Editorial / Los problemas no se resuelven solos

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09 MAY 2020 - 20:04 | Actualizado

Después de 50 días de cuarentena no es una novedad que se está más cerca de una salida administrada y casi definitiva de la pandemia del Covid-19. Nadie sabe cuándo será exactamente pero tampoco nadie duda de que estamos en la recta final.

Es atendible que el presidente Alberto Fernández no quiera dar el brazo a torcer a los que piden salir ya de la cuarentena con la excusa de reactivar la economía a cómo sea. “Los muertos no pagan”, aquella frase que les espetó Néstor Kirchner a los acreedores internacionales al comienzo de su mandato para advertirles que ahogar a la Argentina no era una buena estrategia para cobrar, bien podría tener ahora una reversión adaptada a la coyuntura sanitaria: “Los muertos no trabajan”.

La postpandemia

Chubut también debe hacer una salida administrada de la cuarentena para que los sectores económicos empiecen a renacer sin enfermar a los trabajadores. Pero la Provincia, además, necesita empezar a tomar ya decisiones de fondo para que la salida de la cuarentena económica no implique un trompazo contra la pared cuando haya que atender las crisis anteriores al Covid-19.

Este aspecto esencial, al menos en la superficie, no parece estar sucediendo. Hay muchas palabras, algunos gestos pero pocas acciones concretas para dar a entender el camino que se quiere empezar a transitar cuando el coronavirus sea un mal recuerdo y renazcan viejas espinas.

Ultradeficitaria

Entre las dudas que genera el amplio abanico de problemas que debe empezar a solucionar el Gobierno está saber cómo se va a hacer frente al enorme déficit de las cuentas públicas.

El viernes se conoció un trabajo del consultor económico Marcos Bensimón, uno de los especialistas locales que más sabe de cuentas públicas. Entre todos los datos que filtró sobresale uno lapidario: Chubut es la provincia argentina que más expandió el gasto corriente primario el año pasado.

Mientras el promedio de expansión del gasto de las restantes 23 jurisdicciones fue de 47,21% (inferior al incremento del costo de vida, que fue del 54,13%), Chubut aumentó su gasto corriente primario un 86,6%. Con un agravante: no están incluidos los intereses de la deuda pública a los que hay que hacer frente año a año.

“Se demoniza al nivel de deuda como la causa central del problemas pero, como vengo comentando hace varios años, el principal inconveniente es el costo salarial. Es el que explica el enorme incremento del gasto”, sentencia Bensimón.

Para poner blanco sobre negro: mientras la recaudación tributaria propia creció 47,5%, la Coparticipación un 45% y las regalías petroleras un 58%, los gastos en personal crecieron el año pasado un 86,9%.

El panorama para 2020 es más grave aún, fundamentalmente por el arrastre salarial del año anterior, con cláusulas gatillos que ya empezaron a pagarse, y por la baja de ingresos producto de la pandemia y de la caída del precio internacional del petróleo, por mencionar sólo dos de las dificultades más palpables.

Intendentes en acción

Si bien las intendencias más grandes de Chubut (Comodoro Rivadavia, Trelew y Puerto Madryn) han manejado la crisis de una manera más ordenada que el Gobierno provincial (ninguna, por ejemplo, tuvo que desdoblar salarios en este año y medio), tampoco es que se hayan dormido en los laureles.

Es verdad que, en general, la situación del empleo municipal es un poco más manejable que la bomba de tiempo que representan los 61 mil empleados públicos y los 4.600 millones de pesos mensuales para pagar los sueldos.

Ninguno de los intendentes se sentó a esperar a ver qué pasa y algunos actúan en consecuencia. El comodorense Juan Pablo Luque es el que tiene un poco más de holgura, aunque la pandemia lo puso en alerta y no se cansa de decir que el “colchón” económico del municipio alcanza para dos meses, si es que no se regenera rápido la recaudación y el resto de los ingresos.

En Madryn, Gustavo Sastre heredó de su hermano un municipio ordenado y sigue llevando las cuentas con rienda, inclusive decidiendo una tasa para grandes empresas como las pesqueras y los parques eólicos, que le trajo algún dolor de cabeza pero que se explica de cabo a rabo: en momentos de crisis profundas como la actual, los que más tienen y más vienen ganando son los deben poner un poco más que el resto.

En Trelew, la situación es más delicada: la ciudad tiene el triple de desocupación que el resto, la pobreza no paró de crecer en los cuatro años del macrismo y a la situación económica y financiera del municipio no le sobra nada.

Fue por eso que el intendente Adrián Maderna lanzó esta semana un proyecto de emergencia social, económica y laboral para la ciudad, que ahora el Concejo Deliberante deberá empezar a tratar.

“Este proyecto plantea un paliativo que dotaría de herramientas al municipio en base a la utilización de algunas cuentas de fondos municipales que no son destinados a ayuda social y sueldos, para oxigenar también distintos sectores de la comunidad”. No parece ser una solución definitiva pero por algún lugar hay que empezar.

Los problemas no se resuelven solos. Siempre están ahí, esperando a que alguien se haga cargo de ellos.

