Hallaron fósiles de los primeros sapos prehistóricos de la Antártida

El hallazgo de los primeros restos fósiles de anfibios en la Antártida que revelaron la existencia de un clima cálido a templado en el continente blanco hace 40 millones de años, un trabajo que realizaron investigadores argentinos y suecos, fue presentando recientemente en una prestigiosa revista científica.

01 MAY 2020 - 19:13 | Actualizado

Estas condiciones son comparables con los ambientes húmedos y templados de los bosques cordilleranos de América del Sur, donde actualmente viven estos animales, información coincidente, en el tiempo, con la separación final del supercontinente Gondwana.

Los fósiles pertenecen a la familia Calyptocephalellidae (anuros) y fueron descubiertos en sedimentos con un rango de edad entre los 40 y 45 millones de años en la Isla Marambio.

Los trabajos de campo fueron realizados en 2011 y 2013 por paleontólogos del Instituto Antártico Argentino (IAA), dependiente de la Cancillería, y del Swedish Museum of Natural History de Estocolmo en colaboración internacional.

La revista científica Nature publicó el hallazgo en su reporte científico, y puede leerse en https://www.nature.com/articles/s41598-020-61973-5.

Marcelo Reguero es paleontólogo e investigador científico del Instituto Antártico Argentino, integrante de la coordinación de Ciencias de la Tierra; coordina el área de paleontología de vertebrados del IAA e integró el equipo que realizó este descubrimiento.

Reguero contó a Télam que "este hallazgo forma parte de un convenio de cooperación con el Swedish Museum of Natural History de Estocolmo con el que comenzamos las exploraciones en los faldones de la isla Marambio durante la campaña antártica del verano de 2011".

"Las costas de la isla Marambio son ricas en sedimentos en los que se siguen encontrando distintos fósiles que nos permiten reconstruir cómo era la Antártida antes de congelarse; las muestras entre las que se encontraban los restos de este anuro provienen de las recolectadas entre 2011 y 2013", agregó.

"Los faldones de la isla Marambio permiten estudiar una unidad geológica de entre 50 y 35 millones de años que facilita conocer más sobre la evolución de las especies y el ambiente de la Antártida antes del congelamiento", detalló.

"La publicación del hallazgo se hizo recién ahora porque los restos encontrados no eran de un esqueleto completo y hubo que pasar por procesos de arbitraje y revisión que llevan mucho tiempo para comprobar que se trataba de un anfibio de la familia que nosotros afirmábamos", indicó.

Reguero destacó que "el descubrimiento de este anuro permite reconstruir a la Antártida de hace 40 millones de años como un ambiente de bosques y ríos con climas templados o incluso cálidos; además, la presencia de estos anuros asegura la presencia de otras familias de especies que todavía no encontramos en la Antártida, como serpientes y lagartos".

"Este anfibio que identificamos pertenece a una misma familia de sapos que es endémica de América del Sur, donde se los encuentra en la cercanía de ríos y bosques similares a los bosques que había en la Antártida en aquella época", describió.

El investigador remarcó que "la Antártida se separó de Sudamérica y Australia en la última etapa del desmembramiento de Gondwana, y por eso en los sedimentos que investigamos en Marambio encontramos diversas especies de marsupiales y algunos ungulados que parecen parientes lejanos de los que hoy encontramos en África".

Los ungulados son los mamíferos placentarios que se apoyan y caminan con el extremo de los dedos. Entre ellos se encuentra, por ejemplo, la cabra o los tapires.

"Hoy sabemos que la Antártida estuvo a punto de congelarse varias veces, una fue hace 66 millones de años cuando un meteorito acabó con los dinosaurios, y ese proceso quedó claramente registrado allí. En el Eoceno la Antártida se separa de Gondwana y se produce la extinción de toda la fauna terrestre del continente. Investigar ese proceso es importante para entender cómo se extinguen otra especies en el planeta", resaltó.

Reguero valoró que "la decisión del Estado argentino de sostener el desarrollo científico en la Antártida es muy importante en un continente destinado especialmente a la ciencia y a la paz; la coordinación de Ciencias de la Tierra del IAA es muy bien vista internacionalmente por los constantes descubrimientos en la península antártica, y la paleontología argentina es reconocida por la continuidad de sus investigaciones allí".

El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus, afirmó que siente "un enorme orgullo por el trabajo y el esfuerzo que realizan nuestros científicos en la Antártida".

"El Instituto Antártico Argentino es la primera institución científica del mundo dedicada exclusivamente al estudio de ese continente. Desde su creación, en 1951, está comprometido con la soberanía nacional, la cooperación internacional, la paz y la protección del medio ambiente", destacó.

