El asesinato de una ginecóloga que convirtió a un pueblo chico en un infierno grande

Se llamaba Zulma Malvar. La encontraron estrangulada el 19 de julio de 2019 en su casa. No forzaron la puerta ni le robaron. No hay siquiera un sospechoso. Y el tiempo pasa. Fue en San Julián, una localidad de apenas 15.000 habitantes. ¿Camino a ser un caso como Belzunce y Dalmasso?

16 ENE 2021 - 20:16 | Actualizado

Por Carlos Guajardo

A Zulma Malvar la asesinaron en su casa. La encontraron en el patio, semidesnuda. Nadie había forzado la puerta de ingreso. Y tampoco le robaron nada. El cuerpo fue encontrado por el hijo, el 19 de julio de 2019. Hace un año y medio. Fue en San Julián, un pueblo santacruceño de solo 15mil habitantes. Hoy, la investigación del crimen está como el primer día: ningún detenido, ningún sospechoso. Y una investigación paralizada. Un poco por el Covid y otro poco porque la justicia no sabe qué rumbo tomar. “Todavía estoy esperando expediente que solicité hace unos meses. Y puede haber un testigo. Es lo único que puedo informar”, le dijo a Jornada Carlos Muriete, un abogado que junto a un grupo de colegas y exfiscales de Santa Cruz colabora para esclarecer el caso. Muriete está atravesando un problema de salud y por eso no pudo dar más presiones.

Zulma tenía 63años cuando la mataron. Era una mujer muy activa y muy apreciado por ser una de las pocas ginecólogas de la localidad. Es más: el día que la mataron debía ir al hospital para realizar una cesárea. Como tardaba y era muy puntual siempre, la demora llamó la atención de sus compañeros de trabajo. Entonces le avisaron al hijo, Alejandro Jordan. Junto a su pareja fue hasta la casa (vive a pocos metros) y se encontró el trágico escenario: se madre en el piso, muerta por estrangulamiento. Sin puertas forzadas ni desorden. Encontró todas sus pertenencias como la billetera y el celular.

De allí en más comenzaron las conjeturas más que las investigaciones.

Se pensó primero en el entorno familiar. El hijo y su pareja fueron los primeros señalados. Jordan es empleado del juzgado que investiga la muerte de su mamá. Hubo allanamientos en su casa y en la de su pareja. Pero todo dio negativo. Incluso tiempo después el hijo hizo declaraciones públicas acusando a “quienes dijeron cosas que no existen, a testigos falsos que declararon cualquier cosa”. Lo cierto es que quedó fuera del caso y se convirtió en alguien más que trató de investigar. Lo mismo ocurrió con otra hija de la mujer que vive en Córdoba y que estuvo un tiempo en San Julián pero después regreso al lugar donde reside.

En el lugar del hecho, la justicia obtuvo un ADN pero no tuvo con quien compararlo tras dar negativo el del hijo de Zulma. “El caso es tan complicado que ni siquiera tuvo un “perejil” como suele ocurrir cuando las investigaciones se demoras y la gente pide resultados”, dijo hace unos meses una fuente de la investigación. Y es verdad que la gente pide resultados ya que cada tanto realiza un marcha hacia tribunales para exigir que el crimen se aclare.

Otra hipótesis que se manejó fue el de una venganza. Pero no tenía mucho asidero teniendo en cuenta que todo el pueblo asegura que Zulma no tenía enemigos. Al contrario. Por su profesión la conocía todo el mundo. Y siempre estaba di puesta dar una mano. Por eso su muerte causó una gran conmoción en San Julián y sus habitantes reclaman justicia en forma permanente.

Por su parte, Carlos Muriete, el abogado que encaró por su cuenta la investigación del asesinato dijo que aún están escaneando los 12 cuerpos del expediente para poder estudiarlos “desde cero”

Paralelamente, contó que les están llegando pruebas por mail y WhatsApp que, “cuando tengamos todo el expediente, las tendremos que chequear.

“Vamos a ver qué rebote tienen con lo que está en la causa, si vemos que es algo serio y puede ayudar a la investigación y descubrimiento de la verdad, lo presentaremos de inmediato al expediente”, sostuvo, al resumir que “nos llega mucha información que la gente no quiso acercarle a la justicia (la causa está en manos del juez provincial de Río Gallegos Ludovico Pío Pala) prefiere que la tengamos nosotros. Pero todavía no hay nada concreto, nada que podamos decir “seguimos por esta línea”.

Y agregó : “Vamos a chequear la seriedad de todo esto y la vamos a acercar al Juzgado, con la pauta nuestra de cómo se tiene que direccionar esa prueba”, agregó el penalista.

Misterio, falta de investigación, dudas, impunidad. Cuatro palabras que resumen lo que pasó con la muerte de Zulma Malvar, quien por otra parte el día anterior se había retirado del hospital después de trabajar más de 14 horas y con la sonrisa de siempre, según contaron sus compañeros. Para muchos, el caso es de difícil solución. Y ya lo comparan con otros como el de María Marta García Belzunce y Nora Dalmasso, los que parecen haber quedado impunes para siempre más allá de las acusaciones y condenas que hubo en su momento. En ambos casos, hoy por hoy nadie está preso. “Tiempo que pasa, verdad que huye”, dice un refrán que muchas veces se repite en la justicia cuando las causas no se aclaran y el tiempo pasa. Es el mejor amigo de la impunidad. A Zulma la estrangularon en su casa a la que ingresaron tal vez, golpeando la puerta. Lo único que se presume es que conocía a su o sus asesinos. Ningún rastro, ninguna pista. Ni siquiera un sospechoso. ¿Quién asesinó a Zulma? Es la pregunta que se hace todo un pueblo y que después de un año y medio aún no tiene respuesta.

