Crecen las protestas en Ecuador contra el paquete de ajuste del gobierno

Pese a la pandemia y los riesgos de contagio, miles de personas salieron hoy en varias ciudades de Ecuador para protestar contra las leyes de flexibilización laboral y el ajuste del Estado decretado, y advirtieron al gobierno que si no da marcha atrás volverán a tomar las calles como durante la crisis política de octubre pasado.

25 MAY 2020 - 17:00 | Actualizado

"Si el gobierno quiere un nuevo octubre, nos verá a los trabajadores, a los maestros, a los médicos, a los estudiantes en las plazas y calles del país", advirtió Jorge Escala, ex presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE), al diario local Expreso, durante una de las manifestaciones más importantes de la jornada, en el centro de Guayaquil.

En octubre pasado, millones de ecuatorianos se movilizaron en todo el país y, la mayoría a Quito, donde paralizaron la capital y forzaron al presidente Lenin Moreno a trasladar la sede de gobierno a Guayaquil, corazón económico del país.

La presión popular logró que el gobierno suspenda la eliminación de los subsidios a los combustibles, la medida que desató las protestas, y consiguió abrir un diálogo con el movimiento indígena -protagonista de las manifestaciones-, aunque éste duró poco y no produjo ningún resultado importante.

Ocho meses después y pese a estar sufriendo uno de los peores brotes de coronavirus de América Latina y una profundización de su crisis económica, el gobierno de Moreno volvió a cambiar el sistema de precios de los combustibles y, además, sumó una ley de flexibilización laboral, otra de topes presupuestarios y una serie de decretos de ajuste estatal.

"La ley les permite botarnos sin pagarnos liquidaciones. No somos una estadística, somos personas con familias. ¿Cómo vamos a comer?", cuestionó Dalia Carrasco, miembro de la Asociación de Agencias Turísticas de la ciudad, en referencia a la llamada Ley de Apoyo Humanitario, que habilita reducciones salariales, de la jornada laboral y uno nuevo tipo de contrato sin indemnización.

En los últimos meses, más de 37.300 personas se infectaron con coronavirus, mientras que más de 5.200 fallecieron por cuadros confirmados de Covid-19 o sospechosos que no pudieron ser testeados.

Mientras el epicentro del brote, Guayaquil, comenzó a registrar una ralentización en el aumento diario de casos y muertos, la situación se ha vuelto crítica en Pichincha, la provincia donde se encuentra Quito, ya que la capacidad hospitalaria, especialmente de las unidades de terapia intensiva, están casi al límite.

Una de las principales razones por la que el brote se extendió con tanta fuerza en el país, según expertos, es por el importante sector informal y más vulnerable del país, especialmente en los barrios más pobres de Guayaquil.

En medio de la cada vez mayor crisis económica que azota al país y especialmente a estos sectores, Moreno defendió este fin de semana de nuevo la necesidad de achicar el Estado y, con él, el déficit fiscal.

En Quito, una gran columna de manifestantes con barbijos rechazaron el discurso del mandatario de ayer y, mientras intentaron mantener la distancia recomendada por expertos, reclamaron que se de marcha atrás con los recortes presupuestarios y con la ley de flexibilización laboral, según la agencia de noticias EFE.

Estudiantes, docentes, empleados públicos, transportistas y trabajadores de la salud recorrieron el centro de la capital ante la mirada atenta de cordones de las fuerzas de seguridad y bajo el mismo grito de octubre pasado: "¡Fuera Moreno!"

25 MAY 2020 - 17:00

"Si el gobierno quiere un nuevo octubre, nos verá a los trabajadores, a los maestros, a los médicos, a los estudiantes en las plazas y calles del país", advirtió Jorge Escala, ex presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE), al diario local Expreso, durante una de las manifestaciones más importantes de la jornada, en el centro de Guayaquil.

En octubre pasado, millones de ecuatorianos se movilizaron en todo el país y, la mayoría a Quito, donde paralizaron la capital y forzaron al presidente Lenin Moreno a trasladar la sede de gobierno a Guayaquil, corazón económico del país.

La presión popular logró que el gobierno suspenda la eliminación de los subsidios a los combustibles, la medida que desató las protestas, y consiguió abrir un diálogo con el movimiento indígena -protagonista de las manifestaciones-, aunque éste duró poco y no produjo ningún resultado importante.

Ocho meses después y pese a estar sufriendo uno de los peores brotes de coronavirus de América Latina y una profundización de su crisis económica, el gobierno de Moreno volvió a cambiar el sistema de precios de los combustibles y, además, sumó una ley de flexibilización laboral, otra de topes presupuestarios y una serie de decretos de ajuste estatal.

"La ley les permite botarnos sin pagarnos liquidaciones. No somos una estadística, somos personas con familias. ¿Cómo vamos a comer?", cuestionó Dalia Carrasco, miembro de la Asociación de Agencias Turísticas de la ciudad, en referencia a la llamada Ley de Apoyo Humanitario, que habilita reducciones salariales, de la jornada laboral y uno nuevo tipo de contrato sin indemnización.

En los últimos meses, más de 37.300 personas se infectaron con coronavirus, mientras que más de 5.200 fallecieron por cuadros confirmados de Covid-19 o sospechosos que no pudieron ser testeados.

Mientras el epicentro del brote, Guayaquil, comenzó a registrar una ralentización en el aumento diario de casos y muertos, la situación se ha vuelto crítica en Pichincha, la provincia donde se encuentra Quito, ya que la capacidad hospitalaria, especialmente de las unidades de terapia intensiva, están casi al límite.

Una de las principales razones por la que el brote se extendió con tanta fuerza en el país, según expertos, es por el importante sector informal y más vulnerable del país, especialmente en los barrios más pobres de Guayaquil.

En medio de la cada vez mayor crisis económica que azota al país y especialmente a estos sectores, Moreno defendió este fin de semana de nuevo la necesidad de achicar el Estado y, con él, el déficit fiscal.

En Quito, una gran columna de manifestantes con barbijos rechazaron el discurso del mandatario de ayer y, mientras intentaron mantener la distancia recomendada por expertos, reclamaron que se de marcha atrás con los recortes presupuestarios y con la ley de flexibilización laboral, según la agencia de noticias EFE.

Estudiantes, docentes, empleados públicos, transportistas y trabajadores de la salud recorrieron el centro de la capital ante la mirada atenta de cordones de las fuerzas de seguridad y bajo el mismo grito de octubre pasado: "¡Fuera Moreno!"


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