Desde hace 69 años, el Instituto Antártico Argentino se ocupa de definir, dirigir, controlar, coordinar y difundir la actividad técnico-científica nacional en la Antártida para respaldar los derechos e intereses del Estado argentino en ese continente.

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01 MAY 2020 - 19:13

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Los fósiles pertenecen a la familia Calyptocephalellidae (anuros) y fueron descubiertos en sedimentos con un rango de edad entre los 40 y 45 millones de años en la Isla Marambio.

Los trabajos de campo fueron realizados en 2011 y 2013 por paleontólogos del Instituto Antártico Argentino (IAA), dependiente de la Cancillería, y del Swedish Museum of Natural History de Estocolmo en colaboración internacional.

La revista científica Nature publicó el hallazgo en su reporte científico, y puede leerse en https://www.nature.com/articles/s41598-020-61973-5.

Marcelo Reguero es paleontólogo e investigador científico del Instituto Antártico Argentino, integrante de la coordinación de Ciencias de la Tierra; coordina el área de paleontología de vertebrados del IAA e integró el equipo que realizó este descubrimiento.

Reguero contó a Télam que "este hallazgo forma parte de un convenio de cooperación con el Swedish Museum of Natural History de Estocolmo con el que comenzamos las exploraciones en los faldones de la isla Marambio durante la campaña antártica del verano de 2011".

"Las costas de la isla Marambio son ricas en sedimentos en los que se siguen encontrando distintos fósiles que nos permiten reconstruir cómo era la Antártida antes de congelarse; las muestras entre las que se encontraban los restos de este anuro provienen de las recolectadas entre 2011 y 2013", agregó.

"Los faldones de la isla Marambio permiten estudiar una unidad geológica de entre 50 y 35 millones de años que facilita conocer más sobre la evolución de las especies y el ambiente de la Antártida antes del congelamiento", detalló.

"La publicación del hallazgo se hizo recién ahora porque los restos encontrados no eran de un esqueleto completo y hubo que pasar por procesos de arbitraje y revisión que llevan mucho tiempo para comprobar que se trataba de un anfibio de la familia que nosotros afirmábamos", indicó.

Reguero destacó que "el descubrimiento de este anuro permite reconstruir a la Antártida de hace 40 millones de años como un ambiente de bosques y ríos con climas templados o incluso cálidos; además, la presencia de estos anuros asegura la presencia de otras familias de especies que todavía no encontramos en la Antártida, como serpientes y lagartos".

"Este anfibio que identificamos pertenece a una misma familia de sapos que es endémica de América del Sur, donde se los encuentra en la cercanía de ríos y bosques similares a los bosques que había en la Antártida en aquella época", describió.

El investigador remarcó que "la Antártida se separó de Sudamérica y Australia en la última etapa del desmembramiento de Gondwana, y por eso en los sedimentos que investigamos en Marambio encontramos diversas especies de marsupiales y algunos ungulados que parecen parientes lejanos de los que hoy encontramos en África".

Los ungulados son los mamíferos placentarios que se apoyan y caminan con el extremo de los dedos. Entre ellos se encuentra, por ejemplo, la cabra o los tapires.

"Hoy sabemos que la Antártida estuvo a punto de congelarse varias veces, una fue hace 66 millones de años cuando un meteorito acabó con los dinosaurios, y ese proceso quedó claramente registrado allí. En el Eoceno la Antártida se separa de Gondwana y se produce la extinción de toda la fauna terrestre del continente. Investigar ese proceso es importante para entender cómo se extinguen otra especies en el planeta", resaltó.

Reguero valoró que "la decisión del Estado argentino de sostener el desarrollo científico en la Antártida es muy importante en un continente destinado especialmente a la ciencia y a la paz; la coordinación de Ciencias de la Tierra del IAA es muy bien vista internacionalmente por los constantes descubrimientos en la península antártica, y la paleontología argentina es reconocida por la continuidad de sus investigaciones allí".

El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus, afirmó que siente "un enorme orgullo por el trabajo y el esfuerzo que realizan nuestros científicos en la Antártida".

"El Instituto Antártico Argentino es la primera institución científica del mundo dedicada exclusivamente al estudio de ese continente. Desde su creación, en 1951, está comprometido con la soberanía nacional, la cooperación internacional, la paz y la protección del medio ambiente", destacó.

Desde hace 69 años, el Instituto Antártico Argentino se ocupa de definir, dirigir, controlar, coordinar y difundir la actividad técnico-científica nacional en la Antártida para respaldar los derechos e intereses del Estado argentino en ese continente.


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