Denunció 50 veces a su ex por violencia de género, logró salir de ese círculo y hoy vive plenamente

Carolina Viva relató a Jornada su experiencia de vida. Su testimonio es para que otras mujeres luchen por salir de la espiral de la violencia. Logró a través de un emprendimiento propio subsistir y dejar atrás el sufrimiennto. “Es difícil pero vivir la vida plena es hermoso. La tranquilidad no tiene precio”, dijo.

Carolina Viva es una joven ejemplo de lucha y valentía. En una entrevista con Jornada relató su experiencia.
17 MAY 2020 - 20:29 | Actualizado

Por Lorena Leeming / @loreleeming

Denunció 50 veces a su expareja. Vivió la violencia de género a flor de piel. Violencia ejercida en todas sus formas. Nadie se lo contó. La pesadilla en su vida terminó cuando logró salir del círculo en que estaba inmersa. Hoy, Carolina Viva es el ejemplo esperanzador de muchas mujeres. Trabaja vendiendo panes que ella misma elabora, estudia Psicología Social y asiste a un taller de asistencia a varones que ejercen violencia. “Si tienen problemas, que se separen. No es fácil pero vale la pena. Hay que sostenerlo. Empezás a vivir la vida plena y eso no tiene precio, es hermoso”.

El testimonio de Carolina aporta esperanza. Es la experiencia de una joven que con sus 30 años ya ha vivido lo peor que puede sucederle a una mujer: ser golpeada, agredida, vulnerada. Pero sorteó los obstáculos.

Con ayuda psicológica pudo visibilizar la situación en la que estaba inmersa y de la que debía salir en forma urgente.

Es agradecida. Reconoce el rol importante de Verónica Sandoval, que impulsa desde FAMUCH emprendimientos e inserción laboral de mujeres en estado de vulnerabilidad. “Gracias a ella conseguí la beca para estudiar y asistir al taller de varones que ejercen violencia en la pareja. Creo en ese cambio”.

Carolina encontró un trabajo en un restaurant y la notificaron de un día a otro que la habían despedido. Recién se había separado y pagaba alquiler junto a su hija. Es ahí cuando comenzó el emprendimiento de panes caseros. “Cada vez que salía a vender mis panes y no se vendían me frustraba, todo parecía inalcanzable. Pero las ganas de trabajar de forma independiente y en mi casa era más fuerte. Logré aprender a ser constante y disciplinada, y a confiar en mí. Gracias a quienes compran y me ayudan a seguir sosteniendo mi autonomía”, expresó.

Hablar de su pasado no es fácil. En la entrevista con Jornada, Caro midió sus palabras, las pensó e intentó no omitir nada de lo vivido para un solo fin: que su experiencia sirva para otras mujeres que estén luchando para salir del círculo de violencia y sientan miedo. “La relación con el papá de mi hija se convirtió en una historia de violencia física, verbal y psicológica. Mucha violencia psicológica”, recordó.

Se centró en el momento que comenzó su pesadilla. “Todo venía bien hasta un punto. Demostró en un momento de la relación que era celoso y obsesivo. Me llamaba de 15 a 20 veces por. Yo estaba enamoraba y pensaba que lo podía llegar a cambiar. El hostigamiento no lo podía detectar. Luego formamos una familia. Tuvimos una hija, casa, muebles, negocio. Ahí, se puso más intenso. Cuando llegó la nena yo no trabajaba. Él manejaba la economía. Yo no tenía derecho a nada. Me llegó a decir que la comida la pagaba él y me tenía que quedar callada. Obviamente no me quedaba callada”, deslizó.

Las palabras y actitudes muchas veces, le dolieron tanto como los golpes. “En varias oportunidades me dijo: pago el alquiler, es mi negocio, mi auto, yo compro la comida. Me busqué un trabajo, me puse a trabajar en una tienda para tener plata para mí. La violencia física llegó ahí también. Decía que me veía linda, que todos me miraban y le daba desconfianza. Si salía con mis amigas, daba vueltas alrededor y tenía que volver a mi casa. Yo tenía miedo y llegué a mentir para no enojarlo”.

“Empezamos a ir al psicólogo. Hicimos terapia de pareja. El psicólogo se dio cuenta de que yo no hablaba. Él hablaba antes. Nos empezó a citar solos, separados. Me dijo que me había citado sola porque `Me di cuenta que no te dejaba hablar´. Ahí vi más claro el panorama”, aseguró.

