Editorial / Hay que salir a pisar el barro de la gente y menos las baldosas de la Casa de Gobierno

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16 ENE 2021 - 20:47 | Actualizado

El pedido fue a su estilo, sin anestesia. Palabras más, palabras menos, el gobernador Mariano Arcioni les dijo al menos en dos ocasiones antes sus ministros desde que regresó de sus vacaciones que las soluciones a los problemas están en la calle y no en los despachos.

Arcioni también tiene su desafío. Intentará desde mañana conseguir un poco más de apoyo para avanzar de una vez por todas en la Legislatura con el proyecto de desarrollo productivo en la Meseta Central de Chubut, que incluye como eje central a la minería.

Lo hará sentando a la mesa virtual durante toda la semana a distintos sectores sociales, empresarios, políticos, universitarios y científicos, entre otros, que expondrán posiciones, informes técnicos y conclusiones que pretenden darle un marco de amplitud a un tema sobre el que hasta ahora se ha discutido poco. Todos quieren imponer su idea pero nadie acepta disensos. Ni de uno ni de otro lado.

Se sabe que los grupos ambientalistas no darán el brazo a torcer y mantendrán su férrea oposición a cualquier tipo de explotación minera; y los sectores que están a favor pero prefieren que otro haga el gasto, tampoco cambiarán de idea y esperarán a que el Gobierno consiga los acuerdos políticos y sociales para aprobar la ley en la Legislatura. Hay sectores empresarios y del trabajo que esperan a la minería con los brazos abiertos.

Pero hay algo que está claro: el Gobierno no pretende cambiar la cabeza de los convencidos (por el no o por sí), sino la de buena parte de la sociedad que por ahora no se ha expresado porque tiene dudas.

Muchas voces

Esta semana se escucharán las voces de muchas de las organizaciones en las que se divide una sociedad. Habrá intendentes, presidentes de partidos políticos, empresarios, sindicatos, pueblos originarios, iglesias, etcétera.

Sería necesario que el Gobierno también les haga un lugar a las asambleas ciudadanas. Habría que garantizar que quienes tengan una representatividad social también puedan decir lo suyo en un marco de respeto. Si la discusión se da sólo en la calle, marchando y levantando pancartas a favor o en contra, entonces no se trata de una discusión democrática sino de una puja de intereses en la que nadie quiere debatir o consensuar, sino imponer.

El ejemplo de Comodoro

Hay excepciones. Por ejemplo, la semana pasada en Comodoro Rivadavia se realizó una inusual e histórica audiencia pública para discutir un pedido de aumento de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada, la empresa que brinda los servicios públicos básicos en la principal ciudad de Chubut.

Se hizo de manera presencial, con decenas de personas opinando decididamente a favor o en contra de reacomodar el cuadro tarifario, con manifestantes a las puertas del Centro Cultural en donde se realizaba la audiencia, y sobre todo con mucho respeto.

Ahora, los concejales deberán decidir si le dan el aumento que pide la SCPL para no seguir avanzando hacia una situación de quebranto o si deciden cuidar el bolsillo de los comodorenses pero poniendo en riesgo la prestación de servicios básicos.

El dilema no es sencillo de resolver pero así es la democracia. El pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes.

Agenda política

Tras reasumir el lunes pasado, Arcioni reunió al Gabinete en dos ocasiones en una misma semana y les pidió lo de siempre en estas épocas del año: acción. Los problemas no se solucionan solos y a algunos les falta transpirar la camiseta, le dijo el gobernador al grupo íntimo.

Mientras en Chubut esta semana se hablará buena parte del día de minería, con los titulares de Hidrocarburos y Ambiente a la cabeza (Martín Cerdá y Eduardo Arzani), otros ministros se tomarán un avión a Buenos Aires para cumplir agenda de trabajo con pares del Gobierno nacional.

Uno de ellos será José Grazzini, el titular de la cartera de Gobierno y Justicia, habitual vocero del Ejecutivo: “Después de la reunión de Gabinete que tuvimos el lunes, los ministros salimos a recorrer las localidades para evaluar la situación epidemiológica en diferente lugares de la provincia, dado que tenemos que comenzar a trabajar en ir definiendo el retorno a clases, cuestiones edilicias, y, conjuntamente con el Ministerio de Economía, resolver los diferentes conflictos que podamos tener con trabajadores de la educación y del sector público”, dijo.

El Gobierno decidió salir así de la agenda monotemática que implican los salarios públicos. Aunque no pareció una buena idea haber sugerido –al menos, eso es lo que asegura el líder de ATE, Guillermo Quiroga- que se podría discutir un aumento salarial, cuando todavía no se sabe cómo se va a achicar el atraso en el pago de sueldos y aguinaldos de 2020.

La idea de que los funcionarios pisen un poco más el barro y menos las baldosas enceradas de la Casa de Gobierno quedó más que clara. Aunque a algunos en el entorno de Arcioni no les gustó la hiperactividad del vicegobernador Ricardo Sastre en sus dos semanas al frente del Gobierno, otros admiten que ése es el camino. Ir, poner la cara, escuchar, volver, tomar decisiones y ofrecer soluciones.

