“No te voy a matar tan rápido, te voy a llevar conmigo y ahí vas a suplicar por tu vida”

El tiroteo entre policías del Dique Ameghino. Leonardo Peñaloza quedó preso dos meses en su casa. Es el cabo que amenazó a una agente con audios de WhatsApp y casi mata al comisario en una balacera con sus propios compañeros. De milagro un disparo dio en un tanque de gas y rebotó. El fiscal lo definió como “una película del Lejano Oeste”.

13 SEP 2020 - 20:33 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

El cabo 1º Leonardo Martín Peñaloza quedará en prisión domiciliaria durante dos meses, con tobillera electrónica. Es el policía que casi causa una tragedia en el Dique Florentino Ameghino: acosó y amenazó a una compañera de trabajo, intentó matar a un comisario, se tiroteó con otros policías y estuvo a punto de causar una explosión cuando un balazo suyo rebotó con un tanque de gas.

Fue imputado por amenazas, violación de domicilio, daño, abuso de armas, atentado contra la autoridad agravado por usar armas, y tentativa de homicidio doblemente agravado por ser cometido contra un policía y por usar un arma de fuego. El mínimo de la escala penal es de 13 años y 4 meses. Si el fiscal Enrique Kaltenmeier prueba su hipótesis, la pena será efectiva.

La audiencia de control de detención fue el sábado de modo virtual. Hubo que aguardar que Peñaloza se recuperara de una grave herida en su pie, sufrida esa madrugada.

El episodio

El 30 de agosto a las 22.47, el imputado le escribió por WhatsApp a su compañera de trabajo en la Comisaría del Dique Florentino Ameghino. Eran mensajes amistosos para intentar una conversación. Ella contestó con desinterés y le recriminó abusar de una confianza que no tenían. Peñaloza comenzó a desubicarse, acosándola con mensajes seductores.

A las 23.34 la agente le dijo que se había cansado y que le iba a contar al comisario Edgardo Calfuquir. Fue hasta la casa de su jefe. Le comentó y le reprodujo un primer audio de Peñaloza de las 23.52: “Te voy a dar un tiempo para que digas que todo esto es mentira porque si no voy a ir a tu casa y te voy a hacer mierda, ¿escuchaste?”

Mientras estaba con el jefe recibió más audios de tono muy violento. A las 23:58, uno diciendo: “H…de p…, la c…de tu m…, yo voy a ir preso, en cana, pero cuando llegues a la casa la bomba que tengo acá preparada, van a cagar para adentro, mandalo si sos tan c…, se te llena el c…de preguntas, yo voy a ir preso pero vos vas a explotar.”

Y un tercer audio, a las 0.23 del 31 de agosto: “Ahora te voy a hacer cagar pinche, te voy a secuestrar y no te voy a matar tan rápido, te voy a llevar conmigo y cuando esté ahí vas a suplicar por tu vida, escuchaste? No sabés con quién te metiste. Yo voy a ir preso, eso sí no me importa, me van a romper el o… y todo lo que vos quieras, pero te voy a hacer cagar. Ya, ya, ya, estoy saliendo con mi grupo, no tenés ni idea de quién soy”.

Decisión

Calfuquir le recibió la denuncia y dispuso que el cabo 1° Julio Jaramillo custodie la vivienda de la mujer. Y llamó al suboficial mayor Enrique Curaqueo, que estaba franco, para que patrulle la localidad. Si veía a Peñaloza en las inmediaciones debía alertar inmediatamente.

En su guardia Jaramillo escuchó ruido de vidrios rotos de una casa donde vive otro policía pero que estaba vacía. Eran las 1.15. Se acercó y observó una ventana lateral rota y al dar la vuelta, la ventana del baño destrozada. Volvió a la primera ventana, se asomó y detrás de la cortina apareció Peñaloza, que le apuntó al rostro con un arma. Jaramillo se resguardó y pidió apoyo. Llegaron Curaqueo y Calfuquir, en su Fiat Siena particular.

Peñaloza sacó un brazo empuñando el arma por la ventana. Los tres policías intentaron convencerlo pero ante la orden de su superior, el cabo efectuó un disparo al suelo.

Le insistieron pero les apuntó y les disparó. Se cubrieron con una pared de la casa. Calfuquir le pidió a Curaqueo que intentara filmar. Un tercer disparo rebotó en un tanque de gas envasado.

Peñaloza no se calmó e intentó salir de la vivienda, por la ventana, armado. Jaramillo se escondió detrás de un árbol del patio de su casa -lindera a la que había invadido Peñaloza-; Curaqueo se tiró al suelo en la esquina y Calfuquir se refugió detrás de su coche.

Peñaloza atacó directamente al comisario y a Jaramillo. “¿Vos te creés que te tengo miedo?”, le gritaba a su jefe.

Un disparo lastimó el hombro de Calfuquir. Hubo un tiroteo. Peñaloza no cedía. Hasta que Jaramillo le dio en una pierna y lo neutralizó.

Las evidencias incluyen un audio del enfrentamiento, hallazgo de vainas 9 mm por doquier, el chaleco antibalas que Peñaloza dejó en la casa donde se atrincheró y los impactos en el auto del comisario.

“Barbarie”

En la audiencia de control de detención, el fiscal Kaltenmeier describió el episodio como “una barbarie, una película del Lejano Oeste con una violencia permanente y creciente”. El cabo no sólo se resistió a la detención: “Fue mucho más allá y llegó a querer matar directamente a su jefe. Casi le tienen que cortar la pierna de un balazo para que pare”.

La jueza María Tolomei coincidió con la descripción y mostró sorpresa por la escalada de violencia de parte de un agente que en realidad debe proteger a la comunidad.

