Editorial / Las legislativas son la partida, no la llegada

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29 MAY 2021 - 21:03 | Actualizado

La idea de que hay muchos problemas por resolver como para pensar en candidaturas siempre ha destilado una corrección política que suele ser utilizada por los que tienen apetencias de ser candidatos y no se animan a decirlo; o por los que viven descalificando a la política por sus errores, ineficiencias o corrupción, pero nunca se comprometen con nada ni con nadie y sólo piensan en sus propios intereses, nunca en los colectivos.

El peronismo y el radicalismo, principalmente, tal vez por haber sido desde hace muchas décadas las dos máximas expresiones ordenadoras de la política argentina, suelen salir a flote en ese océano de corrección política y exponen con menos culpa sus diferencias de cara a contiendas electorales que siempre están por venir.

Es verdad que en Chubut hay muchos problemas por resolver antes que otras cuestiones. Pero hace por lo menos una década que la provincia necesita ideas, debates, acuerdos y soluciones que siempre se patean para adelante porque hay algo más urgente que resolver.

“Todos unidos perderemos”

Aún sin ganar las elecciones de mayor peso relativo, que son las que se hacen cada cuatro años (la última fue en 2007 en alianza con el Provech, el primer desprendimiento dasnevista antes del Chusoto-, el peronismo de Chubut siempre se las ha ingeniado para ser parte de la cosa.

Sin embargo, el Partido Justicialista, la herramienta electoral que creó Juan Domingo Perón, viene rodando cuesta abajo porque los que han venido administrado el sello en Chubut nunca terminaron de dar la talla. Por supuesto, las derrotas sucesivas parecen no haber tenido padres y disfrazados de huérfanos muchos se siguen repartiendo las migajas, que no son otra cosa que bancas provinciales y nacionales, cargos y un poder acotado que sin embargo siempre alcanza para hacer daño. Una especie de agrupación “Todos Unidos Perderemos” que es capaz de todo, menos de construir algo.

No hay 2023 sin 2021

La idea de que el vicegobernador Ricardo Sastre lidere junto a otros dirigentes peronistas un cambio de paradigma dentro del PJ dejó de ser una hipótesis de la que sólo se habla en voz baja o en las redes sociales. Y ya no es el sastrismo el único que milita la idea de que su líder sea candidato a senador sino también algunos sectores gremiales, que sin embargo le han dejado en claro a Sastre que lo acompañarán siempre y cuando el camino sea parte de un proyecto que de ninguna manera puede terminar en las legislativas de este año sino llegar hasta 2023 y más allá también. Son sectores que piensan al peronismo como vértice de una propuesta electoral que cambie de una vez por todas el perfil económico y social de la provincia para dejar de administrar miserias.

Sastre nunca ocultó sus deseos de ser gobernador en 2023. También es verdad que no se desvive por ser senador (mucho menos, diputado nacional), pero entiende que para empezar a cimentar el proyecto de provincia alternativa para 2023 que tiene en mente con los sectores que lo acompañan, debe ocupar los espacios ahora. Dejar el terreno que hay que transitar en manos de otros sería más riesgoso que aceptar el desafío ahora.

Sastre fue parte de la “cumbre” peronista de hace diez días en Trelew e incidió para postergar una semana por las cuestiones sanitarias el segundo capítulo, que se iba a hacer en Comodoro el viernes pasado y ahora quedó para el próximo viernes. En aquel primer encuentro se dejó en claro que la “unidad” debe defenderse por encima de las apetencias personales, y que las encuestas ayudarían a acomodar los melones en el carro. Esta semana, el Gobierno nacional filtró un primer muestreo en el que Sastre figura como el dirigente con mayor imagen positiva de Chubut con 46,7%, más de veinte puntos arriba que la de otro peronista que también aspira a una senaduría, Carlos Linares.

Sin subirse demasiado a estos números, el vicegobernador lideró el miércoles pasado una reunión virtual con dirigentes sindicales (entre ellos Luz y Fuerza y el SEC), que le expresaron su apoyo. Dirigentes como Héctor González y Alfredo Beliz entienden que más allá de que Sastre termine siendo el candidato a senador y otros encabecen la lista de diputados, hay que jugar a fondo en la construcción de una alternativa para Chubut. Y no hablan de discursos electorales de ocasión sino de sentar bases amplias para los próximos años.

En esta línea, la empresa provincial de energía que viene impulsando Luz y Fuerza es un punto de coincidencia. La soberanía energética, además de la integración provincial, la rediscusión de la matriz productiva y el reparto de las riquezas que se generan, y la creación de empleo genuino, son algunos de los cambios de fondo que plantea el proyecto que une a estos dirigentes.

Las elecciones legislativas son el punto de partida, no de llegada. Por eso también hay contactos permanente con otros sectores gremiales de peso, como los petroleros que lidera Jorge “Loma” Ávila, que siempre tuvo sintonía fina con Sastre. O con el intendente Adrián Maderna, que nunca ha tenido problemas en trabajar codo a codo con Sastre (y su hermano Gustavo). Inclusive, algunos lo visualizan ocupando un lugar expectante en las listas de septiembre.

Si Sastre decide ir por la senaduría, la mujer que lo acompañará en la gesta electoral será de Comodoro, sin excepción. Y ya hay varias candidatas en vista.

Sea como fuere que terminen acomodándose las piezas, el peronismo está ante una gran oportunidad de regenerar el vínculo con las bases. Para eso, algunos deberán jugar fuerte y otros dar un paso al costado y acompañar. Lo que se está discutiendo es demasiado importante como para andar con medias tintas.

