Dos veces lo declararon no apto para armas pero casi causa una tragedia

Es el cabo que en 2020 se tiroteó con sus compañeros y el comisario de la villa Florentino Ameghino. Según Fiscalía, ya registraba antecedentes.

25 ABR 2021 - 20:40 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

En dos ocasiones el policía Leonardo Martín Peñaloza fue declarado no apto para portar un arma reglamentaria. Y en su legajo hasta registra una detención por violación de domicilio. Es el cabo 1º que casi causa una tragedia en el Dique Florentino Ameghino: acosó y amenazó a una compañera de trabajo, intentó matar a un comisario, se tiroteó con otros policías y estuvo a punto de causar una explosión cuando un balazo suyo rebotó con un tanque de gas.

En 2010, una Resolución de la Jefatura de Policía pasó a Peñaloza a situación pasiva por su detención en Trelew. En ese sumario, un informe de la licenciada Sandra Brito del 30 de septiembre de 2011 da cuenta que de sus entrevistas con el efectivo infería que no estaba en condiciones de portar el arma reglamentaria.

El 27 de octubre de 2011, en una evaluación psicofísica para ascenso, firmada por Brito y por el doctor Ilde, fue declarado no apto.

En un tercer informe del doctor Ulises Loskin del 31 de octubre de 2012, Peñaloza no estaba apto para desempeñarse en el Escalafón Comando ni para portar armas.

Las cosas cambiaban en la evaluación psicofísica para ascenso del 19 de noviembre de 2013, de Brito y el doctor Mariano Accardo: de nuevo se lo declaró apto. Peñaloza fue destinado a la Comisaría de Rawson. Le dieron la misma arma que 7 años después usó para los episodios del Dique.

En la evaluación psicofísica para el ascenso del 3 de octubre de 2016, firmada por Brito e Ilde, fue nuevamente declarado apto. En 2019 fue destinado a la Comisaría del Dique.

En los últimos días, el fiscal Enrique Kaltenmeier elevó la acusación para el efectivo. Le imputó amenazas, violación de domicilio, daño, abuso de armas, atentado contra la autoridad agravado por usar armas, y tentativa de homicidio doblemente agravado por ser cometido contra un policía y por usar un arma de fuego. La pena no excederá los 20 años de cárcel.

El 30 de agosto de 2020 a las 22.47, el imputado le escribió por WhatsApp a su compañera de trabajo en la Comisaría del Dique. Eran mensajes amistosos para intentar una conversación. Ella contestó con desinterés y le recriminó abusar de una confianza que no tenían. Peñaloza comenzó a acosarla con mensajes seductores.

Harta, a las 23.34 la agente le dijo que le iba a contar al comisario Edgardo Calfuquir. Fue hasta la casa de su jefe con su pareja, también policía. Le reprodujo un primer audio de Peñaloza: “Te voy a dar un tiempo para que digas que todo esto es mentira porque si no voy a ir a tu casa y te voy a hacer mierda, ¿escuchaste?”

Mientras estaba con el jefe recibió más audios de tono muy violento: “H…de p…, la c…de tu m…, yo voy a ir preso, en cana, pero cuando llegues a la casa la bomba que tengo acá preparada, van a cagar para adentro, mandalo si sos tan c…, se te llena el c…de preguntas, yo voy a ir preso pero vos vas a explotar.”

Y un tercer audio, a las 0.23 del 31 de agosto: “Ahora te voy a hacer cagar pinche, te voy a secuestrar y no te voy a matar tan rápido, te voy a llevar conmigo y cuando esté ahí vas a suplicar por tu vida, escuchaste? No sabés con quién mierda te metiste. Yo voy a ir preso, eso sí no me importa, me van a romper el o… y todo lo que vos quieras, pero te voy a hacer cagar. Ya, ya, ya, estoy saliendo con mi grupo, no tenés ni idea de quién soy”.

Estaba angustiada y muy nerviosa. Calfuquir le recibió la denuncia y dispuso que el cabo 1° Julio Jaramillo custodie la vivienda de la mujer. Llamó al suboficial mayor Enrique Curaqueo, que estaba franco, para que patrulle la localidad. Si veía a Peñaloza debía alertar inmediatamente.

