Entre el riesgo, la vocación y el profesionalismo

Buzos y nadadores de rescate componen la Estación de Salvamento, Incendio y Protección Ambiental de la Prefectura Comodoro Rivadavia. Con base en el puerto local, acuden a rescates y situaciones de riesgo que se generan en el ámbito jurisdiccional. Perfil de un grupo vital para la comunidad.

30 AGO 2020 - 20:48 | Actualizado

Por Ismael Tebes

Mitad vocación, mitad profesionalismo. Los días en la Estación de Salvamento, Incendio y Protección Ambiental de la Prefectura Comodoro Rivadavia transcurren entre tareas de buceo, bomberos, nadadores de rescate y todo lo relacionado a la protección ambiental dentro de la jurisdicción.

Se vinculan el compromiso de acudir ante una emergencia; de portar un uniforme que se honra y el valor de hacerlo profesionalmente, con la preparación y los recursos que aporta la fuerza. Desafíos en el medio del mar, rescates e intervenciones que suelen poner a prueba constantemente los límites.

Recientemente este equipo especial de Prefectura rescató en cercanías de Caleta Córdova a un grupo de rescatistas expuestos a bajas temperaturas y en cercanías de una peligrosa restinga. “Las condiciones hidrometeorológicas eran desfavorables y los kayakistas se encontraban dispersos. La zona del rescate dificultaba la maniobra de aproximación del semirrígido, por lo que vale resaltar el profesionalismo del timonel”, indicó el suboficial ayudante de tercera Damián Jara.

“La primera víctima estaba en una plataforma rocosa en restinga lo que nos dificultaba que la embarcación pudiera llegar. Estábamos al límite de seguridad porque la rompiente estaba agitada, acudimos nadando y lo alejamos de la zona de peligro. La segunda persona se nos dificultó porque no se le distinguía por su chaleco de neoprene oscuro. Parecía un punto en el mar. Lo vimos en el momento justo, estaba en estado de hipotermia y no tenía reacción por lo que debimos realizarse asistencia. La tercera no estaba tan comprometida y parecía estar más preparada para el agua; con más equipo y en mejor condición” detalló el cabo primero Oscar Benítez, oriundo de Formosa.

El hecho se desencadenó en cercanías del Faro San Jorge, a 800 metros mar adentro, con la intervención del semirrígido SR-9220 Hurricane con el ayudante de primera Marcelo Calquín como timonel. Luego se los trasladó a la Prefectura Caleta Córdova donde se encontraba una unidad de emergencias médicas.

“Para ser nadador de rescate hay que realizar un curso que dicta la Prefectura Naval Argentina para el personal en actividad en la Escuela Nacional Superior de Salvamento y Buceo situada en Buenos Aires. Dura 3 meses y estable las pautas físicas y psicológicas que debe tener el nadador”, explicó Jara, nativo de Camarones.

Los integrantes de esta unidad realizan distintas actividades físicas una vez a la semana y, además, dos veces a la semana solían entrenarse en la parte de natación en el club Huergo con una profesora de Educación Física, antes de la emergencia sanitaria.

“Cada dos años se debe rendir en la Escuela, una reválida para seguir cumpliendo la función y se evalúan las condiciones psicofísicas del personal. Además de completar la parte de los estudios se recibe capacitación en técnicas de rescate, RCP y actividades físicas relacionadas”, explicaron.

La mayoría de las intervenciones del ESIPA requieren de complejidad y también riesgo. En todos los casos demandan la máxima concentración y esfuerzo de cada integrante del equipo.

Según Damián Jara, “la labor más compleja que me tocó fue una aeroevacuacion en un buque pesquero a mediados de 2014, mar adentro a la altura de Puerto Madryn donde me tocó descender del helicóptero para extraer a un tripulante”. Ingresó a la fuerza en 2004 movido por la vocación de servicio siendo buzo salvamentista y curso de nadador de rescate hasta ser enviado en 2008 a su actual destino.

Para Oscar Benítez, ser nadador de rescate implica servicio y vocación. “A uno le tiene que gustar muchísimo para poder lograr la aprobación de los exámenes y la preparación que se exige. Son horas y horas de natación, dedicación, tiempo y poner mucho de cada uno para poder llegar a lograr el objetivo. El reconocer lo que a mí me gustaba fue lo primero para poder sumarme a Prefectura”.

