Nobel de Economía Stiglitz pide una "reestructuración integral" de la deuda global

Stiglitz consideró que “la larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes y miopes ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva (CAC) no son tan efectivas como se esperaba”, y pidió una “reestructuración integral” a nivel global.

31 JUL 2020 - 14:07 | Actualizado

En una columna publicada junto con el economista Hamid Rashid en el portal de la organización Project Syndicate, Stiglitz advirtió sobre el riesgo de que más de 100 países de ingresos medios y bajos no puedan hacer frente este año a sus obligaciones de deuda por más US$ 130 mil millones.

“Una crisis de deuda global empujará a millones de personas al desempleo y alimentará la inestabilidad y la violencia en todo el mundo”, pronosticó.

En este sentido, si bien destacó que varios países acreedores del G20 y organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendieron este año el cobro de sus deudas e instó a los privados a hacer lo mismo, señaló que “las paradas no resolverán el problema sistémico del endeudamiento excesivo: necesitamos una profunda reestructuración de la deuda”.

Al respecto, sentenció que “la historia muestra que para muchos países, una reestructuración que es demasiado pequeña y demasiado tardía simplemente prepara el escenario para otra crisis”.

Y resaltó: “La larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes, miopes, testarudos y de corazón duro ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva diseñadas para facilitar la reestructuración no son tan efectivas como se esperaba”.

Como alternativa, propuso un programa de “recompra voluntaria de bonos soberanos de deuda” en países de ingresos medios y bajos, con el objetivo de “reducir la carga” de la acreencia y minimizar “la exposición a acreedores privados riesgosos”.

Esta iniciativa, explicó, debería ser motorizada principalmente por el FMI mediante “nuevos arreglos para préstamo, fondos suplementarios de un consorcio mundial de países e instituciones multilaterales, y Derechos Especiales de Giro (DEG)”.

Los académicos sugirieron que la medida “también podría diseñarse para avanzar en los objetivos de salud y clima, al exigir que los beneficiarios gasten el dinero que de otro modo habría ido al servicio de la deuda para crear bienes públicos”.

“La solución tiene que ser integral y tenemos las herramientas para hacerlo; sólo necesitamos la voluntad política”, concluyeron.

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31 JUL 2020 - 14:07

En una columna publicada junto con el economista Hamid Rashid en el portal de la organización Project Syndicate, Stiglitz advirtió sobre el riesgo de que más de 100 países de ingresos medios y bajos no puedan hacer frente este año a sus obligaciones de deuda por más US$ 130 mil millones.

“Una crisis de deuda global empujará a millones de personas al desempleo y alimentará la inestabilidad y la violencia en todo el mundo”, pronosticó.

En este sentido, si bien destacó que varios países acreedores del G20 y organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) suspendieron este año el cobro de sus deudas e instó a los privados a hacer lo mismo, señaló que “las paradas no resolverán el problema sistémico del endeudamiento excesivo: necesitamos una profunda reestructuración de la deuda”.

Al respecto, sentenció que “la historia muestra que para muchos países, una reestructuración que es demasiado pequeña y demasiado tardía simplemente prepara el escenario para otra crisis”.

Y resaltó: “La larga lucha de la Argentina para reestructurar su deuda frente a acreedores privados recalcitrantes, miopes, testarudos y de corazón duro ha demostrado que las cláusulas de acción colectiva diseñadas para facilitar la reestructuración no son tan efectivas como se esperaba”.

Como alternativa, propuso un programa de “recompra voluntaria de bonos soberanos de deuda” en países de ingresos medios y bajos, con el objetivo de “reducir la carga” de la acreencia y minimizar “la exposición a acreedores privados riesgosos”.

Esta iniciativa, explicó, debería ser motorizada principalmente por el FMI mediante “nuevos arreglos para préstamo, fondos suplementarios de un consorcio mundial de países e instituciones multilaterales, y Derechos Especiales de Giro (DEG)”.

Los académicos sugirieron que la medida “también podría diseñarse para avanzar en los objetivos de salud y clima, al exigir que los beneficiarios gasten el dinero que de otro modo habría ido al servicio de la deuda para crear bienes públicos”.

“La solución tiene que ser integral y tenemos las herramientas para hacerlo; sólo necesitamos la voluntad política”, concluyeron.


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