Le echaba la culpa al perro por los gases con olor a huevos podridos y resultó ser el esposo

Una joven embarazada era atormentada por los gases pútridos del perro y gastó miles de dólares para encontrar una solución al problema. La mujer llegó a sufrir una crisis de nervios hasta que el esposo, que siempre culpaba al perro, no aguantó la mentira y confesó su autoría.

06 NOV 2020 - 21:06 | Actualizado

Los perros no pueden hablar, está claro como el agua: es parte de su encanto, y es, también, lo que los convierte -junto a las demás mascotas- en los chivos expiatorios perfectos. Es un hecho aceptado y usado indiscriminadamente. Fue el perro.

Pero, claro, si no se para en algún momento, la cosa puede escalar, como sucede con las mentiras que se guardan. Y eso fue justamente lo que le pasó a una mujer, a quien ese "juego de excusas" le costó una pequeña fortuna.

Olor a podrido

La historia empieza una noche cuando la mujer, embarazada, estaba cenando junto a su esposo y siente un olor putrefacto que la golpea con fuerza.

"Mi esposo hizo una mueca de asco al instante, así que supe que no era solo yo la que lo sentía", contó la mujer en un hilo de la red social Reddit.

La pareja miró enseguida al perro, que echado allí no molestaba a nadie, y le reprocharon su horrible actitud. El bicho los miraba sin entender nada, desde luego.

"Honestamente, olía un poco a huevos podridos. El perro también se tira pedos (como nosotros), pero un pedo tan apestoso no es normal pensé", sostuvo la mujer.

"Estoy embarazada y mi sentido del olfato ha estado un poco sensible en este tiempo. No podía soportar el olor y salí de la habitación", agregó. Eso se debe a una condición conocida como hiperosmia, que es cuando los cambios hormonales que se dan durante la gestación causan alteraciones en algunos sentidos. Es normal que algunas embarazadas desarrollen una sensibilidad excesiva hacia los olores.

Ni velas niincienso

Durante la semana siguiente, el olor aparecía y desaparecía en momentos aleatorios, y era imposible deshacerse de él incluso con la ayuda de velas e incienso.

Visita al veterinario

Finalmente, creyendo que su adorable perro Jerry era la fuente del hedor nauseabundo, cambió su dieta, pero cuando eso no solucionó nada, decidió llevarlo al veterinario.

Así que el veterinario ordenó varias pruebas costosas para averiguar qué le pasaba a su precioso perro. Pero cuando llegaron los resultados, quedó desconcertada.

"Todas las pruebas mostraron que el perro estaba bien.Estoy perdiendo la cabeza aquí. Mi ansiedad comenzó a golpearme, ¿qué pasa si hay algo mal con él? ¿Y si lo perdemos? Estoy tan estresada".

"Ya hacía cinco semanas que había empezado todo este calvario y llegó a un punto de ruptura que me eché a llorar desconsoladamente".

Y se supo la verdad

"Tuve un colapso total sobre posible pérdida de Jerry", sostiene la mujer en su relato en Reddit. Notablemente afectada por toda la situación.

Pero entonces, ya con la mujer absolutamente abatida, el esposo parece que sintió que era el momento de confesarle que en realidad no era el perro el motivo de los olores nauseabundos, sino que era él el que se "tiraba los pedos".

La reacción de la mujer fue, como es lógico, de furia ante la sorpresiva confesión de su marido.

Echó al esposo

"Lo eché de la casa. Para ser claros: no me importó que mintiera en ese momento. Pero él sabía que íbamos al veterinario y que éste estaba confundido. Incluso una vez me acompañó a llevarlo", relató la sufrida embarazada.

"¿Se necesita un ataque de pánico total y un colapso mental para decir la verdad?". Después de calmarse un poco, dejó que su esposo regresara a casa.

"Le dije en términos inequívocos que tenía que devolverme la mitad de las facturas del veterinario con sus ahorros para divertirse y que el presupuesto de la casa no se hizo para acomodar a sus hijos.

"Está de acuerdo, pero no está muy contento con eso. Pero no me importa particularmente su felicidad en este momento, para ser honesto", agregó la mujer que también contó que no le dirige la palabra en absoluto.

De todas maneras, la mujer consultó a los usuarios de esa red social si esa actitud suya era correcta o si estaba llevando todo demasiado lejos.

Los usuarios pensaron que toda la situación era entre divertida y perturbadora.

Uno dijo: "Eso fue tan cruel con el perro. ¿Cuántas veces el veterinario extrajo sangre para estas pruebas?" "Y hombre, estresar a tu esposa embarazada sin ningún motivo es poner en riesgo a tu bebé.

"Debería pagar todos los costos del veterinario. Necesita madurar un poco antes de que llegue el bebé".

