El papa Francisco celebró un Domingo de Ramos diferente, sin feligreses

El papa Francisco celebró hoy sin público la misa por el Domingo de Ramos debido al avance de la pandemia por coronavirus y en ese sentido remarcó que "los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días no son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás".

05 ABR 2020 - 12:32 | Actualizado

De esa manera, el Sumo Pontífice dio inicio a las celebraciones religiosas que tendrá toda la semana, que incluirá Jueves y Viernes Santo, sábado de Gloria y Domingo de Pascua, pero con la particularidad de que las misas se harán sin gente en la Plaza San Pedro para evitar propagar el COVID- 19.

"El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a redescubrir que la vida", precisó en una misa a la que se puedo seguir por streaming.

Miles de peregrinos, turistas y ciudadanos locales colman la Plaza San Pedro para escuchar a Francisco en las misas vinculadas a Semana Santa, pero este año se decidió suspender la presencia de gente ante el avance de coronavirus, que en el mundo tiene más de 1.200.000 infectados y más de 65 mil muertos.

Además de sus asistentes estaban presentes unos pocos prelados, monjas y legos invitados, sentados en los primeros bancos y separados para reducir los riesgos de contagio.

Allí, el Papa bendijo los ramos de olivo que sostenían los asistentes y después agarró una y señaló: "Miren a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Siéntanse llamados a jugarse la vida. No tengan miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganarán!".

"La vida es un don que se recibe entregándose. Y porque la alegría más grande es decir, sin condiciones, sí al amor. Como lo hizo Jesús por nosotros", precsió.

Asimismo, agregó: "Procuremos contactar con el que sufre, el que está solo y necesitado. No pensemos tanto en lo que nos falta, sino en el bien que podemos hacer. El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor.

De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene".

Este año, en lugar de la procesión tradicional del Viernes Santo en el Coliseo de Roma, el Papa liderará la procesión en la Plaza de San Pedro.

Asimismo, Francisco aseguró en su homilía que es difícil amar sin ser amados y que es aún más difícil servir si no se deja a Dios servir primero, reflexionando sobre la Pasión de Jesús.

"Su amor lo llevó a sacrificarse por nosotros, a cargar sobre sí todo nuestro mal. Esto nos deja con la boca abierta.

Dios nos salvó dejando que nuestro mal se ensañase con Él. Sin defenderse, sólo con la humildad, la paciencia y la obediencia del siervo, simplemente con la fuerza del amor", indicó.

En ese sentido, sostuvo: "Hasta el final. El Señor nos sirvió hasta el punto de experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: la traición y el abandono", ha dicho.

Por último, explicó: "Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Jesús experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo".

El Vaticano no es ajeno al acecho del coronavirus, ya que allí se reportaron siete casos de COVID-19 entre los residentes o empleados del pequeños estado independiente.

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05 ABR 2020 - 12:32

De esa manera, el Sumo Pontífice dio inicio a las celebraciones religiosas que tendrá toda la semana, que incluirá Jueves y Viernes Santo, sábado de Gloria y Domingo de Pascua, pero con la particularidad de que las misas se harán sin gente en la Plaza San Pedro para evitar propagar el COVID- 19.

"El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a redescubrir que la vida", precisó en una misa a la que se puedo seguir por streaming.

Miles de peregrinos, turistas y ciudadanos locales colman la Plaza San Pedro para escuchar a Francisco en las misas vinculadas a Semana Santa, pero este año se decidió suspender la presencia de gente ante el avance de coronavirus, que en el mundo tiene más de 1.200.000 infectados y más de 65 mil muertos.

Además de sus asistentes estaban presentes unos pocos prelados, monjas y legos invitados, sentados en los primeros bancos y separados para reducir los riesgos de contagio.

Allí, el Papa bendijo los ramos de olivo que sostenían los asistentes y después agarró una y señaló: "Miren a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Siéntanse llamados a jugarse la vida. No tengan miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganarán!".

"La vida es un don que se recibe entregándose. Y porque la alegría más grande es decir, sin condiciones, sí al amor. Como lo hizo Jesús por nosotros", precsió.

Asimismo, agregó: "Procuremos contactar con el que sufre, el que está solo y necesitado. No pensemos tanto en lo que nos falta, sino en el bien que podemos hacer. El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor.

De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene".

Este año, en lugar de la procesión tradicional del Viernes Santo en el Coliseo de Roma, el Papa liderará la procesión en la Plaza de San Pedro.

Asimismo, Francisco aseguró en su homilía que es difícil amar sin ser amados y que es aún más difícil servir si no se deja a Dios servir primero, reflexionando sobre la Pasión de Jesús.

"Su amor lo llevó a sacrificarse por nosotros, a cargar sobre sí todo nuestro mal. Esto nos deja con la boca abierta.

Dios nos salvó dejando que nuestro mal se ensañase con Él. Sin defenderse, sólo con la humildad, la paciencia y la obediencia del siervo, simplemente con la fuerza del amor", indicó.

En ese sentido, sostuvo: "Hasta el final. El Señor nos sirvió hasta el punto de experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: la traición y el abandono", ha dicho.

Por último, explicó: "Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Jesús experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo".

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