Yo trabajo, tu trabajas, nosotras trabajamos…

Columna AMJA Chubut / Igualdad en la diversidad

16 MAY 2020 - 19:38 | Actualizado

Por Patricia Reyes(*)

El pasado 1ª de mayo se celebró en el mundo el Día del Trabajador, ese día saludé a todos y todas y como cada año alguna ama de casa me contestó gracias, pero no trabajo. Como cada año explico que sí es trabajo su quehacer diario en casa, con los niños y niñas, con familiares a cargo y demás tareas.

Es que es un aspecto invisibilizado, un aspecto más que no tenemos en cuenta, el trabajo doméstico y de cuidados que no es remunerado, pero no por eso no existe.

El cuidado de niños, personas mayores y personas enfermas o con alguna discapacidad, así como el cuidado de la casa es trabajo que en la mayoría de los casos es realizado por mujeres y que por años permaneció invisible para el análisis de la economía. Aunque gracias al avance en la incorporación de la perspectiva de género en la producción estadística, hoy es posible dimensionar y valorar económicamente a nivel nacional y mundial.

Es así que sabemos que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, forma parte del Producto Bruto Interno de un país, y que aporta como todos los demás trabajos a la producción de la económica nacional.

Sabemos que las mujeres dedican más horas a la semana a las tareas de cuidado, que el resto de los integrantes de un grupo familiar

Esta sobrecarga de trabajo genera profundas desigualdades entre hombres y mujeres en el uso del tiempo, limitando la posibilidad de éstas para incorporarse al mercado laboral, acceder a la educación y participar en la vida pública y política. Así también, restringe su acceso a la cultura, el arte, el deporte, al ocio. Todo esto constituye una clara limitación a la autonomía de las mujeres y al desarrollo de sus capacidades.

Dimensionar esta contribución de las mujeres a la economía nos permite poner en perspectiva condiciones productivas de un país.

Reconocer y valorar el trabajo de las mujeres no sólo las beneficiará a ellas, sino que de manera directa se lograría un desarrollo y crecimiento económico sustentable para toda la sociedad, creando comunidades más pacíficas, justas e incluyentes, que acabarían con todas las formas de pobreza y garantizarían el bienestar tanto de las mujeres como de los hombres.

En 2018 la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres presentó la publicación “Reconocer, Redistribuir y Reducir el Trabajo de Cuidados. Prácticas Inspiradoras en América Latina y el Caribe”, con el objetivo claro de lograr visibilizar el trabajo de cuidados que realizan las mujeres en la sociedad y aportar experiencias inspiradoras en la región de América Latina y el Caribe que puedan servir de ejemplo para la promoción y desarrollo de políticas en materia de redistribución y reducción del trabajo de cuidados.

Con el objetivo de reconocer el Trabajo de cuidado, dicho informe señala la importancia de incluir los cuidados en la agenda social, económica y política a nivel regional como eje central y transversal de las políticas de los países de la región

Esta evolución debe ser acompañada por cambios políticos, sociales y económicos importantes. En el terreno político, el reconocimiento de las mujeres como sujetos iguales en derechos (la igualdad formal) resulta fundamental para que el concepto de igualdad de oportunidades sea un valor positivo en la esfera pública. Ello dado que en el ámbito familiar la convivencia sigue marcada por roles tradicionales machistas, con escasa permeabilidad a valores igualitarios de corresponsabilidad en los trabajos de cuidados. En el ámbito social deberán producirse cambios en la estructura y formas de vida familiares, con nuevos tipos de convivencia. Por ello las generaciones más jóvenes ven con normalidad la mujer que trabaja asalariadamente y que compagina la presencia en el ámbito laboral y doméstico lo que se denomina “doble presencia”, frente a la “unipresencia” de los hombres.

Hay mucho por hacer, para que sea reconocido el Trabajo de cuidado que realizamos las mujeres a diario en el ámbito doméstico que sigue marcado por roles tradicionales machistas que, independientemente del modelo de convivencia más moderno continúan limitando la vida de las mujeres, su autonomía y libertad.

