Editorial / Soberanía energética, Provincia alternativa y armadores de listas sin propuestas realizables

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15 MAY 2021 - 20:26 | Actualizado

La discusión de un nuevo modelo productivo, político y social para Chubut no puede quedar más en la parte de atrás de la agenda de los “políticos” de turno. Hace por lo menos una década que la provincia inició un espiral descendente y desde entonces abundan los análisis, las críticas y la búsqueda de culpables, además de un endeudamiento serial que comprometió –y sigue comprometiendo en el presente aún más- las cuentas públicas.

Los debates en serio, y serios, con posiciones distintas defendidas en la misma mesa, con acuerdos, conclusiones y acuerdos surgidos del intercambio de muchos actores políticos, económicos y sociales, siguen siendo una utopía crónica en Chubut.

Todo el tiempo se está pateando el tablero y corriendo el arco. Siendo generoso, a muy pocos les interesa pensar, discutir, diseñar e implementar políticas por mínimas que sean. Todos quieren ser los padres de las “criaturas” e imponerlas a como sea. Casi ninguno piensa en gestar algo que le convenga a casi todos los habitantes de Chubut, no sólo a un pequeño “grupo de poder”. Así estamos.

¡Es la energía, estúpido!

Esta semana que pasó, el secretario general del Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia, Héctor González, volvió a pedirle al heterogéneo arco político que empiece a trabajar de una vez por todas en un proyecto de fondo para terminar con la crisis que enfrenta desde hace muchos años el servicio eléctrico en Chubut. Y también con las consecuencias negativas y costosas de la generación aislada y la falta de inversión en el sector.

Cada vez son más los que entienden que el objetivo no debe ser solamente solucionarle la vida a miles de pobladores que viven en zonas aisladas de la provincia, que todo el tiempo se quedan sin luz, sin agua y sin cloacas, y sin posibilidades de generar algo productivo para sus pueblos, mientras en las grandes ciudades la gran mayoría de los “políticos” miran para otro lado, todavía sin saberse cuál es el lado al que miran.

De lo que se trata, además, es de empezar a gestionar estratégicamente el recurso energético a favor de dotar de una herramienta a la provincia que posibilite un desarrollo productivo, armónico y sustentable. Nada más y nada menos que eso.

González expuso parte de un profundo trabajo de los equipos técnicos de la Fundación Patagonia Tercer Milenio, vinculada a Luz y Fuerza, en la que se profundiza un idea simple y contundente: disponer de energía eléctrica a precios competitivos para las pymes y no sólo para una o dos empresas de las denominadas grandes, como ocurre hoy, con lo que genera la mayor empresa energética de la Provincia, Hidroeléctrica Futaleufú, en manos de la gigante Aluar, de la cual la provincia posee el 33,5% de las acciones en esa unidad de “negocios”.

Esta semana que pasó se volvió a hablar del aumento de las regalías petroleras que están ingresando a las arcas provinciales, como consecuencia de una mayor producción y de una mejora del precio internacional. Por supuesto que el petróleo seguirá siendo el sostén de la economía provincial mientras siga habiendo crudo para extraer. Pero es hora de que un activo tan valioso como la energía eléctrica empiece a ocupar la agenda pública. Para ello, el debate sobre la necesidad de impulsar una Empresa Provincial de Energía y Recursos Hídricos que cambie de raíz la matriz del sistema de generación y distribución de un activo clave, hay que darlo ya.

Los números son incontrastables: la Provincia del Chubut gastó el año pasado 1.800 millones de pesos para sostener a las cooperativas del interior que tienen generación aislada (es decir, que no están interconectadas a ningún sistema), y sólo se recaudaron 105 millones pesos (6%) por la energía distribuida. Es decir: el Estado provincial y el nacional (o sea, todos) vienen subsidiando mediante fondos especiales a un sistema de generación obsoleto y caro. Y, además, en esas regiones casi nadie paga lo que consume.

El combo es casi perfecto. Aunque la luz se corta menos de lo que debería, si no fuera por el esfuerzo de los trabajadores de Servicios Públicos.

Se trata de una Empresa Provincial de Energía y de Recursos Hídricos que concentre a todo este sector, no sólo en el interior aislado sino también en los grandes centros poblados. Parece ser el mejor camino para comenzar a ordenar las cosas y que todos los chubutenses empiecen a tener energía a costos razonables, igualitarios y de manera sustentable.

