Bandidos rurales del viejo oeste chubutense

El director de Turismo de Cholila, Darío Calfunao, adelantó que están manteniendo reuniones con la cartera provincial para avanzar “en un proyecto innovador para dar valor al patrimonio histórico de la localidad.

12 SEP 2020 - 20:27 | Actualizado

El director de Turismo de Cholila, Darío Calfunao, adelantó ayer que están manteniendo reuniones con la cartera provincial para avanzar “en un proyecto innovador para dar valor al patrimonio histórico de la localidad, incluyendo la cabaña de Butch Cassidy y la banda de pistoleros americanos”, quienes residieron a orillas del río Blanco a principios del siglo XX y “dejaron un halo de misterio y leyenda que trasciende hasta nuestros días”.

Al respecto, el funcionario agregó que “también hubo otros bandoleros legendarios por todo el oeste del Chubut, como Wilson y Evans, cuya tumba está en Río Pico; o Pío Quinto Vargas en la zona de Corcovado. La propuesta apunta a transformar esa violencia de villanos y delincuentes en algo atractivo para nuestros visitantes, a través de paradores divertidos y saludables, donde haya lugares seguros para estacionar y con la creación de una aplicación móvil (app) de auto guiado para cada recorrido”.

Precisamente en la entrada norte a Cholila todavía está en pie la cabaña construida en 1901 por los famosos bandoleros norteamericanos Butch Cassidy y Sundance Kid, miembros de la renombrada Wild Bunch (banda salvaje) que asaltó trenes, bancos y comercios en EEUU. Entre ellos, también llegó Etha Place, célebre por su puntería.

Vivieron como pacíficos ganaderos bajo los seudónimos de Santiago Ryan y Henry Place y siempre se mostraron correctos y afables con las 14 familias que ocupaban tierras en las cercanías. Incluso quedó la anécdota de la visita del entonces gobernador del Chubut, Julio Lezana, quien bailó una zamba con la mujer extranjera sin sospechar jamás de sus antecedentes. Llegaron a tener 900 vacas, 1500 ovejas y 40 caballos. La propiedad de 6 mil hectáreas incluía una gran caballeriza y cuatro establos. Todo iba bien hasta su precipitada huída en 1905, cuando la sombra de nuevos atracos los persiguió y decidieron fugar hacia Chile.

Al parecer, el dinero traído desde EE.UU. se terminó y no tardaron en asomar los viejos cómplices del Lejano Oeste: Roberto Perkins, Hood (alias Roberto Evans), William Wilson, Ben Kilpatrick (alias Tall Texan), Will Carver (alias News Carver), Litjens y Harvey Logan (alias Kid Curry).

Fue así que Evans, Wilson, Duffy, junto con el trelewense Mansel “Yake” Gibbon y el chileno Juan Vidal, se asociaron en 1908 para rearmar la “banda de los norteamericanos” que azotará a la Patagonia durante cuatro años más. Por esa época también llegó el temible Hazrvey Logan (o Andrew Duffy, alias “Diente de oro”), uno de los delincuentes más buscados en los Estados Unidos.

Además de los bancos robados en Santa Cruz y San Luis, los atracos más sonados por aquellos años fueron a la casa Lahusen, de Comodoro Rivadavia (falló porque antes de entrar, los cowboys terminaron asesinando en la calle de tres tiros a un peón chileno que les pidió más plata); la Compañía Mercantil de Arroyo Pescado, donde se produce la muerte del gerente, LLwyd Ap Iwan, y el secuestro del hacendado Lucio Ramos Otero y su peón, José Quintanilla, en el Cañadón del Tiro, próximo a Corcovado (al sur de Esquel), donde aquel poseía su estancia y a quienes mantuvieron encerrados durante más de un mes en un bosque cercano a Río Pico. Allí, en un tiroteo con la policía fronteriza, murieron Roberto Evans y William Wilson, mientras que Juan Vidal y Mansel Gibbon habrían huido a Chile y cambiado de nombre.

Previamente, el 14 de febrero de 1905 sucedió un atraco por valor de 100.000 dólares al banco de Londres y Tarapacá, en Río Gallegos (Santa Cruz). Pese a que no fueron identificados durante el robo (y los relatos de los historiadores que se dedicaron a reconstruir la historia discrepan en este punto), las versiones apuntaban cada vez con mayor fuerza contra Cassidy y Kid.

