El drama de la droga en Tucumán: encontró a su hijo ahorcado, le salvó la vida y se colgó ella

La periodista Mariana Romero publicó en su Twitter una historia estremecedora sobre la realidad de Tucumán hoy: Isabel Ibáñez entró ayer a la pieza y vio a Franco, su hijo de 19 años, ahorcado. Era la 6° vez que lo intentaba. Lo descolgó, lo revivió, se puso el cable en el cuello y se colgó ella. La salvaron las hijas y los vecinos.

Isabel Ibáñez salvó la vida de su hijo que se había colgado y luego ella intentó suicidarse. /Foto de Mariana Romero
19 SEP 2020 - 18:48 | Actualizado

Llamaron a una ambulancia que tardó bastante en llegar. Franco no estaba bien así que lo llevaron al Hospital Obarrio. Pero en el Obarrio no lo ingresaron, lo subieron a la ambulancia y lo despacharon a su casa otra vez.

Los vecinos empezaron a llamar a políticos. No sé cuál se habrá conmovido, lo cierto es que finalmente, el Obarrio aceptó su internación. Estuvo un par de horas. Le dieron el alta, junto con una bolsita con pastillas y un papel donde decía cuando tomarlas. Su mamá no sabe leer.

Así, a la noche, madre e hijo salvados del suicidio ya estaban de vuelta en su casa. Franco me contó que se quería quedar en el Obarrio pero parece que no hubo caso. No sé si será verdad.

Si ya el narcotráfico estaba haciendo estragos en la Costanera, ahora el problema se agravó. Porque llegó una droga nueva, se llama Cripy.

Yo nunca había escuchado hablar de esa droga así que me puse a googlear. En Internet hay noticias desde 2018 pero ninguna relacionada a la Argentina o, por lo menos, a Tucumán.

Está droga nueva se está vendiendo en la Costanera desde hace unas tres semanas. Es una especie de marihuana sintética. El porro sale 200 pesos.

Además de Google consulté con Emilio Mustafá, psicólogo especializado en adicciones. Cuando digo especializado no hablo de laboratorio ni de Harvard, hablo de un profesional que batalla ahí, en el barrio mismo, sin consultorio ni diván.

Desde hace años

Emilio me confirma más o menos de que se trata esa droga. Se fabrica con las hojas de la marihuana pero, en vez del THC tiene otros químicos agregados que la hacen mucho más peligrosa. El efecto es distinto, mucho más intenso y duradero.

No tiene nada que ver con las flores que se fuman en Barrio Norte. Tampoco con el paraguayo, que se fuma en los barrios. Cripy parece ser otra cosa.

Lo descolgó, lo revivió, se puso el cable en el cuello y se colgó ella. pic.twitter.com/A6M0QlN0nw

— ??????? ?????? (@MarianaR31) September 18, 2020

Franco cuenta que siente que se desmaya cuando la fuma. Las hermanas cuentan que tiene alucinaciones. "Ve una mujer torcida y no hay nadie".

Blanca, la vecina, cuenta que en las últimas semanas a los chicos que se juntan a drogarse a la noche se les da por gritar. "Gritan, gritan como si alguien les estuviera pegando pero no hay nadie", dice.

El problema con la droga se agravó en el barrio. De 25 pesos que costaba la dosis de paco, hoy paso a 125 o 150. Es que las restricciones para circular por la pandemia dificultaron el tráfico.

Mientras estábamos haciendo la nota, llegó otro pibe. Dice que paco ya no hay y que tienen que terminar en las pastillas y el poxirran con aguarrás. Y la nafta, no sé cómo hacen con el tema de la nafta. Dijo esto y se fue al frente a ponerse a aspirar poxirran.

Cuando me estaba yendo, me para una vecina. Me dice si podía hacerle el favor de volver a la noche y sacarles fotos a los chicos consumiendo. Y me cuenta que es porque fueron a pedirle ayuda a un legislador que les dijo que necesitaba pruebas de que había droga en la Costanera.

El legislador -que me consta que es millonario- parece no tener idea de que cualquiera que vaya a sacar fotos a una villa copada por el narcotráfico se puede ligar un tiro en la cabeza. O quizás sí, porque a eso lo sabe cualquiera.

De todas maneras, este legislador parece ser la única a persona en Tucumán que necesita que otro se juegue la vida para sacar fotos y llevárselas, así él se convence de que en la Costanera hay droga. Pensé que bien podría ir a sacar las fotos él.

Franco quedó en su casa, con las pastillas que no sabe cómo tomar y el fin de semana cerca. Ahí nomás le venden la droga. Tiene todos los brazos cortados y, sobrio, pide ayuda y dice que se quiere rescatar.