En su guardia Jaramillo escuchó ruido de vidrios rotos de una casa, cerca de la vivienda de la mujer. Eran las 1.15. Observó dos ventanas destrozadas.Se asomó y tras la cortina apareció Peñaloza, que le apuntó al rostro con un arma. Jaramillo se resguardó y pidió apoyo. Llegaron Curaqueo y Calfuquir, en su Fiat Siena particular.

Los policías intentaron convencerlo pero ante la orden de su superior, el cabo efectuó un disparo al suelo.

Le insistieron pero les apuntó y les disparó. Calfuquir le pidió a Curaqueo que filmara. Otro disparo rebotó en un zeppelin de gas envasado.

Peñaloza no se calmó e intentó salir por la ventana, armado. El coche de Calfuquir recibió varios balazos. El cabo atacó directamente al comisario y a Jaramillo, decidido a matarlos. “¿Vos te creés que te tengo miedo?”, le gritaba a su jefe. Un disparo lastimó el hombro de Calfuquir. Hubo un tiroteo. Peñaloza no cedía. Hasta que Jaramillo le dio dos veces en las piernas y lo neutralizó. Las vainas 9 mm quedaron tiradas por doquier.

“Barbarie”

El fiscal Kaltenmeier describió el episodio como “digno de una película del Lejano Oeste”. El cabo no sólo se resistió a la detención: “Fue mucho más allá y llegó a querer matar directamente a su jefe. Casi le tienen que cortar la pierna de un balazo para que pare”.

El fiscal consideró la conducta de Peñaloza como “una barbarie, comenzando por la brutalidad de la intimidación a su compañera”. Cuando la empleada fue a denunciarlo”, el imputado intentó emboscarla y para eso “no reparó en quebrantar la intimidad de otro policía al introducirse dentro de su vivienda previo daño en dos ventanas”.

“Peñaloza desarrolló un despliegue de violencia permanente y creciente, porque no sólo atacó bienes jurídicos de dos personas, sino que ante la presencia policial (ni más ni menos que sus compañeros de trabajo e incluso su jefe) no tuvo reparos en ir mucho más allá y ejercer una violencia descomunal contra ellos, excediendo toda resistencia a su detención”.#

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25 ABR 2021 - 20:40

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

En dos ocasiones el policía Leonardo Martín Peñaloza fue declarado no apto para portar un arma reglamentaria. Y en su legajo hasta registra una detención por violación de domicilio. Es el cabo 1º que casi causa una tragedia en el Dique Florentino Ameghino: acosó y amenazó a una compañera de trabajo, intentó matar a un comisario, se tiroteó con otros policías y estuvo a punto de causar una explosión cuando un balazo suyo rebotó con un tanque de gas.

En 2010, una Resolución de la Jefatura de Policía pasó a Peñaloza a situación pasiva por su detención en Trelew. En ese sumario, un informe de la licenciada Sandra Brito del 30 de septiembre de 2011 da cuenta que de sus entrevistas con el efectivo infería que no estaba en condiciones de portar el arma reglamentaria.

El 27 de octubre de 2011, en una evaluación psicofísica para ascenso, firmada por Brito y por el doctor Ilde, fue declarado no apto.

En un tercer informe del doctor Ulises Loskin del 31 de octubre de 2012, Peñaloza no estaba apto para desempeñarse en el Escalafón Comando ni para portar armas.

Las cosas cambiaban en la evaluación psicofísica para ascenso del 19 de noviembre de 2013, de Brito y el doctor Mariano Accardo: de nuevo se lo declaró apto. Peñaloza fue destinado a la Comisaría de Rawson. Le dieron la misma arma que 7 años después usó para los episodios del Dique.

En la evaluación psicofísica para el ascenso del 3 de octubre de 2016, firmada por Brito e Ilde, fue nuevamente declarado apto. En 2019 fue destinado a la Comisaría del Dique.

En los últimos días, el fiscal Enrique Kaltenmeier elevó la acusación para el efectivo. Le imputó amenazas, violación de domicilio, daño, abuso de armas, atentado contra la autoridad agravado por usar armas, y tentativa de homicidio doblemente agravado por ser cometido contra un policía y por usar un arma de fuego. La pena no excederá los 20 años de cárcel.

