Crimen de Acuña: “Se me fue la mano anoche”

Tras escuchar los testimonios se pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo martes y se espera una ampliación de la declaración de la principal imputada, Laura Vargas ,según adelantó su defensor, para luego dar paso a los alegatos. Audios y mensajes presentados complican a la acusada.

12 NOV 2020 - 21:13 | Actualizado

Concluyó la etapa de declaraciones testimoniales en el juicio oral y público por el homicidio de Rosa Acuña ocurrido en septiembre de 2018 en Trelew.

En la causa hay cuatro imputados que declararon. También habló una mujer que dijo ser amiga de la víctima y que participó de la reunión informal previa al crimen, donde dijo haber visto una pelea entre Rosa Acuña y Laura Vargas, principal imputada en el hecho.

Por el asesinato están imputados -además de Vargas en calidad de autora de homicidio simple–, Karen Campusano, Lorena Oyarzo y Luis Samusik, todos por presunto encubrimiento.

Ayer declaró Yamila Jara, quien dijo “ser amiga de Rosita” y haber estado en la casa donde habría ocurrido el homicidio desde el día antes, cuando ella junto a Acuña, Vargas y otras personas se juntaron a beber.“Era una joda, bailamos, comimos y a la madrugada fueron a comprar a un ´clandestino´ para seguir tomando”, sostuvo.

La testigo recordó la diferencia física entre la imputada y la mujer fallecida, a quien calificó de “chiquita, parecía una nena”.

Junto con Walter Jindra intentaron separarlas y una de las jóvenes que habían llegado último habría tirado una patada a Acuña, pero ella le pidió que no se metiera.

También sostuvo haberle dicho a Acuña que se fuera con ella. “No quiso, se quiso quedar. Yo sabía que se peleaban y al otro día estaban juntas de nuevo, nunca pensé que iba a pasar esto” dijo la joven.

Tras escuchar ese informe, la fiscal Griselda Encinas incorporó como pruebas al proceso judicial una serie de audios vinculados a mensajes telefónicos entre Vargas y un hombre no identificado, de momentos posteriores al crimen y también luego del hallazgo del cuerpo semicalcinado de Acuña entre el barrio Primera Junta y el Parque Industrial.

En uno de los audios se escucha a la principal acusada comentando a la otra persona que desconocía si lo que habían arrojado en ese lugar se había quemado bien o no. “ Si se quemó bien no sé. Había colchón, ropa y nylon, no sé si se quemó entera”. Y le respondían: “La tendrías que haber rociado con nafta o alcohol, aunque si agarra completo el colchón quema todo”. En otro audio se justificaba diciendo que “la tenía que quemar para borrar las huellas, está bien, lo que hice está mal pero ella habló mal de mis hijos…la reventé a piñas y a palos, todo, no sabés como la dejé…”.

Imputados

En la última parte de la audiencia se escucharon los testimonios de Laura Vargas, Luis Samusik, Karen Campusano y Lorena Oyarzo.

Vargas dijo que a algunos de los asistentes los conocía de vista y a otros era la primera vez que los veía. También ratificó que en un momento de la noche apareció la Policía para pedirles que bajaran el volumen de la música por la queja de los vecinos.

En cuanto a los hechos, negó haber agredido a Acuña y explicó que si bien habían tenido discusiones, “nunca le levanté la mano”.

Samusik dijo haber recibido un pedido de Campusano, a quien definió como su novia, para ir a buscarla a las Mil Viviendas. Desde allí fueron junto con Oyarzo y Vargas a la vivienda de esta última con el fin de “sacar basura” del lugar. El joven relató que Vargas le pidió poner el auto de culata en el ingreso a su casa y que fueron ella y Oyarzo quienes bajaron, mientras él con Campusano se quedaron dentro del auto.

Abrieron el baúl del auto y cargaron un elemento que aseguró no haber visto ni tampoco supo qué era. Se fueron hasta el descampado donde las mismas dos mujeres bajaron del auto y descargaron el cuerpo de la víctima. Vargas le habría pedido que corra el auto para “quemar la basura”. Adujo enterarse por la televisión. “Me quedé helado”.