50 denuncias

Hizo referencia a la seguidilla de situaciones que la pusieron contra la pared más de una vez. No se quedó sin hacer nada. Denunció y denunció. Hasta que se cansó. “Tiene un montón de denuncias. Son un montón, más de 50 denuncias. Me dijo que me iba a prender fuego a mí, a mi mamá. Que me iba a agarrar en la calle. Era muy infeliz y yo no lo podía hacer feliz. Renuncié a todo para ver si me bancaba como yo a él. Le duró una semana, junté mis cosas y me fui. Quedé muy endeudada por ayudarlo mucho. Yo lo ayudaba y no se esforzaba. Yo hacía mucho. La nena era muy chiquita. Trabaje en un pelotero, en un restaurant y en una oficina de préstamo a la misma vez”.

Historia de superación

Recordó cómo fueron los primeros momentos luego de tomar la decisión de separarse y empezar con su nueva vida.

“Me fui a alquilar mi primer departamento, luego a una casa más linda y luego a otra, mejor. Es una historia de superación personal el después. Me di cuenta que cuando lo corría de mi vida, hacía las cosas que me gustaban. También sabía que cuando me separara iba a ser una tortura, era consciente de eso. Muchas veces le dije que no era feliz. El nunca quería aceptar la separación. Cuando me separé comencé a tener enfermedades psicosomáticas. Él ponía de escudo a mi hija. Se la llevaba todo un día sin dar señales. Cuando me la dejaba ella lloraba un montón. Me tuve que ir de la casa de mi mamá porque me seguía. Me fui a una casa de una amiga. Su familia me maltrataba, me decía cosas horribles”.

“Vale la pena”

Carolina hizo un silencio. Buscó las palabras adecuadas para describir lo que emprendió y dijo: “A veces no creo todo lo que avancé. Tengo mucha fuerza de voluntad. Por eso pude lograrlo todo. Siempre digo que si tienen problemas con sus parejas que se separen. Que no va a ser fácil. Luego, se vienen cosas malas, pero vale la pena. Hay que sostenerlo, después que pasa la tormenta empezás a vivir la vida plena. Empezás a ser más selectivo con las relaciones y las amistades. Eso no tiene precio. Es hermoso”.

Vivir tranquila

Para finalizar, esbozó una sonrisa y reiteró su deseo: que su testimonio sirva a otras mujeres. “Hoy tengo algunos problemas económicos pero vivo tranquila. Es un proceso, aún sigo en un cambio. Tengo que sacarme el modelo de patriarcado y de modelo de familia. Se caen cosas que tengo dentro y las quiero sacar. Es difícil. Pero sí se puede”.

“La tranquilidad no tiene precio. Que nadie te amenace, que nadie te golpeé ni te maltrate. Eso no hay que aceptarlo”.

Verónica Sandoval, FAMUCH y Multisectorial

Verónica Sandoval es la coordinadora de Microcréditos de la Federación Asociaciones Mutualistas de Chubut e integrante de la Comisión de Género. Acompañó a Carolina Viva en la entrevista con Jornada. Sandoval es además miembro de la Multisectorial de Feminismo Popular. “La autonomía económica es fundamental para salir del círculo de la violencia”, expresó.

En ese sentido Verónica valoró el testimonio de la joven. “Caro lo mencionaba en todo su proceso. Tener autonomía cambia la cabeza. Tener plata en el bolsillo y no depender es importante. Elegir qué comer, con qué vestirte y muchas cuestiones que dependen de la cuestión económica real. El ejercicio de pedirle al otro que te condiciona, baja la autoestima, pone en un rol diferenciado con respecto a la toma de decisiones. Hace mucho ruido”.

Apuntó cuál es su tarea. “Trabajamos con microcréditos desde 2014 a la fecha. El 80% de las beneficiarias son mujeres. Eso no es casual, tiene que ver con la desigualdad. Hay un montón de leyes que son un poema pero en la práctica no ejercemos derechos”.

Volvió a valorizar el relato de Carolina. “Ella estudia Psicología Social para entender, hace boxeo para no sentirse vulnerable ahora y hace el taller de Nuevas Masculinidades para cambiar eso. Hay que hacer de todo para cambiar la cuestión patriarcal y la postura de los hombres que aún sostienen ese sistema”.

