Más de 300 vecinos se capacitan para reforestar con especies nativas las áreas incendiadas

Oscar Lebed, director del vivero forestal de Mallín Ahogado, confirmó ayer que “ya participaron más de 300 personas de la primera etapa que comenzó en marzo y terminará en mayo”, interesadas en reforestar las áreas afectadas por los incendios forestales del último verano en la Comarca Andina.

Volver a empezar. Una de las postales que dejó el fuego y que quieren empezar a regenerar en el oeste.
25 ABR 2021 - 19:46 | Actualizado

Precisamente, el desastre ambiental producido por el fuego que destruyó más de 20 mil hectáreas, movilizó a vecinos y pobladores a preocuparse rápidamente por la recuperación del bosque nativo y “encontraron en nuestra experiencia la contraparte ideal para poner en marcha un ciclo de capacitación y trabajo para avanzar en el objetivo”, agregó el ingeniero forestal con más de 35 años en la actividad.

Adelantó que “la segunda parte se dedicará a tratamientos pre germinativos, preparación del sustrato, siembra y trasplante”.

Confirmó que “en este vivero hay más de 80.000 ejemplares y mucha variedad. Un 80 por ciento es de especies nativas y el 20 por ciento plantas ornamentales exóticas y para arbolado urbano”.

El vivero depende de la Dirección de Bosques de Río Negro, posee una gran diversidad de plantas y árboles nativos y tiene una estrecha relación con los vecinos que lo visitan regularmente en busca de asesoramiento, para conseguir semillas o ejemplares, o simplemente hacer paseos recreativos”. Dicho espacio “fue creado en 1974 y en 1986 comenzó con la siembra de plantas y árboles nativos”, y que “en los últimos años creció la demanda de ejemplares y asesoramiento de otras provincias de la Patagonia”.

Desde la óptica de Oscar Lebed, “tenemos que defender y proteger nuestros bosques nativos porque de ellos depende la actividad social, humana y económica de la Comarca Andina. Desde nuestro lado, colaboramos con la reproducción y multiplicación de algunas de las especies para su fomento, plantación y para que se mantengan y siempre sigan viviendo”.

Por su lado, el ingeniero Darío Schauman explicó que “tras los incendios de este verano, que destruyeron miles de hectáreas de bosques y pastizales, además de infraestructura de pobladores, se generó mucha inquietud y consultas, además de ganas de involucrarse rápidamente en las tareas de reparación”.

Señaló que “siempre atendemos las demandas de los vecinos y, en este caso, canalizamos la preocupación con un ciclo de charlas y capacitación y en la recolección de semillas forestales nativas para avanzar en la regeneración de los bosques”.

En coincidencia, la iniciativa “tuvo una gran aceptación y muchísima gente se acercó al vivero para participar”, lo que llevó a la organización de tres charlas por semana en abril (en total están previstas 16), con 30 personas por cada una, dirigidas tanto a vecinos como a escuelas u organizaciones comunitarias”.

Durante el ciclo “se enseñan los mecanismos y protocolos para cosechar y conservar adecuadamente las semillas, que es el punto de partida de cualquier reforestación del bosque. La dinámica de la capacitación prevé encuentros al aire libre que incluyen un recorrido para conocer las fuentes de semillas, cosecharlas y sumarlas al stock del vivero”.

Las clasifican y guardan en condiciones para sembrar, generar almácigos, cultivar y reproducir en la segunda etapa de la tarea.

Estas tareas se hacen en forma excluyente con plantas y árboles nativos, con las mismas especies que hay en el entorno natural originario de la región. “Hay muchas especies, las principales son nothofagus, como ciprés de la cordillera, coihue, ñire, lenga y otras. También algunos arbustos del sotobosque, como maqui, radal y michay”, precisó Schauman.

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25 ABR 2021 - 19:46

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Adelantó que “la segunda parte se dedicará a tratamientos pre germinativos, preparación del sustrato, siembra y trasplante”.

Confirmó que “en este vivero hay más de 80.000 ejemplares y mucha variedad. Un 80 por ciento es de especies nativas y el 20 por ciento plantas ornamentales exóticas y para arbolado urbano”.

El vivero depende de la Dirección de Bosques de Río Negro, posee una gran diversidad de plantas y árboles nativos y tiene una estrecha relación con los vecinos que lo visitan regularmente en busca de asesoramiento, para conseguir semillas o ejemplares, o simplemente hacer paseos recreativos”. Dicho espacio “fue creado en 1974 y en 1986 comenzó con la siembra de plantas y árboles nativos”, y que “en los últimos años creció la demanda de ejemplares y asesoramiento de otras provincias de la Patagonia”.

Desde la óptica de Oscar Lebed, “tenemos que defender y proteger nuestros bosques nativos porque de ellos depende la actividad social, humana y económica de la Comarca Andina. Desde nuestro lado, colaboramos con la reproducción y multiplicación de algunas de las especies para su fomento, plantación y para que se mantengan y siempre sigan viviendo”.

Por su lado, el ingeniero Darío Schauman explicó que “tras los incendios de este verano, que destruyeron miles de hectáreas de bosques y pastizales, además de infraestructura de pobladores, se generó mucha inquietud y consultas, además de ganas de involucrarse rápidamente en las tareas de reparación”.

Señaló que “siempre atendemos las demandas de los vecinos y, en este caso, canalizamos la preocupación con un ciclo de charlas y capacitación y en la recolección de semillas forestales nativas para avanzar en la regeneración de los bosques”.

En coincidencia, la iniciativa “tuvo una gran aceptación y muchísima gente se acercó al vivero para participar”, lo que llevó a la organización de tres charlas por semana en abril (en total están previstas 16), con 30 personas por cada una, dirigidas tanto a vecinos como a escuelas u organizaciones comunitarias”.

Durante el ciclo “se enseñan los mecanismos y protocolos para cosechar y conservar adecuadamente las semillas, que es el punto de partida de cualquier reforestación del bosque. La dinámica de la capacitación prevé encuentros al aire libre que incluyen un recorrido para conocer las fuentes de semillas, cosecharlas y sumarlas al stock del vivero”.

Las clasifican y guardan en condiciones para sembrar, generar almácigos, cultivar y reproducir en la segunda etapa de la tarea.

Estas tareas se hacen en forma excluyente con plantas y árboles nativos, con las mismas especies que hay en el entorno natural originario de la región. “Hay muchas especies, las principales son nothofagus, como ciprés de la cordillera, coihue, ñire, lenga y otras. También algunos arbustos del sotobosque, como maqui, radal y michay”, precisó Schauman.


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