Luego de dos décadas, el pastor Benjamín Meister deja su lugar en la iglesia El Faro

21 ENE 2021 - 20:17 | Actualizado

Luego de 22 años al frente de la iglesia El Faro, la principal congregación evangélica de la Comarca Andina, el pastor Benjamín Meister y su esposa Ester cedieron esta semana su lugar al matrimonio integrado por Rodrigo y Mariela Busconi.

“Más allá de todo lo que se pudo construir, el legado más importante que recibimos es el espíritu de pasión, entrega y fe, que nos ha unido en todos estos años a través del amor por la gente y la comunidad, para que puedan conocer a un Dios real y presente, que cambia vidas”, remarcó ayer Rodrigo Busconi.

Al recordar que El Bolsón “es uno de los pocos pueblos en el mundo donde las oraciones en los actos patrios están a cargo de un cura, un pastor evangélico y un líder islámico”, el nuevo pastor se comprometió “a continuar con esa tradición, ya que tiene que ver con la conformación de la propia sociedad local, con diferentes tipos de pensamiento y cosmopolita por excelencia”.

Acerca de la misión evangélica desarrollada en la región, Meister precisó que “estamos presentes en las localidades de Cholila, Villa Lago Rivadavia, Epuyén (donde contamos con seis terrenos para concretar el proyecto de un campus) y El Hoyo, mientras que San Carlos de Bariloche fue la última filial inaugurada”.

El templo central está ubicado en la zona céntrica de El Bolsón, al que cada fin de semana asisten cientos de fieles, aunque por las restricciones propias de la pandemia ha adecuado su salón (con capacidad para 500 personas) a los protocolos biosanitarios. También hay espacio para talleres, funciona una radio y un canal televisivo y está el proyecto de crear una escuela primaria.

De igual modo, Meister señaló que “nuestro reglamento estipula que el pastor puede estar hasta los 70 años, así que llegó el tiempo de traspasar el cargo, aunque junto a mi esposa seguiremos siendo los responsables legales, financieros y espirituales de la iglesia, supervisando y acompañando el trabajo de nuestros sucesores”.

Tras opinar que “esta pandemia ha cambiado al mundo y hay que hacer nuevos programas que implican un compromiso diferente, donde se necesitan más fuerzas y energía”, indicó que “ya tengo 69 años y es el tiempo del pastor Rodrigo Busconi y su esposa Mariela, quienes llevan casi 15 años en la iglesia El Faro y conocen a fondo la misión religiosa”.

Íntimamente, Benjamín Meister dijo sentirse “muy feliz de haber ayudado a mucha gente durante más de dos décadas, con testimonios de aquellos que han salido del alcoholismo, de las drogas y la brujería. Hemos visto su transformación, vecinos en la miseria y la pobreza que hoy tienen su casa, trabajo y vida digna”.

“Siempre me consideré un pastor de la ciudad, sin mirar camisetas y ningún tipo de religión, donde lo importante es escuchar a la gente y buscar la raíz del problema, entonces es fácil encontrar una solución”, acotó.

“También estoy muy agradecido con la sociedad de El Bolsón –agregó-, que nos abrió sus puertas y nos ha reconocido. Incluso logramos cambiar el eslogan de la ciudad, que indicaba ser un lugar mágico y natural, pero sabemos que la magia es un arte diabólico y desata maldición. Gracias a Dios, ahora es divino y natural. Además, logramos poner en el muelle de la plaza Pagano el monumento a la biblia”.

Cuatro piedras

Benjamín Meister recordó que “llegué a El Bolsón desde la provincia del Chaco el 15 de enero de 1999, hace 22 años, cuando la loma del Medio estaba siendo consumida por un gran incendio. Al domingo siguiente tuvimos un servicio religioso, con la presencia del pastor principal de Buenos Aires, quien nos entregó el pequeño salón que era toda la iglesia”.

A partir de allí “comenzamos a trabajar con mi esposa y mis hijos, prácticamente sin gente porque solo asistía un matrimonio también chaqueño”, al tiempo que reconoce haber estado “un poco asustado, porque largaba una nueva etapa y con mucha expectativa porque estaba en una ciudad desconocida. Mis hijos habían estudiado música, así que formaron la banda. Poco a poco fueron apareciendo los fieles y pronto ya tuvimos que hacer dos reuniones”, graficó.

Se refirió también a la edificación del templo principal que caracteriza a la iglesia El Faro con su particular arquitectura: “Esto era un baldío lleno de basura y rosa mosqueta. Cómo practicamos la fe, comenzamos a orar porque es el poder más grande que el ser humano puede manejar”, aseveró.

“Pedí a los feligreses –continuó- que pongan sus manos sobre la pared que da hacia el terreno vecino, que la empujen y pidan que se corra 15 metros. Al poco tiempo, sale la noticia de que el municipio iba a rematar ese espacio. Le cuento la situación al intendente Romera, quien me aconsejó que espere el remate y lo compre. Le dije que no teníamos plata, entonces su abogada me recomendó hacernos cargo de la cuenta por impuestos adeudados. Finalmente, pararon el remate y comenzamos el trámite para escriturar, pero la dueña original se negó a firmar la cesión de derechos”.

Entonces, “tomé cuatro piedras (al igual que Jacob) y escribí en cada una ‘esto es casa de Dios y puerta del cielo’; las ungí con aceite (símbolo del espíritu santo) y las puse en las cuatro esquinas del terreno…, que peleen los abogados, pero debía ser nuestro. Después de dos años, el juez dictaminó a favor de la iglesia El Faro. En tres años pudimos levantar el templo y previamente se construyó el SUM y la casa pastoral”, concluyó.