Durante los 6 meses de la investigación Peñaloza no podrá acercarse ni contactar por ningún medio a las 5 víctimas de su ira: la mujer, los policías baleados y el uniformado dueño de la casa que invadió.s

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13 SEP 2020 - 20:33

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

El cabo 1º Leonardo Martín Peñaloza quedará en prisión domiciliaria durante dos meses, con tobillera electrónica. Es el policía que casi causa una tragedia en el Dique Florentino Ameghino: acosó y amenazó a una compañera de trabajo, intentó matar a un comisario, se tiroteó con otros policías y estuvo a punto de causar una explosión cuando un balazo suyo rebotó con un tanque de gas.

Fue imputado por amenazas, violación de domicilio, daño, abuso de armas, atentado contra la autoridad agravado por usar armas, y tentativa de homicidio doblemente agravado por ser cometido contra un policía y por usar un arma de fuego. El mínimo de la escala penal es de 13 años y 4 meses. Si el fiscal Enrique Kaltenmeier prueba su hipótesis, la pena será efectiva.

La audiencia de control de detención fue el sábado de modo virtual. Hubo que aguardar que Peñaloza se recuperara de una grave herida en su pie, sufrida esa madrugada.

El episodio

El 30 de agosto a las 22.47, el imputado le escribió por WhatsApp a su compañera de trabajo en la Comisaría del Dique Florentino Ameghino. Eran mensajes amistosos para intentar una conversación. Ella contestó con desinterés y le recriminó abusar de una confianza que no tenían. Peñaloza comenzó a desubicarse, acosándola con mensajes seductores.

A las 23.34 la agente le dijo que se había cansado y que le iba a contar al comisario Edgardo Calfuquir. Fue hasta la casa de su jefe. Le comentó y le reprodujo un primer audio de Peñaloza de las 23.52: “Te voy a dar un tiempo para que digas que todo esto es mentira porque si no voy a ir a tu casa y te voy a hacer mierda, ¿escuchaste?”

Mientras estaba con el jefe recibió más audios de tono muy violento. A las 23:58, uno diciendo: “H…de p…, la c…de tu m…, yo voy a ir preso, en cana, pero cuando llegues a la casa la bomba que tengo acá preparada, van a cagar para adentro, mandalo si sos tan c…, se te llena el c…de preguntas, yo voy a ir preso pero vos vas a explotar.”

Y un tercer audio, a las 0.23 del 31 de agosto: “Ahora te voy a hacer cagar pinche, te voy a secuestrar y no te voy a matar tan rápido, te voy a llevar conmigo y cuando esté ahí vas a suplicar por tu vida, escuchaste? No sabés con quién te metiste. Yo voy a ir preso, eso sí no me importa, me van a romper el o… y todo lo que vos quieras, pero te voy a hacer cagar. Ya, ya, ya, estoy saliendo con mi grupo, no tenés ni idea de quién soy”.

Decisión

Calfuquir le recibió la denuncia y dispuso que el cabo 1° Julio Jaramillo custodie la vivienda de la mujer. Y llamó al suboficial mayor Enrique Curaqueo, que estaba franco, para que patrulle la localidad. Si veía a Peñaloza en las inmediaciones debía alertar inmediatamente.

En su guardia Jaramillo escuchó ruido de vidrios rotos de una casa donde vive otro policía pero que estaba vacía. Eran las 1.15. Se acercó y observó una ventana lateral rota y al dar la vuelta, la ventana del baño destrozada. Volvió a la primera ventana, se asomó y detrás de la cortina apareció Peñaloza, que le apuntó al rostro con un arma. Jaramillo se resguardó y pidió apoyo. Llegaron Curaqueo y Calfuquir, en su Fiat Siena particular.

Peñaloza sacó un brazo empuñando el arma por la ventana. Los tres policías intentaron convencerlo pero ante la orden de su superior, el cabo efectuó un disparo al suelo.

Le insistieron pero les apuntó y les disparó. Se cubrieron con una pared de la casa. Calfuquir le pidió a Curaqueo que intentara filmar. Un tercer disparo rebotó en un tanque de gas envasado.

Peñaloza no se calmó e intentó salir de la vivienda, por la ventana, armado. Jaramillo se escondió detrás de un árbol del patio de su casa -lindera a la que había invadido Peñaloza-; Curaqueo se tiró al suelo en la esquina y Calfuquir se refugió detrás de su coche.

Peñaloza atacó directamente al comisario y a Jaramillo. “¿Vos te creés que te tengo miedo?”, le gritaba a su jefe.

Un disparo lastimó el hombro de Calfuquir. Hubo un tiroteo. Peñaloza no cedía. Hasta que Jaramillo le dio en una pierna y lo neutralizó.

Las evidencias incluyen un audio del enfrentamiento, hallazgo de vainas 9 mm por doquier, el chaleco antibalas que Peñaloza dejó en la casa donde se atrincheró y los impactos en el auto del comisario.

“Barbarie”

En la audiencia de control de detención, el fiscal Kaltenmeier describió el episodio como “una barbarie, una película del Lejano Oeste con una violencia permanente y creciente”. El cabo no sólo se resistió a la detención: “Fue mucho más allá y llegó a querer matar directamente a su jefe. Casi le tienen que cortar la pierna de un balazo para que pare”.

La jueza María Tolomei coincidió con la descripción y mostró sorpresa por la escalada de violencia de parte de un agente que en realidad debe proteger a la comunidad.

Durante los 6 meses de la investigación Peñaloza no podrá acercarse ni contactar por ningún medio a las 5 víctimas de su ira: la mujer, los policías baleados y el uniformado dueño de la casa que invadió.s


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