Campusano contó que la noche del sábado recibió un llamado e invitó a su tía -Oyarzo- a “ir a tomar algo y compartir” a la casa de Vargas por invitación de Acuña. Las pasaron a buscar frente a la sala de Salud ubicada en proximidades de la CVomisaría Tercera. Allí en un auto iban Vargas, Acuña, y dos hombres, en tanto que al llegar a la vivienda se encontraron con Yamila Jara y su novio. Relató que bebieron desde temprano y fueron en al menos una oportunidad a comprar más bebida a un “clandestino”, tras lo cual se produjeron las primeras discusiones entre Acuña y Vargas.

Celos

De acuerdo a ese testimonio, la dueña de casa habría acusado delante de los demás a la fallecida de haber tenido una relación sentimental con su expareja. Esto habría desencadenado posteriormente un hecho de abuso sexual a una de sus hijas por la cual ese hombre se encontraba detenido en un centro penitenciario.

También indicó que hubo insultos y golpes, tanto dentro como fuera de la casa, y que cuando las querían separar les decían que no se metieran, “que eran cosas de ellos”.

La joven, que está imputada por encubrimiento, ratificó también los dichos de Samusik y dijo que se enteró de lo ocurrido horas después cuando Oyarzo le contó que la “basura” que habían ido a tirar era el cuerpo de Acuña.

“Se me fue la mano”

Oyarzo confirmó con sus palabras el relato de Campusano y explicó que cuando fue con Vargas a ayudarla con “la basura”, la acusada del crimen cerró la puerta y le dijo: “Ayúdame a sacar esto”, en referencia a un bulto que describió como largo y duro, envuelto en pedazos de colchón, frazada y una media sombra azul.

Allí la mujer le habría expresado “se me fue la mano anoche” y le confesó que había matado a Rosa Acuña.

Oyarzo dijo que se negó a ayudarla en reiteradas oportunidades pero que Vargas la habría amenazada con llamar a unos contactos y que su marido –detenido en el Instituto Penitenciario Provincial– supiera que ella había estado en su casa, compartiendo una noche de bebida con otras personas, entre las que había varios hombres.

La mujer describió que en el ambiente de la casa de Vargas había un olor nauseabundo y que ante las amenazas accedió a cargar el cuerpo de Acuña. “No lo hice a propósito” dijo al tribunal y confirmó que tras deshacerse del cadáver vio cómo la presunta autora del crimen lo prendía fuego.

En su ampliación de declaración dijo haber sido amenazada por Vargas y por su vida y la de sus hijos.

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12 NOV 2020 - 21:13

Concluyó la etapa de declaraciones testimoniales en el juicio oral y público por el homicidio de Rosa Acuña ocurrido en septiembre de 2018 en Trelew.

En la causa hay cuatro imputados que declararon. También habló una mujer que dijo ser amiga de la víctima y que participó de la reunión informal previa al crimen, donde dijo haber visto una pelea entre Rosa Acuña y Laura Vargas, principal imputada en el hecho.

Por el asesinato están imputados -además de Vargas en calidad de autora de homicidio simple–, Karen Campusano, Lorena Oyarzo y Luis Samusik, todos por presunto encubrimiento.

Ayer declaró Yamila Jara, quien dijo “ser amiga de Rosita” y haber estado en la casa donde habría ocurrido el homicidio desde el día antes, cuando ella junto a Acuña, Vargas y otras personas se juntaron a beber.“Era una joda, bailamos, comimos y a la madrugada fueron a comprar a un ´clandestino´ para seguir tomando”, sostuvo.

La testigo recordó la diferencia física entre la imputada y la mujer fallecida, a quien calificó de “chiquita, parecía una nena”.

Junto con Walter Jindra intentaron separarlas y una de las jóvenes que habían llegado último habría tirado una patada a Acuña, pero ella le pidió que no se metiera.

También sostuvo haberle dicho a Acuña que se fuera con ella. “No quiso, se quiso quedar. Yo sabía que se peleaban y al otro día estaban juntas de nuevo, nunca pensé que iba a pasar esto” dijo la joven.

Tras escuchar ese informe, la fiscal Griselda Encinas incorporó como pruebas al proceso judicial una serie de audios vinculados a mensajes telefónicos entre Vargas y un hombre no identificado, de momentos posteriores al crimen y también luego del hallazgo del cuerpo semicalcinado de Acuña entre el barrio Primera Junta y el Parque Industrial.