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16 ENE 2021 - 20:16

Por Carlos Guajardo

A Zulma Malvar la asesinaron en su casa. La encontraron en el patio, semidesnuda. Nadie había forzado la puerta de ingreso. Y tampoco le robaron nada. El cuerpo fue encontrado por el hijo, el 19 de julio de 2019. Hace un año y medio. Fue en San Julián, un pueblo santacruceño de solo 15mil habitantes. Hoy, la investigación del crimen está como el primer día: ningún detenido, ningún sospechoso. Y una investigación paralizada. Un poco por el Covid y otro poco porque la justicia no sabe qué rumbo tomar. “Todavía estoy esperando expediente que solicité hace unos meses. Y puede haber un testigo. Es lo único que puedo informar”, le dijo a Jornada Carlos Muriete, un abogado que junto a un grupo de colegas y exfiscales de Santa Cruz colabora para esclarecer el caso. Muriete está atravesando un problema de salud y por eso no pudo dar más presiones.

Zulma tenía 63años cuando la mataron. Era una mujer muy activa y muy apreciado por ser una de las pocas ginecólogas de la localidad. Es más: el día que la mataron debía ir al hospital para realizar una cesárea. Como tardaba y era muy puntual siempre, la demora llamó la atención de sus compañeros de trabajo. Entonces le avisaron al hijo, Alejandro Jordan. Junto a su pareja fue hasta la casa (vive a pocos metros) y se encontró el trágico escenario: se madre en el piso, muerta por estrangulamiento. Sin puertas forzadas ni desorden. Encontró todas sus pertenencias como la billetera y el celular.

De allí en más comenzaron las conjeturas más que las investigaciones.

Se pensó primero en el entorno familiar. El hijo y su pareja fueron los primeros señalados. Jordan es empleado del juzgado que investiga la muerte de su mamá. Hubo allanamientos en su casa y en la de su pareja. Pero todo dio negativo. Incluso tiempo después el hijo hizo declaraciones públicas acusando a “quienes dijeron cosas que no existen, a testigos falsos que declararon cualquier cosa”. Lo cierto es que quedó fuera del caso y se convirtió en alguien más que trató de investigar. Lo mismo ocurrió con otra hija de la mujer que vive en Córdoba y que estuvo un tiempo en San Julián pero después regreso al lugar donde reside.

En el lugar del hecho, la justicia obtuvo un ADN pero no tuvo con quien compararlo tras dar negativo el del hijo de Zulma. “El caso es tan complicado que ni siquiera tuvo un “perejil” como suele ocurrir cuando las investigaciones se demoras y la gente pide resultados”, dijo hace unos meses una fuente de la investigación. Y es verdad que la gente pide resultados ya que cada tanto realiza un marcha hacia tribunales para exigir que el crimen se aclare.

Otra hipótesis que se manejó fue el de una venganza. Pero no tenía mucho asidero teniendo en cuenta que todo el pueblo asegura que Zulma no tenía enemigos. Al contrario. Por su profesión la conocía todo el mundo. Y siempre estaba di puesta dar una mano. Por eso su muerte causó una gran conmoción en San Julián y sus habitantes reclaman justicia en forma permanente.

Por su parte, Carlos Muriete, el abogado que encaró por su cuenta la investigación del asesinato dijo que aún están escaneando los 12 cuerpos del expediente para poder estudiarlos “desde cero”

Paralelamente, contó que les están llegando pruebas por mail y WhatsApp que, “cuando tengamos todo el expediente, las tendremos que chequear.

“Vamos a ver qué rebote tienen con lo que está en la causa, si vemos que es algo serio y puede ayudar a la investigación y descubrimiento de la verdad, lo presentaremos de inmediato al expediente”, sostuvo, al resumir que “nos llega mucha información que la gente no quiso acercarle a la justicia (la causa está en manos del juez provincial de Río Gallegos Ludovico Pío Pala) prefiere que la tengamos nosotros. Pero todavía no hay nada concreto, nada que podamos decir “seguimos por esta línea”.

Y agregó : “Vamos a chequear la seriedad de todo esto y la vamos a acercar al Juzgado, con la pauta nuestra de cómo se tiene que direccionar esa prueba”, agregó el penalista.

Misterio, falta de investigación, dudas, impunidad. Cuatro palabras que resumen lo que pasó con la muerte de Zulma Malvar, quien por otra parte el día anterior se había retirado del hospital después de trabajar más de 14 horas y con la sonrisa de siempre, según contaron sus compañeros. Para muchos, el caso es de difícil solución. Y ya lo comparan con otros como el de María Marta García Belzunce y Nora Dalmasso, los que parecen haber quedado impunes para siempre más allá de las acusaciones y condenas que hubo en su momento. En ambos casos, hoy por hoy nadie está preso. “Tiempo que pasa, verdad que huye”, dice un refrán que muchas veces se repite en la justicia cuando las causas no se aclaran y el tiempo pasa. Es el mejor amigo de la impunidad. A Zulma la estrangularon en su casa a la que ingresaron tal vez, golpeando la puerta. Lo único que se presume es que conocía a su o sus asesinos. Ningún rastro, ninguna pista. Ni siquiera un sospechoso. ¿Quién asesinó a Zulma? Es la pregunta que se hace todo un pueblo y que después de un año y medio aún no tiene respuesta.


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