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21 ENE 2021 - 20:17

Luego de 22 años al frente de la iglesia El Faro, la principal congregación evangélica de la Comarca Andina, el pastor Benjamín Meister y su esposa Ester cedieron esta semana su lugar al matrimonio integrado por Rodrigo y Mariela Busconi.

“Más allá de todo lo que se pudo construir, el legado más importante que recibimos es el espíritu de pasión, entrega y fe, que nos ha unido en todos estos años a través del amor por la gente y la comunidad, para que puedan conocer a un Dios real y presente, que cambia vidas”, remarcó ayer Rodrigo Busconi.

Al recordar que El Bolsón “es uno de los pocos pueblos en el mundo donde las oraciones en los actos patrios están a cargo de un cura, un pastor evangélico y un líder islámico”, el nuevo pastor se comprometió “a continuar con esa tradición, ya que tiene que ver con la conformación de la propia sociedad local, con diferentes tipos de pensamiento y cosmopolita por excelencia”.

Acerca de la misión evangélica desarrollada en la región, Meister precisó que “estamos presentes en las localidades de Cholila, Villa Lago Rivadavia, Epuyén (donde contamos con seis terrenos para concretar el proyecto de un campus) y El Hoyo, mientras que San Carlos de Bariloche fue la última filial inaugurada”.

El templo central está ubicado en la zona céntrica de El Bolsón, al que cada fin de semana asisten cientos de fieles, aunque por las restricciones propias de la pandemia ha adecuado su salón (con capacidad para 500 personas) a los protocolos biosanitarios. También hay espacio para talleres, funciona una radio y un canal televisivo y está el proyecto de crear una escuela primaria.

De igual modo, Meister señaló que “nuestro reglamento estipula que el pastor puede estar hasta los 70 años, así que llegó el tiempo de traspasar el cargo, aunque junto a mi esposa seguiremos siendo los responsables legales, financieros y espirituales de la iglesia, supervisando y acompañando el trabajo de nuestros sucesores”.

Tras opinar que “esta pandemia ha cambiado al mundo y hay que hacer nuevos programas que implican un compromiso diferente, donde se necesitan más fuerzas y energía”, indicó que “ya tengo 69 años y es el tiempo del pastor Rodrigo Busconi y su esposa Mariela, quienes llevan casi 15 años en la iglesia El Faro y conocen a fondo la misión religiosa”.

Íntimamente, Benjamín Meister dijo sentirse “muy feliz de haber ayudado a mucha gente durante más de dos décadas, con testimonios de aquellos que han salido del alcoholismo, de las drogas y la brujería. Hemos visto su transformación, vecinos en la miseria y la pobreza que hoy tienen su casa, trabajo y vida digna”.

“Siempre me consideré un pastor de la ciudad, sin mirar camisetas y ningún tipo de religión, donde lo importante es escuchar a la gente y buscar la raíz del problema, entonces es fácil encontrar una solución”, acotó.

“También estoy muy agradecido con la sociedad de El Bolsón –agregó-, que nos abrió sus puertas y nos ha reconocido. Incluso logramos cambiar el eslogan de la ciudad, que indicaba ser un lugar mágico y natural, pero sabemos que la magia es un arte diabólico y desata maldición. Gracias a Dios, ahora es divino y natural. Además, logramos poner en el muelle de la plaza Pagano el monumento a la biblia”.

Cuatro piedras

Benjamín Meister recordó que “llegué a El Bolsón desde la provincia del Chaco el 15 de enero de 1999, hace 22 años, cuando la loma del Medio estaba siendo consumida por un gran incendio. Al domingo siguiente tuvimos un servicio religioso, con la presencia del pastor principal de Buenos Aires, quien nos entregó el pequeño salón que era toda la iglesia”.

A partir de allí “comenzamos a trabajar con mi esposa y mis hijos, prácticamente sin gente porque solo asistía un matrimonio también chaqueño”, al tiempo que reconoce haber estado “un poco asustado, porque largaba una nueva etapa y con mucha expectativa porque estaba en una ciudad desconocida. Mis hijos habían estudiado música, así que formaron la banda. Poco a poco fueron apareciendo los fieles y pronto ya tuvimos que hacer dos reuniones”, graficó.

Se refirió también a la edificación del templo principal que caracteriza a la iglesia El Faro con su particular arquitectura: “Esto era un baldío lleno de basura y rosa mosqueta. Cómo practicamos la fe, comenzamos a orar porque es el poder más grande que el ser humano puede manejar”, aseveró.

“Pedí a los feligreses –continuó- que pongan sus manos sobre la pared que da hacia el terreno vecino, que la empujen y pidan que se corra 15 metros. Al poco tiempo, sale la noticia de que el municipio iba a rematar ese espacio. Le cuento la situación al intendente Romera, quien me aconsejó que espere el remate y lo compre. Le dije que no teníamos plata, entonces su abogada me recomendó hacernos cargo de la cuenta por impuestos adeudados. Finalmente, pararon el remate y comenzamos el trámite para escriturar, pero la dueña original se negó a firmar la cesión de derechos”.

Entonces, “tomé cuatro piedras (al igual que Jacob) y escribí en cada una ‘esto es casa de Dios y puerta del cielo’; las ungí con aceite (símbolo del espíritu santo) y las puse en las cuatro esquinas del terreno…, que peleen los abogados, pero debía ser nuestro. Después de dos años, el juez dictaminó a favor de la iglesia El Faro. En tres años pudimos levantar el templo y previamente se construyó el SUM y la casa pastoral”, concluyó.


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