Racing de Trelew: cien años de gloria y desafíos
Sin mayores preámbulos, Racing Club de Trelew cumple cien años de vida. Uno de los clubes señeros de Chubut y la Patagonia disfruta de un festejo particular. La “Academia” arribó al centenario en el marco de la pandemia de coronavirus, que le impidió realizar una celebración acorde a las circunstancias.
Es una fecha especial para una institución que posee los anaqueles repletos de logros, mística, sacrificio y gloria. Es al fin y al cabo, el club con mayor cantidad de títulos de la Liga del Valle, ente del cual es miembro fundador. Centenares de deportistas han vestido su camiseta y han representado con orgullo al “Albirrojo” en el plano local, provincial, regional e inclusive nacional. Posee una infraestructura envidiable, como el Cayetano Castro.
Sin embargo, en esta jornada tan singular, es indispensable enfocarse en el horizonte. “Me gustan más los sueños del futuro que la historia del pasado”, dijo una vez Thomas Jefferson, estadista norteamericano y uno de los Padres Fundadores de EEUU. El sentido es claro. Las logros poseen un valor incuestionable. Pero dormirse en los laureles es imperdonable.
Jorge Iriarte, presidente de Racing Club desde el 2004, está en ese trance. Asumió la presidencia en un momento crítico para la “Academia”. Logró enderezar el rumbo y a partir del 2013, respaldó un proyecto deportivo austero, con foco en el jugador local, el desarrollo de las divisiones formativas y con puertas abiertas al fútbol femenino. Esa idea alcanzó su culminación con la campaña de los “Matabilleteras” en el Regional 2019. Fue la mejor campaña futbolística en 20 años.
Pero el último tiempo fue aciago. Después de la épica campaña citada, el club comenzó un pequeño retroceso. La dirigencia no supo o no pudo mantener la iniciativa, hecho que atentó contra las posibilidades deportivas del club. La campaña en el Clasificatorio Patagónico al Regional 2020 se caracterizó por la anarquía
Las falencias de la conducción gestaron una dolorosa eliminación ante Lácar de San Martin de Los Andes, en semifinales. Ante la falta de presupuesto, jóvenes de la Reserva completaron de emergencia el primer equipo. Dichos jóvenes, dos días antes de la revancha ante Lácar, se consagraron bicampeones anuales de su categoría pese a toda adversidad posible.
Para completar un periodo poco feliz, Racing Club esquivó sistemáticamente la posibilidad de una licencia deportiva para disputar el citado Regional en el año de su centenario. Con el fixture ya armado extraoficialmente, el “Albirrojo” anunció que no iba a participar del certamen.
Las escuelitas de fútbol formativo y femenino, se las ingeniaron para subsistir de forma autónoma. Generaron sus propios recursos para continuar con sus labores, que son de excelencia para la provincia y la región. Las restantes disciplinas deportivas recorrieron un camino similar.
La pandemia interrumpió ese ciclo decreciente, que Iriarte puede enderezar. Ya lo hizo antes. No tiene que ir muy lejos para buscar la inspiración. El club centenario que preside hace 16 años es un canto permanente a la superación.
Sin mayores preámbulos, Racing Club de Trelew cumple cien años de vida. Uno de los clubes señeros de Chubut y la Patagonia disfruta de un festejo particular. La “Academia” arribó al centenario en el marco de la pandemia de coronavirus, que le impidió realizar una celebración acorde a las circunstancias.
Es una fecha especial para una institución que posee los anaqueles repletos de logros, mística, sacrificio y gloria. Es al fin y al cabo, el club con mayor cantidad de títulos de la Liga del Valle, ente del cual es miembro fundador. Centenares de deportistas han vestido su camiseta y han representado con orgullo al “Albirrojo” en el plano local, provincial, regional e inclusive nacional. Posee una infraestructura envidiable, como el Cayetano Castro.
Sin embargo, en esta jornada tan singular, es indispensable enfocarse en el horizonte. “Me gustan más los sueños del futuro que la historia del pasado”, dijo una vez Thomas Jefferson, estadista norteamericano y uno de los Padres Fundadores de EEUU. El sentido es claro. Las logros poseen un valor incuestionable. Pero dormirse en los laureles es imperdonable.
Jorge Iriarte, presidente de Racing Club desde el 2004, está en ese trance. Asumió la presidencia en un momento crítico para la “Academia”. Logró enderezar el rumbo y a partir del 2013, respaldó un proyecto deportivo austero, con foco en el jugador local, el desarrollo de las divisiones formativas y con puertas abiertas al fútbol femenino. Esa idea alcanzó su culminación con la campaña de los “Matabilleteras” en el Regional 2019. Fue la mejor campaña futbolística en 20 años.
Pero el último tiempo fue aciago. Después de la épica campaña citada, el club comenzó un pequeño retroceso. La dirigencia no supo o no pudo mantener la iniciativa, hecho que atentó contra las posibilidades deportivas del club. La campaña en el Clasificatorio Patagónico al Regional 2020 se caracterizó por la anarquía
Las falencias de la conducción gestaron una dolorosa eliminación ante Lácar de San Martin de Los Andes, en semifinales. Ante la falta de presupuesto, jóvenes de la Reserva completaron de emergencia el primer equipo. Dichos jóvenes, dos días antes de la revancha ante Lácar, se consagraron bicampeones anuales de su categoría pese a toda adversidad posible.
Para completar un periodo poco feliz, Racing Club esquivó sistemáticamente la posibilidad de una licencia deportiva para disputar el citado Regional en el año de su centenario. Con el fixture ya armado extraoficialmente, el “Albirrojo” anunció que no iba a participar del certamen.
Las escuelitas de fútbol formativo y femenino, se las ingeniaron para subsistir de forma autónoma. Generaron sus propios recursos para continuar con sus labores, que son de excelencia para la provincia y la región. Las restantes disciplinas deportivas recorrieron un camino similar.
La pandemia interrumpió ese ciclo decreciente, que Iriarte puede enderezar. Ya lo hizo antes. No tiene que ir muy lejos para buscar la inspiración. El club centenario que preside hace 16 años es un canto permanente a la superación.