La Clave del Día / La naturaleza perdida

02 JUL 2021 - 21:04 | Actualizado

Se vuelve habitual que no le demos importancia a las cosas que más lo merecen. Como siempre, solo se lamenta lo que está perdido. Las 1.200 lengas taladas en el centro de esquí Parque de Nieve Monte Bianco en Esquel representan un atentado contra la naturaleza de nuestra provincia, tal como fue denunciado por la Secretaría de Bosques.

El proceso avanza en averiguar qué fue lo que pasó exactamente en el lugar, donde se encontraron árboles tirados a un costado. Se dice que la intención era extender un playón de estacionamiento y habilitar una nueva pista de esquí. Nos vamos acostumbrando a que toda acción tenga un trasfondo de beneficio económico, como si ver el mundo solo fuera posible desde los ojos del dinero.

Cada año, los incendios forestales arrasan con buena parte de nuestros bosques nativos en distintos sectores de la Cordillera. La naturaleza siempre sufre y paga los platos rotos. Esta vez el caso trae consigo la gravedad de la intención.

En momentos así, cuando el mal fue consumado, recordamos la importancia de cuidar el recurso y la protección ambiental. Hay un triste sentimiento de fondo y es que lo que se cuestiona no es la tala en sí misma, sino el hecho de no haber seguido las normas. No haber pedido permiso antes de actuar. El daño ya está hecho, es irreparable. Al final del caso se encontrará a un culpable y se lo multará debidamente bajo el peso de la ley, pero nada restaurará nuestra naturaleza destruida.

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02 JUL 2021 - 21:04

Se vuelve habitual que no le demos importancia a las cosas que más lo merecen. Como siempre, solo se lamenta lo que está perdido. Las 1.200 lengas taladas en el centro de esquí Parque de Nieve Monte Bianco en Esquel representan un atentado contra la naturaleza de nuestra provincia, tal como fue denunciado por la Secretaría de Bosques.

El proceso avanza en averiguar qué fue lo que pasó exactamente en el lugar, donde se encontraron árboles tirados a un costado. Se dice que la intención era extender un playón de estacionamiento y habilitar una nueva pista de esquí. Nos vamos acostumbrando a que toda acción tenga un trasfondo de beneficio económico, como si ver el mundo solo fuera posible desde los ojos del dinero.

Cada año, los incendios forestales arrasan con buena parte de nuestros bosques nativos en distintos sectores de la Cordillera. La naturaleza siempre sufre y paga los platos rotos. Esta vez el caso trae consigo la gravedad de la intención.

En momentos así, cuando el mal fue consumado, recordamos la importancia de cuidar el recurso y la protección ambiental. Hay un triste sentimiento de fondo y es que lo que se cuestiona no es la tala en sí misma, sino el hecho de no haber seguido las normas. No haber pedido permiso antes de actuar. El daño ya está hecho, es irreparable. Al final del caso se encontrará a un culpable y se lo multará debidamente bajo el peso de la ley, pero nada restaurará nuestra naturaleza destruida.


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