En cuanto a su experiencia personal en la fuerza de seguridad, Benítez agregó: “Hice una pasantía en la Prefectura de Tigre y estuve en la escuela de Salvamento donde me anoté para seguir la orientación. Después me tocó el pase, cerca de 2013 a Comodoro”.#

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30 AGO 2020 - 20:48

Por Ismael Tebes

Mitad vocación, mitad profesionalismo. Los días en la Estación de Salvamento, Incendio y Protección Ambiental de la Prefectura Comodoro Rivadavia transcurren entre tareas de buceo, bomberos, nadadores de rescate y todo lo relacionado a la protección ambiental dentro de la jurisdicción.

Se vinculan el compromiso de acudir ante una emergencia; de portar un uniforme que se honra y el valor de hacerlo profesionalmente, con la preparación y los recursos que aporta la fuerza. Desafíos en el medio del mar, rescates e intervenciones que suelen poner a prueba constantemente los límites.

Recientemente este equipo especial de Prefectura rescató en cercanías de Caleta Córdova a un grupo de rescatistas expuestos a bajas temperaturas y en cercanías de una peligrosa restinga. “Las condiciones hidrometeorológicas eran desfavorables y los kayakistas se encontraban dispersos. La zona del rescate dificultaba la maniobra de aproximación del semirrígido, por lo que vale resaltar el profesionalismo del timonel”, indicó el suboficial ayudante de tercera Damián Jara.

“La primera víctima estaba en una plataforma rocosa en restinga lo que nos dificultaba que la embarcación pudiera llegar. Estábamos al límite de seguridad porque la rompiente estaba agitada, acudimos nadando y lo alejamos de la zona de peligro. La segunda persona se nos dificultó porque no se le distinguía por su chaleco de neoprene oscuro. Parecía un punto en el mar. Lo vimos en el momento justo, estaba en estado de hipotermia y no tenía reacción por lo que debimos realizarse asistencia. La tercera no estaba tan comprometida y parecía estar más preparada para el agua; con más equipo y en mejor condición” detalló el cabo primero Oscar Benítez, oriundo de Formosa.

El hecho se desencadenó en cercanías del Faro San Jorge, a 800 metros mar adentro, con la intervención del semirrígido SR-9220 Hurricane con el ayudante de primera Marcelo Calquín como timonel. Luego se los trasladó a la Prefectura Caleta Córdova donde se encontraba una unidad de emergencias médicas.

“Para ser nadador de rescate hay que realizar un curso que dicta la Prefectura Naval Argentina para el personal en actividad en la Escuela Nacional Superior de Salvamento y Buceo situada en Buenos Aires. Dura 3 meses y estable las pautas físicas y psicológicas que debe tener el nadador”, explicó Jara, nativo de Camarones.

Los integrantes de esta unidad realizan distintas actividades físicas una vez a la semana y, además, dos veces a la semana solían entrenarse en la parte de natación en el club Huergo con una profesora de Educación Física, antes de la emergencia sanitaria.

“Cada dos años se debe rendir en la Escuela, una reválida para seguir cumpliendo la función y se evalúan las condiciones psicofísicas del personal. Además de completar la parte de los estudios se recibe capacitación en técnicas de rescate, RCP y actividades físicas relacionadas”, explicaron.

La mayoría de las intervenciones del ESIPA requieren de complejidad y también riesgo. En todos los casos demandan la máxima concentración y esfuerzo de cada integrante del equipo.

Según Damián Jara, “la labor más compleja que me tocó fue una aeroevacuacion en un buque pesquero a mediados de 2014, mar adentro a la altura de Puerto Madryn donde me tocó descender del helicóptero para extraer a un tripulante”. Ingresó a la fuerza en 2004 movido por la vocación de servicio siendo buzo salvamentista y curso de nadador de rescate hasta ser enviado en 2008 a su actual destino.

Para Oscar Benítez, ser nadador de rescate implica servicio y vocación. “A uno le tiene que gustar muchísimo para poder lograr la aprobación de los exámenes y la preparación que se exige. Son horas y horas de natación, dedicación, tiempo y poner mucho de cada uno para poder llegar a lograr el objetivo. El reconocer lo que a mí me gustaba fue lo primero para poder sumarme a Prefectura”.

En cuanto a su experiencia personal en la fuerza de seguridad, Benítez agregó: “Hice una pasantía en la Prefectura de Tigre y estuve en la escuela de Salvamento donde me anoté para seguir la orientación. Después me tocó el pase, cerca de 2013 a Comodoro”.#


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