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09 MAY 2020 - 20:04

Después de 50 días de cuarentena no es una novedad que se está más cerca de una salida administrada y casi definitiva de la pandemia del Covid-19. Nadie sabe cuándo será exactamente pero tampoco nadie duda de que estamos en la recta final.

Es atendible que el presidente Alberto Fernández no quiera dar el brazo a torcer a los que piden salir ya de la cuarentena con la excusa de reactivar la economía a cómo sea. “Los muertos no pagan”, aquella frase que les espetó Néstor Kirchner a los acreedores internacionales al comienzo de su mandato para advertirles que ahogar a la Argentina no era una buena estrategia para cobrar, bien podría tener ahora una reversión adaptada a la coyuntura sanitaria: “Los muertos no trabajan”.

La postpandemia

Chubut también debe hacer una salida administrada de la cuarentena para que los sectores económicos empiecen a renacer sin enfermar a los trabajadores. Pero la Provincia, además, necesita empezar a tomar ya decisiones de fondo para que la salida de la cuarentena económica no implique un trompazo contra la pared cuando haya que atender las crisis anteriores al Covid-19.

Este aspecto esencial, al menos en la superficie, no parece estar sucediendo. Hay muchas palabras, algunos gestos pero pocas acciones concretas para dar a entender el camino que se quiere empezar a transitar cuando el coronavirus sea un mal recuerdo y renazcan viejas espinas.

Ultradeficitaria

Entre las dudas que genera el amplio abanico de problemas que debe empezar a solucionar el Gobierno está saber cómo se va a hacer frente al enorme déficit de las cuentas públicas.

El viernes se conoció un trabajo del consultor económico Marcos Bensimón, uno de los especialistas locales que más sabe de cuentas públicas. Entre todos los datos que filtró sobresale uno lapidario: Chubut es la provincia argentina que más expandió el gasto corriente primario el año pasado.

Mientras el promedio de expansión del gasto de las restantes 23 jurisdicciones fue de 47,21% (inferior al incremento del costo de vida, que fue del 54,13%), Chubut aumentó su gasto corriente primario un 86,6%. Con un agravante: no están incluidos los intereses de la deuda pública a los que hay que hacer frente año a año.

“Se demoniza al nivel de deuda como la causa central del problemas pero, como vengo comentando hace varios años, el principal inconveniente es el costo salarial. Es el que explica el enorme incremento del gasto”, sentencia Bensimón.

Para poner blanco sobre negro: mientras la recaudación tributaria propia creció 47,5%, la Coparticipación un 45% y las regalías petroleras un 58%, los gastos en personal crecieron el año pasado un 86,9%.

El panorama para 2020 es más grave aún, fundamentalmente por el arrastre salarial del año anterior, con cláusulas gatillos que ya empezaron a pagarse, y por la baja de ingresos producto de la pandemia y de la caída del precio internacional del petróleo, por mencionar sólo dos de las dificultades más palpables.

Intendentes en acción

Si bien las intendencias más grandes de Chubut (Comodoro Rivadavia, Trelew y Puerto Madryn) han manejado la crisis de una manera más ordenada que el Gobierno provincial (ninguna, por ejemplo, tuvo que desdoblar salarios en este año y medio), tampoco es que se hayan dormido en los laureles.

Es verdad que, en general, la situación del empleo municipal es un poco más manejable que la bomba de tiempo que representan los 61 mil empleados públicos y los 4.600 millones de pesos mensuales para pagar los sueldos.

Ninguno de los intendentes se sentó a esperar a ver qué pasa y algunos actúan en consecuencia. El comodorense Juan Pablo Luque es el que tiene un poco más de holgura, aunque la pandemia lo puso en alerta y no se cansa de decir que el “colchón” económico del municipio alcanza para dos meses, si es que no se regenera rápido la recaudación y el resto de los ingresos.

En Madryn, Gustavo Sastre heredó de su hermano un municipio ordenado y sigue llevando las cuentas con rienda, inclusive decidiendo una tasa para grandes empresas como las pesqueras y los parques eólicos, que le trajo algún dolor de cabeza pero que se explica de cabo a rabo: en momentos de crisis profundas como la actual, los que más tienen y más vienen ganando son los deben poner un poco más que el resto.

En Trelew, la situación es más delicada: la ciudad tiene el triple de desocupación que el resto, la pobreza no paró de crecer en los cuatro años del macrismo y a la situación económica y financiera del municipio no le sobra nada.

Fue por eso que el intendente Adrián Maderna lanzó esta semana un proyecto de emergencia social, económica y laboral para la ciudad, que ahora el Concejo Deliberante deberá empezar a tratar.

“Este proyecto plantea un paliativo que dotaría de herramientas al municipio en base a la utilización de algunas cuentas de fondos municipales que no son destinados a ayuda social y sueldos, para oxigenar también distintos sectores de la comunidad”. No parece ser una solución definitiva pero por algún lugar hay que empezar.

Los problemas no se resuelven solos. Siempre están ahí, esperando a que alguien se haga cargo de ellos.


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