El 30 de agosto de 2020 a las 22.47, el imputado le escribió por WhatsApp a su compañera de trabajo en la Comisaría del Dique. Eran mensajes amistosos para intentar una conversación. Ella contestó con desinterés y le recriminó abusar de una confianza que no tenían. Peñaloza comenzó a acosarla con mensajes seductores.

Harta, a las 23.34 la agente le dijo que le iba a contar al comisario Edgardo Calfuquir. Fue hasta la casa de su jefe con su pareja, también policía. Le reprodujo un primer audio de Peñaloza: “Te voy a dar un tiempo para que digas que todo esto es mentira porque si no voy a ir a tu casa y te voy a hacer mierda, ¿escuchaste?”

Mientras estaba con el jefe recibió más audios de tono muy violento: “H…de p…, la c…de tu m…, yo voy a ir preso, en cana, pero cuando llegues a la casa la bomba que tengo acá preparada, van a cagar para adentro, mandalo si sos tan c…, se te llena el c…de preguntas, yo voy a ir preso pero vos vas a explotar.”

Y un tercer audio, a las 0.23 del 31 de agosto: “Ahora te voy a hacer cagar pinche, te voy a secuestrar y no te voy a matar tan rápido, te voy a llevar conmigo y cuando esté ahí vas a suplicar por tu vida, escuchaste? No sabés con quién mierda te metiste. Yo voy a ir preso, eso sí no me importa, me van a romper el o… y todo lo que vos quieras, pero te voy a hacer cagar. Ya, ya, ya, estoy saliendo con mi grupo, no tenés ni idea de quién soy”.

Estaba angustiada y muy nerviosa. Calfuquir le recibió la denuncia y dispuso que el cabo 1° Julio Jaramillo custodie la vivienda de la mujer. Llamó al suboficial mayor Enrique Curaqueo, que estaba franco, para que patrulle la localidad. Si veía a Peñaloza debía alertar inmediatamente.

En su guardia Jaramillo escuchó ruido de vidrios rotos de una casa, cerca de la vivienda de la mujer. Eran las 1.15. Observó dos ventanas destrozadas.Se asomó y tras la cortina apareció Peñaloza, que le apuntó al rostro con un arma. Jaramillo se resguardó y pidió apoyo. Llegaron Curaqueo y Calfuquir, en su Fiat Siena particular.

Los policías intentaron convencerlo pero ante la orden de su superior, el cabo efectuó un disparo al suelo.

Le insistieron pero les apuntó y les disparó. Calfuquir le pidió a Curaqueo que filmara. Otro disparo rebotó en un zeppelin de gas envasado.

Peñaloza no se calmó e intentó salir por la ventana, armado. El coche de Calfuquir recibió varios balazos. El cabo atacó directamente al comisario y a Jaramillo, decidido a matarlos. “¿Vos te creés que te tengo miedo?”, le gritaba a su jefe. Un disparo lastimó el hombro de Calfuquir. Hubo un tiroteo. Peñaloza no cedía. Hasta que Jaramillo le dio dos veces en las piernas y lo neutralizó. Las vainas 9 mm quedaron tiradas por doquier.

“Barbarie”

El fiscal Kaltenmeier describió el episodio como “digno de una película del Lejano Oeste”. El cabo no sólo se resistió a la detención: “Fue mucho más allá y llegó a querer matar directamente a su jefe. Casi le tienen que cortar la pierna de un balazo para que pare”.

El fiscal consideró la conducta de Peñaloza como “una barbarie, comenzando por la brutalidad de la intimidación a su compañera”. Cuando la empleada fue a denunciarlo”, el imputado intentó emboscarla y para eso “no reparó en quebrantar la intimidad de otro policía al introducirse dentro de su vivienda previo daño en dos ventanas”.

“Peñaloza desarrolló un despliegue de violencia permanente y creciente, porque no sólo atacó bienes jurídicos de dos personas, sino que ante la presencia policial (ni más ni menos que sus compañeros de trabajo e incluso su jefe) no tuvo reparos en ir mucho más allá y ejercer una violencia descomunal contra ellos, excediendo toda resistencia a su detención”.#


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