También para que el Estado deje de perder plata en mantener el sistema actual, mientras algunas empresas privadas de energía compran fluido a bajo costo para sus negocios subsidiarios y lo venden caro al sistema interconectado nacional, sin que siquiera un megavatio se consuma en Chubut.

Llegaron visitas

Como ya tiene acostumbrado el Gobierno nacional a Mariano Arcioni, el contacto directo con los intendentes ha sido la mejor estrategia para aislar al gobernador lo suficiente sin romper ni generar mucho ruido interno con Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, que es el único aliado político importante del mandatario chubutense y una de las patas de la mesa –por ahora algo enclenque- sobre la que se sostiene la gestión de Alberto Fernández.

El jueves pasado, el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, desembarcó en Trelew como una tromba pero sin anuncios importantes, y dio un fuerte respaldo a la gestión social del intendente Adrián Maderna, al que puso como un ejemplo para el resto del país.

Esa alianza que el Gobierno nacional mantiene con los intendentes de Chubut sin intermediar con el Gobierno provincial –ni les avisaron que venían-, es puramente política. Es decir, detrás de las movidas hay posicionamientos de cara a lo que se viene. La Casa Rosada está pensando de qué manera va a sostener su estrategia electoral para las legislativas de este año y, aprovechando la débil conducción de facto del Partido Justicialista de Chubut, intenta meter cuñas en donde puede.

La visita de Arroyo la gestionó y organizó un funcionario todavía poco conocido en Chubut pero que quiere jugar en la provincia: el vicejefe del Gabinete de Asesores del presidente Fernández, el abogado comodorense Julián Leunda. Algunos creen que ante la falta de opciones claras dentro del PJ oficial, Leunda podría integrar y hasta encabezar alguna lista. “Soy amigo de todos los intendentes”, resumió el comodorense su relación con los jefes comunales de Chubut que pasan por su despacho buscando abrir puertas en todos los ministerios.

Mientras el barco se zarandea en medio de la pandemia, de una situación económica que no remonta y con precios desbordados por la voracidad de los empresarios inescrupulosos y la tibieza de algunos funcionarios nacionales, el juego de la política nunca se detiene.

El Gobierno nacional deberá entender antes de que sea tarde que el peronismo de Chubut tiene dinámica propia, más allá de los sellos de goma, y que la imposición de nombres ha venido siendo en las últimas elecciones un salvavidas de plomo, más que un pasaporte a la victoria.#

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15 MAY 2021 - 20:26

La discusión de un nuevo modelo productivo, político y social para Chubut no puede quedar más en la parte de atrás de la agenda de los “políticos” de turno. Hace por lo menos una década que la provincia inició un espiral descendente y desde entonces abundan los análisis, las críticas y la búsqueda de culpables, además de un endeudamiento serial que comprometió –y sigue comprometiendo en el presente aún más- las cuentas públicas.

Los debates en serio, y serios, con posiciones distintas defendidas en la misma mesa, con acuerdos, conclusiones y acuerdos surgidos del intercambio de muchos actores políticos, económicos y sociales, siguen siendo una utopía crónica en Chubut.

Todo el tiempo se está pateando el tablero y corriendo el arco. Siendo generoso, a muy pocos les interesa pensar, discutir, diseñar e implementar políticas por mínimas que sean. Todos quieren ser los padres de las “criaturas” e imponerlas a como sea. Casi ninguno piensa en gestar algo que le convenga a casi todos los habitantes de Chubut, no sólo a un pequeño “grupo de poder”. Así estamos.

¡Es la energía, estúpido!

Esta semana que pasó, el secretario general del Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia, Héctor González, volvió a pedirle al heterogéneo arco político que empiece a trabajar de una vez por todas en un proyecto de fondo para terminar con la crisis que enfrenta desde hace muchos años el servicio eléctrico en Chubut. Y también con las consecuencias negativas y costosas de la generación aislada y la falta de inversión en el sector.

Cada vez son más los que entienden que el objetivo no debe ser solamente solucionarle la vida a miles de pobladores que viven en zonas aisladas de la provincia, que todo el tiempo se quedan sin luz, sin agua y sin cloacas, y sin posibilidades de generar algo productivo para sus pueblos, mientras en las grandes ciudades la gran mayoría de los “políticos” miran para otro lado, todavía sin saberse cuál es el lado al que miran.

De lo que se trata, además, es de empezar a gestionar estratégicamente el recurso energético a favor de dotar de una herramienta a la provincia que posibilite un desarrollo productivo, armónico y sustentable. Nada más y nada menos que eso.