Advirtió que es ése el camino. “Generar las condiciones para entender, para salir de los lugares de riesgo, porque sé que la justicia no va a actuar, porque sé que el Estado no está preparado”, concluyó. #

Las más leídas

Carolina Viva es una joven ejemplo de lucha y valentía. En una entrevista con Jornada relató su experiencia.
17 MAY 2020 - 20:29

Por Lorena Leeming / @loreleeming

Denunció 50 veces a su expareja. Vivió la violencia de género a flor de piel. Violencia ejercida en todas sus formas. Nadie se lo contó. La pesadilla en su vida terminó cuando logró salir del círculo en que estaba inmersa. Hoy, Carolina Viva es el ejemplo esperanzador de muchas mujeres. Trabaja vendiendo panes que ella misma elabora, estudia Psicología Social y asiste a un taller de asistencia a varones que ejercen violencia. “Si tienen problemas, que se separen. No es fácil pero vale la pena. Hay que sostenerlo. Empezás a vivir la vida plena y eso no tiene precio, es hermoso”.

El testimonio de Carolina aporta esperanza. Es la experiencia de una joven que con sus 30 años ya ha vivido lo peor que puede sucederle a una mujer: ser golpeada, agredida, vulnerada. Pero sorteó los obstáculos.

Con ayuda psicológica pudo visibilizar la situación en la que estaba inmersa y de la que debía salir en forma urgente.

Es agradecida. Reconoce el rol importante de Verónica Sandoval, que impulsa desde FAMUCH emprendimientos e inserción laboral de mujeres en estado de vulnerabilidad. “Gracias a ella conseguí la beca para estudiar y asistir al taller de varones que ejercen violencia en la pareja. Creo en ese cambio”.

Carolina encontró un trabajo en un restaurant y la notificaron de un día a otro que la habían despedido. Recién se había separado y pagaba alquiler junto a su hija. Es ahí cuando comenzó el emprendimiento de panes caseros. “Cada vez que salía a vender mis panes y no se vendían me frustraba, todo parecía inalcanzable. Pero las ganas de trabajar de forma independiente y en mi casa era más fuerte. Logré aprender a ser constante y disciplinada, y a confiar en mí. Gracias a quienes compran y me ayudan a seguir sosteniendo mi autonomía”, expresó.

Hablar de su pasado no es fácil. En la entrevista con Jornada, Caro midió sus palabras, las pensó e intentó no omitir nada de lo vivido para un solo fin: que su experiencia sirva para otras mujeres que estén luchando para salir del círculo de violencia y sientan miedo. “La relación con el papá de mi hija se convirtió en una historia de violencia física, verbal y psicológica. Mucha violencia psicológica”, recordó.

Se centró en el momento que comenzó su pesadilla. “Todo venía bien hasta un punto. Demostró en un momento de la relación que era celoso y obsesivo. Me llamaba de 15 a 20 veces por. Yo estaba enamoraba y pensaba que lo podía llegar a cambiar. El hostigamiento no lo podía detectar. Luego formamos una familia. Tuvimos una hija, casa, muebles, negocio. Ahí, se puso más intenso. Cuando llegó la nena yo no trabajaba. Él manejaba la economía. Yo no tenía derecho a nada. Me llegó a decir que la comida la pagaba él y me tenía que quedar callada. Obviamente no me quedaba callada”, deslizó.

Las palabras y actitudes muchas veces, le dolieron tanto como los golpes. “En varias oportunidades me dijo: pago el alquiler, es mi negocio, mi auto, yo compro la comida. Me busqué un trabajo, me puse a trabajar en una tienda para tener plata para mí. La violencia física llegó ahí también. Decía que me veía linda, que todos me miraban y le daba desconfianza. Si salía con mis amigas, daba vueltas alrededor y tenía que volver a mi casa. Yo tenía miedo y llegué a mentir para no enojarlo”.

“Empezamos a ir al psicólogo. Hicimos terapia de pareja. El psicólogo se dio cuenta de que yo no hablaba. Él hablaba antes. Nos empezó a citar solos, separados. Me dijo que me había citado sola porque `Me di cuenta que no te dejaba hablar´. Ahí vi más claro el panorama”, aseguró.

