-, que lavó y después guardó, y que actuó solo.

Posteriormente, sostuvo que las enterró y luego limpió toda la casa, al tiempo que el día del hecho habían tomado pastillas del psicofármaco Rivotril y habían fumado marihuana.

Asimismo, confesó que la discusión se inició porque Iglesias quería mantener relaciones sexuales y él se negaba y que ante ello, su pareja comenzó a agredirlo y que fue ella quien agarró la cuchilla que él le quitó y con la que después cometió el doble asesinato.

Además, relató que a la nena la mató porque se despertó y empezó a gritar al ver a su madre tirada, pero los investigadores creen que la asesinó cuando dormía.

También reconoció que se deshizo del teléfono celular de su pareja y que para intentar desvincularse introdujo como sospechoso a un ex vecino que tenía antecedentes por narcotráfico porque sabía que se había mudado al interior del país.

El primer informe forense indicó que Iglesias presentaba entre cinco y siete puñaladas y su hija dos o tres heridas de arma blanca y signos de asfixia.

Romero quedó formalmente detenido el sábado pasado gracias a la intervención de Bruno, el perro weimaraner integrante de la división canina de la Secretaría de Seguridad de Escobar, que ya fue famoso por su rol en otros casos policiales.

Luego del hallazgo de los cadáveres, se cortó un trozo de la sábana que envolvía el cuerpo de la nena y los entrenadores se le dieron al can que, en la comisaría, fue directo a marcar al imputado.

Iglesias y su hija fueron vistas por última vez el miércoles pasado y al día siguiente su familia radicó la denuncia por búsqueda de paradero en la comisaría Lanús 6ta., luego de haber ido a la casa y notar que faltaban sus cosas, que los ambientes estaban revueltos y que alguien había estado limpiando.

"Bruno", el waimaraner considerado "el Messi de los perros"

El can Bruno, quien incriminó al sospechoso Abel Romeroes considerado por varios investigadores judiciales como “el Messi de los perros” y ya colaboró con su olfato clave en otras investigaciones policiales resonantes.

Bruno es uno de los integrantes de la División Canes de la Secretaría de Seguridad del municipio bonaerense de Escobar, pero su fama hizo que varios fiscales de otros departamentos judiciales lo convoquen para sus investigaciones.

“Bruno tiene 6 años. Es un waimaraner y lo que él hace es rastro específico. Es capaz de identificar y seguir el olor de personas vivas. El olor de una persona es único, como una huella digital”, comentó a Télam Raquel Peralta, la adiestradora de Bruno, quien trabaja también junto al instructor Diego Tula.

“Se lo regalaron a una amiga y como no podía tenerlo, me lo regaló a mí”, contó la entrenadora.

Sobre la actuación en esta causa, relató que ni bien le dieron a olfatear el recorte de sábana que envolvía el cadáver de la niña, Bruno, en la comisaría, “marcó al sospechoso” Romero.

“Había otros detenidos y Bruno se plantó al lado de este Abel y comenzó a ladrar”, contó la adiestradora, lo que significa que el imputado dejó su rastro olorífero en esa sábana, lo que será tomado como un indicio en su contra.

Peralta explicó que el sábado Bruno no trabajó solo, sino también con Max, un ovejero belga malinois, adiestrado en el rastro de cadáveres, quien fue el que detectó el sector del fondo de la propiedad donde fueron hallados los cuerpos enterrados.

Uno de los casos más resonantes en los que actuó Bruno fue el crimen de Anahí Benítez, la adolescente hallada asesinada el 4 de agosto de 2017 en la reserva de Santa Catalina, en el partido de Lomas de Zamora.

Luego de olfatear ropas de la víctima, el perro marcó el rastro de la adolescente de 16 años en la casilla del imputado Marcos Bazán, a 300 metros de donde hallaron el cadáver, lo que indicó para los investigadores que la víctima estuvo en su casa antes de ser asesinada.

También participó en la búsqueda de Araceli Fulles, la joven de 22 años que desapareció el 2 de abril de 2017 luego de ser vista por última vez en una plaza de José León Suárez y cuyo cuerpo apareció 25 días más tarde enterrado en la casa del principal sospechoso del asesinato.

Otro caso fue el de un profesor de inglés, Matías Vélez, que el 17 de noviembre de 2017 fue secuestrado en la localidad de Mariano Acosta, partido de Merlo, por una banda que le robó el auto y lo dejó abandonado, atado de pies y manos y con su rostro tapado con un buzo en un descampado de Marcos Paz.

Allí, tras 27 horas de búsqueda, Bruno lo rastreó, lo encontró y así le salvó la vida, ya que la víctima estaba deshidratada y al estar atada sólo había podido comer algo de pasto.

Bruno lo encontró al seguir el rastro olorífero de una ojota, una sábana y una prenda de vestir que el docente había usado un día antes.

En noviembre de 2015, Bruno fue uno de los perros rastreadores que buscó a Mía, una nena de 6 años que fue la única sobreviviente del doble crimen de su madre y su hermano de 3 años, cometido en El Palomar.

La niña fue secuestrada por el homicida tras el crimen y fue encontrada con vida en la terminal de micros de Junín, hasta donde rastrearon y detuvieron al sospechoso.


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