Denuncian en primera persona un intento de acoso

Una adolescente residente en barrio Próspero Palazzo de Comodoro Rivadavia narró en primera persona una situación de acoso sexual de la que fue víctima.

06 JUN 2020 - 20:17 | Actualizado

El hecho se dio a conocer a pocos días del impacto provocado por el caso de violación masiva expuesto en medios nacionales tras las referencias expuestas por el fiscal Rivarola.

La menor se expresó a través de las redes sociales en donde alertó sobre el comportamiento de un vecino del barrio quien además sería pastor de una iglesia pentecostal. El hecho ocurrió en una librería situada en la calle Juan José Paso y puso a prueba la vulnerabilidad del sistema. “Tuve que ir a tres comisarías para poder hacer la denuncia”, admitió la joven quien narró con detalles, lo ocurrido.

“Fui a la librería Hipatia que está abajo de mi casa a imprimir unas cosas. Cuando llego había que hacer fila ya que al local se puede ingresar de a uno por el distanciamiento social. Adelante mío estaba este viejo que empezó a hacer preguntas. Empezó normal con un “hace frío no?” y yo le dije que sí. Primero lo tomé tranquila porque parecía un intercambio de palabras con alguien con el que estás esperando ser atendido. Pero después empezó con preguntas más personales, como “Vivís acá en el barrio?”, “Tenés novio?”, “Él va a dormir a tu casa?”, “Tienen relaciones?, “Cómo te gusta que te lo hagan?”; “Se cuidan?”; “Segura que no querés que te lleve?”. Yo a todo esto trataba de alejarme y no contestarle pero él se me acercaba”, expresó la menor.

Una vez atendidos en el local, la persona solicitó la impresión de documentos tras lo cual, ingresó la adolescente al local. “Quería que me atendieran rápido para irme antes que él. Pero se puso a hacer tiempo a propósito; hizo marear a la señora de la librería con las cosas que le pedía. Primero pagó las copias que le salieron $50 con un billete de $500 y cuando le estaban dando el vuelto pidió ver lapiceras pero sin comprar ninguna”.

“Cuando salió –describió- se quedó mirándome por la puerta y yo me hice la que me había olvidado algo. Cuando se fue le conté lo que estaba pasando a las chicas que estaban atendiendo y enseguida me ayudaron. También tuve la suerte de que justo entraba a comprar una chica que es de la Policía Federal y salió enseguida a buscar al tipo éste pero no lo encontró”.

Por no contar la joven con teléfono celular encima; desde el comercio le facilitaron uno para que se comunique con algún integrante de su familia. “De los nervios no me acordaba de ningún número. Las mismas chicas de la librería se ofrecieron para llevarme a mi casa y me dijeron que ese señor es un cliente habitual y que siempre que va, pasa algo…”.

“Al final me trajo a mi casa la chica policía y su marido. Estoy súper agradecida de la ayuda que me dieron y me están dando todos los que estuvieron ahí”, describió la menor quien hizo referencia a las dificultades que encontró a la hora de realizar la denuncia policial.

En primera instancia se dirigió a la subcomisaria de Próspero Palazzo; posteriormente a Ciudadela por encontrarse allí, la oficial de turno. “Cuando llegué, me hicieron esperar cuarenta minutos para mandarme después a la Comisaría de la Mujer en Km. 5. Cuando pasé; lo hice sola y estuve tres horas sentada, contando bien lo que había pasado y leyendo bien la denuncia por si había que corregir algo. Cuando terminamos me dijeron que ya me podía ir y no me dieron la denuncia y si la quiero tengo que ir a Fiscalía”.

“Me advirtieron que iba a ser mi palabra contra la de él. Que podría decir que tenía el barbijo puesto y en las cámaras no se ve que me habló y que si lo escracho en las redes sociales me puede denunciar por “manchar” su imagen”, indicó la joven quien expuso el caso vía twitter. Denunció que la persona sería pastor de una Iglesia Pentecostal y que si bien, se lo observa en las cámaras de seguridad; vive en el barrio y se tiene registro de nombre, dirección, número de teléfono y hasta su foto, no se puede hacer nada”, lamentó.#

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06 JUN 2020 - 20:17

El hecho se dio a conocer a pocos días del impacto provocado por el caso de violación masiva expuesto en medios nacionales tras las referencias expuestas por el fiscal Rivarola.