Pesca

Cholila es un destino pesquero de excelencia mundial y en cada temporada recibe a visitantes extranjeros en sus lodges exclusivos. Sin embargo, en esta primavera las restricciones propias de la pandemia dejarán a la localidad sin esos recursos. No obstante, el director de Turismo apostó a otras alternativas, como “la llegada de nuestros pescadores patagónicos, y quizás nacionales, si se produce la apertura varias veces anunciada”. En tanto, recordó que el lago Carlos Pellegrini (o Mosquito, como se lo conoce popularmente), “está abierto durante todo el año, con varias especies nativas y exóticas en sus aguas (percas, pejerreyes y truchas arco iris) de muy buen tamaño y de alto valor deportivo”. En la misma condición “está el lago Futalaufquen, dentro del Parque Nacional Los Alerces”.

En tal sentido, valoró “la intención de hacer una apertura de la temporada de pesca el próximo 1° de noviembre y a la espera de las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Lo positivo es que no son actividades masivas, sino que se desarrollan con pequeños grupos o de forma individual, acompañado por un guía”, señaló.

Los escenarios naturales que ofrece la localidad para la pesca incluyen los lagos Cholila, Lezana, Mosquito y Rivadavia, junto a las flotadas por el río Carrileufu (famoso por las capturas del salmón encerrado); el río Tigre y varios arroyos y lagunas que “conllevan la oportunidad de practicar su deporte favorito en varios ambientes en pocos minutos”.

Un trabajo conjunto entre los directores de Turismo de Cholila, El Hoyo, Gualjaina, Esquel, Epuyén, Lago Puelo y Trevelin, más los guías y expertos en esquí de la región, permitió consensuar un protocolo de prevención de COVID-19 en actividades de montaña.

En el caso de Cholila, quedó aprobado a partir de septiembre “en el marco recreativo al aire libre, seguro y saludable para el trekking, senderismo, escalada deportiva y esquí de travesía. Todas estas actividades están permitidas para residentes locales, contemplándose casos puntuales para no residentes a profesionales con domicilios en los departamentos Cushamen y Futaleufú que realizan tareas de monitoreos en ambientes específicos (roca, nieve, bosque nativo), para el desarrollo de la actividad deportiva, turística, ambiental y que cumplan con los protocolos sanitarios exigidos por el área de salud local (profesores de escalada/esquí y guías de montaña, ingenieros forestales)”, detalló Darío Calfunao.

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12 SEP 2020 - 20:27

El director de Turismo de Cholila, Darío Calfunao, adelantó ayer que están manteniendo reuniones con la cartera provincial para avanzar “en un proyecto innovador para dar valor al patrimonio histórico de la localidad, incluyendo la cabaña de Butch Cassidy y la banda de pistoleros americanos”, quienes residieron a orillas del río Blanco a principios del siglo XX y “dejaron un halo de misterio y leyenda que trasciende hasta nuestros días”.

Al respecto, el funcionario agregó que “también hubo otros bandoleros legendarios por todo el oeste del Chubut, como Wilson y Evans, cuya tumba está en Río Pico; o Pío Quinto Vargas en la zona de Corcovado. La propuesta apunta a transformar esa violencia de villanos y delincuentes en algo atractivo para nuestros visitantes, a través de paradores divertidos y saludables, donde haya lugares seguros para estacionar y con la creación de una aplicación móvil (app) de auto guiado para cada recorrido”.

Precisamente en la entrada norte a Cholila todavía está en pie la cabaña construida en 1901 por los famosos bandoleros norteamericanos Butch Cassidy y Sundance Kid, miembros de la renombrada Wild Bunch (banda salvaje) que asaltó trenes, bancos y comercios en EEUU. Entre ellos, también llegó Etha Place, célebre por su puntería.

Vivieron como pacíficos ganaderos bajo los seudónimos de Santiago Ryan y Henry Place y siempre se mostraron correctos y afables con las 14 familias que ocupaban tierras en las cercanías. Incluso quedó la anécdota de la visita del entonces gobernador del Chubut, Julio Lezana, quien bailó una zamba con la mujer extranjera sin sospechar jamás de sus antecedentes. Llegaron a tener 900 vacas, 1500 ovejas y 40 caballos. La propiedad de 6 mil hectáreas incluía una gran caballeriza y cuatro establos. Todo iba bien hasta su precipitada huída en 1905, cuando la sombra de nuevos atracos los persiguió y decidieron fugar hacia Chile.

