Un equipo de Jornada y Cadena Tiempo en las sierras en donde cayeron 55 torres de alta tensión

Un periodista, un fotógrafo y un camarógrafo registraron en el lugar de los hechos el impactante colapso de decenas de estructuras metálicas de la línea de 330 kV que va desde la central de Futaleufú, en cercanías a la localidad de Trevelin, hasta Puerto Madryn. Un viaje al corazón del temporal de nieve que sacude a Chubut y a su infraestructura.

28 JUL 2020 - 19:53 | Actualizado

Por Ramiro Outeda / Fotos: Daniel Feldman / Cámara: Marcelo Postai
Enviados especiales a El Escorial


Parece tierra arrasada. Ver el perfil de decenas de torres de alta tensión colapsadas en medio de las sierras nevadas, el hielo y el barro que dominan la zona, más el viento y el frío, redondean un escenario verdaderamente escalofriante.
El temporal de nieve que sacude a buena parte de la Patagonia y en especial a varias zonas de Chubut, tiene un epicentro en la zona de Cushamen, en donde cientos de chubutenses están o estuvieron aislados por las condiciones climáticas y siguen necesitados de la asistencia del Estado.

El otro lugar en donde la dureza del clima se abatió sobre enormes estructuras metálicas está en la zona de El Escorial, en donde el temporal arrasó con casi todo a su paso, en especial por efecto del “galloping”, un fenómeno que afecta a las líneas de alta tensión en muchas partes del mundo, que sufren en un corto lapso de tiempo la intensidad de la nieve, el hielo, las temperaturas extremas y, sobre todo, el viento, que en conjunto provocan un fenómeno arrasador que hace colapsar a estructuras de acero de miles de kilos como si se trataran de fichas de dominó.


El equipo de Jornada Medios en medio de las sierras nevadas, con las torres colapsadas de fondo.


Un equipo de Jornada, Jornada Play (la sección de videoinformes que se pueden ver en la web del diario) y Cadena Tiempo, integrado por un periodista, un reportero gráfico y un camarógrafo, logró llegar el domingo pasado por tierra al epicentro de las torres colapsadas, ubicadas a unos 300 kilómetros de la zona del Valle Inferior.

El mismo domingo y el lunes pudieron recorrer la inmensidad de esa zona de la Meseta tan castigada por el invierno.
El equipo de Jornada Medios transitó entre la nieve y el barro toda la zona de Sierra Caracol y Sierra Rosada, en cercanías a la localidad de El Escorial, el lugar en donde al menos 55 torres operadas por la empresa Transpa sufrieron todo tipo de destrozos por efecto del temporal.

El colapso ocurrió la semana pasada y un rápido operativo de la transportista de energía para poder comenzar las tareas de reparación para reenergizar las líneas que llegan hasta la planta de Aluar en Puerto Madryn, una tarea que insumirá varios meses y una importante inversión económica.


Reestablecer la operatividad de las dos líneas de 330 kV llevará varios meses y una fuerte inversión económica.


El equipo periodístico recorrió desde Trelew unos 170 kilómetros de asfalto por la Ruta 25, para luego tomar el camino de ripio por el Alto Las Plumas. Allí recorrió otros 122 kilómetros entre el barro y la nieve, en la combinación de las rutas 40 y 59, para llegar hasta la Estancia La Nueva Alicantina, propiedad del Grupo Oroquieta, que ofreció gentilmente sus instalaciones para albergar al equipo y poder trabajar con varios elementos.

También el Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia (propietario de Jornada Medios) aportó un vehículo 4X4 y un colaborador para acompañar al equipo periodístico a un lugar en donde transitar no es para nada sencillo.


Los tensores de las torres caídas, todavía congelados por efecto del intenso frío en toda la zona.


Hace pocos días, en una entrevista con Cadena Tiempo, el gerente de Transpa, el ingeniero Fernando Guerra –que será quien comande todo el operativo para recuperar la operatividad de estas dos líneas-, se mostró “asombrado” por los daños causados por las condiciones climáticas en la zona de Sierra Caracol y Sierra Rosada: “Es un hecho inédito –sentenció-, estas torres están construidas desde el año 1973 y están preparadas para condiciones extremas”.

Guerra agregó que “se trata de dos líneas que tienen 600 kilómetros de distancia desde la central de la empresa Hidroeléctrica Futaleufú, en cercanías de Trevelin, hasta la estación transformadora en Puerto Madryn”, detalló.

Para el ingeniero, “hubo una climatología extrema de mucho hielo, nieve y viento que ha hecho colpasar parte del tendido”. Guerra adelantó lo que ya ha comenzado a ocurrir: equipos técnicos de Transpa y algunos contratistas ya han comenzado a dimensionar in situ las consecuencias del temporal y las tareas que habrá que llevar a cabo para recuperar la normalidad del servicio, que es importante destacar no causó ningún inconveniente en el servicio eléctrico de ninguna ciudad ya que esa línea abastece únicamente a la planta de aluminio de Aluar y el resto de la producción de energía se comercializa en el mercado eléctrico mayorista.