González expuso parte de un profundo trabajo de los equipos técnicos de la Fundación Patagonia Tercer Milenio, vinculada a Luz y Fuerza, en la que se profundiza un idea simple y contundente: disponer de energía eléctrica a precios competitivos para las pymes y no sólo para una o dos empresas de las denominadas grandes, como ocurre hoy, con lo que genera la mayor empresa energética de la Provincia, Hidroeléctrica Futaleufú, en manos de la gigante Aluar, de la cual la provincia posee el 33,5% de las acciones en esa unidad de “negocios”.

Esta semana que pasó se volvió a hablar del aumento de las regalías petroleras que están ingresando a las arcas provinciales, como consecuencia de una mayor producción y de una mejora del precio internacional. Por supuesto que el petróleo seguirá siendo el sostén de la economía provincial mientras siga habiendo crudo para extraer. Pero es hora de que un activo tan valioso como la energía eléctrica empiece a ocupar la agenda pública. Para ello, el debate sobre la necesidad de impulsar una Empresa Provincial de Energía y Recursos Hídricos que cambie de raíz la matriz del sistema de generación y distribución de un activo clave, hay que darlo ya.

Los números son incontrastables: la Provincia del Chubut gastó el año pasado 1.800 millones de pesos para sostener a las cooperativas del interior que tienen generación aislada (es decir, que no están interconectadas a ningún sistema), y sólo se recaudaron 105 millones pesos (6%) por la energía distribuida. Es decir: el Estado provincial y el nacional (o sea, todos) vienen subsidiando mediante fondos especiales a un sistema de generación obsoleto y caro. Y, además, en esas regiones casi nadie paga lo que consume.

El combo es casi perfecto. Aunque la luz se corta menos de lo que debería, si no fuera por el esfuerzo de los trabajadores de Servicios Públicos.

Se trata de una Empresa Provincial de Energía y de Recursos Hídricos que concentre a todo este sector, no sólo en el interior aislado sino también en los grandes centros poblados. Parece ser el mejor camino para comenzar a ordenar las cosas y que todos los chubutenses empiecen a tener energía a costos razonables, igualitarios y de manera sustentable.

También para que el Estado deje de perder plata en mantener el sistema actual, mientras algunas empresas privadas de energía compran fluido a bajo costo para sus negocios subsidiarios y lo venden caro al sistema interconectado nacional, sin que siquiera un megavatio se consuma en Chubut.

Llegaron visitas

Como ya tiene acostumbrado el Gobierno nacional a Mariano Arcioni, el contacto directo con los intendentes ha sido la mejor estrategia para aislar al gobernador lo suficiente sin romper ni generar mucho ruido interno con Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, que es el único aliado político importante del mandatario chubutense y una de las patas de la mesa –por ahora algo enclenque- sobre la que se sostiene la gestión de Alberto Fernández.

El jueves pasado, el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, desembarcó en Trelew como una tromba pero sin anuncios importantes, y dio un fuerte respaldo a la gestión social del intendente Adrián Maderna, al que puso como un ejemplo para el resto del país.

Esa alianza que el Gobierno nacional mantiene con los intendentes de Chubut sin intermediar con el Gobierno provincial –ni les avisaron que venían-, es puramente política. Es decir, detrás de las movidas hay posicionamientos de cara a lo que se viene. La Casa Rosada está pensando de qué manera va a sostener su estrategia electoral para las legislativas de este año y, aprovechando la débil conducción de facto del Partido Justicialista de Chubut, intenta meter cuñas en donde puede.

La visita de Arroyo la gestionó y organizó un funcionario todavía poco conocido en Chubut pero que quiere jugar en la provincia: el vicejefe del Gabinete de Asesores del presidente Fernández, el abogado comodorense Julián Leunda. Algunos creen que ante la falta de opciones claras dentro del PJ oficial, Leunda podría integrar y hasta encabezar alguna lista. “Soy amigo de todos los intendentes”, resumió el comodorense su relación con los jefes comunales de Chubut que pasan por su despacho buscando abrir puertas en todos los ministerios.

Mientras el barco se zarandea en medio de la pandemia, de una situación económica que no remonta y con precios desbordados por la voracidad de los empresarios inescrupulosos y la tibieza de algunos funcionarios nacionales, el juego de la política nunca se detiene.

El Gobierno nacional deberá entender antes de que sea tarde que el peronismo de Chubut tiene dinámica propia, más allá de los sellos de goma, y que la imposición de nombres ha venido siendo en las últimas elecciones un salvavidas de plomo, más que un pasaporte a la victoria.#


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