Melisa y el testimonio del horror: “No tiene perdón por lo que hizo”

Lo dijo la joven cuyo novio, Alana Guenuer, la apuñaló junto a su hija. Habló para ayudar a que todas se animen.

31 ENE 2021 - 20:37 | Actualizado

Por Lorena Leeming / @loreleeming / Redacción Jornada

Melisa Pereyra vivió la peor pesadilla de su vida. Decidió contarla para ayudar a otras mujeres a salir del círculo de la violencia de género y evitar que la humanidad de otra mujer corra peligro. En tres palabras: para salvar sus vidas. Su fortaleza se trasluce en cada palabra, en cada gesto. Su expareja, poco antes del mediodía del 1° de enero la apuñaló varias veces en distintas partes de su cuerpo mientras tenía a su bebé en brazos. Mostró las marcas, moretones y cortes, pero lo más grave es que le produjo una lesión en el pulmón y perdió la visión de un ojo. Entiende que estar viva es un milagro y agradece que su papá se haya metido justo cuando el salvaje agresor estaba dañándola.

El agresor estuvo varias horas prófugo y hoy cumple prisión preventiva por 6 meses imputado como intento de homicidio doblemente agravado por el vínculo y existiendo violencia de género. Esta violencia, es bien descripta por Melisa por la degradación continua que dice haber sufrido cuando estaba a su lado. “Me humillaba todo el tiempo delante de su familia y amistades. Me decía que era una gorda deforme “terrible trola sos” era su frase de siempre .Yo tenía mi casa, mi lugar con mis hijas una casa que gracias a mis papás teníamos y la fui armando decorando con ahorros , yendo a la feria todos los sábados vendiendo de todo un poco sacando un emprendimiento adelante para también mantener a mis dos nenas ya que era una pelea cada vez que le pedía leche o pañales. El me decía siempre que estaban mis viejos que yo les pedía a ellos cuando siempre trate de no meterlos porque esa responsabilidad era de él y mía , decidí salir adelante con apoyo de toda mi familia” comenzó .

Reveló en ese sentido que “en el mes de diciembre después de tanta espera me contrataron para dos trabajos a la mañana y a la tarde en mi casa yo estaba más que feliz le conté porque teníamos que arreglar con el tema de las nenas y eso también lo enojo porque no quería que trabaje me cagó la vida no solo a mi sino a mis hijas a toda mi familia. Ese pedazo de inhumano no tiene perdón de Dios”.

Habló Melisa del comienzo de la relación. “Nos conocimos por una hermana de él. Al poco tiempo me quedo embarazada. Nos juntamos muy rápido. El seguía saliendo a boliches y juntándose a tomar. Me dejaba siempre sola. Vivía en un departamento sola. La primera vez que me agarra de los pelos le pido que no lo haga nunca más. Mis papás nos hicieron un departamento atrás de su casa. Nos fuimos a vivir ahí pero siempre estábamos bien y mal. Él siempre tomaba y no se controlaba. Se iba y volvía cuando quería”.

“Me agarró de los pelos”

Relató una situación en particular que vivió: “En un cumpleaños de un amigo me volvió a agarrar de los pelos. No podíamos salir porque se ponía a tomar alcohol. Cuando llegaba la hora que me quería ir se enojaba. Me empezaba a decir un montón de cosas: que era una pesada, que era insoportable: “pajera de mierda, insoportable, perdón la palabra pero así me decía”. Todo el tiempo así. Llegó un punto en el que yo me canso en una discusión mínima y me separo. Eso decidí”, expresó.

“Siempre lo mismo”

La mujer, contó que luego de todas esas situaciones vuelve a quedarse embarazada. “Vivía con mis papás. Pero cada vez que salíamos siempre lo mismo. Yo estaba estudiando maestra jardinera online pero estaba con la nena en brazos porque jamás me ayudaba. No hacía nada. Con la pandemia había renunciado. Empecé a vender perfumes porque él se quedó sin trabajo. Su respuesta era que me haga cargo yo de los cargos de envío. Todo el tiempo me tiraba abajo. Me decía que nadie me iba a comprar eso porque vendía “puras pelotudeces”. En una mínima pelea decidí cortar. Ya no sentía nada por él. Me molestaba su presencia”.

La violencia verbal hacia su persona la relata en este párrafo. “Mi hija tiene animalitos y le mostraba por ejemplo un hipopótamo o un rinoceronte y le decía que era su mamá. O miraba animales gordos y decía acá está tu mamá. Le enseñaba a mi hija que me diga esas cosas. Ayer la nena me dibujó rayada. A él sin nada. Mi mamá le preguntó por el dibujo y dijo “papá cuco” y dobló la hoja”.