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29 MAY 2021 - 21:03

La idea de que hay muchos problemas por resolver como para pensar en candidaturas siempre ha destilado una corrección política que suele ser utilizada por los que tienen apetencias de ser candidatos y no se animan a decirlo; o por los que viven descalificando a la política por sus errores, ineficiencias o corrupción, pero nunca se comprometen con nada ni con nadie y sólo piensan en sus propios intereses, nunca en los colectivos.

El peronismo y el radicalismo, principalmente, tal vez por haber sido desde hace muchas décadas las dos máximas expresiones ordenadoras de la política argentina, suelen salir a flote en ese océano de corrección política y exponen con menos culpa sus diferencias de cara a contiendas electorales que siempre están por venir.

Es verdad que en Chubut hay muchos problemas por resolver antes que otras cuestiones. Pero hace por lo menos una década que la provincia necesita ideas, debates, acuerdos y soluciones que siempre se patean para adelante porque hay algo más urgente que resolver.

“Todos unidos perderemos”

Aún sin ganar las elecciones de mayor peso relativo, que son las que se hacen cada cuatro años (la última fue en 2007 en alianza con el Provech, el primer desprendimiento dasnevista antes del Chusoto-, el peronismo de Chubut siempre se las ha ingeniado para ser parte de la cosa.

Sin embargo, el Partido Justicialista, la herramienta electoral que creó Juan Domingo Perón, viene rodando cuesta abajo porque los que han venido administrado el sello en Chubut nunca terminaron de dar la talla. Por supuesto, las derrotas sucesivas parecen no haber tenido padres y disfrazados de huérfanos muchos se siguen repartiendo las migajas, que no son otra cosa que bancas provinciales y nacionales, cargos y un poder acotado que sin embargo siempre alcanza para hacer daño. Una especie de agrupación “Todos Unidos Perderemos” que es capaz de todo, menos de construir algo.

No hay 2023 sin 2021

La idea de que el vicegobernador Ricardo Sastre lidere junto a otros dirigentes peronistas un cambio de paradigma dentro del PJ dejó de ser una hipótesis de la que sólo se habla en voz baja o en las redes sociales. Y ya no es el sastrismo el único que milita la idea de que su líder sea candidato a senador sino también algunos sectores gremiales, que sin embargo le han dejado en claro a Sastre que lo acompañarán siempre y cuando el camino sea parte de un proyecto que de ninguna manera puede terminar en las legislativas de este año sino llegar hasta 2023 y más allá también. Son sectores que piensan al peronismo como vértice de una propuesta electoral que cambie de una vez por todas el perfil económico y social de la provincia para dejar de administrar miserias.

Sastre nunca ocultó sus deseos de ser gobernador en 2023. También es verdad que no se desvive por ser senador (mucho menos, diputado nacional), pero entiende que para empezar a cimentar el proyecto de provincia alternativa para 2023 que tiene en mente con los sectores que lo acompañan, debe ocupar los espacios ahora. Dejar el terreno que hay que transitar en manos de otros sería más riesgoso que aceptar el desafío ahora.

Sastre fue parte de la “cumbre” peronista de hace diez días en Trelew e incidió para postergar una semana por las cuestiones sanitarias el segundo capítulo, que se iba a hacer en Comodoro el viernes pasado y ahora quedó para el próximo viernes. En aquel primer encuentro se dejó en claro que la “unidad” debe defenderse por encima de las apetencias personales, y que las encuestas ayudarían a acomodar los melones en el carro. Esta semana, el Gobierno nacional filtró un primer muestreo en el que Sastre figura como el dirigente con mayor imagen positiva de Chubut con 46,7%, más de veinte puntos arriba que la de otro peronista que también aspira a una senaduría, Carlos Linares.

Sin subirse demasiado a estos números, el vicegobernador lideró el miércoles pasado una reunión virtual con dirigentes sindicales (entre ellos Luz y Fuerza y el SEC), que le expresaron su apoyo. Dirigentes como Héctor González y Alfredo Beliz entienden que más allá de que Sastre termine siendo el candidato a senador y otros encabecen la lista de diputados, hay que jugar a fondo en la construcción de una alternativa para Chubut. Y no hablan de discursos electorales de ocasión sino de sentar bases amplias para los próximos años.

En esta línea, la empresa provincial de energía que viene impulsando Luz y Fuerza es un punto de coincidencia. La soberanía energética, además de la integración provincial, la rediscusión de la matriz productiva y el reparto de las riquezas que se generan, y la creación de empleo genuino, son algunos de los cambios de fondo que plantea el proyecto que une a estos dirigentes.

Las elecciones legislativas son el punto de partida, no de llegada. Por eso también hay contactos permanente con otros sectores gremiales de peso, como los petroleros que lidera Jorge “Loma” Ávila, que siempre tuvo sintonía fina con Sastre. O con el intendente Adrián Maderna, que nunca ha tenido problemas en trabajar codo a codo con Sastre (y su hermano Gustavo). Inclusive, algunos lo visualizan ocupando un lugar expectante en las listas de septiembre.

Si Sastre decide ir por la senaduría, la mujer que lo acompañará en la gesta electoral será de Comodoro, sin excepción. Y ya hay varias candidatas en vista.

Sea como fuere que terminen acomodándose las piezas, el peronismo está ante una gran oportunidad de regenerar el vínculo con las bases. Para eso, algunos deberán jugar fuerte y otros dar un paso al costado y acompañar. Lo que se está discutiendo es demasiado importante como para andar con medias tintas.


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