Alternativa productiva: en tres años ya podría producirse el primer vino comodorense de autor

Sembraron 200 plantas del primer viñedo comodorense. El proyecto apunta a adaptar un espacio de degustación de vinos y de gastronomía.

El viñedo de Mauricio Sánchez tiene 200 plantas y apunta a producir el primer vino de autor de Comodoro.
08 NOV 2020 - 22:02 | Actualizado

Por Ismael Tebes / @ismatebes

Hacer vinos en Patagonia no solamente es una nueva tendencia en el mercado. La apuesta se redobla cuando a la tentadora veta comercial se agrega el desafío de hacerlo en condiciones naturales específicas; en un predio de Kilómetro 18 y con tres especies de uva que en tres años podría traducirse en una primera vendimia.

Mauricio Sánchez tiene 32 años y es un incipiente emprendedor dedicado a la producción de vinos. Y en su viñedo ya instaló 200 plantas con el propósito de lanzar el primer vino de autor comodorense.

“Las plantas las pusimos antes del Día de la Madre; las compramos en Mendoza; llegaron hace poquito a la Cordillera y desde ahí, pude traerlas. Las tuve un tiempo en la Cámara de la Cooperativa del Paralelo 42 hasta poder conseguir el flete. Plantamos 50 de Pinot Grigio, otras tantas de Chardonnay y Sauvignon Blanc”, explica Mauricio quien agradeció el asesoramiento y el apoyo de los pequeños productores vitivinícolas de la Cordillera. “Según el suelo y demás analizamos la planta que puede utilizarse”.

“Empecé buscando una alternativa. La idea original era revender vinos; quería algo particular para poder comercializar en este tiempo de pandemia. Lo que se me había ocurrido era hacer una tienda on line de vinos patagónicos. Noté que las bodegas de Río Negro y Neuquén son más grandes y su producto se puede conseguir en los supermercados. No ocurre lo mismo con los de Chubut y los que se producen en la Cordillera que son más particulares”.

La mirada técnica del enólogo Darío Maldonado, con experiencia en numerosos proyectos de la región y ganador del premio al mejor Merlot en San Juan, le permitió adentrarse en una idea más arriesgada pero ambiciosa. “Cuando le conté lo que quería hacer, le dije que tenía un terreno y que quería ver si se podía realizar un proyecto acá. Me dijo qué variedades podría plantar y demás hasta que comenzó la idea. Pasé de revender vinos a hacer mi propio viñedo”.

Sánchez reconoce que la inversión es a largo plazo y que el proceso de recuperación puede prolongarse más que cualquier otro negocio convencional. “Son tres años que sí o sí tiene que tener la planta como para poder sacar un buen vino. La idea es que en el viñedo, hagamos un local para que la gente pueda ir; degustar un vino y comer una picada hasta que tengamos nuestra propia producción. Quiero traer vinos de toda la zona, hacer que la gente vaya y generar un lugar distinto en donde el público pase un buen momento”.

“Hay que trabajar mucho –agregó- y buscarle la vuelta pero realmente se puede. Por eso, las variedades están estudiadas y son específicas. En la Cordillera se utiliza mucho Pino Noir, una especie que intenté conseguirla este año pero ya no había más pero está en los planes, poder plantar alrededor de cien el año que viene”.

Hay un crecimiento en la calidad de los productos como en el consumo. “En la Cordillera con las heladas y el frío que hay, se puede hacer vinos, por qué no hacerlo acá que no tenemos ese clima. Respecto a la tierra, hicimos lo que nos sugirieron; nada improvisado y por eso, le prestamos mucha atención a lo que nos sugiere el enólogo”.

El vino comodorense todavía no tiene un nombre. Y el proyecto denominado “Pequeño Viñedo Felidor” transita por su primera etapa, una instancia fundacional e innovadora desde todo punto de vista. “Esto tiene mucha proyección en lo personal. La idea es que hasta que podamos producir vino, tengamos un local para servir picadas. En tres años tendremos la posibilidad de hacer un vino artesanal por la cantidad de litros ya que con doscientas plantas podremos producir poco, será bien regional y de consumo local”.

“Sería bueno tener un acompañamiento de las autoridades y desarrollar ideas relacionadas con la vitivinicultura que permitió “recuperar” pueblos y ciudades a partir del trabajo. Se fomentó inclusive con viñedos municipales en otros lugares. Sin ir más lejos, los productores cordilleranos están viendo la posibilidad de hacer una bodega municipal porque están trabajando juntos. Todo depende del acompañamiento que se tenga. En éste momento, presenté un proyecto para hacer un lugar que sea parador de motorhome, se pueda acampar o directamente se puedan dar charlas sobre el tema. Estaría bárbaro que si hay jóvenes interesados, traigamos especialistas para poder capacitarlos y que quienes quieran emprender, puedan hacerlo”.

Sánchez destacó el apoyo familiar de su padre Alfredo y su esposa pero también la de personas que se han identificado con el proyecto. “Cuando el maquinista fue a trabajar se volvió loco; era sanjuanino y dijo que se crió entre los viñedos. Se tiraba entre los pozos y le mandaba fotos a su familia, metía la mano en la tierra y me decía que nos va a ir bien. Los compañeros y los amigos también me alientan”.

Hacer vinos en el sur. Una alternativa que sonaba lejana por las características agrestes de nuestra geografía y hasta por cierta falta de cultura en cuanto al cultivo de la tierra. “No siempre nos enseñan a plantar arbolitos, no es un hábito. Está bueno como alternativa y como trabajo. Estaría buenísimo que esto se desarrolle”. Salud.