La menor se expresó a través de las redes sociales en donde alertó sobre el comportamiento de un vecino del barrio quien además sería pastor de una iglesia pentecostal. El hecho ocurrió en una librería situada en la calle Juan José Paso y puso a prueba la vulnerabilidad del sistema. “Tuve que ir a tres comisarías para poder hacer la denuncia”, admitió la joven quien narró con detalles, lo ocurrido.

“Fui a la librería Hipatia que está abajo de mi casa a imprimir unas cosas. Cuando llego había que hacer fila ya que al local se puede ingresar de a uno por el distanciamiento social. Adelante mío estaba este viejo que empezó a hacer preguntas. Empezó normal con un “hace frío no?” y yo le dije que sí. Primero lo tomé tranquila porque parecía un intercambio de palabras con alguien con el que estás esperando ser atendido. Pero después empezó con preguntas más personales, como “Vivís acá en el barrio?”, “Tenés novio?”, “Él va a dormir a tu casa?”, “Tienen relaciones?, “Cómo te gusta que te lo hagan?”; “Se cuidan?”; “Segura que no querés que te lleve?”. Yo a todo esto trataba de alejarme y no contestarle pero él se me acercaba”, expresó la menor.

Una vez atendidos en el local, la persona solicitó la impresión de documentos tras lo cual, ingresó la adolescente al local. “Quería que me atendieran rápido para irme antes que él. Pero se puso a hacer tiempo a propósito; hizo marear a la señora de la librería con las cosas que le pedía. Primero pagó las copias que le salieron $50 con un billete de $500 y cuando le estaban dando el vuelto pidió ver lapiceras pero sin comprar ninguna”.

“Cuando salió –describió- se quedó mirándome por la puerta y yo me hice la que me había olvidado algo. Cuando se fue le conté lo que estaba pasando a las chicas que estaban atendiendo y enseguida me ayudaron. También tuve la suerte de que justo entraba a comprar una chica que es de la Policía Federal y salió enseguida a buscar al tipo éste pero no lo encontró”.

Por no contar la joven con teléfono celular encima; desde el comercio le facilitaron uno para que se comunique con algún integrante de su familia. “De los nervios no me acordaba de ningún número. Las mismas chicas de la librería se ofrecieron para llevarme a mi casa y me dijeron que ese señor es un cliente habitual y que siempre que va, pasa algo…”.

“Al final me trajo a mi casa la chica policía y su marido. Estoy súper agradecida de la ayuda que me dieron y me están dando todos los que estuvieron ahí”, describió la menor quien hizo referencia a las dificultades que encontró a la hora de realizar la denuncia policial.

En primera instancia se dirigió a la subcomisaria de Próspero Palazzo; posteriormente a Ciudadela por encontrarse allí, la oficial de turno. “Cuando llegué, me hicieron esperar cuarenta minutos para mandarme después a la Comisaría de la Mujer en Km. 5. Cuando pasé; lo hice sola y estuve tres horas sentada, contando bien lo que había pasado y leyendo bien la denuncia por si había que corregir algo. Cuando terminamos me dijeron que ya me podía ir y no me dieron la denuncia y si la quiero tengo que ir a Fiscalía”.

“Me advirtieron que iba a ser mi palabra contra la de él. Que podría decir que tenía el barbijo puesto y en las cámaras no se ve que me habló y que si lo escracho en las redes sociales me puede denunciar por “manchar” su imagen”, indicó la joven quien expuso el caso vía twitter. Denunció que la persona sería pastor de una Iglesia Pentecostal y que si bien, se lo observa en las cámaras de seguridad; vive en el barrio y se tiene registro de nombre, dirección, número de teléfono y hasta su foto, no se puede hacer nada”, lamentó.#


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