Y otro agregó: "Parece una historia divertida sobre los pedos, pero lo que hizo fue abusivo. Como mínimo, debería estar pagando con entusiasmo las facturas del veterinario por sí mismo y verificarse en terapia para descubrir por qué actuó como un monstruo".

(Clarín)

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06 NOV 2020 - 21:06

Los perros no pueden hablar, está claro como el agua: es parte de su encanto, y es, también, lo que los convierte -junto a las demás mascotas- en los chivos expiatorios perfectos. Es un hecho aceptado y usado indiscriminadamente. Fue el perro.

Pero, claro, si no se para en algún momento, la cosa puede escalar, como sucede con las mentiras que se guardan. Y eso fue justamente lo que le pasó a una mujer, a quien ese "juego de excusas" le costó una pequeña fortuna.

Olor a podrido

La historia empieza una noche cuando la mujer, embarazada, estaba cenando junto a su esposo y siente un olor putrefacto que la golpea con fuerza.

"Mi esposo hizo una mueca de asco al instante, así que supe que no era solo yo la que lo sentía", contó la mujer en un hilo de la red social Reddit.

La pareja miró enseguida al perro, que echado allí no molestaba a nadie, y le reprocharon su horrible actitud. El bicho los miraba sin entender nada, desde luego.

"Honestamente, olía un poco a huevos podridos. El perro también se tira pedos (como nosotros), pero un pedo tan apestoso no es normal pensé", sostuvo la mujer.

"Estoy embarazada y mi sentido del olfato ha estado un poco sensible en este tiempo. No podía soportar el olor y salí de la habitación", agregó. Eso se debe a una condición conocida como hiperosmia, que es cuando los cambios hormonales que se dan durante la gestación causan alteraciones en algunos sentidos. Es normal que algunas embarazadas desarrollen una sensibilidad excesiva hacia los olores.

Ni velas niincienso

Durante la semana siguiente, el olor aparecía y desaparecía en momentos aleatorios, y era imposible deshacerse de él incluso con la ayuda de velas e incienso.

Visita al veterinario

Finalmente, creyendo que su adorable perro Jerry era la fuente del hedor nauseabundo, cambió su dieta, pero cuando eso no solucionó nada, decidió llevarlo al veterinario.

Así que el veterinario ordenó varias pruebas costosas para averiguar qué le pasaba a su precioso perro. Pero cuando llegaron los resultados, quedó desconcertada.

"Todas las pruebas mostraron que el perro estaba bien.Estoy perdiendo la cabeza aquí. Mi ansiedad comenzó a golpearme, ¿qué pasa si hay algo mal con él? ¿Y si lo perdemos? Estoy tan estresada".

"Ya hacía cinco semanas que había empezado todo este calvario y llegó a un punto de ruptura que me eché a llorar desconsoladamente".

Y se supo la verdad

"Tuve un colapso total sobre posible pérdida de Jerry", sostiene la mujer en su relato en Reddit. Notablemente afectada por toda la situación.

Pero entonces, ya con la mujer absolutamente abatida, el esposo parece que sintió que era el momento de confesarle que en realidad no era el perro el motivo de los olores nauseabundos, sino que era él el que se "tiraba los pedos".

La reacción de la mujer fue, como es lógico, de furia ante la sorpresiva confesión de su marido.

Echó al esposo

"Lo eché de la casa. Para ser claros: no me importó que mintiera en ese momento. Pero él sabía que íbamos al veterinario y que éste estaba confundido. Incluso una vez me acompañó a llevarlo", relató la sufrida embarazada.

"¿Se necesita un ataque de pánico total y un colapso mental para decir la verdad?". Después de calmarse un poco, dejó que su esposo regresara a casa.

"Le dije en términos inequívocos que tenía que devolverme la mitad de las facturas del veterinario con sus ahorros para divertirse y que el presupuesto de la casa no se hizo para acomodar a sus hijos.

"Está de acuerdo, pero no está muy contento con eso. Pero no me importa particularmente su felicidad en este momento, para ser honesto", agregó la mujer que también contó que no le dirige la palabra en absoluto.

De todas maneras, la mujer consultó a los usuarios de esa red social si esa actitud suya era correcta o si estaba llevando todo demasiado lejos.

Los usuarios pensaron que toda la situación era entre divertida y perturbadora.

Uno dijo: "Eso fue tan cruel con el perro. ¿Cuántas veces el veterinario extrajo sangre para estas pruebas?" "Y hombre, estresar a tu esposa embarazada sin ningún motivo es poner en riesgo a tu bebé.

"Debería pagar todos los costos del veterinario. Necesita madurar un poco antes de que llegue el bebé".

Y otro agregó: "Parece una historia divertida sobre los pedos, pero lo que hizo fue abusivo. Como mínimo, debería estar pagando con entusiasmo las facturas del veterinario por sí mismo y verificarse en terapia para descubrir por qué actuó como un monstruo".

(Clarín)


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