No tiene piernas ni brazos y crio a sus dos hijas tras el abandono de la madre

El no tener piernas ni brazos no fue un impedimento para Pablo Acuña, en Paraguay, para criar a sus dos hijas, tras ser abandonadas por su madre.

15 MAY 2021 - 20:16 | Actualizado

Con el propósito de demostrar el orgullo que siente por su padre, la hija menor, de 26 años, narró el duro sacrificio que hizo para hacerse cargo de ella y de su hermana mayor, de 29 años, dándoles una crianza y una educación.

“Cuando yo tenía 4 meses mi mamá nos abandonó. Ahora tengo 26 años y mi hermana mayor 29. Mi papá y mi abuela se encargaron de nosotras”, recordó su hija con nostalgia.

De acuerdo con la joven, durante su niñez y adolescencia no les faltó nada, porque luchó incansablemente, junto con su abuela, para sacarlas adelante.

La joven, que ahora vive en Argentina, regresó a Paraguay para cuidar de su padre de 60 años de edad, pues padece una enfermedad y su abuela ya no puede cuidarlo sola.

“Mi papá es mi mundo. Él es mi amigo, confidente y es el mejor papá del mundo. Vine a quedarme para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo, porque ya está viejita”.

La joven desea regresarle todos los sacrificios que hizo cuando eran niñas, ya que ahora no puede valerse por sí mismo.

“Nunca vi a mi papá triste. Siempre está alegre y me da consejos muy sabios,pese a que nunca fue a la escuela. Es una persona muy inteligente, yo le admiro. Es el mejor papá del mundo”, dijo al hablar de su padre.

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15 MAY 2021 - 20:16

Con el propósito de demostrar el orgullo que siente por su padre, la hija menor, de 26 años, narró el duro sacrificio que hizo para hacerse cargo de ella y de su hermana mayor, de 29 años, dándoles una crianza y una educación.

“Cuando yo tenía 4 meses mi mamá nos abandonó. Ahora tengo 26 años y mi hermana mayor 29. Mi papá y mi abuela se encargaron de nosotras”, recordó su hija con nostalgia.

De acuerdo con la joven, durante su niñez y adolescencia no les faltó nada, porque luchó incansablemente, junto con su abuela, para sacarlas adelante.

La joven, que ahora vive en Argentina, regresó a Paraguay para cuidar de su padre de 60 años de edad, pues padece una enfermedad y su abuela ya no puede cuidarlo sola.

“Mi papá es mi mundo. Él es mi amigo, confidente y es el mejor papá del mundo. Vine a quedarme para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo, porque ya está viejita”.

La joven desea regresarle todos los sacrificios que hizo cuando eran niñas, ya que ahora no puede valerse por sí mismo.

“Nunca vi a mi papá triste. Siempre está alegre y me da consejos muy sabios,pese a que nunca fue a la escuela. Es una persona muy inteligente, yo le admiro. Es el mejor papá del mundo”, dijo al hablar de su padre.


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