Como fichas de dominó, las estructuras de las torres fueron colapsando al paso del viento, la nieve y el hielo.


“Enviamos gente con equipos especiales. Ahora ya preparamos equipos abocados a evaluar los daños y estimar las reparaciones necesarias y preparar los suministros e insumos para la zona, con un campamento de reparación con todos los protocolos Covid19”, explicó el ingeniero Guerra.

Asimismo, puntualizó que “esto tendrá un costo importante, no es una reparación que se realice en tres días, estaremos en el orden de los 20 o 30 días para repararlo”, agregó. Ese tiempo se necesitará al menos para reenergizar una de las líneas afectadas, ya que reponer todo el servicio llevará algún tiempo más de trabajo en el lugar.

Para que el operativo se ponga en marcha a pleno, se deberán hacer los traslados de los equipamientos y repuestos con camiones que deberán recorrer los 300 kilómetros de asfalto y ripio hasta la zona del desastre y luego trepar las sierras por caminos empinado y sinuosos, “por lo que primera habrá que acondicionar los caminos. Calculamos que entre ochenta y noventa personas estarán trabajando en esto”, adelantó el gerente de Transpa.


Para poder realizar el informe periodístico, que tendrá una versión audiovisual que se podrá ver desde este miércoles en Jornada Play, se contó con la colaboración de los propietarios de la estancia La Nueva Alicantina, una empresa dedicada a explotación ganadera y administración de propiedades del Grupo Oroquieta, que posee tres campos en Chubut con alrededor de 50 mil hectáreas en los departamentos Gastre y Paso de Indios.

Actualmente, dos de sus establecimientos se encuentran en producción con planes de expansión e inversiones en infraestructura e incorporación de ovejas. Certificados en todos sus procesos y como establecimiento “Orgánico”, además de cumplir con estándares de bienestar animal (RWS).

La filosofía del grupo incorpora la diversificación de la matriz productiva y oportunidades, abriendo unidades de negocio en torno a los establecimientos que abarcan desde la registración de aguas privadas, logrando el hito de ser la primer titular de aguas minerales que surgen de vertientes que han sido registradas al amparo del código de aguas de la provincia del Chubut.


En camionetas 4X4 y cuatriciclos, el equipo periodístico pudo llegar al lugar con la colaboración de los propietarios de La Nueva Alicantina.

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28 JUL 2020 - 19:53

Por Ramiro Outeda / Fotos: Daniel Feldman / Cámara: Marcelo Postai
Enviados especiales a El Escorial


Parece tierra arrasada. Ver el perfil de decenas de torres de alta tensión colapsadas en medio de las sierras nevadas, el hielo y el barro que dominan la zona, más el viento y el frío, redondean un escenario verdaderamente escalofriante.
El temporal de nieve que sacude a buena parte de la Patagonia y en especial a varias zonas de Chubut, tiene un epicentro en la zona de Cushamen, en donde cientos de chubutenses están o estuvieron aislados por las condiciones climáticas y siguen necesitados de la asistencia del Estado.

El otro lugar en donde la dureza del clima se abatió sobre enormes estructuras metálicas está en la zona de El Escorial, en donde el temporal arrasó con casi todo a su paso, en especial por efecto del “galloping”, un fenómeno que afecta a las líneas de alta tensión en muchas partes del mundo, que sufren en un corto lapso de tiempo la intensidad de la nieve, el hielo, las temperaturas extremas y, sobre todo, el viento, que en conjunto provocan un fenómeno arrasador que hace colapsar a estructuras de acero de miles de kilos como si se trataran de fichas de dominó.


El equipo de Jornada Medios en medio de las sierras nevadas, con las torres colapsadas de fondo.


Un equipo de Jornada, Jornada Play (la sección de videoinformes que se pueden ver en la web del diario) y Cadena Tiempo, integrado por un periodista, un reportero gráfico y un camarógrafo, logró llegar el domingo pasado por tierra al epicentro de las torres colapsadas, ubicadas a unos 300 kilómetros de la zona del Valle Inferior.

El mismo domingo y el lunes pudieron recorrer la inmensidad de esa zona de la Meseta tan castigada por el invierno.
El equipo de Jornada Medios transitó entre la nieve y el barro toda la zona de Sierra Caracol y Sierra Rosada, en cercanías a la localidad de El Escorial, el lugar en donde al menos 55 torres operadas por la empresa Transpa sufrieron todo tipo de destrozos por efecto del temporal.