Hace tres o cuatro meses, en ese mismo patio de tierra, Franco y yo habíamos estado cara a cara. Fue en el velorio de su tío, el hermano de su mamá. El hombre estaba en una cama que habían sacado afuera porque no había ataúd.

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Isabel Ibáñez salvó la vida de su hijo que se había colgado y luego ella intentó suicidarse. /Foto de Mariana Romero
19 SEP 2020 - 18:48

Llamaron a una ambulancia que tardó bastante en llegar. Franco no estaba bien así que lo llevaron al Hospital Obarrio. Pero en el Obarrio no lo ingresaron, lo subieron a la ambulancia y lo despacharon a su casa otra vez.

Los vecinos empezaron a llamar a políticos. No sé cuál se habrá conmovido, lo cierto es que finalmente, el Obarrio aceptó su internación. Estuvo un par de horas. Le dieron el alta, junto con una bolsita con pastillas y un papel donde decía cuando tomarlas. Su mamá no sabe leer.

Así, a la noche, madre e hijo salvados del suicidio ya estaban de vuelta en su casa. Franco me contó que se quería quedar en el Obarrio pero parece que no hubo caso. No sé si será verdad.

Si ya el narcotráfico estaba haciendo estragos en la Costanera, ahora el problema se agravó. Porque llegó una droga nueva, se llama Cripy.

Yo nunca había escuchado hablar de esa droga así que me puse a googlear. En Internet hay noticias desde 2018 pero ninguna relacionada a la Argentina o, por lo menos, a Tucumán.

Está droga nueva se está vendiendo en la Costanera desde hace unas tres semanas. Es una especie de marihuana sintética. El porro sale 200 pesos.

Además de Google consulté con Emilio Mustafá, psicólogo especializado en adicciones. Cuando digo especializado no hablo de laboratorio ni de Harvard, hablo de un profesional que batalla ahí, en el barrio mismo, sin consultorio ni diván.

Desde hace años

Emilio me confirma más o menos de que se trata esa droga. Se fabrica con las hojas de la marihuana pero, en vez del THC tiene otros químicos agregados que la hacen mucho más peligrosa. El efecto es distinto, mucho más intenso y duradero.

No tiene nada que ver con las flores que se fuman en Barrio Norte. Tampoco con el paraguayo, que se fuma en los barrios. Cripy parece ser otra cosa.

Lo descolgó, lo revivió, se puso el cable en el cuello y se colgó ella. pic.twitter.com/A6M0QlN0nw

— ??????? ?????? (@MarianaR31) September 18, 2020

Franco cuenta que siente que se desmaya cuando la fuma. Las hermanas cuentan que tiene alucinaciones. "Ve una mujer torcida y no hay nadie".

Blanca, la vecina, cuenta que en las últimas semanas a los chicos que se juntan a drogarse a la noche se les da por gritar. "Gritan, gritan como si alguien les estuviera pegando pero no hay nadie", dice.

El problema con la droga se agravó en el barrio. De 25 pesos que costaba la dosis de paco, hoy paso a 125 o 150. Es que las restricciones para circular por la pandemia dificultaron el tráfico.

Mientras estábamos haciendo la nota, llegó otro pibe. Dice que paco ya no hay y que tienen que terminar en las pastillas y el poxirran con aguarrás. Y la nafta, no sé cómo hacen con el tema de la nafta. Dijo esto y se fue al frente a ponerse a aspirar poxirran.

Cuando me estaba yendo, me para una vecina. Me dice si podía hacerle el favor de volver a la noche y sacarles fotos a los chicos consumiendo. Y me cuenta que es porque fueron a pedirle ayuda a un legislador que les dijo que necesitaba pruebas de que había droga en la Costanera.

El legislador -que me consta que es millonario- parece no tener idea de que cualquiera que vaya a sacar fotos a una villa copada por el narcotráfico se puede ligar un tiro en la cabeza. O quizás sí, porque a eso lo sabe cualquiera.

De todas maneras, este legislador parece ser la única a persona en Tucumán que necesita que otro se juegue la vida para sacar fotos y llevárselas, así él se convence de que en la Costanera hay droga. Pensé que bien podría ir a sacar las fotos él.

Franco quedó en su casa, con las pastillas que no sabe cómo tomar y el fin de semana cerca. Ahí nomás le venden la droga. Tiene todos los brazos cortados y, sobrio, pide ayuda y dice que se quiere rescatar.

Hace tres o cuatro meses, en ese mismo patio de tierra, Franco y yo habíamos estado cara a cara. Fue en el velorio de su tío, el hermano de su mamá. El hombre estaba en una cama que habían sacado afuera porque no había ataúd.


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