(*) Patricia Reyes es Jueza Penal de Puerto Madryn.

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16 MAY 2020 - 19:38

Por Patricia Reyes(*)

El pasado 1ª de mayo se celebró en el mundo el Día del Trabajador, ese día saludé a todos y todas y como cada año alguna ama de casa me contestó gracias, pero no trabajo. Como cada año explico que sí es trabajo su quehacer diario en casa, con los niños y niñas, con familiares a cargo y demás tareas.

Es que es un aspecto invisibilizado, un aspecto más que no tenemos en cuenta, el trabajo doméstico y de cuidados que no es remunerado, pero no por eso no existe.

El cuidado de niños, personas mayores y personas enfermas o con alguna discapacidad, así como el cuidado de la casa es trabajo que en la mayoría de los casos es realizado por mujeres y que por años permaneció invisible para el análisis de la economía. Aunque gracias al avance en la incorporación de la perspectiva de género en la producción estadística, hoy es posible dimensionar y valorar económicamente a nivel nacional y mundial.

Es así que sabemos que el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, forma parte del Producto Bruto Interno de un país, y que aporta como todos los demás trabajos a la producción de la económica nacional.

Sabemos que las mujeres dedican más horas a la semana a las tareas de cuidado, que el resto de los integrantes de un grupo familiar

Esta sobrecarga de trabajo genera profundas desigualdades entre hombres y mujeres en el uso del tiempo, limitando la posibilidad de éstas para incorporarse al mercado laboral, acceder a la educación y participar en la vida pública y política. Así también, restringe su acceso a la cultura, el arte, el deporte, al ocio. Todo esto constituye una clara limitación a la autonomía de las mujeres y al desarrollo de sus capacidades.

Dimensionar esta contribución de las mujeres a la economía nos permite poner en perspectiva condiciones productivas de un país.

Reconocer y valorar el trabajo de las mujeres no sólo las beneficiará a ellas, sino que de manera directa se lograría un desarrollo y crecimiento económico sustentable para toda la sociedad, creando comunidades más pacíficas, justas e incluyentes, que acabarían con todas las formas de pobreza y garantizarían el bienestar tanto de las mujeres como de los hombres.

En 2018 la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres presentó la publicación “Reconocer, Redistribuir y Reducir el Trabajo de Cuidados. Prácticas Inspiradoras en América Latina y el Caribe”, con el objetivo claro de lograr visibilizar el trabajo de cuidados que realizan las mujeres en la sociedad y aportar experiencias inspiradoras en la región de América Latina y el Caribe que puedan servir de ejemplo para la promoción y desarrollo de políticas en materia de redistribución y reducción del trabajo de cuidados.

Con el objetivo de reconocer el Trabajo de cuidado, dicho informe señala la importancia de incluir los cuidados en la agenda social, económica y política a nivel regional como eje central y transversal de las políticas de los países de la región

Esta evolución debe ser acompañada por cambios políticos, sociales y económicos importantes. En el terreno político, el reconocimiento de las mujeres como sujetos iguales en derechos (la igualdad formal) resulta fundamental para que el concepto de igualdad de oportunidades sea un valor positivo en la esfera pública. Ello dado que en el ámbito familiar la convivencia sigue marcada por roles tradicionales machistas, con escasa permeabilidad a valores igualitarios de corresponsabilidad en los trabajos de cuidados. En el ámbito social deberán producirse cambios en la estructura y formas de vida familiares, con nuevos tipos de convivencia. Por ello las generaciones más jóvenes ven con normalidad la mujer que trabaja asalariadamente y que compagina la presencia en el ámbito laboral y doméstico lo que se denomina “doble presencia”, frente a la “unipresencia” de los hombres.

Hay mucho por hacer, para que sea reconocido el Trabajo de cuidado que realizamos las mujeres a diario en el ámbito doméstico que sigue marcado por roles tradicionales machistas que, independientemente del modelo de convivencia más moderno continúan limitando la vida de las mujeres, su autonomía y libertad.

(*) Patricia Reyes es Jueza Penal de Puerto Madryn.


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