Al parecer, el dinero traído desde EE.UU. se terminó y no tardaron en asomar los viejos cómplices del Lejano Oeste: Roberto Perkins, Hood (alias Roberto Evans), William Wilson, Ben Kilpatrick (alias Tall Texan), Will Carver (alias News Carver), Litjens y Harvey Logan (alias Kid Curry).

Fue así que Evans, Wilson, Duffy, junto con el trelewense Mansel “Yake” Gibbon y el chileno Juan Vidal, se asociaron en 1908 para rearmar la “banda de los norteamericanos” que azotará a la Patagonia durante cuatro años más. Por esa época también llegó el temible Hazrvey Logan (o Andrew Duffy, alias “Diente de oro”), uno de los delincuentes más buscados en los Estados Unidos.

Además de los bancos robados en Santa Cruz y San Luis, los atracos más sonados por aquellos años fueron a la casa Lahusen, de Comodoro Rivadavia (falló porque antes de entrar, los cowboys terminaron asesinando en la calle de tres tiros a un peón chileno que les pidió más plata); la Compañía Mercantil de Arroyo Pescado, donde se produce la muerte del gerente, LLwyd Ap Iwan, y el secuestro del hacendado Lucio Ramos Otero y su peón, José Quintanilla, en el Cañadón del Tiro, próximo a Corcovado (al sur de Esquel), donde aquel poseía su estancia y a quienes mantuvieron encerrados durante más de un mes en un bosque cercano a Río Pico. Allí, en un tiroteo con la policía fronteriza, murieron Roberto Evans y William Wilson, mientras que Juan Vidal y Mansel Gibbon habrían huido a Chile y cambiado de nombre.

Previamente, el 14 de febrero de 1905 sucedió un atraco por valor de 100.000 dólares al banco de Londres y Tarapacá, en Río Gallegos (Santa Cruz). Pese a que no fueron identificados durante el robo (y los relatos de los historiadores que se dedicaron a reconstruir la historia discrepan en este punto), las versiones apuntaban cada vez con mayor fuerza contra Cassidy y Kid.

Pesca

Cholila es un destino pesquero de excelencia mundial y en cada temporada recibe a visitantes extranjeros en sus lodges exclusivos. Sin embargo, en esta primavera las restricciones propias de la pandemia dejarán a la localidad sin esos recursos. No obstante, el director de Turismo apostó a otras alternativas, como “la llegada de nuestros pescadores patagónicos, y quizás nacionales, si se produce la apertura varias veces anunciada”. En tanto, recordó que el lago Carlos Pellegrini (o Mosquito, como se lo conoce popularmente), “está abierto durante todo el año, con varias especies nativas y exóticas en sus aguas (percas, pejerreyes y truchas arco iris) de muy buen tamaño y de alto valor deportivo”. En la misma condición “está el lago Futalaufquen, dentro del Parque Nacional Los Alerces”.

En tal sentido, valoró “la intención de hacer una apertura de la temporada de pesca el próximo 1° de noviembre y a la espera de las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Lo positivo es que no son actividades masivas, sino que se desarrollan con pequeños grupos o de forma individual, acompañado por un guía”, señaló.

Los escenarios naturales que ofrece la localidad para la pesca incluyen los lagos Cholila, Lezana, Mosquito y Rivadavia, junto a las flotadas por el río Carrileufu (famoso por las capturas del salmón encerrado); el río Tigre y varios arroyos y lagunas que “conllevan la oportunidad de practicar su deporte favorito en varios ambientes en pocos minutos”.

Un trabajo conjunto entre los directores de Turismo de Cholila, El Hoyo, Gualjaina, Esquel, Epuyén, Lago Puelo y Trevelin, más los guías y expertos en esquí de la región, permitió consensuar un protocolo de prevención de COVID-19 en actividades de montaña.

En el caso de Cholila, quedó aprobado a partir de septiembre “en el marco recreativo al aire libre, seguro y saludable para el trekking, senderismo, escalada deportiva y esquí de travesía. Todas estas actividades están permitidas para residentes locales, contemplándose casos puntuales para no residentes a profesionales con domicilios en los departamentos Cushamen y Futaleufú que realizan tareas de monitoreos en ambientes específicos (roca, nieve, bosque nativo), para el desarrollo de la actividad deportiva, turística, ambiental y que cumplan con los protocolos sanitarios exigidos por el área de salud local (profesores de escalada/esquí y guías de montaña, ingenieros forestales)”, detalló Darío Calfunao.


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