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El viñedo de Mauricio Sánchez tiene 200 plantas y apunta a producir el primer vino de autor de Comodoro.
08 NOV 2020 - 22:02

Por Ismael Tebes / @ismatebes

Hacer vinos en Patagonia no solamente es una nueva tendencia en el mercado. La apuesta se redobla cuando a la tentadora veta comercial se agrega el desafío de hacerlo en condiciones naturales específicas; en un predio de Kilómetro 18 y con tres especies de uva que en tres años podría traducirse en una primera vendimia.

Mauricio Sánchez tiene 32 años y es un incipiente emprendedor dedicado a la producción de vinos. Y en su viñedo ya instaló 200 plantas con el propósito de lanzar el primer vino de autor comodorense.

“Las plantas las pusimos antes del Día de la Madre; las compramos en Mendoza; llegaron hace poquito a la Cordillera y desde ahí, pude traerlas. Las tuve un tiempo en la Cámara de la Cooperativa del Paralelo 42 hasta poder conseguir el flete. Plantamos 50 de Pinot Grigio, otras tantas de Chardonnay y Sauvignon Blanc”, explica Mauricio quien agradeció el asesoramiento y el apoyo de los pequeños productores vitivinícolas de la Cordillera. “Según el suelo y demás analizamos la planta que puede utilizarse”.

“Empecé buscando una alternativa. La idea original era revender vinos; quería algo particular para poder comercializar en este tiempo de pandemia. Lo que se me había ocurrido era hacer una tienda on line de vinos patagónicos. Noté que las bodegas de Río Negro y Neuquén son más grandes y su producto se puede conseguir en los supermercados. No ocurre lo mismo con los de Chubut y los que se producen en la Cordillera que son más particulares”.

La mirada técnica del enólogo Darío Maldonado, con experiencia en numerosos proyectos de la región y ganador del premio al mejor Merlot en San Juan, le permitió adentrarse en una idea más arriesgada pero ambiciosa. “Cuando le conté lo que quería hacer, le dije que tenía un terreno y que quería ver si se podía realizar un proyecto acá. Me dijo qué variedades podría plantar y demás hasta que comenzó la idea. Pasé de revender vinos a hacer mi propio viñedo”.

Sánchez reconoce que la inversión es a largo plazo y que el proceso de recuperación puede prolongarse más que cualquier otro negocio convencional. “Son tres años que sí o sí tiene que tener la planta como para poder sacar un buen vino. La idea es que en el viñedo, hagamos un local para que la gente pueda ir; degustar un vino y comer una picada hasta que tengamos nuestra propia producción. Quiero traer vinos de toda la zona, hacer que la gente vaya y generar un lugar distinto en donde el público pase un buen momento”.

“Hay que trabajar mucho –agregó- y buscarle la vuelta pero realmente se puede. Por eso, las variedades están estudiadas y son específicas. En la Cordillera se utiliza mucho Pino Noir, una especie que intenté conseguirla este año pero ya no había más pero está en los planes, poder plantar alrededor de cien el año que viene”.

Hay un crecimiento en la calidad de los productos como en el consumo. “En la Cordillera con las heladas y el frío que hay, se puede hacer vinos, por qué no hacerlo acá que no tenemos ese clima. Respecto a la tierra, hicimos lo que nos sugirieron; nada improvisado y por eso, le prestamos mucha atención a lo que nos sugiere el enólogo”.

El vino comodorense todavía no tiene un nombre. Y el proyecto denominado “Pequeño Viñedo Felidor” transita por su primera etapa, una instancia fundacional e innovadora desde todo punto de vista. “Esto tiene mucha proyección en lo personal. La idea es que hasta que podamos producir vino, tengamos un local para servir picadas. En tres años tendremos la posibilidad de hacer un vino artesanal por la cantidad de litros ya que con doscientas plantas podremos producir poco, será bien regional y de consumo local”.

“Sería bueno tener un acompañamiento de las autoridades y desarrollar ideas relacionadas con la vitivinicultura que permitió “recuperar” pueblos y ciudades a partir del trabajo. Se fomentó inclusive con viñedos municipales en otros lugares. Sin ir más lejos, los productores cordilleranos están viendo la posibilidad de hacer una bodega municipal porque están trabajando juntos. Todo depende del acompañamiento que se tenga. En éste momento, presenté un proyecto para hacer un lugar que sea parador de motorhome, se pueda acampar o directamente se puedan dar charlas sobre el tema. Estaría bárbaro que si hay jóvenes interesados, traigamos especialistas para poder capacitarlos y que quienes quieran emprender, puedan hacerlo”.

Sánchez destacó el apoyo familiar de su padre Alfredo y su esposa pero también la de personas que se han identificado con el proyecto. “Cuando el maquinista fue a trabajar se volvió loco; era sanjuanino y dijo que se crió entre los viñedos. Se tiraba entre los pozos y le mandaba fotos a su familia, metía la mano en la tierra y me decía que nos va a ir bien. Los compañeros y los amigos también me alientan”.

Hacer vinos en el sur. Una alternativa que sonaba lejana por las características agrestes de nuestra geografía y hasta por cierta falta de cultura en cuanto al cultivo de la tierra. “No siempre nos enseñan a plantar arbolitos, no es un hábito. Está bueno como alternativa y como trabajo. Estaría buenísimo que esto se desarrolle”. Salud.


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