“Me empezó a apuñalar”

Melisa se refirió a lo sucedido el día del hecho: “Ese día, llega y yo le abro la puerta. Estaban todos durmiendo luego de año nuevo. Lo noté raro en la forma de hablar. Cuando lo miro estaba pálido. Cuando toma se pone blanco. Me empezó a decir que estaba rara. Le pedí que se vaya porque estaba muy alcoholizado. Se sentó en el sillón no sé cómo porque no se podía mover. Se puso con el celular y no me contestaba. Le pedí que se bañara y venga después. Le hablaba tranquila y el se agachaba. Le decía que mis padres no podían verlo así. Se bancaron peleas que les pedí ayuda. Les mandé mensajes a sus padres. El padre me atendió y le dije que yo necesitaba que Alan se vaya porque no podía ver a las nenas así. Se levanta la más chica, la alzo y la tengo a upa. Cuando me empezó a hablar mal volví a llamar a su papá. Me gritaba porque no quería que venga el padre. No se quería ir. Me agarra como para pegarme una piña. Con la nena me meto a la pieza. No pasaron segundos que me acerco a la puerta pensando que se había ido y venía con un cuchillo. No sé de donde lo sacó. Me empezó a apuñalar. Grité y entraron mis padres. Yo ya no veía nada. Se apoyó el cuchillo en el cuello y me lo clavó en la espalda. Le pedía por favor a mi papa que me ayudara. A la nena le cortó un dedito. Tiene 1 año y 4 meses. La mas grande dormía pero se levantó con los gritos”.

La joven en medio del infierno que estaba viviendo en carne propia aseguró no darse cuenta que también le había afectado el ojo, que tenía cortes en la cabeza y el pecho. “Son todos cortes pero yo sentí solo lo de la espalda. Mi papá me sacó. Le sacó el cuchillo. Mi mamá pedía que me lleve en el auto, que no esperen a una ambulancia. No me quería dormir, le pedía a dios, no quería cerrar los ojos”, describió.

“Agradezco estar viva”

La decisión de conceder una entrevista a Jornada fue para que su mensaje llegue. Para que tantas mujeres que sufren violencia de género puedan salvar sus vidas a tiempo. “Cuando tu pareja te dice hija de puta o te agrede, que se vaya. Ya humillarte no da. Agradezco estar viva. Ni yo puedo creer que estoy acá. Les digo que a una cachetada o humillación que se alejen, que es lo más sano. Hoy no se sabe. Te dicen que van a cambiar y no es verdad. Si te pegan una vez lo van a volver a hacer”, concluyó.

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31 ENE 2021 - 20:37

Por Lorena Leeming / @loreleeming / Redacción Jornada

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El agresor estuvo varias horas prófugo y hoy cumple prisión preventiva por 6 meses imputado como intento de homicidio doblemente agravado por el vínculo y existiendo violencia de género. Esta violencia, es bien descripta por Melisa por la degradación continua que dice haber sufrido cuando estaba a su lado. “Me humillaba todo el tiempo delante de su familia y amistades. Me decía que era una gorda deforme “terrible trola sos” era su frase de siempre .Yo tenía mi casa, mi lugar con mis hijas una casa que gracias a mis papás teníamos y la fui armando decorando con ahorros , yendo a la feria todos los sábados vendiendo de todo un poco sacando un emprendimiento adelante para también mantener a mis dos nenas ya que era una pelea cada vez que le pedía leche o pañales. El me decía siempre que estaban mis viejos que yo les pedía a ellos cuando siempre trate de no meterlos porque esa responsabilidad era de él y mía , decidí salir adelante con apoyo de toda mi familia” comenzó .

Reveló en ese sentido que “en el mes de diciembre después de tanta espera me contrataron para dos trabajos a la mañana y a la tarde en mi casa yo estaba más que feliz le conté porque teníamos que arreglar con el tema de las nenas y eso también lo enojo porque no quería que trabaje me cagó la vida no solo a mi sino a mis hijas a toda mi familia. Ese pedazo de inhumano no tiene perdón de Dios”.

Habló Melisa del comienzo de la relación. “Nos conocimos por una hermana de él. Al poco tiempo me quedo embarazada. Nos juntamos muy rápido. El seguía saliendo a boliches y juntándose a tomar. Me dejaba siempre sola. Vivía en un departamento sola. La primera vez que me agarra de los pelos le pido que no lo haga nunca más. Mis papás nos hicieron un departamento atrás de su casa. Nos fuimos a vivir ahí pero siempre estábamos bien y mal. Él siempre tomaba y no se controlaba. Se iba y volvía cuando quería”.