El colapso ocurrió la semana pasada y un rápido operativo de la transportista de energía para poder comenzar las tareas de reparación para reenergizar las líneas que llegan hasta la planta de Aluar en Puerto Madryn, una tarea que insumirá varios meses y una importante inversión económica.


Reestablecer la operatividad de las dos líneas de 330 kV llevará varios meses y una fuerte inversión económica.


El equipo periodístico recorrió desde Trelew unos 170 kilómetros de asfalto por la Ruta 25, para luego tomar el camino de ripio por el Alto Las Plumas. Allí recorrió otros 122 kilómetros entre el barro y la nieve, en la combinación de las rutas 40 y 59, para llegar hasta la Estancia La Nueva Alicantina, propiedad del Grupo Oroquieta, que ofreció gentilmente sus instalaciones para albergar al equipo y poder trabajar con varios elementos.

También el Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia (propietario de Jornada Medios) aportó un vehículo 4X4 y un colaborador para acompañar al equipo periodístico a un lugar en donde transitar no es para nada sencillo.


Los tensores de las torres caídas, todavía congelados por efecto del intenso frío en toda la zona.


Hace pocos días, en una entrevista con Cadena Tiempo, el gerente de Transpa, el ingeniero Fernando Guerra –que será quien comande todo el operativo para recuperar la operatividad de estas dos líneas-, se mostró “asombrado” por los daños causados por las condiciones climáticas en la zona de Sierra Caracol y Sierra Rosada: “Es un hecho inédito –sentenció-, estas torres están construidas desde el año 1973 y están preparadas para condiciones extremas”.

Guerra agregó que “se trata de dos líneas que tienen 600 kilómetros de distancia desde la central de la empresa Hidroeléctrica Futaleufú, en cercanías de Trevelin, hasta la estación transformadora en Puerto Madryn”, detalló.

Para el ingeniero, “hubo una climatología extrema de mucho hielo, nieve y viento que ha hecho colpasar parte del tendido”. Guerra adelantó lo que ya ha comenzado a ocurrir: equipos técnicos de Transpa y algunos contratistas ya han comenzado a dimensionar in situ las consecuencias del temporal y las tareas que habrá que llevar a cabo para recuperar la normalidad del servicio, que es importante destacar no causó ningún inconveniente en el servicio eléctrico de ninguna ciudad ya que esa línea abastece únicamente a la planta de aluminio de Aluar y el resto de la producción de energía se comercializa en el mercado eléctrico mayorista.


Como fichas de dominó, las estructuras de las torres fueron colapsando al paso del viento, la nieve y el hielo.


“Enviamos gente con equipos especiales. Ahora ya preparamos equipos abocados a evaluar los daños y estimar las reparaciones necesarias y preparar los suministros e insumos para la zona, con un campamento de reparación con todos los protocolos Covid19”, explicó el ingeniero Guerra.

Asimismo, puntualizó que “esto tendrá un costo importante, no es una reparación que se realice en tres días, estaremos en el orden de los 20 o 30 días para repararlo”, agregó. Ese tiempo se necesitará al menos para reenergizar una de las líneas afectadas, ya que reponer todo el servicio llevará algún tiempo más de trabajo en el lugar.

Para que el operativo se ponga en marcha a pleno, se deberán hacer los traslados de los equipamientos y repuestos con camiones que deberán recorrer los 300 kilómetros de asfalto y ripio hasta la zona del desastre y luego trepar las sierras por caminos empinado y sinuosos, “por lo que primera habrá que acondicionar los caminos. Calculamos que entre ochenta y noventa personas estarán trabajando en esto”, adelantó el gerente de Transpa.


Para poder realizar el informe periodístico, que tendrá una versión audiovisual que se podrá ver desde este miércoles en Jornada Play, se contó con la colaboración de los propietarios de la estancia La Nueva Alicantina, una empresa dedicada a explotación ganadera y administración de propiedades del Grupo Oroquieta, que posee tres campos en Chubut con alrededor de 50 mil hectáreas en los departamentos Gastre y Paso de Indios.

Actualmente, dos de sus establecimientos se encuentran en producción con planes de expansión e inversiones en infraestructura e incorporación de ovejas. Certificados en todos sus procesos y como establecimiento “Orgánico”, además de cumplir con estándares de bienestar animal (RWS).

La filosofía del grupo incorpora la diversificación de la matriz productiva y oportunidades, abriendo unidades de negocio en torno a los establecimientos que abarcan desde la registración de aguas privadas, logrando el hito de ser la primer titular de aguas minerales que surgen de vertientes que han sido registradas al amparo del código de aguas de la provincia del Chubut.


En camionetas 4X4 y cuatriciclos, el equipo periodístico pudo llegar al lugar con la colaboración de los propietarios de La Nueva Alicantina.


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