50 denuncias

Hizo referencia a la seguidilla de situaciones que la pusieron contra la pared más de una vez. No se quedó sin hacer nada. Denunció y denunció. Hasta que se cansó. “Tiene un montón de denuncias. Son un montón, más de 50 denuncias. Me dijo que me iba a prender fuego a mí, a mi mamá. Que me iba a agarrar en la calle. Era muy infeliz y yo no lo podía hacer feliz. Renuncié a todo para ver si me bancaba como yo a él. Le duró una semana, junté mis cosas y me fui. Quedé muy endeudada por ayudarlo mucho. Yo lo ayudaba y no se esforzaba. Yo hacía mucho. La nena era muy chiquita. Trabaje en un pelotero, en un restaurant y en una oficina de préstamo a la misma vez”.

Historia de superación

Recordó cómo fueron los primeros momentos luego de tomar la decisión de separarse y empezar con su nueva vida.

“Me fui a alquilar mi primer departamento, luego a una casa más linda y luego a otra, mejor. Es una historia de superación personal el después. Me di cuenta que cuando lo corría de mi vida, hacía las cosas que me gustaban. También sabía que cuando me separara iba a ser una tortura, era consciente de eso. Muchas veces le dije que no era feliz. El nunca quería aceptar la separación. Cuando me separé comencé a tener enfermedades psicosomáticas. Él ponía de escudo a mi hija. Se la llevaba todo un día sin dar señales. Cuando me la dejaba ella lloraba un montón. Me tuve que ir de la casa de mi mamá porque me seguía. Me fui a una casa de una amiga. Su familia me maltrataba, me decía cosas horribles”.

“Vale la pena”

Carolina hizo un silencio. Buscó las palabras adecuadas para describir lo que emprendió y dijo: “A veces no creo todo lo que avancé. Tengo mucha fuerza de voluntad. Por eso pude lograrlo todo. Siempre digo que si tienen problemas con sus parejas que se separen. Que no va a ser fácil. Luego, se vienen cosas malas, pero vale la pena. Hay que sostenerlo, después que pasa la tormenta empezás a vivir la vida plena. Empezás a ser más selectivo con las relaciones y las amistades. Eso no tiene precio. Es hermoso”.

Vivir tranquila

Para finalizar, esbozó una sonrisa y reiteró su deseo: que su testimonio sirva a otras mujeres. “Hoy tengo algunos problemas económicos pero vivo tranquila. Es un proceso, aún sigo en un cambio. Tengo que sacarme el modelo de patriarcado y de modelo de familia. Se caen cosas que tengo dentro y las quiero sacar. Es difícil. Pero sí se puede”.

“La tranquilidad no tiene precio. Que nadie te amenace, que nadie te golpeé ni te maltrate. Eso no hay que aceptarlo”.

Verónica Sandoval, FAMUCH y Multisectorial

Verónica Sandoval es la coordinadora de Microcréditos de la Federación Asociaciones Mutualistas de Chubut e integrante de la Comisión de Género. Acompañó a Carolina Viva en la entrevista con Jornada. Sandoval es además miembro de la Multisectorial de Feminismo Popular. “La autonomía económica es fundamental para salir del círculo de la violencia”, expresó.

En ese sentido Verónica valoró el testimonio de la joven. “Caro lo mencionaba en todo su proceso. Tener autonomía cambia la cabeza. Tener plata en el bolsillo y no depender es importante. Elegir qué comer, con qué vestirte y muchas cuestiones que dependen de la cuestión económica real. El ejercicio de pedirle al otro que te condiciona, baja la autoestima, pone en un rol diferenciado con respecto a la toma de decisiones. Hace mucho ruido”.

Apuntó cuál es su tarea. “Trabajamos con microcréditos desde 2014 a la fecha. El 80% de las beneficiarias son mujeres. Eso no es casual, tiene que ver con la desigualdad. Hay un montón de leyes que son un poema pero en la práctica no ejercemos derechos”.

Volvió a valorizar el relato de Carolina. “Ella estudia Psicología Social para entender, hace boxeo para no sentirse vulnerable ahora y hace el taller de Nuevas Masculinidades para cambiar eso. Hay que hacer de todo para cambiar la cuestión patriarcal y la postura de los hombres que aún sostienen ese sistema”.

Advirtió que es ése el camino. “Generar las condiciones para entender, para salir de los lugares de riesgo, porque sé que la justicia no va a actuar, porque sé que el Estado no está preparado”, concluyó. #


NOTICIAS RELACIONADAS