“Me agarró de los pelos”

Relató una situación en particular que vivió: “En un cumpleaños de un amigo me volvió a agarrar de los pelos. No podíamos salir porque se ponía a tomar alcohol. Cuando llegaba la hora que me quería ir se enojaba. Me empezaba a decir un montón de cosas: que era una pesada, que era insoportable: “pajera de mierda, insoportable, perdón la palabra pero así me decía”. Todo el tiempo así. Llegó un punto en el que yo me canso en una discusión mínima y me separo. Eso decidí”, expresó.

“Siempre lo mismo”

La mujer, contó que luego de todas esas situaciones vuelve a quedarse embarazada. “Vivía con mis papás. Pero cada vez que salíamos siempre lo mismo. Yo estaba estudiando maestra jardinera online pero estaba con la nena en brazos porque jamás me ayudaba. No hacía nada. Con la pandemia había renunciado. Empecé a vender perfumes porque él se quedó sin trabajo. Su respuesta era que me haga cargo yo de los cargos de envío. Todo el tiempo me tiraba abajo. Me decía que nadie me iba a comprar eso porque vendía “puras pelotudeces”. En una mínima pelea decidí cortar. Ya no sentía nada por él. Me molestaba su presencia”.

La violencia verbal hacia su persona la relata en este párrafo. “Mi hija tiene animalitos y le mostraba por ejemplo un hipopótamo o un rinoceronte y le decía que era su mamá. O miraba animales gordos y decía acá está tu mamá. Le enseñaba a mi hija que me diga esas cosas. Ayer la nena me dibujó rayada. A él sin nada. Mi mamá le preguntó por el dibujo y dijo “papá cuco” y dobló la hoja”.

“Me empezó a apuñalar”

Melisa se refirió a lo sucedido el día del hecho: “Ese día, llega y yo le abro la puerta. Estaban todos durmiendo luego de año nuevo. Lo noté raro en la forma de hablar. Cuando lo miro estaba pálido. Cuando toma se pone blanco. Me empezó a decir que estaba rara. Le pedí que se vaya porque estaba muy alcoholizado. Se sentó en el sillón no sé cómo porque no se podía mover. Se puso con el celular y no me contestaba. Le pedí que se bañara y venga después. Le hablaba tranquila y el se agachaba. Le decía que mis padres no podían verlo así. Se bancaron peleas que les pedí ayuda. Les mandé mensajes a sus padres. El padre me atendió y le dije que yo necesitaba que Alan se vaya porque no podía ver a las nenas así. Se levanta la más chica, la alzo y la tengo a upa. Cuando me empezó a hablar mal volví a llamar a su papá. Me gritaba porque no quería que venga el padre. No se quería ir. Me agarra como para pegarme una piña. Con la nena me meto a la pieza. No pasaron segundos que me acerco a la puerta pensando que se había ido y venía con un cuchillo. No sé de donde lo sacó. Me empezó a apuñalar. Grité y entraron mis padres. Yo ya no veía nada. Se apoyó el cuchillo en el cuello y me lo clavó en la espalda. Le pedía por favor a mi papa que me ayudara. A la nena le cortó un dedito. Tiene 1 año y 4 meses. La mas grande dormía pero se levantó con los gritos”.

La joven en medio del infierno que estaba viviendo en carne propia aseguró no darse cuenta que también le había afectado el ojo, que tenía cortes en la cabeza y el pecho. “Son todos cortes pero yo sentí solo lo de la espalda. Mi papá me sacó. Le sacó el cuchillo. Mi mamá pedía que me lleve en el auto, que no esperen a una ambulancia. No me quería dormir, le pedía a dios, no quería cerrar los ojos”, describió.

“Agradezco estar viva”

La decisión de conceder una entrevista a Jornada fue para que su mensaje llegue. Para que tantas mujeres que sufren violencia de género puedan salvar sus vidas a tiempo. “Cuando tu pareja te dice hija de puta o te agrede, que se vaya. Ya humillarte no da. Agradezco estar viva. Ni yo puedo creer que estoy acá. Les digo que a una cachetada o humillación que se alejen, que es lo más sano. Hoy no se sabe. Te dicen que van a cambiar y no es verdad. Si te pegan una vez lo van a volver a hacer”, concluyó.


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