No parece tan difícil.

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16 ENE 2021 - 20:47

El pedido fue a su estilo, sin anestesia. Palabras más, palabras menos, el gobernador Mariano Arcioni les dijo al menos en dos ocasiones antes sus ministros desde que regresó de sus vacaciones que las soluciones a los problemas están en la calle y no en los despachos.

Arcioni también tiene su desafío. Intentará desde mañana conseguir un poco más de apoyo para avanzar de una vez por todas en la Legislatura con el proyecto de desarrollo productivo en la Meseta Central de Chubut, que incluye como eje central a la minería.

Lo hará sentando a la mesa virtual durante toda la semana a distintos sectores sociales, empresarios, políticos, universitarios y científicos, entre otros, que expondrán posiciones, informes técnicos y conclusiones que pretenden darle un marco de amplitud a un tema sobre el que hasta ahora se ha discutido poco. Todos quieren imponer su idea pero nadie acepta disensos. Ni de uno ni de otro lado.

Se sabe que los grupos ambientalistas no darán el brazo a torcer y mantendrán su férrea oposición a cualquier tipo de explotación minera; y los sectores que están a favor pero prefieren que otro haga el gasto, tampoco cambiarán de idea y esperarán a que el Gobierno consiga los acuerdos políticos y sociales para aprobar la ley en la Legislatura. Hay sectores empresarios y del trabajo que esperan a la minería con los brazos abiertos.

Pero hay algo que está claro: el Gobierno no pretende cambiar la cabeza de los convencidos (por el no o por sí), sino la de buena parte de la sociedad que por ahora no se ha expresado porque tiene dudas.

Muchas voces

Esta semana se escucharán las voces de muchas de las organizaciones en las que se divide una sociedad. Habrá intendentes, presidentes de partidos políticos, empresarios, sindicatos, pueblos originarios, iglesias, etcétera.

Sería necesario que el Gobierno también les haga un lugar a las asambleas ciudadanas. Habría que garantizar que quienes tengan una representatividad social también puedan decir lo suyo en un marco de respeto. Si la discusión se da sólo en la calle, marchando y levantando pancartas a favor o en contra, entonces no se trata de una discusión democrática sino de una puja de intereses en la que nadie quiere debatir o consensuar, sino imponer.

El ejemplo de Comodoro

Hay excepciones. Por ejemplo, la semana pasada en Comodoro Rivadavia se realizó una inusual e histórica audiencia pública para discutir un pedido de aumento de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada, la empresa que brinda los servicios públicos básicos en la principal ciudad de Chubut.

Se hizo de manera presencial, con decenas de personas opinando decididamente a favor o en contra de reacomodar el cuadro tarifario, con manifestantes a las puertas del Centro Cultural en donde se realizaba la audiencia, y sobre todo con mucho respeto.

Ahora, los concejales deberán decidir si le dan el aumento que pide la SCPL para no seguir avanzando hacia una situación de quebranto o si deciden cuidar el bolsillo de los comodorenses pero poniendo en riesgo la prestación de servicios básicos.

El dilema no es sencillo de resolver pero así es la democracia. El pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes.

Agenda política

Tras reasumir el lunes pasado, Arcioni reunió al Gabinete en dos ocasiones en una misma semana y les pidió lo de siempre en estas épocas del año: acción. Los problemas no se solucionan solos y a algunos les falta transpirar la camiseta, le dijo el gobernador al grupo íntimo.

Mientras en Chubut esta semana se hablará buena parte del día de minería, con los titulares de Hidrocarburos y Ambiente a la cabeza (Martín Cerdá y Eduardo Arzani), otros ministros se tomarán un avión a Buenos Aires para cumplir agenda de trabajo con pares del Gobierno nacional.

Uno de ellos será José Grazzini, el titular de la cartera de Gobierno y Justicia, habitual vocero del Ejecutivo: “Después de la reunión de Gabinete que tuvimos el lunes, los ministros salimos a recorrer las localidades para evaluar la situación epidemiológica en diferente lugares de la provincia, dado que tenemos que comenzar a trabajar en ir definiendo el retorno a clases, cuestiones edilicias, y, conjuntamente con el Ministerio de Economía, resolver los diferentes conflictos que podamos tener con trabajadores de la educación y del sector público”, dijo.

El Gobierno decidió salir así de la agenda monotemática que implican los salarios públicos. Aunque no pareció una buena idea haber sugerido –al menos, eso es lo que asegura el líder de ATE, Guillermo Quiroga- que se podría discutir un aumento salarial, cuando todavía no se sabe cómo se va a achicar el atraso en el pago de sueldos y aguinaldos de 2020.

La idea de que los funcionarios pisen un poco más el barro y menos las baldosas enceradas de la Casa de Gobierno quedó más que clara. Aunque a algunos en el entorno de Arcioni no les gustó la hiperactividad del vicegobernador Ricardo Sastre en sus dos semanas al frente del Gobierno, otros admiten que ése es el camino. Ir, poner la cara, escuchar, volver, tomar decisiones y ofrecer soluciones.

No parece tan difícil.


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