Editorial / Crece la necesidad de discutir la coparticipación por lo que generan los recursos naturales

No solo de petróleo vive la provincia.

Un grupo de diputados provinciales ya comenzó a pensar en la necesidad de discutir en breve el reparto del dinero que ingresa a Chubut en la intención de buscar una llegada más equitativa a cada municipio y comuna. La mentada coparticipación provincial que, aseguran, no se agotará en los fondos que arriban desde el petróleo y los impuestos más allá de que, obviamente, se incluyan.

El dato apareció en estas mismas páginas hace siete días y generó diversas opiniones. Como era lógico, la idea de generar la rediscusión tuvo voces críticas en el sur de la provincia, cuyas localidades –especialmente Comodoro Rivadavia- se llevan la tajada más grande de las regalías hidrocarburíferas; pero también adhesiones en el resto de la geografía chubutense.

El problema es que no se trata de discutir, o no solamente, lo que trae el crudo; sino sobre todo de hablar seriamente de los recursos naturales, de los que el petróleo es uno de tantos, y poner sobre la mesa la necesidad de que su explotación deje dividendos en quienes viven en la provincia, que son los vecinos de cada uno de las ciudades.

En esa línea, y por fuera del ámbito legislativo, también comenzaron a generarse encuentros en búsqueda de consensos para poner sobre la mesa, por ejemplo, el recurso del agua que hoy tiene dos represas que deben entrar en la discusión, como Futaleufú, que genera desde la cordillera pero no deja nada a las localidades del lugar y Ameghino, que explota el río Chubut sobre el cual viven 28 de Julio, Dolavon, Gaiman, Trelew y Rawson.

Es, afirman, imperioso que se establezcan mecanismos para que las ciudades que están en el ámbito de influencia de estas empresas comiencen a percibir regalías por la explotación de un recurso natural que es de la provincia, como ocurre con el petróleo.

Lo que el viento se lleva

El negocio de la explotación del viento, transformado en energía eólica, no es menor. Solo en 2019 las empresas radicadas en Chubut tuvieron utilidades superiores a los 1.600 millones de pesos, de los que a la provincia no le quedó nada. Ocupan espacios, explotan el recurso, generan una escasa mano de obra, tienen enormes ganancias y no le dejan nada al dueño de casa.

Y más

Del Puerto de Rawson, con su sufrida Flota Amarilla, se van cerca de 1.200 millones de dólares cada año por lo que genera la pesca no obstante, a la capital de la provincia no le queda un centavo de ese negocio. Y no es posible que esa cadencia se mantenga en el tiempo.

La búsqueda está asentada, entones, en encontrar mecanismos que generen condiciones para que el reparto sea equitativo más allá del reconocimiento que no se niega, como es lógico, de las condiciones especiales que ostentan algunos municipios, como Comodoro Rivadavia con el petróleo.

Esta misma semana hubo dirigentes que, acaso pensando que sólo se busca redistribuir lo que aportan en metálico las regalías petroleras, plantearon la insólita propuesta de que cada localidad se beneficie de sus propios recursos. Una afirmación que, como mínimo, parte de una base errónea sobre cómo funciona el sistema y desconoce la génesis de la distribución de ingresos. De movida, semejante propuesta sólo acabaría con pueblos enteros en el interior de la provincia y, una vez ocurrido esto, le generaría enormes problemas a las ciudades más grandes pues aquellos que abandonen sus hogares de las localidades chicas terminarán emigrando y generando desigualdades, superpoblación, villas miserias y niveles inauditos de desocupación, con todos las situaciones negativas que esto genera, en las más grandes.

Argentina, para terminar este punto desde el vamos, tiene un extraordinario ejemplo en el cierre de los ferrocarriles y la migración interna que provocó hacia Buenos Aires, sobre todo, ensanchando formidablemente el conurbano y los cordones de pobreza.

Para que esto no ocurra es necesario no sólo discutir cómo se reparte lo que hoy genera regalías sino implementar esa ecuación con el resto de los recursos que dan enormes ganancias a empresas privadas, explotando lo que por ley es de la provincia, y no dejan nada para los chubutenses.

Eso es lo que se pretende discutir y que, haciéndolo seriamente, sin chicanas y mezquindades, debería darle un mejor posicionamiento a cada uno de los municipios.

No se trata de quitarles a unos para darles a otros, sino de aumentar los recursos para que el reparto sea, también, un acto de justicia.

La política es el arte de la negociación. Se concede de un lado para ganar en el otro. Nadie se lleva todo pues no es un juego de perinola. Implica conocimiento, análisis y, también, solidaridad. Porque se gobierna para el conjunto sobre el que debe pensarse. Los egoísmos, entonces, no deberían tener cabida en esta discusión que se viene.#