En uno de los audios se escucha a la principal acusada comentando a la otra persona que desconocía si lo que habían arrojado en ese lugar se había quemado bien o no. “ Si se quemó bien no sé. Había colchón, ropa y nylon, no sé si se quemó entera”. Y le respondían: “La tendrías que haber rociado con nafta o alcohol, aunque si agarra completo el colchón quema todo”. En otro audio se justificaba diciendo que “la tenía que quemar para borrar las huellas, está bien, lo que hice está mal pero ella habló mal de mis hijos…la reventé a piñas y a palos, todo, no sabés como la dejé…”.

Imputados

En la última parte de la audiencia se escucharon los testimonios de Laura Vargas, Luis Samusik, Karen Campusano y Lorena Oyarzo.

Vargas dijo que a algunos de los asistentes los conocía de vista y a otros era la primera vez que los veía. También ratificó que en un momento de la noche apareció la Policía para pedirles que bajaran el volumen de la música por la queja de los vecinos.

En cuanto a los hechos, negó haber agredido a Acuña y explicó que si bien habían tenido discusiones, “nunca le levanté la mano”.

Samusik dijo haber recibido un pedido de Campusano, a quien definió como su novia, para ir a buscarla a las Mil Viviendas. Desde allí fueron junto con Oyarzo y Vargas a la vivienda de esta última con el fin de “sacar basura” del lugar. El joven relató que Vargas le pidió poner el auto de culata en el ingreso a su casa y que fueron ella y Oyarzo quienes bajaron, mientras él con Campusano se quedaron dentro del auto.

Abrieron el baúl del auto y cargaron un elemento que aseguró no haber visto ni tampoco supo qué era. Se fueron hasta el descampado donde las mismas dos mujeres bajaron del auto y descargaron el cuerpo de la víctima. Vargas le habría pedido que corra el auto para “quemar la basura”. Adujo enterarse por la televisión. “Me quedé helado”.

Campusano contó que la noche del sábado recibió un llamado e invitó a su tía -Oyarzo- a “ir a tomar algo y compartir” a la casa de Vargas por invitación de Acuña. Las pasaron a buscar frente a la sala de Salud ubicada en proximidades de la CVomisaría Tercera. Allí en un auto iban Vargas, Acuña, y dos hombres, en tanto que al llegar a la vivienda se encontraron con Yamila Jara y su novio. Relató que bebieron desde temprano y fueron en al menos una oportunidad a comprar más bebida a un “clandestino”, tras lo cual se produjeron las primeras discusiones entre Acuña y Vargas.

Celos

De acuerdo a ese testimonio, la dueña de casa habría acusado delante de los demás a la fallecida de haber tenido una relación sentimental con su expareja. Esto habría desencadenado posteriormente un hecho de abuso sexual a una de sus hijas por la cual ese hombre se encontraba detenido en un centro penitenciario.

También indicó que hubo insultos y golpes, tanto dentro como fuera de la casa, y que cuando las querían separar les decían que no se metieran, “que eran cosas de ellos”.

La joven, que está imputada por encubrimiento, ratificó también los dichos de Samusik y dijo que se enteró de lo ocurrido horas después cuando Oyarzo le contó que la “basura” que habían ido a tirar era el cuerpo de Acuña.

“Se me fue la mano”

Oyarzo confirmó con sus palabras el relato de Campusano y explicó que cuando fue con Vargas a ayudarla con “la basura”, la acusada del crimen cerró la puerta y le dijo: “Ayúdame a sacar esto”, en referencia a un bulto que describió como largo y duro, envuelto en pedazos de colchón, frazada y una media sombra azul.

Allí la mujer le habría expresado “se me fue la mano anoche” y le confesó que había matado a Rosa Acuña.

Oyarzo dijo que se negó a ayudarla en reiteradas oportunidades pero que Vargas la habría amenazada con llamar a unos contactos y que su marido –detenido en el Instituto Penitenciario Provincial– supiera que ella había estado en su casa, compartiendo una noche de bebida con otras personas, entre las que había varios hombres.

La mujer describió que en el ambiente de la casa de Vargas había un olor nauseabundo y que ante las amenazas accedió a cargar el cuerpo de Acuña. “No lo hice a propósito” dijo al tribunal y confirmó que tras deshacerse del cadáver vio cómo la presunta autora del crimen lo prendía fuego.

En su ampliación de declaración dijo haber sido amenazada por Vargas y por su vida y la de sus hijos.


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